Capítulo 4: Gota Del Dolor

William pensó que de verdad era así, que lo tenía controlado, pero aquella semillita en pregunta, hizo que sus viejos hábitos volvieran como una flor naciente, pero sería una flor oscura de deseos paganos.

El logro su cometido de volver a ser ese don Juan de siempre, pero lo había ocultado muy bien a los ojos puros y honestos de Sugey.

Sin embargo, quien sí se dio cuenta, fue su primo, comenzó a notar el extraño comportamiento de William, volvía a ser aquel mujeriego y lo comprobó al ver que estaba con una chica, que no era Sugey.

Puede que él le haya podido decir a ella, pero sabe que sólo tiene semanas de conocerla por lo que meterse en donde no le llaman y al menos criticar algo su palabra no puede contar.

William entró a su casa mientras suspiraba y al cerrar la puerta de la casa, Adam se encontraba recargado atrás de la puerta, cruzado de brazos.

— ¿Volviste a los viejos camino, Willy? —Le preguntó Adam.

William brinco del susto y volteo a verlo con ojos bien abiertos.

—Pensé que estarías...

— ¿En el trabajo? —Le interrumpió Adam.— No, tengo un par de meses de vacaciones, aún no me recuperó del todo de algunas heridas por el trabajo de campo. —Adam alza la vista para ver a William.— Solo te diré una cosa, primo.

Ese "primo" remarcado William lo notó, le iba a advertirle algo muy importante.

— ¿Ves esto? —Le muestra un USB.— Aquí están las fotos y videos dentro y fuera de la casa, de todo lo que haz hecho en estas semanas, con todas las diferentes chicas que haz traído a la casa en ausencia de todos.

William avanzó rápidamente a Adam, pero él le mostró en su cintura que traía un arma, a lo que William se detuvo a una prudente distancia.

—Yo no le diré nada a Sugey porque no es mi asunto, te daré una semana para decirle lo que estás haciendo. —Le dice Adam.

—No puedo decirle algo como esto, me terminará y no volverá a confiar en mi jamás. —Respondió William.

—Hubieras pensado en eso antes.

— ¿Por qué te interesa ella?

—A parte de qué a sido la única que a tenido tanta paciencia con mi hermana en enseñarle con la tarea, aparte de mi. ¿Te preguntas porque me interesa ella?

William se puso tenso.

—Una semana William. —Adam camino hacía él.— O cumples en una semana o yo le mostraré esto a todos en la familia y principalmente, a ella.

Adam le pasó de lado y se fue a su pieza, William por otro lado, estaba contra la espada y la pared o mejor dicho, contra el arma y la pared.

Mientras tanto, Sugey y Bertha van caminando de la mano rumbo al club de inglés para ayudar a Bertha en que se suelte a hablar con los demás, pues ya habla un poco más fluido, pero el detalle es que lo haga con los demás.

Pero William tenía un debate interno horrible, sabía bastante bien que traicionó completamente la confianza ciega que Sugey le dio pese a su historia.

Ahora que Adam lo hizo reaccionar, la culpa es inmensa en él.

Adam salió de la casa, pues no quería escuchar a William y sus murmullos de culpa y temor en cómo decirle la verdad a Sugey.

Mientras Adam se daba una vuelta cerca de la casa, pues sabía que sus tíos y su hermana junto a Sugey no tardarían en llegar, pues una cena con Sugey se estaba planeando junto con algo que sus tíos tramaban para sorprender a Sugey y William.

Sin embargo, durante el breve momento en que Adam se retiró de la casa, el timbre de la misma sonó y William al abrirla, no supo si cerrársela en la cara o reprocharle.

—Por tu maldita culpa estoy como estoy. —Le escupió William al dejarla entrar a su casa.

—Al final quien decidió aceptar la duda fuiste tú, no yo. —Le respondió Melody.

—Estaba tan bien, no había pensado en eso y llegas tú a arruinarlo todo.

—Eso no dices cuando me estas domado.

William le tomó del cuello y apretó hasta que Melody perdió un poco de aire, pero él la tiro al sofá y comenzó a quitar su cinturón.

—Te haré de nuevo el amor, pero te dolerá como el infierno. —Le advierte William.— Considéralo cómo una especie de violación.

—O-Oye William, así no eras. —Melody le tembló la voz.

—Me hiciste el favor de despertar a mis demonios, ahora te aguantas.

Mientras tanto, una larga hora iba a correr un tanto de sufrimiento extremo para Melody en la "violación" que William le estaba haciendo, como también en esa hora, el matrimonio Scott Miller estaba regresando a su casa y Sugey y Bertha también iban caminando de regreso a casa de William.

...✯✯✯ ☾︎☠︎︎☽︎ ғʀᴀɴᴄᴏᴛɪʀᴀᴅᴏʀ ☾︎☠︎︎☽︎ ✯✯✯...

