—Jelena, por favor te dejo a cargo al bebé, iré al jardín, si despierta me avisas —le digo a la nueva niñera que contrató Loren.
—Como diga señora.
Bajo las escaleras después de dejar a Jelena con Aiden, los chicos ya debieron de preparar todo, inventaron un picnic para el día de hoy ya que lo tiene libre porque es sábado, decidieron pasarlo aquí en la mansión.
—Por favor mi señora, tome asiento —me ofrece Peter y me incorporo en la silla con la ayuda no pedida de él, estoy casi segura que Mason le pidió que estuviera a cargo de mi mientras el no está.
—¿Quiere algo de fruta?—me pregunta Jack, otro supervisor, hasta la comida me la tiene controlada Mason.
—Por supuesto, gracias —le respondo tomando un pequeño recipiente con frutas en trozos.
—¿Y Aiden? ¿Todavía duerme? —me pregunta Helen, la cual está en el pasto entre las piernas de Joseph que parece una garrapata, no la deja sola tampoco.
—Si, aún duerme —le digo llevándome a la boca un trozo de fruta.
—¿Cuando me darás uno de esos?— pregunta Joseph a Helen al oído, pero logré escucharlo.
—Muy pronto te daré uno a ver cómo te comportas como papá — dice ella dejando caer su espalda en el pecho de él.
—Ya verás que seré un buen padre —afirma Joseph plantando un beso en su mejilla.
—¿La pasan bien chicos?—se escucha una voz diferente, era la señora Loren que se unía a nosotros.
—Si suegra, debería probar un poco de pastel —responde Samuel mirando a Emily para que se sintiera irritada.
—Oh, ya tengo un nuevo yerno, eso es nuevo —bromea ella tomando el pastel que Samuel le ofrece.
—Ya quisiera ese baboso, no le des cabida mamá —gruñe Emily lanzándole una mirada fulminante a Samuel, él solo le guiña el ojo y no argumenta nada.
—¿No es de tu agrado los arándanos?—escucho que le pregunta Maicol a Lauren.
—No me gustan —afirma ella arrugando la nariz.
—Bien, entonces come fresas, son dulces como tú —lo último lo dijo en un susurro.
—¿Que dijiste? —indaga ella alzando una ceja.
—Nada, solo come la fresa —miente Maicol mirando en otra dirección con el ceño fruncido, Loren y yo intercambiamos miradas cómplices, algo raro pasa acá entre estos cuatro.
—Loren, ¿Vienes de hablar con él?—indago mientras que los chicos se centran en lo suyo.
—Si, pero al parecer no estaba de buen humor, recién llega y está con el diablo adentro —responde ella soltando un suspiro cansado.
—¿Regresó solo para conocer a Aiden o para quedarse? —pregunto llevando a mi boca un trozo de fruta.
—A eso iba, él renunció a su puesto como líder de los rusos, se quedará permanente en la ciudad —afirma Loren con un dejo nostálgico.
—¿Enserio? ¿Franco lo sabe? —indago desprendida.
—Si, no quedaron en muy buenos términos por eso, pero ya se le pasará, es su hijo y debe respetar su desición.
—¿Y como lo has tomado tú? ¿Estás de acuerdo?
—Si, yo lo apoyo en todas sus decisiones, pero lo que me preocupa es que haya venido con otro propósito, cuando fui a su habitación para hablar con él, tenía muchas fotografías en su cama de tu amiga, y además de eso en la pared estaba incrustada su daga con un pañuelo que decía el nombre de ella, ya sabes a qué se debe su regreso —relató, y pude notar su preocupación.
—Entonces...¿Renunció para poder regresar y volver con ella? —concluí, es lo más probable.
—Esas son mis conclusiones.
—Espera un momento... —me detuve pensativa.
—¿Que pasa?
—Madison se fue casi al mismo instante que él llegó, ¿lo habrá visto?.
—Cabe es posibilidad, pero no entiendo por qué llegó tan molesto, no creo que hayan hablado ¿O si?
—Ya viste como se puso ella de solo escuchar su nombre, no creo que quiera verlo, ni mucho menos hablar con él, no será bien para ella saber que él está de regreso.
—No deberías de decírselo.
