CAPÍTULO 3
IRENE
—Oh, cariño, lo siento mucho. ¿Quieres hablar de ello? —No era esta la reacción que esperaba de mi madre, no después de la forma tan estúpida en la que me fui.
Le cuento a mi madre todo lo que ha pasado en los últimos dos años, luego invento una historia totalmente distinta sobre mi ruptura con Paul, porque no había manera en el infierno de que le contara lo que de verdad pasó. También le hablo de mi encuentro con aquel hombre llamado Darko en el avión, y cómo me ayudó. Ella me escucha atentamente y me da su opinión y consejos, como siempre ha hecho.
—Lo importante es que estás aquí ahora, conmigo —dice mientras me abraza por detrás—. Y no te preocupes por el trabajo, ya verás cómo todo se soluciona. Siempre puedes trabajar conmigo en la tienda de ropa o aceptar trabajar con Richard.
—Gracias, mamá. Siempre sabes qué decir para hacerme sentir mejor. Yo… quiero pedirte disculpas por cómo me fui aquella vez. Por cómo te traté. Siempre tuviste razón.
—No te preocupes, hija. Eso ya pasó.
—Gracias, mamá, por recibirme y apoyarme cuando fui una hija de mierda.
—Shhh, Irene, sin palabrotas. Eres mi nena y, aunque nunca estuve de acuerdo con tu relación con aquel, nunca vas a dejar de ser mi hija. Al poco tiempo de irte comprendí que debía dejarte vivir tu propia experiencia. Dejar que tomaras tus propias decisiones y aprendieras de tus errores. Hay un dicho (no sé quién lo dijo) que nadie aprende por cabeza ajena. Así que eso es exactamente lo que debía dejarte hacer. Te dejé aprender. —El nudo que siento en la garganta es tan grande que tengo ganas de llorar, porque si ella supiera el verdadero infierno que viví los últimos tres meses con Paul, pensando que debido a mi trabajo lo estaba descuidando y por eso él se estaba refugiando en el suyo… más bien se estaba refugiando en los brazos de otro hombre. Meneo la cabeza para ahuyentar las imágenes de mi cabeza, las inevitables lágrimas ruedan por mis mejillas—. Oh, nena, no llores. Todo estará bien. Verás cómo en unos pocos días vuelves a ser tú, nada dura para siempre, cariño. —Sí, creía fielmente en esas palabras. Nada podía durar para siempre.
—Te creo, mamá —no me gustaba llorar delante de las personas, ya que sentía que eso me hacía parecer débil.
—¿Te cuento un secreto que nadie sabe, ni tu hermano? —ahora eso tiene mi total atención, seco mis lágrimas con el dorso de la mano cuando me despego de su abrazo. Ella me da una leve sonrisa nerviosa. Mi corazón aumenta un poquito el ritmo.
—Conocí a alguien hace poco más de cinco meses y estamos conociéndonos.
—¡Tienes novio! —exclamo sorprendida—: Nadie sale durante cinco meses con alguien y dice que solo se están conociendo. —mi madre se ruboriza avergonzada. Baja la mirada pareciendo tímida, y en el fondo puedo entenderla, ya que a sus cincuenta y cinco años no ha tenido a un hombre. Bueno, a no ser que contemos a mi donante biológico que se largó cuando se enteró que Sara estaba embarazada de mí. Mi madre solo ha estado con dos hombres en su vida que nosotros sepamos; su primer y único esposo, padre de Apolo, falleció en un accidente automovilístico. Más bien sufrió un infarto mientras manejaba, el hombre era mucho mayor que mi madre. Y por supuesto, luego estaba el hombre que donó su esperma para tenerme a mí.
—Bueno, sí, se podría decir que somos novios hace dos meses.
—Vaya, así que has hecho esperar al hombre.
—No lo veo de esa manera. —Sara, tan elegante como siempre, se levanta acomodando su impecable cabello mientras va a la nevera. Nunca me cansaré de decir que quiero llegar a esa edad y tener el cuerpo como el de ella, siempre pensé que mi madre tiene cierto aire con la actriz JP, con la diferencia que se ha hecho los senos y tal vez algunos retoques en su abdomen. Pero su rostro está igual de bello, así que es notable que el lápiz mágico no pasó por allí. Claramente su belleza proviene de la sangre latina que corre por nuestras venas. Sara había venido a vivir desde muy pequeña a Estados Unidos cuando sus padres emigraron de Venezuela, por lo que yo llevo sangre latina también, pero mi donante es nativo de aquí. Así que sí, soy un mixto y me gusta ser así. Y puedo decir que nunca he escuchado a Apolo quejarse de lo contrario. Pero donde yo soy morena más pareciéndome a mi madre, Apolo es blanco. Ella suspira antes de girar a verme mientras me llevo un bocado de panqueques a la boca—. Tal vez solo un poco.
Me río a carcajadas por su cara cómica, eso no tiene precio.
—Apolo va a pegar un grito que llegará al cielo y más allá. Luego, por supuesto, investirá la vida de este hombre. —Mi madre pone los ojos en blanco—. Por cierto, ¿has sabido algo de Apolo? —Ella suspira y niega con la cabeza.
—Lo último que supe de él fue hace un mes, y fue a través de una carta. Me dijo que estaba hasta arriba de trabajo, pero que pronto volvería.
—Agh, odio que sea militar.
—Yo también, pero ya lleva años allí y dudo mucho que se vaya a dar de baja a estas alturas.
—Sí, yo también pienso igual. ¿Y Elizabeth?
—Terminaron hace un año. ¡Ay, hija mía, tenemos que ponernos al día!
—Estoy de acuerdo contigo, mamá.
Pasamos el resto del día juntas, aunque yo pensé que podría llegar a dormir, mi madre tuvo otros planes. Planes que consistían en agotarme todo lo que pudiera, llevándome a su tienda de ropa donde me presentó a Clara; una hermosa chica rubia de grandes ojos grises y mirada tímida, de quizás mi edad o un poco mayor que yo, que llevaba solo unos cuantos meses trabajando con mi madre. Por la noche, una vez en casa y luego de cenar, llamé a Richard para decirle que nos veríamos mañana temprano. Ya una vez acostada en la cama de mi antigua habitación y sintiendo un poco de paz por primera vez en mucho tiempo, cierro los ojos. Tal vez no tenga todo resuelto, pero estar aquí con mi madre me hace sentir que todo va a estar bien.
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Updated 47 Episodes
Comments
Monika Rodríguez
por eso se llama duele amarte se enamoro de ella y de ella
2024-09-14
1
Monika Rodríguez
me tinca que el hombre que conoció en el avión es el novio de la mamá
2024-09-14
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