Flor fue a reunirse con su esposo y su hijo, dejando a Oriana sola para que reflexionara. Oriana se quedó con un mal sabor de boca, la señora Flor fue muy cruel con ella, pero tenía razón: ella era una prostituta y no tenía derecho a la felicidad.
Belén no estaba dispuesta a dejar ir a Enrique, ella lo quería a su manera y no estaba dispuesta a dejarlo para que otra ocupara su lugar. Ella haría lo que fuera con tal de que Enrique no la abandonara. Ese día estaba comiendo con su "mamá" y hermanos y de pronto sintió un mareo y un asco inmenso, y corrió al baño. Luly, al verla correr al baño, presintió que algo le estaba pasando. En cuanto Belén regresó a la mesa, Luly la abordó a preguntas: "¿Qué te pasa? Estás muy pálida, ¿acaso estás embarazada?".
"Luly, no digas eso, algo que comí me hizo daño de seguro", respondió Belén. "No creo, aquí la comida se prepara con todos los reglamentos de limpieza, yo misma checo todo con estricta vigilancia. ¿Entonces?", preguntó Luly. "No lo sé, acompáñame a ver al médico", respondió Belén. "Está bien, deja termino de comer y vamos, mientras ve arreglándote", dijo Luly.
Belén ya sabía que estaba embarazada, y eso la llenaba de temor. No sabía si Enrique se haría cargo del bebé (aunque él no era el padre, pero le haría saber que sí). Más tarde, en el consultorio del doctor Fernández, le dijeron que necesitaba hacerse unos análisis y volver en cuanto estuvieran listos, solo para estar seguros de que estaba embarazada. "Gracias, doctor, vendré en cuanto estén listos", respondió Belén. "Por lo pronto, no haga ejercicios rudos ni cargue cosas pesadas. Debe cuidarse mucho por la salud de ese bebé que viene en camino", le advirtió el doctor.
Ambas mujeres salieron de ahí en silencio. Luly pensaba en cómo ayudar a Belén, a quien ya consideraba como una hija. "Dime una cosa, Belén, ¿Enrique es el padre de tu hijo?", preguntó Luly. Belén sabía que Enrique no era el padre de su hijo, pero aún así se lo endilgaría a como diera lugar, pero él tendría que responderle. "Sí, Luly, Enrique es el padre. Tienes que ayudarme para que se haga cargo. Él me mandó a freír espárragos y yo lo amo", respondió Belén.
No te preocupes, hablaré con él. Él no puede abandonarte a ti y a su bebé como si nada hubiera pasado, como si fueran animalitos. Ni siquiera a los animales se les debe tratar así, menos a una mujer embarazada...
Gracias, Luly.
Belén seguía estudiando porque quería ser una gran abogada. No iba a desaprovechar el fideicomiso que le dejó su padre.
Al día siguiente en el trabajo, Belén vio a Enrique platicando con una compañera. Dicha compañera también estaba enamorada de él, pero Belén se interpuso entre los dos y no le dio tiempo a ninguno de relacionarse. Sahira no le dio importancia. "Todo cae por su propio peso", se decía...
El amor triunfaría a final de cuentas. Enrique ya le había echado el ojo a Sahira. De eso estaba hablando con ella. Le estaba pidiendo que fuera su novia cuando llegó Belén y le cortó la inspiración.
"Hola, mi amor", dijo Belén y le dio un beso en la boca, a lo que Enrique se apartó de inmediato.
"¿Qué te pasa? Tú y yo hemos terminado. No vuelvas a hacer una cosa así".
"Pero amor, ¿cuándo terminamos? Que yo recuerde, tú y yo somos novios. Además, estoy esperando un hijo tuyo".
"¿Qué dices? Si tú y yo ni siquiera hemos..."
"Ya se te olvidó aquel día que estábamos tomando y se te alborotaron las hormonas? Bueno, pues estas son las consecuencias de ese arrebato tuyo. No lo niegues porque sabes bien que así fue".
"Yo no me acuerdo de nada. Tú debes estar loca", dijo Enrique. Sahira se había ido sin que se dieran cuenta. A ella no le interesaban las intimidades de otros.
