La ley

Teodoro se levanta temprano, va a la habitación principal para revisar si Nina y el niño están bien, él, (estando en su propia casa, fue a pasar la noche en una habitación para huésped) pero no están. Los busca en el baño y tampoco pero había un olor a los productos infantiles, pues era indicio que Nina ya cambiado pañal al bebé ¿Dónde pudo haber ido una mujer con un bebé? Vistió con su bata y bajó las escaleras y unas voces sale de la cocina, avanza era el chef que inicia el preparado del desayuno y Nina estaba allí, alimentando al niño con el biberón. Sintió paz en su corazón, ver a Nina con el bebé, parecía una bella escena hecha a propósito. La maternidad le asienta cómo anillo al dedo.

Teodoro tiene junta a primera hora con su abogado, quiere presentar hoy los cargos en contra de Elsa. Mientras el chef está preparando el desayuno, y el niño ya está comiendo, va a prepararse, en la sala de estudio, empaqueta todas las evidencias, clasificadas por color según la demanda. Durante el desayuno Teodoro conversa con Nina.

-Nina, quédate en casa a cuidar del bebé.

-Yo tengo que ir a trabajar. Debo ir a mi ex casa, por qué no hice cambio de dirección.

- Te puedo mantener. Deja el trabajo.

-No. A mí nadie me mantiene. Discúlpeme pero a mí me enseñaron a qué debo trabajar...

-Muy bien, los sirvientes cuidan del niño, y yo te arreglo un auto con chofer para que te lleve al trabajo.

-Estoy trabajando en el turno tarde. Mi ropa está en casa de Elsa…

-Estaba.

-¿Qué pasó? – entra en pánico - ¡Mi uniforme!

- Mandé a mis hombres a qué saquen todas tus cosas de la pocilga esa. También, di la orden de lavar toda tu ropa. Así que él uniforme debería estar listo, lo subirán a las siete y media. Te he comprado nuevo estuche de maquillaje para tu trabajo.

-Gracias. - Nina se quedó sin palabras.

-A ti, Nina. – toma sus manos y las besa sin evitar el contacto visual.

Nina nunca recibió ese tipo de tratos, retiró sus manos tan rápido como pudo.

-¿Te ofendí?

-No… solo que… nunca nadie me trató así… es raro para mí.

-Para todo hay una primera vez. Yo tengo una reunión con mi abogado. Sobre la cómoda hay un paquete, es un celular nuevo, el tuyo fue destruido en la discoteca.

-Gracias, nuevamente por todo. - bajó la mirada, es consciente que el hombre la está ayudando mucho.

-Tengo que irme Nina, Guillermo viene en diez minutos, debo bajar las carpetas.

- Que sea un día bueno.

-Igual para ti Nina.

Al decir la frase se puso de pie y besó la frente de Nina. Fue por las carpetas y Guillermo llegó dos minutos antes de la hora pactada.

Cuando Teodoro llegó a la oficina, por de tras estaba llegando su abogado.

-Presidente Salas, buen día.

-Doctor, buen día, pase.

-Gracias.

-Tome asiento, por favor. Dos café – le habla ahora a Guillermo.

El guardaespaldas deja las carpetas y fue por los café.

-Dígame, ¿Cuál es problema?

- En estás carpetas tengo las pruebas para demandar a Elsa Montes.

-Veo muchas pruebas.

- Son varias demandas. Uno, uso de estupefacientes para manipularme a su antojo. Dos, intento múltiple de asesinato en contra de Nina Lara. Tres, ludópata y entrega de bienes ajenos para saldar deudas y cuatro, abandono de menor. Solo para mencionar las más graves acorde a mi criterio.

- Señor presidente, esto es muy delicado ¡Son cuatro demandas!

- Quiero hundir a Elsa.

Guillermo entra con los café y recibe una orden.

-Busca a Elsa, y una vez ubicada, llama a la policía para que la arresten y tú ya sabes los motivos.

-Sí, señor.

Guillermo se fue y la conversación se reanuda.

-La razón por la que digo que es una situación delicada, es que si ella juega, ellos tienen reglas y la ley ampara esas reglas.

- Con que ellos tienen poder.

-El que pierde, pierde. Ya tuve un caso y ganar la partida a esas reglas es casi nulo. El demandante perdió más de la cuenta y el demandado, quien fue mi cliente, ganó, pero no me sentí cómodo.

- Pero Elsa es quien juega, Elsa ofreció la casa de Nina para cubrir la deuda.

- Eso puede complicar las cosas, el juicio puede durar años ¿Seguro de demandarla?

-Quiero hundirla.

-Reviso y ordeno los documentos. Luego hacemos la denuncia ¿El niño dónde está?

-Está conmigo, en casa.

- ¿Sabe del paradero de la señorita Nina?

-Está conmigo, es mi pareja.

- ¿Pareja? Es quiere decir que no están casados.

-No.

-¿Piensa casarse?

-De eso tengo que hablar con Nina, mañana.

-Sí se pudiera presentar los planes de boda, puede haber más probabilidades que Elsa pierda con más facilidad. Si se casa ahora, Elsa tendrá todas las de perder. Eso podría ser catalogado como destrucción de hogar, según la ley, ese delito tiene mucho peso, por que en cualquier momento, Elsa, puede entregar como pago su empresa, si sigue jugando.

-Entonces, el matrimonio da más peso a la denuncia.

- Exacto.

-Ya veré como se lo propongo a Nina.

- Explíquele bien para evitar malos entendidos.

Estos dos hombres continúan con su conversación, el abogado ordena los documentos y hace pedido de otros que el juez podría pedir. Por otro lado, Guillermo tuvo un trabajo fácil, está llegando a casa de Elsa y dio con su paradero sin esfuerzo alguno,, ella está regresando de la panadería, camina despacio, es evidente que es una mujer recién parida. Esperó con paciencia a que entre a casa y llama a la policía para informar que la mujer que abandonó en el hospital a su bebé está en casa. Luego de llamar envía las coordenadas.

La policía ya sabía que una llamada con cierto número debía llamar para efectuar el arresto, puesto que estaban listos. Teodoro había ejecutado unas llamadas allí y en otro lugar. En media hora, llegaron y le tocan la puerta. Esperaron con prudencia, pues saben de su condición. Elsa abre la puerta.

-Sí, buenos días ¿Qué se le ofrece?

-Señorita, tenemos orden de arresto por abandono de un menor, y intento de homicidio de primer y segundo grado. Permanezca en silencio y acompañemos a la comisaría.

Elsa está asombrada, pero para evitar el arresto busca una coartada.

-Debe haber un error, yo nunca he abandonado un menor y menos matar a alguien.

-Señora por favor, acompañemos y declare su versión a la comisaría.

-Señor, debe haber un error. Yo no tengo hijos.

Pero una evidencia la delata, su blusa se está mojando con la leche, por lo tanto es una mentira y los agentes del orden son observadores y se dieron cuenta que está mintiendo, ellos fueron persistentes y se llevan a Elsa sin necesidad de usar la fuerza.

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