3; Feliz cumpleaños, Lottie

Por algún motivo que desconocía, no asistíamos a clases en una escuela pública, nosotras recibíamos educación en casa, era bastante aburrido ya que el profesor era un anciano de unos 50 años, su voz era aburrida y desesperante, aun así, luchaba contra las ganas de dormirme en la mesa. 

Tenía distintos horarios de mis hermanas debido al nivel que cada una tenía, aunque yo recibía clases primero ya que Lottie nunca quería levantarse para sus clases a las 7 de la mañana, así que yo tomaba su horario, de 7 a 12 de la tarde, después seguía Nasy de 1 a 5 y por último Lottie de 5 a 8 de la noche. 

Amaba estudiar y sentía que podría disfrutarlo más sí estuviese en alguna escuela, pero por más que insistía a mis padres para ir a una, era como pedirles que me diesen todo el estúpido dinero que tuviesen. 

Ese día mis padres habían salido a comer con los padres de Nat, mi hermana mayor seguía dormida a las 12 de la tarde, Clara llegó por Nasy y por mí para ir a pasear un rato, nos llevó a su pequeño departamento el cual era muy bonito. 

—A las 3 iremos por Samu, ¿bien? —avisó. 

—Okey. —dijimos ambas mientras comíamos frutas, la dieta seguía en pie, pero repito, era imposible bajar tan rápido de peso, de todos modos, ya no me sentía tan presionada ya que tenía otros vestidos nuevos para ponerme. 

—Mira Pampam —dijo Clara sacando una caja de cartón llena con trozos de tela— Hay varios colores parecidos a algunos de tus vestidos, podemos añadirles tela para que sigas usándolos, ¿te parece bien?   

—Sí, perfecto, gracias. —sonreí mirando la tela. 

—Cuando vayamos a su casa buscaré algunos para arreglarlos. —sonrió, yo asentí rápidamente. 

A las 3 subimos a su auto para ir al instituto por Samu, había muchos chicos y chicas riendo fuera del lugar, el chico subió en el asiento delantero. 

—Hola niñas. —se giró para saludarnos. 

—Hola Samu. —respondimos. 

—¿Cómo están? —se acomodó el cinturón de seguridad, Clara arrancó el auto.

—Bien, ¿y tú? —sonreí un poco. 

—¿Qué tal el insti? —preguntó Nasy. 

—Me alegro que estén bien, a mí me va a explotar la cabeza, tengo varias materias complicadas, pero voy bien. —respondió. 

Comenzamos a hablar de varias cosas mientras íbamos a su departamento, pero antes hicimos una parada para comprar helado. Clara y Nasy se bajaron para ir al local, Samu y yo también bajamos para estirar las piernas, comenzamos a jugar a las luchas ligeramente, obviamente él es más alto que yo, así que fácilmente me ganaba, por un descuido logró tomar la capucha de mi sudadera, la bajó casi por completo cubriendo parte de mi rostro y haciendo que me inclinara hacía delante. 

—Di que yo te gané. —rió sin soltar mi capucha. 

—¡Nunca! —reí tratando de golpear su torso, no veía nada, así que mis golpes no eran efectivos. 

—Ríndete. 

—¡Jamás! —logré empujarlo, me soltó, me hice hacía atrás, choqué contra el auto que estaba al lado, Samu se fue al otro extremo del auto de su madre, la alarma del lujoso auto se disparó, salté del susto y caminé despistadamente hacía un lado sin dejar de ver como las luces se encendían y apagaban mientras el pitido se escuchaba más fuerte. 

Mierda... 

—Cuidado Pam. —dijo Samu, tropecé con la banqueta, esperé sentir el golpe en mi trasero al momento de la caída, pero este jamás llegó, al contrario, alguien me sujetó por detrás con firmeza. 

—Stai attento carino. —una voz masculina, profunda y bastante suave se escuchó a mi espalda, giré la cabeza y casi me da un paro cardiaco al ver el azul profundo en aquella mirada. 