—¿Y si la busca?
—Ese ya es otro tema, ojalá y no cometa una locura.
—Tengo un mal presentimiento.
...
**Emily**
—¡Hey!
—¡Maldición! —reaccioné exasperada, este tonto quiere matarme de un paro cardíaco.
—¿Que estás haciendo?—me pregunta curioso.
—¿Y a ti que te importa? ¡Casi me matas de un jodido susto! —respondo furiosa, que entrometido es este chico.
—¿Hablabas por teléfono a escondidas de tu madre? —supone el imbécil.
—No seas metiche, no es lo que parece...—mentí desviando la mirada para que no vea el letrero de mentirosa que tengo plantado en la frente.
—¿No es lo que parece?—pronuncia con una sonrisa de suficiencia—te alejaste de nosotros a hurtadillas cuando tú teléfono vibró y viniste a esconderte en la parte trasera del jardín, ¿No es sospechoso viéndote con el teléfono en la mano?.
—¿Y que más da? Estoy en mi casa y puedo venir a donde se me da la gana, no necesito darte explicaciones ni a ti ni a nadie, y si no tienes nada más que decir, puedes volver al infierno de dónde saliste, hueles a azufre —concluyo pasando a su costado, pero el muy idiota asió mi brazo y me pegó contra la pared de manera abrupta, apoyó una mano en la pared y la otra la metió a su bolsillo.
—Estás invadiendo mi espacio personal —señalo algo incómoda, Samuel estaba muy cerca y me mira de una manera extraña.
—¿Con quién hablabas? —me pregunta, pero esta vez se puso serio.
—¿Por qué eres tan entrometido, Samuel? ¿Tus padres no te enseñan modales? —cuestiono retadora, él frunció el ceño y tomó mi mentón, pude sentir fuerza en el agarre de sus simples dedos en mi barbilla ¿¡Que demonios pasa!?.
—Te preguntaré de nuevo, abejita, ¿Con quién hablabas a escondidas? —indaga nuevamente sosteniendo mi mentón, esto sí que es incómodo.
Samuel y yo no nos hemos llevado muy bien, cuando se quedó a vivir aquí con su familia un tiempo, me molestaba a cada momento, es bastante molesto e irritante, no lo soporto, es más, ambos no nos soportamos, somos como el agua y el aceite.
Además, una vez que fuimos a la misma fiesta juntos, me pilló hablando con un chico, y desde ese momento empezó a molestarme más intensamente, decía que era un tonta delante de la persona que me gusta, pero él no se queda muy atrás, me he dado cuenta que no tiene ninguna relación seria con alguna chica, presencié una vez que fue rechazado, y las chicas no duran nada con él, es una pena, también es patético.
—No te lo diré, haste a un lado, necesito pasar —lo empujo con mis dos en su pecho, pero sentí que toqué fue a una roca en vez de a un ser humano.
—¿No me lo vas a decir? —alza una ceja, y su mirada no me gusta para nada.
Tragué en seco y negué con la cabeza, obviamente no le iba a decir que estaba hablando con un chico al que le di mi número celular en el bar, esta puede ser una futura relación, el chico es serio, y no es un odioso como Samuel.
—¡Ay!
Samuel resopló irritado, me tomó con brusquedad del brazo y me tiró en el pasto y me golpeé fuerte el trasero.
—¿¡Te volviste loco!? —le reclamo tratando de volverme a levantar y darle su merecido, pero antes de que pudiera hacerlo ¡Se subió encima de mí!.
No dijo nada, abrió mis piernas con sus dos manos y se adentró colocando mis muñecas unidas sobre mi cabeza en el pasto, no lo niego, me estoy empezando a asustar, este Samuel de ahora está muy raro, y lo más importante ¡Este maldito tiene mucha fuerza!.
—¿No me lo vas a decir, abejita? —vuelve a preguntar con un tono más suave, pero me da miedo, quiero meterme la droga que este se mete para tener un cambio de humor así de repentino.
—¿Por qué quieres saber eso? Solo fue una llamada, no tiene nada que ver contigo —le digo disgustada, aunque me tenga sujetada fuertemente en el pasto, no me voy a doblegar, ni siquiera mi madre me hace un interrogatorio para que lo venga a hacer un patético don nadie.
