1; conociendo el peligro

Pamela Iblin Giles

Miré por la ventana, solté un suspiro profundo e hice una mueca de aburrimiento fatal. No entendía la mayoría de las decisiones que mis padres tomaban al respecto de nuestras vidas, pero está en particular había sido una tontería monumental.

¿En qué época vivíamos? ¿Acaso aún estaba de moda intercambiar hijas por dinero? Sí es así; quisiera que cambiaran a mi hermana por una vaca, siempre quise tener una vaca.

—¿Por qué nosotras tenemos que venir? —pregunté ya que sólo le habían prestado suprema delicadeza y atención a mi hermana mayor, papá soltó un suspiro de agotamiento como si yo no tuviese remedio y hablarme le hiciera morir más rápido... Ojalá que así fuese.

—Por qué yo lo digo. —respondió a las malas, rodé los ojos, mamá me dio un pellizco en la pierna.

—Auch. —me quejé sobando mi piel.

—Respeta a tu padre, no le hagas esos gestos. —me reprendió, puso su atención en mi hermana mayor, le sonrió con ternura y acomodó su cabello—. Eres preciosa mi amor.

Volví a rodar los ojos con discreción, me sentía sofocada, como si algo pesado estuviese sobre mí y me impedía llenar mis pulmones de oxígeno.

—Gracias mami. —sonrió levantando el mentón.

—¿Y yo mami? —preguntó Nastya, mi hermanita de 10 años, mamá la ignoró—. Mami. —insistió.

—Guarden silencio. —nos miró molesta, Nas bajó la mirada, después me miró y yo le guiñé un ojo, sonrió un poco, la imité.

Estire la mano, ella igual, entrelazamos nuestros meñiques y sonreímos aún más, amaba a mi hermanita con locura. A veces imaginaba que sólo éramos las dos, todo era mayor felicidad cuando ella y yo estábamos solas en casa jugando e imaginando cosas que nos ayudaban a sobrellevar la espantosa realidad a la cual habíamos sido obligadas a vivir.

Minutos más tarde llegamos a la lujosa y enorme mansión, en donde mis padres la miraban como si fuesen perros hambrientos frente a un jugoso y enorme trozo de carne, me daban asco, los odiaba cuando tenían ese tipo de comportamiento avaricioso y altanero.

—Es enorme. —mi hermana mayor llamada Charlotte miraba el terreno con ojos enormes y brillantes una vez que bajamos del auto, ella había heredado todo lo malo de nuestros padres y sentía lástima por ella.

—Serás dueña de todo esto. —papá apretó sus hombros y avanzaron, Nas y yo nos quedamos detrás de ellos, tomé su mano.

—¿Qué ves con tu pequeño y bonito ojito? —pregunté, ella miró en todas direcciones.

—Veo, veo... Algo enorme de color blanco y forma de delfín. —dijo, imité su acción de mirar alrededor de mí, había varios adornos en forma de delfín color blanco. Al parecer a la familia le encantaban los delfines.

—¿La fuente? —indague.

—Fría. —negó.

—¿Los adornos que están en el césped?

—Tibia. —retuvo una risa.

Subimos las escaleras de la entrada, fingí pensar mucho, incluso añadí suspiros de frustración que la hicieron soltar pequeñas risitas que me alegraban la noche.

—¿Las luces de la entrada? —levanté una ceja.

—¡Sí! —soltó una carcajada, mamá nos miró como si quisiera borrarnos el rostro de una bofetada, nos pusimos serias antes de entrar a la mansión cuando las enormes puertas se abrieron.

Las definiciones de extravagante, moderna, lujosa y majestuosa se quedaban cortas al tratar de describir la mansión. Así que simplemente puedo resumirlas en un enorme WOW.

—Bienvenidos a nuestro hogar, adelante. —una mujer de cabello negro y hermosos ojos grises nos recibió, saludó con efusividad a mis padres y Lottie.

—Muchas gracias, Maritza. —sonrió mamá. Nos saludó con un beso y abrazo cálido que ni nuestra propia madre nos había dado jamás.

—Que hermosas hijas. —nos miró con ternura que se sentía... Extraña, como esa clase de ternura que te ves obligada a demostrar delante de los hijos de otras personas.

—¿Verdad que sí? Son mis princesas. —papá sonrió engrandecido, no pude retener la sonrisa burlona que apareció en mi rostro mientras entrábamos a la sala, el piso brillaba tanto que parecía reflejar nuestro andar, era de una fina madera bien pulida, las paredes combinaban con el piso, todo era colores crema y oscuros que resaltaban ligeros detalles al igual que los adornos finos que había en todos lados, dejé de detallar la gigantesca mansión para prestar atención en la sala en donde 2 hombres y 2 chicos estaban perfectamente vestidos, cambiados y muy guapos.