—Ah... Ah... —murmuré en shock. 

—¿Puedes ponerte sobre tus piernas? —ladeó un poco el rostro, fruncí levemente el ceño al no entender lo que me pedía, entonces recordé que estaba casi colgando de sus brazos que sujetaban con fuerza sin lastimar mi cintura, sentí que el rostro me ardía. 

—Sí sí, lo siento mucho. —me acomodé sobre mis pies, no pude evitar mirarlo, siempre se veía tan apuesto, sacó las llaves de su bolsillo y el auto dejó de sonar—. Y-yo no me fijé que estaba ahí, bueno, es obvio que el auto está ahí, pero no quise chocar contra el, lo siento. —expliqué de manera torpe. Me miró y sonrió un poco levantando una de sus comisuras provocando que un sensual y hermoso hoyuelo apareciera en su mejilla izquierda, quería tomarle una foto. 

¿Sería raro si le pidiera una foto de su sonrisa? 

—No te preocupes, estás cosas entre más costosas; más exageradas y delicadas. —le restó importancia, yo asentí. 

—Es un lindo auto. —Samu se puso a mi lado, Nat fijó la mirada en el chico. 

—Gracias, ¿conduces uno? —miró el viejo Chevrolet color arena que estaba detrás de nosotros. 

—Aún no, recién tomo clases de manejo. —el chico negó, entonces de la nada surgió una charla de autos entre ambos.

A veces me costaba creer la facilidad que tenían los hombres para hablar con desconocidos y volverlos sus amigos. 

Nat incluso le mostró el interior del auto al chico, encendió el motor y el suave arranque del mismo se escuchó como un sutil ronroneo. 

—Joder hombre, que envidia te tengo. —Samu soltó un jadeo. 

—Cuestión de dedicación, ya sabes; estudiar, trabajar y no descansar hasta que consigas lo que quieras. —salió del auto después de apagar el motor. 

—Sonaste exactamente a mi mamá... ¿Cómo te llamas? 

—Nathan Webster. —tendió su mano. 

—Samuel, ella es mi hermanita Pam. —pasó un brazo sobre mis hombros de manera amistosa, Nat me miró. 

—A ella la conozco, no sabía que tenía un hermano. 

—Es algo parecido, la conozco desde que usaba pañales y confundía la sal con la azúcar porque según ella sabían igual. —habló, Nat frunció levemente el ceño mientras una ligera sonrisa aparecía en su rostro, nuevamente sentí que las mejillas me ardían, sus ojos azul intenso se tornaron... Opacos, como si se hubiesen oscurecido por varios segundos. 

—Samu. —le di un ligero golpe en las costillas que lo hizo reír un poco y separarse de mí casi por completo.

—Okey. —sacudió la cabeza y soltó una risita, yo en ese momento no sabía ni como mantenerme en pie, sentía algo extraño en el vientre y en la espalda baja que me hacía tener la piel de gallina. 

Llegaron Clara y Nasy con los helados, yo había pedido una paleta de cereza, normalmente son cuadradas, pero en esa ocasión eran cilíndricas, comencé a comerla mientras Samu presentaba a Nat como su amigo, Clara se le quedó mirando con extrañeza, chupé la paleta al momento que hacía contacto visual con Nat, me miró fijamente durante varios segundos, me sentí nerviosa así que aparté la mirada y seguí comiendo mi paleta, ambos chicos se despidieron con apretón de manos incluido, subimos al auto y Clara nos llevó a casa. 

Hice la misma rutina de siempre, de todos los días; estudiar, hacer mis tareas, soportar las inmadureces de Lottie, los regaños de mamá y las extrañas miradas que papá ocasionalmente me daba, ese día fue particularmente extraño, papá había tomado licor.

