5.

A John le tomó casi dos meses el adaptarse a su nueva rutina y aprender a hacer su trabajo bien, había acompañado a Louis a varias revisiones de rutina en las diferentes áreas y algunas fábricas que estaban bajo el mando del presidente, pero en ninguna Louis se presentaba como era debido, siempre usaba el nombre de Karla.

Ahora que el chico estaba más metido en las labores de Louis, Karla tomó unas vacaciones, por lo cual él debía hacer el trabajo de ella también.

Para Karla era raro que al fin podía descansar un poco más de cinco horas, era un dia perfecto y las labores del hogar, como la limpieza y lavado de ropa estaban al día gracias a una señora que había contratado, aunque nunca la llegó a conocer, la había visto a través del servicio de vigilancia que tenía en su departamento. No era muy confiada por lo que apenas contrato a la mujer, instalar cámaras para vigilar, pero parecía una mujer confiable, le preparaba el desayuno y la cena cada tanto, ese dia se habia olvidado de decirle que no fuera al departamento, así que al despertar se llevó la gran sorpresa de encontrarse con ella.

Maya era una mujer ya mayor de unos cincuenta años, delgada, un poco baja de estatura, cabello negro con algunas canas por la edad, pero tenia un rostro amable.

-¡Oh! Disculpe -dijo sorprendida -No sabia que habia alguien en la casa, debi tocar.

-Descuida, fue mi culpa por no avisarle que estaría aquí.

Maya tenía un gran signo de interrogación reflejado en todo su rostro, nunca había visto a su empleador, pero pensaba que era un hombre muy ocupado, pero resultó ser una chica joven y muy bonita.

-Creo que aun no nos presentamos formalmente, mi nombre es Maya Ditson.

Karla, quien nunca fue muy cortés ni sociable, le era imposible mantener una charla amistosa, por lo que lo único que hizo observar y asentir. Se sentó en el sofá de la sala mientras revisaba su celular, esperaba ver alguna llamada de Louis, pero no encontró nada, lo que le hizo suponer que John estaba haciendo bien su trabajo.

De reojo, Maya observó a Karla, le era inquietante que una mujer joven estuviera sola en un lujoso departamento y ni siquiera tenía fotos de familia, amigos o de ella, era como si nadie viviera en el lugar. Por su lado Karla podia notar la mirada de Maya sobre ella y era por esa razón que no le gustaba conocer gente y también era la razón por la que podía convivir con Louis, ninguna de las dos tenia la necesidad de entablar una relacion mas alla del trabajo y se hablaban solo para lo laboral.

De pronto el timbre sonó y Karla estaba extrañada, nunca recibía ninguna visita, incluso no recuerda haberle dado su dirección a nadie, pero Maya parecía un poco nerviosa.

-Yo… atiendo.

La chica se queda observando desde su lugar, lo que ocurría, pero dado el diseño del lugar no podía ver bien, solo escucho algunos murmullos, hasta que vio a Maya regresar, la mujer estaba totalmente nerviosa y veía a Karla como si esta pudiera comerla cuando ella dijera cualquier cosa.

-¿Ocurre algo?

Maya frotaba sus manos con ansiedad y miraba a todos lados, tratando de no mirar a Karla a los ojos.

-Yo… siempre me encargó… bueno…

Karla jamás había sido paciente y siempre le molestaba que la gente alargue la plática con rodeos. Así que se levantó y notando que la puerta aún seguía abierta, se dirigió así ahí.

Con lo primero que se encontró fue a un chico alto, de cabello rubio, largo y rizado, vestía un blazer negro con una camiseta blanca y jeans.

-Hola -dijo el desconocido con una sonrisa -Traje sus compras.

El chico tenía bolsas de  super en cada mano, Karla lo observa con cierta desconfianza. Maya se apresura, estaba nerviosa, no sabía si Karla era una de las que se molestaban por las decisiones sin preguntar a sus empleadores.

-¿Quién eres? -preguntó al fin, la chica.

El chico, sin preguntar dio unos pasos más y entró a la casa, dejó las bolsas sobre la mesa, luego se volvió hacia Karla.

-Mi nombre es Scott Rogers y soy tu vecino.

El chico se mostró amable, pero para Karla se le hacía muy extraño.

-Lo siento señorita -hablo Maya -El joven hace el favor de comprar del super.

-Entiendo. 

Ella se giró para irse.

-Espera, no me has dicho tu nombre.

Karla le observó con cierto desdén, mientras que él sonreía muy alegre.

-Ana Diaz.

Karla se fue sin decir nada más, no tenía la intención de entablar ningún tipo de relación con sus vecinos, por lo que le dio un nombre falso.

Mientras que en la sala se quedó muy pensativo Scott, junto con Maya. El chico sonríe, pues al fin a su aburrida vida ha llegado algo interesante.

-No tiene cara de Ana, ¿Verdad?

Maya pensaba lo mismo y ahora se pregunta qué clase de trabajo aceptó, pues nunca había sabido el nombre de su empleador, aceptó porque un hombre de traje y distinguido la había contratado, pero ahora ni recuerda el nombre de aquel sujeto.

Por la tarde Karla ya estaba vestida para salir y hace horas que Maya se había ido. Para ella, salir no era muy atractivo como para otras personas, pero ahora no tenía nada que hacer y eso le hacía sentir incómoda.

Pero tampoco tenía idea a donde podría ir, al salir del edificio se arrepintió de estar afuera, planeaba regresar, pero cuando se gira para volver, su cabeza choca con algo y casi cae.

-¿Estás bien?

Karla se sorprende al ver a Scott, quien la sujeta de la cintura para que no caiga. Rápido, ella se aparta algo molesta.

-Si, gracias.

-¿Por qué no me agradeces, con una invitación a tomar algo?

La chica frunce el ceño, al escuchar las palabras del chico.

-No, gracias.

-¡Puff! -empezó a reír -Eso es algo que no puedes negar. Además te salve de caer.

El chico tenía una gran sonrisa en su rostro, pero para Karla, él era de ese tipo de personas que no tolera tener cerca, tampoco quería entablar ningún tipo de plática con ese sujeto.

-En primer lugar, fue tu culpa el que fuera a caer -la seriedad de Karla era divertida para él -Segundo, no tengo porque invitar a un desconocido a ningún lado.

Karla simplemente se giró para marcharse, por alguna razón ese hombre le ponía los pelos de punta, al igual que le irritaba su forma de ser.

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