—Les presento a mis hijos, Jackson; el mayor. —lo señaló sutilmente. Era el más alto, rubio, de ojos grises y barba creciente, ya era un adulto.

—Un gusto. —besó las manos de nosotras y le dio un firme apretón a papá.

—Después sigue Daniel. —señaló al castaño de ojos gris oscuro, era el segundo más alto y con cuerpo tonificado, imitó la acción del mayor.

—Un gusto.

—Nathan tuvo un problema con su traje y tardará un poco... Aquí tenemos a los mellizos; Karl y Kennedy. —le sonrió a los menores, eran unos adolescentes de unos 14 años quizá ya que aún tenían facciones muy sutiles y suaves, como cuando estás en la última etapa antes de comenzar a desarrollarte.

—Hola.

—Un gusto. —dijeron, uno tenía ojos grises azulados y el otro tenía ojos azul grisáceo.

—Lamento llegar tarde, Nathan bajará enseguida. —un hombre de cabello castaño y potentes ojos azules llegó.

—Buena noche Santiago, un gusto. —se adelantó papá.

—Christopher, al fin te conozco en persona. —se saludaron muy amigables antes de saludarnos a nosotras.

—Mi esposa Arleth, mi hija Charlotte, Iblin y la pequeña Nastya. —papá nos presentó, sonreí un poco, me miró durante unos segundos antes de asentir con una sonrisa forzada.

—Mujeres muy hermosas, eres afortunado. —miró a papá, eso le hinchó el ego. Pasamos al comedor en donde sirvieron una cena lujosa, algo que nunca pensé en cenar, más que nada porque era alérgica a los mariscos.

Simplemente me quedé mirando como todos comían, uno de los gemelos me miraba ocasionalmente antes de mirar mi plato y seguir comiendo, yo apenas había tocado la comida, no quería picarla ni mucho menos jugar con ella.

—¿No te gustan los mariscos? —preguntó el chico de ojos gris azulado.

—Soy alérgica. —respondí antes de apretar los labios, arrugó un poco sus cejas.

—¿Y por qué no lo dijiste antes? ¿quieres otra cosa? —ladeó un poco el rostro, de repente todos nos miraban.

—¿Pasa algo? —preguntó la mujer.

—Es alérgica a los mariscos. —respondió el chico.

—Lo siento mucho, no sabía. —se disculpó.

—No es verdad, simplemente no le gustan. —negó mamá—. Iblin, come.

—Es verdad, ¿recuerdas la última vez que comí camarones? —fruncí el ceño, me miró amenazante al igual que papá, bajé la mirada al plato. Mi pecho dolió y sentí que los ojos me ardían.

—¿Te gusta la sopa de verduras, Iblin? —preguntó Maritza.

—Sí, pero esto está bien. —me aclaré la garganta antes de dedicarle una mirada rápida con una sonrisa fingida.

—Yo quiero sopa. —dijo uno de los gemelos.

—Yo también. —secundó el otro.

—También traigan un plato para ella. —añadió el primero, en pocos minutos ya me habían cambiado el plato, la sopa se veía y olía deliciosa. Probé una cucharada y era absolutamente deliciosa. Comencé a comerla con más ganas, tomé un trozo de pan, lo mordí antes de seguir comiendo, sentí la mirada de alguien, miré a mi costado, Lottie me miraba de mal modo mientras mis padres hablaban con Maritza y Santiago.

Levanté una ceja, ella se enfocó en su plato y siguió comiendo tranquilamente, entonces me di cuenta de que yo estaba inclinada sobre la mesa y estaba comiendo demasiado rápido, sentí que las mejillas me ardían de pena.

—Deberás de hacer mucho ejercicio cuando regresemos a casa después de comerte todos esos trozos de pan. —susurró de manera ácida lo suficientemente bajo como para que sólo yo escuchara.

—Apenas fueron dos. —me limpié la boca con la servilleta.

—Aun así, ya ni te cierran los vestidos. —se burló, mi pecho volvió a doler, la sopa me supo amarga y mi apetito se había esfumado como si fuese humo en un día con mucho viento.

Terminaron de cenar, porque yo ya no pude comer, el postre eran copas de frutas con una crema líquida color gris claro, no me apetecía probarla, Lottie no me dejaba de mirar como si fuese su fenómeno personal de circo y eso me estaba irritando.

—Vamos, come. —me animó y yo negué, ella insistió tomando la cuchara llena de frutas y crema para llevarla a mi boca.

—Basta. —me alegué un poco, la cuchara chocó contra mi barbilla, la crema y frutas cayeron en parte de mi pecho y regazo sobre la servilleta.

—Niñas. —nos regañó mamá.

—Fue un accidente mami, Iblin es remilgosa, ya no quiere comer. —Lottie se limpió las manos. Evité mirarla, me mordí los labios.