—Iblin, ¿puedes venir? —papá me llamó a la sala. Estaba sentado en su sofá favorito con un vaso pequeño de cristal en su mano derecha. Lo dejó en la mesita de al lado.

—¿Qué pasa? —me acerqué a él. 

—Ven aquí, quiero hablar contigo. —palmeó su rodilla izquierda, busqué con la mirada algún poof para sentarme cerca de él, pero no había nada. Él insistió, tenía vagos recuerdos de hace años cuando me sentaba en sus piernas y me abrazaba cada vez que estaba borracho, odiaba el olor del alcohol, pero me sentía bien cuando me mimaba, aunque sea un poco.

Me senté sobre sus piernas, él me envolvió en sus brazos como si fuese un bebé, mi cabeza quedó recostada en su pecho, se sentía algo incomodo y extraño. 

—Estás creciendo muy rápido, antes te acomodabas con mayor facilidad. —besó mi cabeza. 

—Sí, supongo que sí. —murmuré. 

—Eso es bueno, pronto serás una hermosa jovencita. —me apretó con algo de fuerza, me quejé.

—Sí, tengo cosas que hacer, papá. —me incomodé, me soltó lentamente y yo me fui separando, tomó mis mejillas y me miró fijamente, como analizando a detalle mi rostro.

Me parecía extraño ver directamente sus facciones, tenía varias arrugas, sus ojos se encontraban adormilados debido al alcohol que había ingerido. De repente hizo una ligera mueca de disgusto antes de sonreír con amargura.

—No te pareces a tu madre. —murmuró.

—¿Cómo? —fruncí el ceño.

—Todo mundo dice que te pareces a tu madre, pero no es así. —negó, apretó el agarre de sus manos sobre mi rostro.

—Tengo tarea que hacer, lo siento. —me alejé de él y me levanté para irme a mi alcoba, subí las escaleras casi corriendo.

Una vez adentro, me dediqué a terminar mis tareas, estaba por la mitad cuando mi celular me notificó algo. Era de la aplicación Facebook, una solicitud de amistad de… Karl Webster. Entré al perfil del chico, entonces me di cuenta que teníamos prácticamente la misma edad, al igual que su gemelo llamado Kennedy. En realidad, yo era mayor que ellos por un par de meses.

Acepté la solicitud de amistad, la curiosidad me ganó y terminé revisando a detalle su perfil, en su mayoría etiquetaba a Nathan, así que entré al perfil del hermano mayor.

Todas sus fotografías eran de viajes, algunas fiestas, de él enfrente de distintos paisajes y frente a un enorme espejo, en traje de baño… Abrí la imagen y miré a detalle el torso musculoso de aquel hombre, el abdomen lo tenía marcado con unos perfectos cuadritos, los brazos estaban bien definidos y la V que se le marcaba en la cadera me hizo la saliva ligera. Me sentía como una niña con las hormonas alborotadas, aunque era verdad; era una niña con las hormonas alborotadas.

Seguí mirando sus fotografías, mis favoritas era donde estaba vestido con trajes a la medida que resaltaban su cuerpo bien formado, también en donde usaba sólo bañadores, tenía todo perfectamente distribuido y definido… Era como una especie de Dios o ser divino que se veía realmente apetecible.

Algunas escenas poco decentes inundaron mi mente, sentí que las mejillas se me calentaban y un ligero cosquilleo aparecía en mi vientre al mismo tiempo que mi temperatura corporal aumentaba.

Dejé el celular de lado y me giré boca abajo, hundí el rostro en la almohada y solté un gritito mientras una boba sonrisa aparecía en mi rostro, mi celular nuevamente notificó algo, lo miré; accidentalmente le había dado Like a una foto de Nat en donde estaba vestido completamente de negro.

La notificación era una segunda solicitud de amistad… De Nathan. De repente dejé de sentir calor y sentí algo helado en la espalda. Mierda.