Todo se estaba uniendo para descubrir la mentira y engaño de William, mientras tanto, Adam fue a comprar une bebida y un par de cosas de uso personal para él, aunque en el camino ya a poca distancia de llegar a la casa, ve a su hermana menor junto a Sugey.

— ¡Hermano! —Le llamó Bertha.

Adam se hinco en el suelo y abrazo a su hermana, quien le devuelve el abrazo un poco fuerte, lo que provocó que la herida volviera a abrirse.

—Hola Adam. —Le saludo Sugey.

—Ugh, hola Sugey ¿Cómo estás? —Respondió Adam.

—Más o menos, pero en lo que cabe bien, pero por tu queja…

—Ah, no es importante.

—Ajá.

—Bertha. —Le llama Adam.

— ¿Sí? —Respondió Bertha.

—Ve al patio de la casa y espéranos, ya casi llegaban.

—Okey.

Bertha se fue y Adam se acercó un poco más a Sugey, donde él llevó su mano a la frente de Sugey tomando su temperatura.

—Parece que te quiere dar fiebre, ¿no te haz cuidado últimamente? —Le preguntó Adam.

Sugey desvió la mirada y Adam le miró preocupado, pues… le importa.

—En estos últimos días he estado algo estresada. —Soltó Sugey.— Los exámenes me tienen cansada a tope, perdí la noción del tiempo y no pude entrar al reclutamiento militar y por si fuera poco, muchos de mis compañeros me han dicho que William volvió a las de siempre, que me está engañando.

Adam quedó un poco congelado en lo último, pues era cierto.

— ¿Willy? —Adam fingió un poco de asombro.— Ese idiota sabe lo que le costó conquistarte, no creo que sea tan tonto como para echar todo eso a la basura.

—Yo opinó lo mismo, pero…

—No te quitó el hecho de que confiarás en él, aquella inseguridad ¿no es así?

Sugey le miró y sonrió un poco triste y cansada.

—Bueno, hoy necesitaré un poco de tu ayuda con tu hermana. —Suspiro Sugey cambiando de tema.

— ¿En qué puedo ser útil? —Preguntó Adam sonriente.

—Te explicó en lo que llegamos a la casa y…

— ¡Hola Su! —Le saludo al Sra. Scott.

Sugey alzó la mano saludando al matrimonio Scott, en lo que se acercaron, la Sra. Scott le dio un par de pistas sobre la sorpresa que tenían planeado para ella y William.

—Se los diremos en la cena, ay, estoy emocionada. —Dijo la Sra. Scott.

—Me recuerdas cuando te invite al baile de graduación del bachillerato. —Le dijo el Sr. Scott.

— ¡Oh! También, también.

Pronto unos gritos dentro de la casa alteraron a los presentes que estaban afuera, Adam tuvo un mal sabor de boca y cuando el Sr. Scott abrió la puerta apurado, se llevó el peor día de su vida, junto a su esposa y después Sugey.

Sugey traía en sus manos algunos libros para ayudar a Bertha con su tutoría, que al ver aquella escena ella perdió fuerza en sus manos y los libros al caer alteraron a los que en el sillón se encontraban en pleno acto sexual.

Adam detuvo a su hermana antes de entrar a la casa.

—Bertha, hagas lo que hagas, no veas nada de lo que está pasando. —Le dice Adam.— Toma mis audífonos y mi teléfono, escucha la música que quieras y no salgas de tu habitación hasta que yo toque la puerta con la clave que conoces ¿hecho?

Bertha asintió con la cabeza.

—Corre y no mires. —Le dice Adam.

Bertha entró corriendo a la casa y se fue de inmediato a su habitación, poco después Adam entró y miró con decepción pura a su primo.

—S-Su, yo…

—Todos… —Sugey habló.— Todos me dijeron que me estabas engañando, que volviste a las mismas de siempre, pero yo no les quise creer aunque en el fondo algo me decía que les creyera…

Sugey comenzó a temblar por intentar no llorar, William no lo merecía.

—No les quise creer porque confiaba en ti. —Le dijo Sugey.— Y tú.

Sugey miró con odio puro a Melody.

—Mi supuesta mejor amiga, mi media hermana, una vil harpía. —Le dijo Sugey con fuerza.— Ojalá y tus relaciones sean como lo que estás pasando ahora, que todos te engañen para que sientas lo que es confiar ciegamente en alguien y que él te engañe y sufras.

—Sugey yo no…

— ¡Cállate!

La posición de Sugey fue en alta demanda de silencio, Melody le vio con ojos de temor, pues era la viva imagen de su madre, Sugey se parecía tanto a su mamá que era como verla a ella enojada con ella, como cuando se embarazo y decidió abortarlo sin decirle a ella, su madre le regañó tan fuerte que desde ese día, Melody no volvió a ver a su madre nunca más, porque al tiempo después, ella se había divorciado de su padre.