"Claro que no estoy loca. Mi hijo es tuyo, así que no te quieras zafar".
Enrique la dejó con la palabra en la boca y se fue a buscar a Sahira. La encontró con un grupo de amigas. Estaban en el brake. Ya solo les quedaban 10 minutos.
"Sahira, no le creas a Belén. Está enojada porque terminé con ella. Ella y yo jamás hemos tenido intimidad. Ese hijo que espera no es mío, te lo aseguro".
Pero ella se veía muy segura de lo que decía. Hasta se veía muy convincente.
Es mentira, te lo juro, yo quiero que tú y yo seamos novios. ¿Qué dices, aceptas?
Está bien, si quiero ser tu novia...
Gracias a la salida nos vamos juntos, adiós... Enrique le dio un beso suave en la boca...
Las amigas le hicieron burla... ¡Uuyyy! ¿Estrenando novio?
Felicidades, te deseo felicidad. Cuídalo, de esos ya no hay muchos...
Ay amiga, qué cosas dices...
La verdad amiga, solo la verdad...
Ya iban todos a sus puestos cuando Belén pasó al lado de Sahora y le dio un empujón que hizo que perdiera el equilibrio...
Perdón, no me fijé, ¿te lastimaste?... Belén fingió pesadumbre...
No te preocupes, estoy bien. Con permiso voy a mi lugar...
"Babosa, ni creas que me vas a quitar a mi novio"... Belén se decía para sí misma...
Belén era muy voluntariosa, fumaba y bebía más que si fuera una viciosa. Desde que tenía 15 años ya fumaba, a escondidas claro está. Ella siempre estaba acostumbrada a que se hiciera lo que ella quería. Desde niña hacía sus rabietas, y todos le hacían caso o de lo contrario armaba tal alboroto que casi se volvieran locos todos...
Tal vez ella no amaba a Enrique, pero le complacía ver cómo les fastidiaba la vida...
El novio que tenía antes se había ido en cuanto se enteró de que estaba embarazada. Él no quería hacerse responsable. "De seguro es de otro y me quieres cargar a mí con el milagrito", le había dicho el hombre... Belén buscó desesperada a ver a quién se lo endilgaba y encontró a Enrique, que además de ser un caballero era muy "tonto", según sus propias palabras de ella...
Todos habían visto cómo Belén empujaba a Sahira, pero nadie dijo nada, solo una amiga de ella se le puso al brinco... ¿Babosa, no te fijas o estás muy gorda?
Tú, ¿qué quieres maldita pelagatos? ¿Fue un accidente?
Accidente tu nacimiento, por algo te abandonó tu madre...
Si no sabes, no hables. Mi madre murió al darme a luz...
¿Ves? Ni siquiera ella te aguantó, prefirió morirse...
Estúpida, no te metas en lo que no te importa... Y diciendo eso se le fue encima, pero la amiga de Sahira se movió y fue a dar con toda su humanidad al suelo. Su caída fue tan estrepitosa que hubo que llevarla al hospital porque empezó a sangrar...
Enrique estaba ahí cuando salió el doctor... lo siento, perdió al bebé. Se cayó de panza, lo que provocó que se desprendiera el feto, con las consecuencias que le acabo de decir...
Dios mío, pobre, ha de estar sufriendo mucho...
Cuando Enrique pasó a verla, ella estaba hecha un mar de lágrimas....
Tú eres el culpable de todo esto, pero te vas a arrepentir...
Cálmate, podrás tener más hijos. Por ahora, debes tranquilizarte...
Lárgate, no quiero volver a verte... Belén lloraba y lloraba, no podía imaginar su vida sin su bebé. Ya se había hecho muchas ilusiones...
Luly fue avisada y llegó rato después... ¿Cómo está Belén? -le preguntó al doctor que estaba parado afuera del cuarto-.
Lo siento, ha perdido al bebé. Debe consolarla, ella está fuera de peligro. Mañana en la mañana la daré de alta...
Gracias, doctor. ¿Puedo pasar a verla?
Sí, en cuanto salga Enrique...
¿Ese malnacido está ahí con ella? ¿Es el último que debió dejar pasar? Ese no es bienvenido aquí...
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