Dudé en aceptarla, dudé durante varios segundos hasta que lo hice, nuevamente dejé el celular de lado para irme a duchar ya que comenzaba a hacerse tarde y mi cabello largo y grueso tardaba bastante en secarse y no quería usar la secadora.

Me relajé bajó el agua tibia, el olor a frutas y el champú de coco me hicieron sentirme realmente bien.

Los días siguientes fueron prácticamente normales, Lottie y mamá estaban más juntas que antes, no paraban de reír o de mirar revistas sobre vestidos de novia, planeaciones de bodas y todas esas cosas, yo no entendía absolutamente nada y tampoco tenía intensiones de preguntar el porque estaban viendo todo eso.

El cumpleaños de Lottie se acercaba, faltaban 3 días para su cumpleaños número 18, mamá llevaba semanas organizando su fiesta, al parecer sería más grande que el año pasado ya que había mandado a hacer invitaciones y habían llegado bastantes.

A Nasy y a mí apenas nos compraban algún regalo simple en nuestros cumpleaños, casi siempre pasaban desapercibidos, a excepción de que Clara nos llevaba a comer pastel junto con Samuel.

—Ven acá Iblin, es hora de la prueba del vestido. —dijo mamá.

—¿Podías escoger los vestidos y yo medírmelos en mi alcoba? —pedí.

—Tengo que ver como te quedan. —me dio la espalda para ir por la mujer que al parecer era la encargada de los vestidos. Solté un quejido discreto, ese día en particular me había despertado con poco humor, posiblemente tendría mi periodo pronto.

Una mujer alta, rubia y de piel crema me miró de pies a cabeza y sonrió un poco.

—Que hermosos ojos cariño, creo que tengo el vestido perfecto para ti. —asintió con satisfacción.

—Gracias señora. —sonreí un poco.

—Ya había escogido sus vestidos Adriana. —le dijo mamá.

—Arleth, sinceramente tus vestidos no le favorecen, toma este. —me entregó un vestido de tela satinada color perla, era realmente suave, casi me empujó al baño y me apuró para probármelo.

Respiré con fuerza, comencé a quitarme la ropa para ponerme el vestido, no tenía mangas, era de cuello, largo, algo ajustado en el torso, pero ligeramente suelto después de la cadera, lo que más me gustaba era el escote que tenía en la espalda, dejaba al descubierto toda mi piel y cubría lo necesario antes de llegar a mi trasero.

Me miré al espejo, me gustaba, me veía linda.

Salí del baño, la mujer de nombre Adriana me miró y sonrió emocionada, a partir de ese momento me hizo probarme muchos vestidos de distintos colores, texturas, diseños y cortes, al parecer eso incomodo a mi madre y hermana ya que la atención absoluta de la mujer no estaba dirigida hacía Lottie, a pesar de que los mejores y más elegantes vestidos eran para ella parecía no estar conforme con que alguien me prestara atención a mí.

Fingí demencia, fingí que no me daba cuenta de nada y seguí disfrutando de los vestidos, al final nos decidimos por el primer vestido, el color perla con el escote en la espalda.

Eso logró mejorar mi humor, aunque al final del día terminé regañada y castigada sin justificación por mi madre, ya estaba acostumbrada a eso, así que lo dejé pasar. Los días siguieron avanzando hasta el día de la fiesta, comenzaron a arreglar a Lottie desde la tarde, muchas personas a su alrededor para procurar que se vea perfecta.

Nuevamente me sentí desplantada, ya que tenía un vestido bonito, pero no tendría un peinado grandioso ni mucho menos un maquillaje para combinar.

—¿No te has arreglado? —entró Clara a mi alcoba.

—No. —murmuré.

—¿Tienes un vestido listo?

—Sí, está ahí. Es hermoso. —señalé el armario, sacó el perchero en donde se encontraba la bolsa que cubría al vestido.

—Sí, vi la foto que me enviaste, se veía muy elegante. —lo dejó en la cama y abrió el cierre, se quedó congelada.