Sugey ya no aguantaba por lo que salió corriendo de la casa y detrás de ella fue Adam, él sabe que en el estado que ella está podría pasarle algún accidente.

"(Vaya, es rápida.)" —Pensó Adam.

Sugey es rápida en si, porque entrenó, siempre ella a querido entrar al ejercíto así que entrenó tanto para que fuera ágil y rápida, pero Adam al ser un soldado de élite entrenado y profesional, es mucho más rápido que ella y consiguió alcanzarla antes de que cruzará la calle.

— ¡Sugey alto! —Adam le sujetó del brazo.

Adam le detuvo en el momento justo que todos autos comenzaron a circular, Sugey miró al frente y sus ojos desbordaban de lágrimas, Adam con delicadeza le volteo y sus ojos parecían cristal, pues las lágrimas estaban amontonadas en sus parpados, él sin mucho esfuerzo solo le jaló hacía sí mismo y la abrazo, ella se sintió débil y vulnerable en ese estado por lo que acepto a Adam y se oculto en su pecho.

...✯✯✯ ☾︎☠︎︎☽︎ ғʀᴀɴᴄᴏᴛɪʀᴀᴅᴏʀ ☾︎☠︎︎☽︎ ✯✯✯...

Mientras tanto en casa de los Scott, el Sr. Scott estaba hecho una fiera contra su hijo y la prostituta de Melody, así él la describió.

—Prostituta, callejera. —Le decía el Sr. Scott.— No eres bienvenida en mi casa y te irás de aquí así como estás.

— ¡No señor! ¡E-Espere! —Le pidió Melody.— ¡Ay! ¡No, por favor! ¡Espere!

El Sr. Scott tomo del brazo a Melody y así desnuda, la aventó fuera de su casa, donde todos verían la desnudez de Melody.

— ¡Vean todos a esta prostituta! —Exclamó el Sr. Scott.— ¡Véanla bien! ¡Porque es una rompe relaciones! ¡Cuidado porque donde ella esté perderán sus relaciones y matrimonios! ¡Es una callejera! ¡Vete de mi casa, mujerzuela!

El Sr. Scott la empujó a la calle y él regreso a su casa, Melody quizás nunca en su vida haya sido tan humillada como lo a pasado justamente ahora, pero por si fuera poco, muchos comenzaron a grabarle, ella agachó la cabeza y corrió lejos de ahí, aún sabiendo que estaba completamente desnuda.

Adam consiguió mirar a Melody correr desnuda, él suspiro, conocía bien el carácter de su tío y sabe que si a ella le fue así, es seguro que a William le irá peor.

—Disculpe señor. —Adam le habló a un hombre que pasaba.— ¿Sabe donde hay un parque cercano?

—A dos calles de aquí, encontrarás el parque, hijo. —Le responde el señor.

—Muchas gracias.

—No es nada.

—Su, vamos.

Ella no le quería soltar, por lo que él se le hizo quizás más divertido y por decir, romántico. Él la cargó y avanzó hacía el parque, Sugey rápidamente oculto su rostro en el cuello de Adam y lo abrazó, pues en verdad no tenía la intención de moverse y menos de caminar.

Al llegar al parque, Adam se sentó en unas bancas a la sombra de un árbol viejo.

Pronto se le ocurrió algo gracioso por el momento.

— ¿Vas a negarme que no te gustó que te haya cargado hasta acá? —Preguntó Adam.

Un gruñido ahogado por parte de Sugey fue su respuesta, por lo que Adam sólo se rio ante aquel gesto infantil de ella.

— ¿Te sientes un poco mejor? —Le preguntó Adam.

Sugey movió afirmativamente su cabeza, a lo que Adam por el movimiento en su cuello, supo que así era.

— ¿Por qué amar debe doler tanto? —Le preguntó Sugey de repente.

—Porque te abres a confiar en otra persona, le muestras tus defectos, tus vulnerabilidades, tus fortalezas, tus pros, tus contras y así. —Respondió Adam.

—Hm…

—Él no se hubiera dejado caer tan fácil si algo no lo hubiera provocado, conozco a William, estaba determinado.

—Tuvo que haber sido Melody.

— ¿En verdad ella es tu hermana?

—Media hermana, ella era hija del primer matrimonio de mi madre.

—Oh, que bajo.

—Todos me decían la verdad y yo por ciega no les creí.

—Le diste una confianza que por lo visto, no supo cuidar bien… ¿Quieres ir por un helado?

—Hmm, no gracias.

— ¿Segura?

—Sí.

—Bueno, ¿Qué te gustaría saber de mí o de Bertha? Algo para distraerte.

