Evento de sociedad

Maldita sea, otra vez me quedé sin trabajo. ¡Un día! Eso fue lo que duré. Esto es un nuevo récord. Te estás superando, Samantha. Si sigues así, terminarás debajo de un puente. ¿Y por qué tuvo que ser frente a ese idiota? ¿Quién se cree que es? ¿Superman? Yo he visto claramente cómo me mira. No es muy diferente al asqueroso de García. Estúpido García, arruinó todo. Planeaba controlarlo por un mes, pero el desgraciado parecía un pulpo.

Tan emocionada que estaba por ir a la corporación M. Sus productos son muy buenos. No tengo duda de que esta nueva línea será un éxito. Bueno, es mejor lo que pasa. Otro trabajo estará en la puerta.

-¿Diga? - es lo que digo al sacar el celular. Ni me molesté en ver el identificador de llamadas.

-Princesa... ¿Estás ocupada? ¿Por qué suenas molesta?

-No le des importancia, Sean - digo suspirando mientras entro a una cafetería-. Cuéntame, ¿a qué se debe esta llamada?

-¿No puedo llamar a mi sexy amiga?

-Mmm.

-Bien... Necesito que me acompañes a un evento...

Empiezo a gemir y ver al cielo. Hoy ha sido un excelente día. Detesto ir a ese tipo de lugares. Generalmente hay pura gente estirada y presumida, pero no puedo abandonar a Sean de esa manera. Sé que es una tortura para él también.

-¿Es estrictamente obligatoria tu presencia? - pregunto con esperanza.

-Sí...

-Está bien.

-¿En serio?

-Claro... No te puedo abandonar.

-Eres la mejor.

-Mmm... ¿Cuándo es?

-Ese es otro pequeño detalle.

-¿Cuándo?

-A las 7 de la noche.

-¿HOY? Pero tú te has vuelto loco - sé que mi cara está mostrando una mueca rara porque no puedo cerrar mis labios. ¿Cómo pretende que esté lista para un evento tan rápido?

-No te preocupes... Me encargaré de tu apariencia.

Así lo cumplió. Él envió una dirección donde se encargaron de mi cabello, maquillaje y luego me mostraron hermosos vestidos, joyas, todo lo que puedas imaginar.

Decidí tomar un vestido verde esmeralda de tirantes con el que me sentí cómoda. Tiene una abertura a un lado, escote en la parte superior y toda la espalda al descubierto.

Una vez lista, Sean me fue a buscar. Está tan guapo como siempre, a donde quiera que va, voltea miradas.

-Ni siquiera hemos llegado y ya tengo que estar espantando moscas -digo y esto lo hace sonreír, lo que en definitiva hace más difícil alejar las miradas de él.

-¡Por eso te quiero!, eres mi repelente oficial.

-Qué lindas palabras, tan halagadoras... -digo mientras ruedo los ojos, pero dejando escapar una sonrisa. La verdad es que, cuando estoy con él, me río de todo. Somos un dúo perfecto.

De camino a la fiesta, le cuento todo mi día a Sean, que me vuelve a ofrecer un puesto en su corporativo, el cual vuelvo a rechazar.

-¿Otra vez vuelves a aparecer con esta... mujer? -escuchamos una voz chillona una vez que entramos al salón donde se efectuará el evento.

-¿Hablas con nosotros? -me volteo para ver a una mujer despampanante. Tenía rasgos asiáticos pero porte europeo.

-¿Quién más si no? Eres tan pegajosa como un chicle.

-Disculpa, pero no sé quién eres y tampoco me interesa. Solo te diré que mi príncipe aquí... -digo mientras paso mis manos por el cuello de Sean y siento cómo él se tensa- es quien me invitó y es quien quiere pasar su valioso tiempo conmigo. Yo no soy la que anda detrás de un hombre que ni la voltea a mirar.

Veo cómo la chica se pone roja de histeria, ya que no puede responder a eso. Se voltea y sale hecha una furia. Solo desvío mi mirada cuando siento al hombre a mi lado vibrando de la risa.

-Solo tú, Samantha, te atreverías a molestar a la hija de los Chang.

-Me da igual. En parte por eso me traes a estas reuniones. No sé cómo haces para soportar siempre... ¿No has pensado en salir con... no sé... una bolsa en la cabeza? -digo mientras le doy la mejor de mis sonrisas.

-Creo que podría ser una idea factible si...

-Tarado, sabes que estás bueno.

-¿Eso es un crimen?

-No... Solo que a veces me da pesar con esas pobres mujeres.

-No pienses en ellas... Piensa en tu pobre amigo por todas las cosas que ha pasado... Las mujeres son unas depravadas, hasta me han drogado...

-¿Eres gay? - pregunto extrañada.

-Selectivo, princesa. No soy de meter a cualquiera en mi cama.

-Sí... eres gay...

No paramos de reír en toda la noche, hasta que Sean tuvo que irse para hablar de negocios y yo me quedé cerca de la comida. En ese momento, siento algo frío pasando desde mi nuca hasta mi espalda baja, provocando escalofríos en mí, ya que esa zona está totalmente descubierta.

-Por fin sola, morena - dice una voz ronca en mi oído. Está tan cerca que al pronunciar cada palabra, sus labios rozaban el lóbulo de mi oreja, provocando leves cosquillas en partes sensibles de mi cuerpo.

Me volteo para ver de quién se trata, porque no esperaba encontrarme a nadie conocido en este lugar. Lo más probable era que se tratara de alguien que quisiera ligar, pero estoy tan equivocada. Sé perfectamente quién es esta persona.

-Señor Andrew, qué inesperado encontrarlo acá - digo, inclinando la copa que tenía en la mano en señal de saludo.

-Es un gusto para mí, a decir verdad - dice. Antes de que pudiera decir nada o reaccionar a cualquier cosa, ya me había tomado del brazo y arrastrado a un cuarto que no había visto en lo que llegué.

Está oscuro, así que no puedo ver nada. Solo siento un dedo jugando con la abertura de mi vestido. Mi pierna es su pista de patinaje.

-¿Qué piensa que está haciendo?

-Solo juego un poco - dice, mientras pasa su nariz por mi cuello.

Decide que no es suficiente y agarra mi muslo con una sola mano, acercándome más a él, para sentir lo duro que está todo su cuerpo. Es tan embriagador. Huele a hombre. Sabe bien dónde tocar, haciendo que me deje llevar por un momento, hasta que recuerdo dónde estoy. Pongo mi mejor sonrisa y digo:

-Señor Andrew, ¿cómo es que esto es diferente al acoso por el que estuvo tan molesto en la mañana?

-Porque sé que esto te gusta. Tu cuerpo te delata.

-¿Ah, sí? - digo, mientras intento golpearlo en el abdomen, pero se me olvida por completo que es un peleador y solo causa risas en él. Maldición... Me está gustando lo que hace y, por la erección que siento presionar en mi vientre, puedo decir que a él también.

Toc, toc, toc... Tocan la puerta y esa es mi señal para salir, dejando esa tentación atrás.

- ¡Sean! Menos mal eres tú...

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