—¿Verdad que está hermoso? —sonreí, lo sacó de la bolsa, el vestido de tela satinada color perla brillante ahora era un montón de tela sin forma lleno de pintura rosada y tierra, sentí que el pecho me dolía, las lágrimas rápidamente se formaron en mis ojos y comenzaron a caer por mis mejillas, me levanté y fui al armario, posiblemente se había equivocado de bolsa y tomó otro.

Claramente no era así, ese había sido el vestido que había escogido, retuve el llanto, Clara me abrazó y besó mi frente.

—Está bien… Buscaremos un vestido. —trató de animarme.

—No voy a bajar, esto es una porquería. —me separé de ella, limpié mi rostro.

—Tendrás que hacerlo, recuerda como es tú madre.

—Te llevarás a Nasy, llévame también a mí. —pedí.

—Quisiera, te juro que quisiera hacerlo, pero tus padres fueron muy claros, Pam. —se disculpó con la mirada, yo me senté en la cama mientras ella buscaba en mi armario algo que pudiera usar.

No tenía algo tan especial como para una fiesta nocturna de cumpleaños, estaba a punto de volver a llorar cuando la puerta se abrió, entró Adriana junto con un hombre de cabello rosa chillón.

—¿Por qué no te has cambiado? —cruzó los brazos, ella estaba vestida con un traje femenino color melón.

—No tengo vestido. —señalé el montón de tela sucio, frunció el ceño con disgusto e incredulidad.

—No puede ser, ve por el vestido satinado con abertura de muslo. —le ordenó al hombre que salió corriendo. Me metió a la ducha, entré rápidamente, al salir me sentó en una silla y cepilló mi cabello antes de enredar un montón de tubos para cabello gruesos. Comenzó a preparar mi piel para maquillarme sin decir nada.

El hombre conectó una secadora y se enfocó en mi cabello.

—Tienes una piel hermosa y tú también eres hermosa, así que no necesitas de mucho para lucir perfecta. —me dijo.

Sonreí un poco, en muy poco tiempo ya estaba poniéndome el vestido, la tela era satinada, al parecer la mujer tenía una obsesión por ese tipo de tela, el vestido era de escote recto, las mangas comenzaban más debajo de mis hombros, era de manga larga, ceñido en el pecho y cintura, después suelto con una abertura en mi muslo izquierdo que casi dejaba al descubierto mi ropa interior, tuvo que ponerle un seguro a la tela para que no se abriera tanto.

Me acomodaron el cabello en suaves ondas sueltas, el maquillaje era muy simple, un delineado negro con difuminado de sombras oscuras que resaltaban el color de mis ojos, un labial rojizo que le daba un toque llamativo a mis labios, mis mejillas estaban llenas de rubor e iluminador… Me veía muy bien, quizá un poco mayor para mi edad, el vestido resaltaba mis curvas y los tacones negros me hacían ver más alta.

Me puse unos aretes simples y perfume, Clara me tomó varias fotos, besó mi frente y me abrazó con fuerza antes de irse.

Yo me quedé un rato en mi alcoba haciéndome la tonta porque no quería bajar hasta más tarde, pero mamá subió por mí, la sonrisa de satisfacción se le borró en cuanto me miró.

—¿De dónde sacaste ese vestido? —preguntó mirándome de pies a cabeza.

—Lo tenía de repuesto, dile a Charlotte que no se meta con mis cosas. —señalé el vestido arruinado y salí de mi alcoba, sus pasos apresurados detrás de mí me hicieron acelerar mi caminar.

Casi bajé las escaleras corriendo, una vez que llegué abajo había mucha gente, giré el rostro para ver si me seguía persiguiendo, pero no la localicé cerca de mí, terminé chocando contra alguien.

