Capítulo 4 Juegos de Seducción

El divorcio de Olivia fue un proceso tortuoso. Konrad se negaba a firmar sin obtener una gran tajada económica. No obstante, la infidelidad junto con la amenaza de hacerla pública en un largo juicio, jugó en su contra; haciendo que finalmente, después de un mes, aceptara las condiciones de Olivia.

Y como en todo los casos de infidelidad, corrió a refugiarse con la nueva amante. Sin embargo, está demostrado que esas relaciones, tampoco duran mucho. Y que conste que no lo digo yo, lo dice la ciencia, en este caso las estadísticas.

Con el paso del tiempo, Olivia necesitó ayuda de psicólogo para superar la ruptura. Pero poco a poco, pudo hacerlo, al igual que Alina.

Olivia siguió facturando y en grande; las ventas de la Empresa Zielinski, nunca estuvieron mejor. Alina, continuaba siendo la modelo enigmática Zielky y ahora también, mano derecha de su madre, terminó siendo su asistente, para meterse de lleno, en los asuntos de la Empresa, que algún día también sería de ella. Había terminado la universidad, ya tenía 22 años. Las relaciones comerciales con la Textilera Robinson, se mantenían firmes.

Una tarde, en la que las telas para la fabricación, por error de cálculo, presentó un grave déficit, Alina tuvo que ir hasta la Empresa textilera, para solicitar personalmente un nuevo lote de telas. Alina dejó atrás la ropa de universitaria oversize; ahora debía vestir acorde al cargo de asistente de una Empresa de moda. Había sido una exigencia de la madre. Realmente, ya no necesitaba los gruesos lentes, desde que se operó con láser la miopía.

Igor, se encontraba en su oficina, cuando le informan de la presencia de Alina Zielinski (decidió usar el apellido de su madre, después de lo sucedido con el padre).

-Adelante Srta. Zielinski, tome asiento- no podía apartar los ojos de la chica, realmente era muy hermosa. Había cambiado mucho, desde la última vez que la vio, aquel día cuando firmaron contrato, parecía una adolescente, ahora es toda una hermosa mujer.

En su mente Igor piensa, que ella parecía otra persona. Esbelta, con buenas formas, con un traje blanco y negro, que se ciñe a su cintura, aunque se pronuncia su busto, no quedan expuestos a la vista, tenía tacones no muy altos, a penas 6 cm; sin embargo, con ellos, su estatura llegaba aproximadamente a 1.80 m, toda una belleza. Esos labios le recuerdan mucho a aquella modelo enigmática, Zielky. Siente deseos casi instintivos por ella.

Igor, todavía sigue casado, arrastrando su calvario. Nunca le ha sido infiel a su esposa. Sin embargo, eso no quiere decir que no tenga ojos para apreciar una bella mujer. Él mide 1.92 m, lo que hace que esa chica quede perfecta para su estatura; además le sigue recordando mucho a la modelo de las vallas publicitarias; se pregunta si usa los modelos de ropa interior y cómo se le verán en su escultural cuerpo... Pero ¿Qué demonios está pensando? Todos esos pensamientos pasaban por su cabeza como flash.

Igor, permanece serio, inmutable, tratando de disimular el vendaval de emociones; pregunta sobre las telas que necesitan.

-Puede decirme, los tipos de telas que necesitan, cantidad, los colores, debo averiguar si hay en depósito o debemos elaborarlas o importarlas-

-En el caso de las prendas interiores, los tejidos que utilizamos son el elastano, la poliamida y, por encima de estos, el poliéster, como ya conoce. La poliamida presenta una resistencia mucho mayor que la del poliéster o del algodón, y además es altamente elástica; eso es lo que nos falta, queremos un nuevo lote de poliamida, los colores los de siempre blanco, negro, rojo y morado-

- Además, necesitamos algodón orgánico en un 95% o 100%, para la elaboración de ropa íntima para mujeres y niñas, esos estampados y unicolor, colores pasteles, ya que sacaremos una temporada de ropa íntima de mamás e hijas- expresa con seguridad Alina, observando a ese ejemplar masculino de 29 años, que está buenísimo, como para comérselo, es una lástima que esté casado. Después de lo sucedido a su madre, ni amarrada estaría con un hombre casado. Eso no quiere decir que no pueda bailar los ojos por el menú que se ofrece a la vista.

(Ay querida Alina no escupas para arriba, porque te va a caer directo en la cara).