—Ya veo, si eres testaruda, hay que darte una lección que no olvidarás jamás —menciona, y usa su mano libre para subir ¿¡Mi blusa!? ¿Que demonios está pasando?.
—¡Detente ahí! —ordeno con firmeza, nadie me ha visto así de expuesta, por suerte se detuvo y no pudo ver mi abdomen.
—¿Y entonces, abejita?
—Mi padre te matará si sabe lo que me estás haciendo —sentencio, pero lo único que hace ese lunático es sonreír ¿¡Se está riendo en mi cara!?.
—Adelante, puedes decirle, no creo que sea capaz de tocarle una cabello al hijo de su mejor amigo —dice con simpleza.
—¿¡Me estás diciendo que tú eres más importante que yo!?
Samuel ya me está sacando de mis casillas, por los comentarios que he escuchado de mi padre últimamente cuando me ve con él, puedo decir que si le cuento lo que me hace Samuel, le va a dar gusto en vez de ayudarme ¡Esto no puede ser!.
¡Mi padre le dice yerno a Samuel!
Estoy perdida, ni siquiera cuento con mi madre, ella también toma eso como nada porque sé que en fondo al igual que mi padre, también quiere que tenga algo con este baboso, prefiero irme a un convento.
—Pensé que no eras inteligente, ahora dime ¿Continúo? —habla con una sonrisa torcida en su rostro que me hace perder los estribos.
—¿Que es lo que quieres? Me haces perder el tiempo y es muy valioso —ataco con indiferencia.
—Que me digas con quién hablabas.
—¿Eso es todo? ¿Haces esta estupidez solo para saber eso? Eres un lunático demente, estás enfermo —escupo con un tono de voz ácido.
—Ya que te parece esto una estupidez, no veo el problema en que continúe con esto.
—¡Espera! Bien, te diré.
—Te escucho.
—Estaba hablando con un chico —confieso con fastidio, odio que me haya sacado la información, se suponía que iba a ser secreto.
—¿De qué hablaron?
—¿¡Que!? ¿También quieres que te dé detalles?
—Creo que quieres que continúe.
—Espera, espera, bien, solo hablamos sobre la universidad —le miento, no iba a exponer mis cosas íntimas con este loco, y si sigue de intenso, le grito a mi madre.
—Mientes —asegura.
—¿Que? Me pides que te diga con quién hablaba y te lo dije, me preguntaste de qué hablamos y te lo dije, me tienes aquí inmóvil como una estúpida y sigues jodiendo, ¿Enserio estás bien de la cabeza? Si no me crees es tu problema ¿Okey? No tengo por que darte detalles de nada, ahora suéltame o le gritaré a mi madre —planteo tratando de liberarme de su fuerte agarre, pero todo lo que hago es inútil, tenemos la misma edad, pero no la misma fuerza.
—Siempre has sido tan terca, abejita —comenta inclinándose hacia mi rostro, quedó en una distancia bastante imprudente.
—¿Q-que estás haciendo? Aléjate de mí —hablo en un balbuceo.
—Estás temblando abejita, ¿Tienes miedo de lo que te pueda hacer? —me pregunta al oído, pero no le respondo —mejor ten miedo de lo que me entere, así soy más peligroso, abejita.
Concluye dejando un beso en mi cuello ¡Un beso en mi cuello!
Me libera de su agarre y se pone de pie mirándome desde arriba, mete sus manos en los bolsillos y antes de irse me lanza un guiño con una sonrisa aparentemente dulce en su rostro, lo maldigo cuando ya se había alejado de mi, quedé en shock total.
¿Que acaba de pasar?.
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Comments
rocio vazquezmendez
me encanta tu historia 😃 debes seguir escribiendo porque es algo maravilloso conocer de otra forma las historias
2024-06-13
4
Veronica Varón
las chicas parecen de la misma edad de los chicos según nos muestra la historia, entonces desde que edad el papá les desaparecía a los enamorados porque no eran dignos de ellas?🤔😱🙉
2024-01-07
5
Maria Solorzano
Está enamorado y ella no se da cuenta 🙄🤭🤭🤭
2024-01-05
0