—Lo siento. —levanté la mirada, hice contacto visual directo contra unos ojos zafiros. Su pecho se sentía firme y la colisión que había sufrido contra su cuerpo me alborotó los sentidos, sus brazos me rodearon ligeramente y yo sentí desfallecer. Olía delicioso, a jabón de baño y loción masculina.

—Hola. —sonrió un poco, el maldito hoyuelo apareció en su mejilla y yo sentí que las piernas me temblaban.

—Hola. —susurré sin aire, era como si me hubiesen dado un golpe en el pecho y me hubiesen sacado el oxígeno de los pulmones.

—¿Siempre debemos de encontrarnos de está manera? —levantó ligeramente su ceja derecha.

—¿A qué te refieres? —pregunté en una especie de hipnosis, aún con los tacones no le llegaba ni al hombro, pero estar entre sus brazos era particularmente satisfactorio.

—Chocando el uno con el otro. —respondió, entonces recobré mi consciencia y me separé de su cuerpo. 

—Lo siento, iba corriendo y no me fijé. —admití con las mejillas rojas.

—No pasa nada, te ves muy hermosa. —se llevó su copa a los labios y dio un trago.

—Gracias —el rubor aumentó en mi rostro, miré su atuendo; traje gris, camisa azul oscuro, zapatos pulidos y cabello alborotado— tú también te ves bien. —añadí.

—Gracias, Iblin.

—Por nada, Nat. —lo seguí mirando sin disimulo, un camarero pasó con una bandeja de copas de vino blanco, Nat tomó una y me la dio, la tomé.

—¿Así de extravagantes son sus fiestas de cumpleaños? —preguntó haciendo un ademan con la mano indicando la decoración de la planta baja de la casa.

—Sí, las fiestas de Charlotte siempre son extravagantes. —tomé un trago del vino, era dulce y burbujeante, estaba delicioso.

—Supongo que la tuya es más tranquila.

—Sí, prácticamente paso desapercibida. —murmuré mirando el vino.

—Disculpa, no te entendí. —se acercó a mí y se inclinó un poco, inhale con discreción el exquisito aroma que desprendía su piel.

—Sí, mi cumpleaños es más tranquilo. —repetí un poco más fuerte ya que la música había comenzado a sonar—. ¿Vino tú familia?

—No… Sólo yo, mi madre me obligó a venir. —hizo una mueca, solté una risita.

—Creí que los adultos podían hacer lo que quisieran. —levanté una ceja, me miró con los ojos entrecerrados y brillantes.

—Algunas veces, también tenemos reglas que cumplir.

—¿Cómo cuáles?

—Pagar impuestos, asistir forzosamente a fiestas de cumpleaños y hablar con chicas lindas de hermosos ojos esmeraldas.

—Vaya, tú vida de adulto suena muy complicada. —rodé los ojos.

—¿Acabas de rodar los ojos? —me miró atento.

—Sí.

—Yo odio que las personas hagan eso delante de mí.

—Lo tendré en mente, la próxima vez rodaré los ojos dándote la espalda. —prometí, volvió a sonreír.

Papá se acercó a nosotros y me presentó a un chico de piel canela y lindos ojos marrones. Me incomodaba bastante que hiciera eso y odiaba con locura cuando me dejaba a solas con personas que apenas conocía, prácticamente se llevó a Nat y me dejó con el chico de nombre Joshua.

—Eres muy hermosa. —me sonrió.

—Gracias. —agradecí.

—¿Te gusta bailar? —preguntó inclinándose su copa.

—No.

—Bailemos. —me quitó mi copa y me llevó a sala, la música sonaba más fuerte.

—Te dije que no me gusta bailar. —le reclamé.

—No te hagas del rogar, es sólo una canción. —tomó mi mano, me pegó a su cuerpo y sujetó con firmeza mi cintura. Solté un bufido y a duras penas hice el menor esfuerzo por bailar con él, apenas me movía y eso parecía irritarlo, me soltó de manera brusca y me dejó sola en la improvisada pista de baile.