—Por favor, llévenla al baño. —pidió Maritza, quité con cuidado la servilleta, me limpié un poco la crema de mi pecho y me levanté para seguir a una mucama.

Me llevó a un pasillo a la derecha, abrió la segunda puerta y entré, me lavé las manos y con un poco de agua terminé de limpiar la pequeña mancha de crema que había en mi vestido color melón. Luché contra las tremendas ganas de llorar que me aniquilaban el pecho.

Sentía que estaba temblando, estuve dentro hasta que me calmé, eso me tomó varios minutos, incluso en el pasillo de regreso al comedor tuve que caminar lento para llenar mis pulmones de oxígeno, apreté el centro de mi pecho con mi mano izquierda tratando de buscar fuerza para retomar mi postura erguida. El final del pasillo casi estaba conectado al final de las escaleras en donde un hombre bajaba pausadamente... Como yo lo hacía cuando no quería llegar al final de los escalones. Vestía un elegante traje color musgo, pude ver su cabellera negra, su altura y su musculatura lo hacían ver... Intimidante.

De repente su cabeza se giró en mi dirección y juro por Dios que hasta dejé de caminar y respirar, fue como una especie de... Mirada que te paralizaba, apenas alcancé a mirar sus ojos, eran parecidos a los de Santiago, no tardé mucho en sospechar que quizá él era el hijo que faltaba en la reunión. Regresó la mirada al frente y llegó al final de las escaleras y siguió caminando hacía el comedor.

Yo lo seguí a una distancia prudente, fingiendo que no lo había visto antes ni que el desgraciado me había robado el aliento, literalmente. Caminé rápidamente a mi lugar y me senté.

—Buen provecho, buenas noches, lamento mucho la tardanza, los trajes no son lo mío, ni hecho a la medida me quedó bien. —sonrió algo tenso.

—Eso te pasa por dejar todo a última hora. —le regañó su madre. Todos se levantaron de las sillas y caminamos nuevamente a la sala, los gemelos caminaron con el hombre de cabello negro.

—Por cierto, mi nombre es Nathan. —se presentó cuando todos llegamos a la sala.

—Nathan, un gusto conocerte, mi nombre es Christopher Giles. —papá sonrió y estrechó la mano del hombre en un exagerado saludo.

—Señor Giles. —el hombre asintió.

—Mi esposa Arleth. —presentó papá.

—Señora Giles. —tomó la mano de mamá y dejó un pequeño beso en sus nudillos.

—Mi hija menor Nastya.

—Hola. —mi hermanita sonrió ajena a todo, a veces quisiera ser como ella.

—Hola pequeña. —Nathan sonrió un poco saludando a Nasy de la misma manera que a mamá.

—Mi hija mediana Iblin.

—Buenas noches. —me miró con los ojos más azules y perfectos que jamás había visto en mi vida, eran como 2 zafiros electrizantes, él era demasiado alto, se tenía que inclinar un poco y yo levantar mucho el cuello para mirarlo.

—Un gusto. —tendí la mano, la tomó, quise ignorar la extraña sensación cuando su enorme y cálida mano tomó la mía, fría y pequeña, pegó sus labios en mis nudillos sin dejar de mirarme.

¿Por qué me miraba tanto? Me mareaba que me mirara de esa manera.

Presentaron a Nathan y Charlotte, de ese modo pude detallarlo más discretamente, su cabello negro al igual que su madre y esos hermosos ojos azules, era como una perfecta mezcla de ambos. Su nariz fina, mandíbula bien definida, ligeramente cuadrada, los pómulos marcados sin llegar a exagerar, sus gruesas cejas perfectamente formadas y su piel blanca era brillante, podía jurar que incluso más suave que la mía.

También se notaba que hacía ejercicio porque cada vez que movía los brazos, los músculos se le marcaban debajo del saco que resaltaba su piel y cabello.

De repente todos hablaban con todos, Nasy con los gemelos, mis padres con los padres de Nathan y sus hermanos mayores... Nathan con Charlotte quien no paraba de parpadear con coquetería, sonreír con seguridad ni tampoco podía despegar los ojos del hombre.

Oficialmente me sentía celosa de ella, veía que Nathan le prestaba toda su atención y por un momento quise que... Anhele que alguien me tomara en cuenta al menos por unos segundos. De repente Lottie bajó la mirada con las mejillas rojas, apreté los dientes, él me miró, vi que sus labios se curvaban ligeramente hacía arriba en una pequeña sonrisa apenas notable con la cual hizo que un diminuto hoyuelo se formara en su mejilla derecha.

Me quedé en blanco sin saber que hacer, simplemente separé un poco los labios para respirar lentamente antes de también sonreírle un poco, Lottie volvió a mirarlo y él regresó su atención a ella.