—De hecho, ya que lo mencionas.

Sugey se alejó de su cuello y se incorporó en estar sentada a ahorcadas sobre él mientras se limpiaba el excedentes de lágrimas, a lo que Adam le ayudó con las demás.

—He notado que Bertita es algo temerosa de lo que vayan a comentarle los adultos, tiene un comportamiento un tanto… ansioso ante la idea de socializar. —Le dijo Sugey.

Adam abrió levemente los ojos en sorpresa, pues no esperaba que alguien más se diera cuenta de los ligeros grandes problemas que su pequeña hermana tiene.

Él suspiro y le hizo una seña a Sugey de que se sentará a su lado, algo que ella entendió y Adam se recargó sobre sus piernas para ver a Sugey.

—En casa, Bertha sufría de mucho maltrato fisico y emocional por no interesarse en ciertas cosas que a mi familia les interesa demasiado. —Comenzó Adam.

—Pero ¿los señores Scott no se ven con esas intenciones, o sí? —Le preguntó Sugey.

—No, no, perdón, ellos no. Nuestros padres.

—Ah bueno.

—Desde los seis años yo me interese por los militares, la policia y demás, a mis padres les encantó la idea y más aun cuando yo le di seguimiento en entrenar en… ser policia y aplicar a la academia de policias. —Adam apretó sus puños.— Pero Bertha no tuvo esos mismos gustos que yo, ella se enfocó más en la literatura, le encanta leer y de grande quiere ser editora.

—Eso se oye lindo para ella, pero te escuchas, un tanto triste y decepcionando.

—Sugey, no le digas nada a mi hermana, aunque sé que ella lo averiguará pronto, pero mi familia abusaba de mi hermana de maneras muy feas, esa es la razón por la que ella teme tanto a las reacciones de los otros adultos y de su ansiedad social.

Sugey se mantuvo callada, no era dada al drama de escuchar cosas como esas, ella hacía "Oh por Dios ¿Cómo?", "¡Qué barbaridad!", no, ella era más calmada y escuchaba y daba su opinión si es que era requerida.

—No sé si te haz dado cuenta, que ya se volvió un poco apegada a ti. —Le dijo Adam.

—Si lo note, pero pensé que era normal dado que como ella me agrada…

—También le agradas, pero principalmente es porque contigo se siente segura.

—Comprendo.

—Bueno ¿quieres ir por algo para levantar ánimos?

— ¿Te refieres a beber?

— ¿Tú no bebes?

—No, desde que algo me paso en una fiesta.

—Bueno, ¿un helado?

—Tú tienes hambre, ¿verdad?

—Un poco.

— ¡Quítate anciana! —Exclamó un joven hombre de entre los 25 a 30 años.

Una mujer mayor se ve tirada en el suelo, mientras llora, pues el hombre le empuja y quien de inmediato se levanta a correr a proteger a la mayor, es Sugey quien empuja al hombre con fuerza hasta que lo tumba.

— ¡Qué te pasa, eh! —Sugey se enojo.

—No te metas, idiota. —Le escupió el hombre sus palabras.

—O sino que harás ¿eh? —Le dijo Adam.

El hombre tuvo que alzar la vista un poco, pues Adam es muy alto para su joven edad, Sugey ayudo a la mujer a ponerse de pie mientras que Adam mira terriblemente mal, a lo que el hombre chasquea la lengua y se va.

— ¿Se encuentra bien, señora? —Le pregunta Sugey.

—S-Sí, solo dolió un poco la caída. —Respondió la señora.

—Sin ser irrespetuoso, pero usted ya no esta para caídas, miss. —Le dijo Adam.

—Oh, no te preocupes joven, pero debo de trabajar para ayudar a mi esposo.

—No es por ser metiches, pero ¿ocurre algo? —Preguntó Sugey.

—Mi esposo tiene una enfermedad y los gastos del hospital son muy altos, por lo que debo de hacer un esfuerzo por la salud de mi marido.

—Miss, pero usted también no se ve bien. —Le dijo Adam.

—No importa, debo cuidar de mi esposo.

Sugey vio que la señora no se veía nada bien, ella le sujeto pues parecía que perdía mucho el equilibrio, no estaba bien.

— ¿Dónde vive usted, miss? —Le preguntó Adam.

La señora le da dirección de su casa y Adam tomó su teléfono he hizo unas llamadas, seguido de que pidio un taxi y le dijo a Sugey que fueran al hospital.

—Pero mi esposo…

—Una ambulancia ya fue por él, no se preocupe por los gastos del hospital. —Le dijo Adam.

—Pero joven…

Adam le sonrió y Sugey solo miró con cierto asombro a Adam, él lo notó y le guiño el ojo.

Su turno, empezaba ahora.

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