Di un recorrido por la casa, había mesas de regalos, postres, mucho alcohol y personas adulando a Lottie junto con mamá, papá se encargaba de presentarme a todos los chicos y hombres solteros del lugar, uno peor que el otro, todos apestaban a alcohol y la manera en la que me miraban me hacía sentir incomoda.

Opté por salir al patio trasero, estaba oscuro, solitario y tranquilo, el olor a humo me hizo buscar la fuente del mismo.

—Hola. —volvió a saludar.

—Hola. —murmuré, me senté a su lado en el césped de la pequeña colina que estaba un poco alejada de la casa. Me quité los tacones y moví los dedos de los pies.

—¿Agotada?

—Mucho. —me acosté con cuidado de no abrir más la abertura del vestido y suspiré.

—Espera a que seas adulta. —escuché su risa, sentí que también se acostaba a mi lado, giré la cabeza, en efecto, estaba recostado a mi lado, mirando el cielo, su perfil era perfecto, todo en él lo era y yo no pude evitar admirar todo de él—. No me eleves más el ego.

—¿A qué te refieres? —fruncí el ceño, giró el rostro, los ojos se le veían más oscuros debido a la poca luz del jardín.

—Me miras mucho, eso eleva el ego de las personas.

—Lo siento, procuraré no volverte a mirar.

—Haré una excepción contigo, sólo porque me encanta que me mires.

—Eres un vanidoso.

—Se escucha mejor soberbio, narcisista, engreído, egocéntrico, pero vanidoso no. —sonrió, rodé los ojos—. Volviste a rodar los ojos. —recalcó.

—Es un gesto natural. —suspiré.

—Pues, debemos hacer algo al respecto. —se acomodó de costado.

—¿Vas a hacer algo al respecto con un gesto natural que siempre hago? —levanté una ceja.

—Exacto.

—¿Cómo qué?

—No lo sé, algún castigo.

—¿Cuál?

—Un pellizco.

—¿Vas a pellizcarme cada vez que ruede los ojos?

—Exacto.

—Está bien. —dudé un poco—. Pero no tan fuerte, soy poco tolerante al dolor.

—Bien. —aceptó, tendió la mano, la tomé con algo de inseguridad, utilicé poca fuerza consiguiendo que riera—. ¿A eso le llamas un apretón de manos?

—Es mi mayor intento. —rodé los ojos de manera inconsciente, me dio un pellizco en la cintura, solté un gritito mientras me sentaba—. ¡Me pellizcaste!

—Tenemos un trato. —me recordó.

—Okey, pero no pensé que fuese de inmediato.

—Después del apretón de manos, ya es formal. —también se sentó, tomó un trago de la botella de vidrio, me la ofreció.

—¿Qué es?

—Tequila.

—No tomo, gracias.

—Joder, es verdad, eres menor de edad, lo siento. —se inclinó la botella.

—Creo que… Tengo que regresar. —suspiré.

—¿Por qué?

—Hace frío y alguien podría vernos.

—¿Te molesta que nos vean juntos?

—No, pero tampoco quiero que mis padres se den cuenta de mi ausencia.

—Está bien —se levantó, me tendió la mano, la tomé, me levantó con facilidad— recuerda que tenemos un trato. —dijo sin soltarme la mano.

—Bien. —sonreí un poco.

—Para volverlo más interesante, tú misma vas a contar las veces que ruedas los ojos, así el día que nos veamos, me dirás cuantos pellizcos debo de darte.

—¿Y si te miento?

—Serán pellizcos dobles, tengo el don para captar las mentiras de las personas.

—De acuerdo.

—Nos vemos pronto Pam.

—Adiós Nat. —me despedí, soltó mi mano y yo caminé al interior de mi casa con el pulso acelerado y el corazón dándome saltos de felicidad dentro de mi pecho, era como un maldito sueño, Nat me gustaba bastante y cada vez me costaba más admitirlo...

