Capítulo 2 Lo Injustificable

Olivia y Alina descubren a su padre siendo infiel en su oficina de trabajo, están estupefactas:

-Konrad ¿Qué significa esto?- grita Olivia indignada.

Konrad se separa de la mujer que tenía en cuatro, se sube temblando, los pantalones; mientras que Helen, se viste nerviosa sin poder articular ninguna palabra.

-¡Papá, cómo te atreviste! ¿En la empresa? ¡Eres un cerdo y tú una zorra! ¿Y te haces llamar "mejor amiga" de mi madre?- grita Alina asqueada, dándole una fuerte y sonora bofetada a Helen, la misma que por quedarse petrificada Olivia no le había propinado. Porque al fin y al cabo la culpa es de ambos, ambos son culpables, no solo la amante. Para que haya una infidelidad, ambos deben estar de acuerdo, es una tontería de algunas mujeres de echarle la culpa nada más a la otra mujer y considerar a su pareja una Santa Paloma. No, no es una Santa Paloma, es una Paloma brincona de rama en rama, o mejor dicho un cínico buscón de ramera en ramera.

-¡No te permito me golpees niñita!- responde Helen, queriendo devolver la bofetada a Alina. Pero, Olivia reacciona como una madre leona y le sostiene, la mano.

-¡Ah no, tú no eres nadie, para golpear a mi hija!- tira de su brazo con furia hacia un lado. Helen no dice nada, no hay nada que explicar; la situación de por sí sola, es muy explícita, podríamos decir, demasiado gráfica.

-¡Quién más se merece una bofetada eres tú, maldito!- Olivia le propina a Konrad la bofetada más fuerte que jamás le había dado en 20 años de traiciones, esa que deja la mano adolorida a quien la da, pero que hace que sienta drenar el ultraje, esa injustificable falta de respeto. Konrad, queda mudo, no puede decir nada, porque el agravio estaba hecho. No le queda de otra que aguantarse la cara.

La secretaria Inés, de 35 años, sabía de esas infidelidades, y otras muchas más, en los 10 años que tiene trabajando allí. Nunca dijo nada, estaba bajo amenazas de su jefe, quien también la acosaba, con manoseos inapropiados; sí hablaba, corría el riesgo de perder su trabajo. Y no se podía dar el lujo de dejar de percibir su buen sueldo; necesitaba mucho el dinero para su hija discapacitada. Pero hoy, no detuvo a la Sra. Olivia, ella quería que de una buena vez se desenmascarara a esas dos víboras.

-¡Olivia, Alina, no, no es lo que creen! ¡Perdóname, no sé en qué pensaba!- suplica con cara de víctima. Oh sí. El victimario en estos casos, siempre va a querer convertirse en víctima y hasta lágrimas falsas de cocodrilo derramarán para conmover a la tonta de la mujer agraviada.

Konrad tiene 50 años y Helen 40. Ella era, la asistente personal de Olivia, su mejor amiga, la madrina de Alina. En ese momento, Olivia camina con pasos firmes en la oficina, toma el documento de la gaveta

del escritorio. Y solo se voltea para decirles, de la forma más calmada que su temblorosa voz puede articular, señalándolos con su dedo índice:

-¡Los quiero a ambos fuera de mi Empresa!, Konrad, saca hoy mismo tu ropa de mi casa, si no lo haces hoy, te las voy a quemar. No quiero verte cuando regrese esta noche a mi casa. Tendrás los documentos del divorcio esta misma semana; no tengo nada más que hablar contigo, de ahora en adelante todo será dirigido a través de mis abogados-

Madre e hija, salen decepcionadas de esa oficina. La secretaria Inés, esboza media sonrisa de satisfacción. ¡Al fin se hace justicia!

Konrad, estaba aterrado. La dueña de todo era Olivia, lo dejará en la calle. Por supuesto, él nunca pensó, ni por un momento, en el trauma que dejaba en su esposa y su hija para el resto de sus vidas. No, él solamente pensaba, como el egoísta que siempre ha sido, en la pérdida de sus beneficios económicos.

- Amor, es mejor así, ya estaba cansada de fingir lo nuestro, ya tenemos 2 años juntos y tú nunca te decidías en divorciarte, ahora podemos vivir juntos en mi departamento- expresa con voz lastimera Helen; lo suficientemente elevada, como para que Olivia escuche. Ella en su mente se había hecho una película, que si Konrad se divorciaba, después al casarse con él, la mitad de la Empresa sería de ella. Y podía ver finalmente, de igual a igual a la petulante de Olivia, de quien siempre ha estado envidiosa.

No se imaginó nunca, que la Empresa le pertenece en su totalidad a Greta, la madre de Olivia, y solamente se la cedería en el testamento, después de su muerte. Olivia únicamente posee un poder firmado, para administrar la Empresa de su madre, Greta Zielinski.

-¡Cállate Helen y sal de aquí! ¡Y ese departamento, en el que vives, es mío! ¡No lo olvides, yo lo compré a mi nombre!- gritaba desesperado Konrad, con los ojos desorbitados, de esto nadie lo salvaría, él si conoce su cruda realidad. Ya no habrá perdón que valga; como en otras oportunidades en que hubo sospechas; pero, nada de pruebas fehacientes.

Alina y Olivia escuchan la confesión final de Helen, clavándole la estaca directa en el corazón a la pobre Olivia, que pensaba que su matrimonio de 20 años era sólido y estable.

Temblorosa le dice a su hija:

-Por favor, hija, atiende al Sr. Robinson, voy a firmar el documento, no estoy en condiciones de hablar con nadie, llama a Vincent, el abogado de la empresa- le da los documentos firmados. Olivia sentía su rostro crispado, como una máscara seca, tenía el llanto contenido.