Ambos se veían tan bien juntos que eso fue como un golpe a mi autoestima y un recordatorio de que esta historia era de ella y no mía, que ella era la protagonista que se quedaba con las cosas buenas y yo apenas era un personaje secundario irrelevante en su vida, de aquellos que pueden morir y nadie les prestaría atención ni lo extrañaría porque no hicieron nada importante.

En esta historia yo no tenía ningún protagonismo... Ni lo tendría en mucho tiempo...

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Comments

Tina Ixchiel Puthod

Tina Ixchiel Puthod

un consejo,cuando vez q la novela se va al carajo, decinos q hasta ahi llegaste y volveras a escribirla.Perdimos tiempo,y lo q menos queremos ver las mujeres en ficcion son violaciones.Es muy dura la realidad,para tener q leerlas tmb.No nos defraudes,no metas tantos personajes q solo sirve para q????........para nada!!!!!!

2023-04-02

1

Total
Capítulos
1 Aviso y sinopsis
2 1; conociendo el peligro
3 2; Nuevo azul
4 3; Feliz cumpleaños, Lottie
5 4; No pienses en él.
6 5; Boda
7 6: Demasiado pronto para extrañarte
8 7; Catanzaro
9 8; Su novia.
10 9; Te lo dije.
11 10; Rugir
12 11; Potenza
13 12; Flote
14 13; Sorpresa.
15 14; Perffeto
16 15; Feliz cumpleaños Nathan
17 16; Galaxias
18 17; Tulipanes
19 18; Capo
20 19; Dependencia
21 20; Él sí pudo y ustedes no.
22 21; ¿Qué carajo?
23 22; Felice Halloween
24 23; Primera noche.
25 24; Verdad.
26 25; Noche sangrienta.
27 26: Paternal.
28 27; Pasado.
29 28; Lealtad.
30 29; Pequeña estrella.
31 30; Algo no tan seguro.
32 31; Doble vida, doble peligro
33 32; Amar
34 33; My Space
35 34; My Space II
36 35; Buon Natale.
37 36; Alemania.
38 37; Passion
39 38; San Valentín
40 39; Corre.
41 40; sentimientos
42 41; Delicadeza
43 42; Confusión
44 43; Actúa y luego piensa
45 44; Leah Miller.
46 45; Signos.
47 46; Todo por ella.
48 47; Extracción.
49 48; felicidad.
50 49; Respiro.
51 50; Paraíso.
52 51; Siempre.
53 52; Wings
54 53; Mia Moglie
55 54; Tradición.
56 55; Strega.
57 56; Pequeña esposa.
58 57; Paint it black.
59 58; Corazón de zafiro.
60 59; Metálico.
61 60; Grosser.
62 61; Toledo.
63 62; cuenta hasta 17.
64 63; Cenizas.
65 Epílogo.
66 Extra
Capítulos

Updated 66 Episodes

1
Aviso y sinopsis
2
1; conociendo el peligro
3
2; Nuevo azul
4
3; Feliz cumpleaños, Lottie
5
4; No pienses en él.
6
5; Boda
7
6: Demasiado pronto para extrañarte
8
7; Catanzaro
9
8; Su novia.
10
9; Te lo dije.
11
10; Rugir
12
11; Potenza
13
12; Flote
14
13; Sorpresa.
15
14; Perffeto
16
15; Feliz cumpleaños Nathan
17
16; Galaxias
18
17; Tulipanes
19
18; Capo
20
19; Dependencia
21
20; Él sí pudo y ustedes no.
22
21; ¿Qué carajo?
23
22; Felice Halloween
24
23; Primera noche.
25
24; Verdad.
26
25; Noche sangrienta.
27
26: Paternal.
28
27; Pasado.
29
28; Lealtad.
30
29; Pequeña estrella.
31
30; Algo no tan seguro.
32
31; Doble vida, doble peligro
33
32; Amar
34
33; My Space
35
34; My Space II
36
35; Buon Natale.
37
36; Alemania.
38
37; Passion
39
38; San Valentín
40
39; Corre.
41
40; sentimientos
42
41; Delicadeza
43
42; Confusión
44
43; Actúa y luego piensa
45
44; Leah Miller.
46
45; Signos.
47
46; Todo por ella.
48
47; Extracción.
49
48; felicidad.
50
49; Respiro.
51
50; Paraíso.
52
51; Siempre.
53
52; Wings
54
53; Mia Moglie
55
54; Tradición.
56
55; Strega.
57
56; Pequeña esposa.
58
57; Paint it black.
59
58; Corazón de zafiro.
60
59; Metálico.
61
60; Grosser.
62
61; Toledo.
63
62; cuenta hasta 17.
64
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65
Epílogo.
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