Capítulos
1 Aviso y sinopsis
2 1; conociendo el peligro
3 2; Nuevo azul
4 3; Feliz cumpleaños, Lottie
5 4; No pienses en él.
6 5; Boda
7 6: Demasiado pronto para extrañarte
8 7; Catanzaro
9 8; Su novia.
10 9; Te lo dije.
11 10; Rugir
12 11; Potenza
13 12; Flote
14 13; Sorpresa.
15 14; Perffeto
16 15; Feliz cumpleaños Nathan
17 16; Galaxias
18 17; Tulipanes
19 18; Capo
20 19; Dependencia
21 20; Él sí pudo y ustedes no.
22 21; ¿Qué carajo?
23 22; Felice Halloween
24 23; Primera noche.
25 24; Verdad.
26 25; Noche sangrienta.
27 26: Paternal.
28 27; Pasado.
29 28; Lealtad.
30 29; Pequeña estrella.
31 30; Algo no tan seguro.
32 31; Doble vida, doble peligro
33 32; Amar
34 33; My Space
35 34; My Space II
36 35; Buon Natale.
37 36; Alemania.
38 37; Passion
39 38; San Valentín
40 39; Corre.
41 40; sentimientos
42 41; Delicadeza
43 42; Confusión
44 43; Actúa y luego piensa
45 44; Leah Miller.
46 45; Signos.
47 46; Todo por ella.
48 47; Extracción.
49 48; felicidad.
50 49; Respiro.
51 50; Paraíso.
52 51; Siempre.
53 52; Wings
54 53; Mia Moglie
55 54; Tradición.
56 55; Strega.
57 56; Pequeña esposa.
58 57; Paint it black.
59 58; Corazón de zafiro.
60 59; Metálico.
61 60; Grosser.
62 61; Toledo.
63 62; cuenta hasta 17.
64 63; Cenizas.
65 Epílogo.
66 Extra
Capítulos

Updated 66 Episodes

1
Aviso y sinopsis
2
1; conociendo el peligro
3
2; Nuevo azul
4
3; Feliz cumpleaños, Lottie
5
4; No pienses en él.
6
5; Boda
7
6: Demasiado pronto para extrañarte
8
7; Catanzaro
9
8; Su novia.
10
9; Te lo dije.
11
10; Rugir
12
11; Potenza
13
12; Flote
14
13; Sorpresa.
15
14; Perffeto
16
15; Feliz cumpleaños Nathan
17
16; Galaxias
18
17; Tulipanes
19
18; Capo
20
19; Dependencia
21
20; Él sí pudo y ustedes no.
22
21; ¿Qué carajo?
23
22; Felice Halloween
24
23; Primera noche.
25
24; Verdad.
26
25; Noche sangrienta.
27
26: Paternal.
28
27; Pasado.
29
28; Lealtad.
30
29; Pequeña estrella.
31
30; Algo no tan seguro.
32
31; Doble vida, doble peligro
33
32; Amar
34
33; My Space
35
34; My Space II
36
35; Buon Natale.
37
36; Alemania.
38
37; Passion
39
38; San Valentín
40
39; Corre.
41
40; sentimientos
42
41; Delicadeza
43
42; Confusión
44
43; Actúa y luego piensa
45
44; Leah Miller.
46
45; Signos.
47
46; Todo por ella.
48
47; Extracción.
49
48; felicidad.
50
49; Respiro.
51
50; Paraíso.
52
51; Siempre.
53
52; Wings
54
53; Mia Moglie
55
54; Tradición.
56
55; Strega.
57
56; Pequeña esposa.
58
57; Paint it black.
59
58; Corazón de zafiro.
60
59; Metálico.
61
60; Grosser.
62
61; Toledo.
63
62; cuenta hasta 17.
64
63; Cenizas.
65
Epílogo.
66
Extra

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