-Está bien mamá, no te preocupes, al terminar esto, me reúno contigo, espérame por favor en casa de la abuela, trata de calmarte, no manejes así, toma un taxi o mejor espérame acostada en el sofácama de la habitación de transformación, acuéstate un rato, yo te busco allí- ella asiente con la cabeza.

Alina abraza a su madre, unas lágrimas de impotencia, al fin se logran escapar, y humedecen el rostro de Olivia, el dolor en el pecho, se siente como una punzada incandescente, su corazón se ha roto en mil pedazos.

Olivia, en su dolor empieza a recordar, todas las veces en esos 20 años, que sospechó que Konrad le era infiel, hasta aquella vez, que tuvo unas secreciones fétidas por genitales y su ginecóloga le dijo que eran de transmisión sexual, y ella como tonta, siempre lo justificó.

Se culpa a sí misma por haber sido tan crédula, a pesar de que las pruebas las tenía en sus narices. Pero, ¡Ya no más!. ¡Ya esto había llegado a su límite! Y el colmo ¿Con Helen? La que se decía su amiga del alma, su dizque amiga desde hace 30 años, desde su más tierna infancia. ¿Konrad, ni siquiera pensó en ella, en su hija? ¡Y hacerlo en la oficina, en su sitio de trabajo! ¿Cuántas veces lo habrán hecho y con cuántas más lo habrá hecho? ¡Un mínimo de respeto debió tener! ¿Pero, cómo va a exigirle respeto, a alguien que nunca la respetó?

Un hombre egoísta, eso era lo que siempre Konrad había sido. Ahora, después de 20 años es cuando finalmente se da cuenta. Su madre Greta, siempre tuvo la razón. Ella jamás confió en él. Las madres siempre tienen un sexto sentido para esas cosas. Porque la experiencia de los años vividos como mujeres, les da a las madres ese poder. Y lo venimos a entender, cuando ya no hay remedio...

Pero, ¿quién dijo que no hay remedio? ¡Claro que lo hay! Siempre lo hay, nunca es tarde para corregir un error. Y Konrad fue su mayor error. Sin embargo, desde hoy lo va a corregir, ¡Aunque le sangre el alma rota! No piensa morir, esto va a pasar, ella se recuperará, ni él ni mucho menos Helen, la verán destruida. ¡Eso jamás!

Así iba pensando Olivia, caminando hacia un sitio donde poder dar rienda suelta sus sentimientos rotos, le temblaban las piernas, el corazón latía como loco, y las lágrimas luchaban por derramarse, la peor humillación de su vida, acaba de ocurrirle, ¡y en su sitio de trabajo! Pero, díganme ustedes: ¿Sí no era así? ¿Ella hubiese tomado la decisión de dejar a ese infiel y egoísta de su marido? ¿Después de 20 años de matrimonio? ¿De haberlo dejado hacer su voluntad y justificar todo lo injustificable? Sus llegadas tardes, su ropa oliendo a perfume de otras mujeres, manchas de lápiz labial, chupetones en el cuerpo, no asistir al cumpleaños de Alina, cuando tenía 6 años. ¡Y paren ustedes de contar! La lista es grande, viéndolo de forma retrospectiva, ¡Cuántas cosas fue dejando pasar, justificándolo siempre! Olivia se derrumba en aquel sofá gris de la habitación de transformación, tan gris, como su alma en este momento. Sí, por ahora solo queda llorar, es la manera de drenar el dolor del alma. Luego... ¡Luego hay que levantarse! ¡Y seguir hacia adelante, sin volver la vista, nunca más hacia atrás! ¡Para atrás jamás, ni para coger impulso!

Por otro lado, en la oficina de la CEO Olivia Zielinski, su hija Alina, había llamado al abogado Vincent Kowalski, un hombre de mediana edad, cuyo rostro todavía deja ver, facciones de un hombre bien parecido. Él sin dudarlo, le contesta que lo espere 10 minutos, mientras termina una reunión de trabajo.

Alina, entra a la oficina de su madre con los documentos en manos; pero, se consigue a un Igor, ya a punto de perder la paciencia:

-¡Esto ha sido una total falta de respeto! ¿Dónde está la Sra. Olivia Zielinski?, Ya no puedo seguir esperando- furioso expresa Igor.

- Disculpe, Sr. Robinson, a mi madre se le presentó una emergencia- Alina, supone, que si hubiera aceptado tomar el café, como la modelo transformada en "Zielky"; ese hombre no estaría tan furioso. Intenta calmarlo.

- Si gusta, podemos tomar un café, mientras espera 10 minutos, hasta que llegue el abogado de la empresa-, propone sin pensarlo mucho.

-Ha sido un error, ha sido una total perdida de tiempo, venir la tarde de hoy. Si no tenían disponibilidad de tiempo para atenderme, lo correcto hubiera sido, que pospusieran la reunión- entre dientes masculla Igor. Pero, no puede dejar de ver los labios de Alina, se parecen mucho a los de la modelo Zielky. ¿Será simple coincidencia?.

Konrad

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Comments

Mercedez Peréz

Mercedez Peréz

así es beatriz estoy de acuerdo no ay pero ciego que no quiere ver pero es muy positiva la decisión que tiene la madre levantarse y seguir adelante aunque esté destruida así debe ser cuesta pero se puede

2025-01-10

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Mariaelena Bandera

Mariaelena Bandera

que cerdo 🐖 no merece a la familia q tiene

2024-12-21

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Beatriz

Beatriz

Tanto va el cántaro al río hasta que al fin se rompe. 20 años de matrimonio y de infidelidades !!!!. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Pero bueno más vale tarde que nunca

2024-10-25

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