John tenía casi una semana que había empezado a trabajar en la empresa CorpBangel, poco a poco Karla lo fue integrando a las tareas correspondientes de un asistente, por ahora no le dejaban ningún asunto importante, esos los atendía Karla.
El chico no se sentía tan cómodo, pero Karla era estricta con él, por lo que desde la mañana le dio la responsabilidad de pedir el reporte del mes a cada jefe de los departamentos y debía ser firme con ellos, para que no se negaran o quisieran aplazar la entrega.
Por suerte para él no había tenido ningún problema, pero cuando iba saliendo del último departamento que le quedaba, se encontró con Olivia en el elevador.
-Señor Meyer -dice sorprendida -Es un gusto verle.
-Lo mismo digo, pero no me llames señor, dime John.
Olivia se sonroja, no podía creer que un hombre tan guapo como él, fuera tan amable con ella. Por lo común ningún chico era así con ella, desde que tiene memoria, todos los hombres la tratan como rara y ni se diga los hombres guapos.
-Está bien… -ella estaba muy nerviosa, tanto que sentía su corazón salirse -Tú llámame Olivia.
-Claro que sí, Olivia -John le sonríe.
La sonrisa de John le pareció la de un ángel.
-Eres el asistente del presidente, ¿Verdad? -John asiente -Yo nunca lo he podido ver, pero dicen que es un hombre intimidante, con tanto poder que podría desaparecer de la ciudad a cualquiera -Olivia se acerca un poco a John para hablar mas bajo -Tambien se dice que los Bangel controlan gran parte de la mafia del país.
Para John eso sonaba surrealista, había visto a Louis, pero no daba la apariencia de ser ese tipo de mujer.
-Bueno… -se apresura a decir, un poco nervioso -Yo solo lo he visto un par de veces y se ve que es buena persona.
-Tal vez tengas razón, aun así ten cuidado.
El elevador se abre y Olivia sale, se despide para luego irse. Mientras que John se queda pensando en lo que Olivia dijo, él también conocía los rumores que circulaban por toda la ciudad. Donde casi nadie sabía cuál era la apariencia del presidente Bangel, el genio de los negocios, pero jamás daba la cara, se decía que era una mujer la que siempre se presentaba a sus reuniones, pero cualquiera que la insulte terminaba muy mal, por lo que decían que era su hermana o una amante.
Para John esos no eran más que chismes sin sentido, ahora sabe que es una mujer hermosa, con un carácter bastante fuerte.
Por otra parte Louis estaba en su oficina, revisando las propuesta del equipo de marketing, ya estaba revisado por el jefe de departamento y ella tenía que dar la última revisión. Cuando el sonido de un celular empezó a sonar, abre un cajón de su escritorio y saca el celular, sin comprobar el identificador contesta.
-Dime -contesta.
-Señor, le tengo la información del señor Meyer, ¿Quiere que vaya a su oficina?
-Si.
-Llegaré en quince minutos.
La llamada terminó sin más, Louis vuelve a guardar el celular y toma el teléfono de su escritorio.
-Dígame, presidente -contesta Karla del otro lado de la línea.
-Karla, viene Marcos en quince minutos. Prepara cafe negro con poca azucar.
Louis no dice nada más y Karla tampoco. Y así como lo dijo, Marcos llego en quince minutos, su presencia era imponente, con el semblante frío y una expresión seria que acentuaban más sus rasgos perfectos, ojos pequeños y oscuros, al igual que su cabello, aunque ya era un hombre mayor, no aparenta tener la edad que tenía.
Al ver a Louis sonrió ligeramente, pero no hizo a hacer alguna demostración de afecto.
-Presidente, un gusto verle de nuevo -saludó el hombre.
-Adelante, Marcos -dice Louis, señalando el asiento frente a ella -Para mí también es un gusto verte.
Marcos tomó asiento y la puerta de la oficina se abrió, Karla entró llevando una bandeja con dos tazas, la colocó en la mesita de centro, luego entregó una taza a cada uno para luego irse sin decir nada.
-Siempre tan eficiente, la secretaria Sanders -dice Marcos probando el café -Tienes un buen ojo para escoger al personal.
-Basta de palabrería, ¿Dime que encontraste?
-En efecto, es de esa familia -Marcos saca un sobre de su traje y se lo entrega a Louis -Son seis hijos, la madre trabaja como contadora, viven en los suburbios de la ciudad, en un barrio bastante peligroso. Empezó la universidad, pero por falta de dinero la dejó en tres meses, lo que tengo entendido es que nadie de su familia sabe. En cuanto al padre, ya debe conocer que le paso, aun así el reporte de su muerte dice que fue por un asalto.
Louis ya estaba revisando los documentos, Marcos había recolectado fotos de cada miembro y adjunto una hoja con descripción detallada. También había una de los padres, cuando vio al hombre noto el gran parecido que tenía con John.
-Así que su situación no es buena…
-¿Qué piensa hacer? ¿Quiere que me encargue de ellos?
-No. Me encargaré personalmente, después de todo, debe ser el destino que lo pusieran en la palma de mi mano.
Marcos solo ve cómo Louis sonríe, una sonrisa que él conoce muy bien, aquella que solo se le veía cuando se divertía mucho.
-Esta bien. En cuanto a su otro pedido, solo se está esperando su aprobación para llevar el cargamento y durante ese tiempo habrá una reunión con los jefes de las diferentes familias.
-Da el aviso en cinco días y luego veremos quiénes son esos perros.
-Se espera que asista Fionn, pero creo que es una trampa para asesinarlo. Su poder se ha esparcido demasiado rápido, para el gusto de muchos.
-Bien. Esos perros están equivocados, si creen que con algo tan absurdo pueden contra el. Dejalos que lo intenten, van a morir como la escoria que son.
Ambos siguieron hablando por un rato más, hasta que Marcos tuvo que irse, se despidió de Louis y también de Karla. Al caminar por el pasillo, se encuentra con un joven que reconoce enseguida, John Meyer, ahora que Louis los había encontrado, tendría un peso menos.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Comments