-Voy a hacer unas llamadas ¿Para cuándo necesitan esos lotes?- pregunta Igor.

-Esa es la cuestión, los necesitamos lo más pronto posible, para mañana de tener disponibilidad-

Ella se queda embelesada viendo a Igor hablar por teléfono, buscando información de lo solicitado. Luego reacciona, cuando él sonríe, la ha pillado. Alina aparta la mirada, se ruborizó sin proponérselo, esa fue la señal sin palabras que lo invitó a tomar la iniciativa.

-Srta. Alina Zielinski, hemos tenido suerte, esta misma semana tendrán lo requerido, probablemente, a más tardar, en dos días- Sonríe, hay un juego peligroso de miradas, de seducción tácita.

Ella rápidamente se pone de pie para marcharse, el ambiente se está tornando incómodo, la atracción entre ambos es palpable.

- Entonces, no hay más nada que decir, solo agradecerle por su buena disposición en resolver nuestro problema y sobre todo habernos sacado de este aprieto, estoy en deuda con usted- le extiende la mano, pero él impulsivamente se levanta. Se coloca en frente de ella, y sostiene su mano, con firmeza atrapándola entre sus dos manos, hay una descarga que llega hasta el estómago de ambos.

-Ya es hora de cenar, ¿Podrías pagar esa deuda con una cena esta noche?- sonríe insinuante, todavía sosteniendo su mano. Ella se suelta, un poco nerviosa, con palpitaciones.

-Déjeme llamar a mi madre para darle la buena noticia primero y luego podemos cenar. A decir verdad, con todo este problema no pude almorzar hoy- ella se aleja le da la espalda. Habla con Olivia, está muy feliz por solucionar el problema. Le dice que ya es tarde, se despiden hasta la mañana siguiente, que vaya a cenar y a descansar, son las últimas palabras de su madre. ¿Por qué no hizo caso?

-¡Listo, podemos ir a cenar!- Al voltear, ya él tenía su saco puesto y la gabardina en la mano, y la escaneaba con los ojos de arriba a abajo; luego, mal disimula la situación.

-Traje mi auto, así que yo lo sigo- expresa Alina.

-Bien, no hay problema, es un restaurante con piano bar, un poco a las afueras de la ciudad, es muy acogedor, y tienen buena comida; pero por favor, puedes llamarme Igor-

-Entonces, también debes llamarme Alina- responde con una sonrisa cómplice.

Todos objetivamente, desde afuera de ese cuadro de emociones, estamos de acuerdo con que Alina, debió decir que no, debió encendérsele algún interruptor en su cerebro que le advirtiera que eso era una mala idea, no tenía por qué ir a cenar con un hombre casado. Y menos alejados de la ciudad, obviamente era para evitar toparse con gente que lo conociera. Eso no era una cena de negocios, ya el negocio se había dado. No había, buenas intenciones en esa cena. Pero, no hizo nada razonable; porque quien va a caer no mira el hoyo. Igual lo siguió como una corderita, ¡directo hacia el matadero!

Alina no pensó en su novio Ladislao, con quien lleva 2 años de relaciones, un novio con quien está haciendo planes a futuro. Un novio que supuestamente ama.

¡Oh no! Ninguno de los dos, pensaron en sus compromisos.

Él con 7 años de matrimonio, tampoco se detuvo a reflexionar un poco. Solamente estaban absortos en la química que hubo entre ambos, en las miradas, que destellaban chispazos de deseos, que decían más que mil palabras.

Llegaron al restaurante, y por supuesto pidieron la mejor champaña, el restaurante estaba en un hotel 5 estrellas. Comieron, rieron, charlaron y bebieron; sí, bebieron y mucho; una mala combinación para el deseo que los embriagaba y envolvía, haciendolos flotar en ilusiones, entre las burbujas de esa copas de champaña, que empezaron a obnubilar su buen entendimiento y raciocinio. Él la invita a bailar, obviamente ella aceptó gustosa, allí rodeados de una luz tenue, él la atrae a su cuerpo y susurra palabras de seducción, dulces palabras que luego, bien podrían convertirse en amargas. ¡Les valió madre todos sus compromisos previos!

-Alina eres muy hermosa, tienes unos labios que invitan a pecar. Me gustas mucho- susurrándo, se acerca y se apodera de sus labios, ella no lo rechaza, corresponde a esos besos, porque también lo quería sentir, desde que sus miradas se cruzaron; llegando al punto de encender la llama del deseo, el simple deseo carnal de un amor prohibido.

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