Al verla salir por esa puerta mi corazón saltó de la emoción, ella estaba mucho más bella, tenía 23 años, su cuerpo se mira más repuesto, traía un pantalón blanco de vestir pegado a sus piernas, se podía ver las gruesas piernas que tenía, esas amplias caderas, era simplemente única; pero la parte de arriba era aún más bello, su blusa de color negro pegada a su cuerpo, de tirantes, con un escote en V, que dejaba ver un poco de sus hermosos senos, de su piel blanca.
Se miraba increíblemente tentadora, pero verla de la mano de ese tipo, hizo que la sangre se me pusiera caliente por el coraje que me dio; la mira sonriendo y lo peor fue cuando ella le dio un beso en los labios, ver cómo ese hombre la abraza pasando sus manos por su cintura, dejando su mano poco más abajo de sus caderas.
Esa imagen me enfureció, me llenó de rabia y desprecio, mi vicio se puso roja del odio, de los celos que sentí en ese momento; me quedé inmóvil ahí sentado dentro de la camioneta, viéndolos, sin perderlos de vista.
Al verlos subir a un taxi ordenó ir tras ellos, pero a cierta distancia, no quería que se dieran cuenta de que los seguía; estuvimos detrás de ellos por 30 minutos hasta que llegamos a un restaurante.
El taxi se detuvo y miró cómo se abre la puerta de atrás, el hombre baja, le da la mano para ayudarla a bajar; pero entre más miraba, más odio se acumulaba en mi interior. Ella bajó y después de cerrar la puerta, ella lo abrazó y volvió a besarlo, ese hombre le correspondía, pero está vez, él acarició sus mejillas, después la tomó de la mano y entraron al restaurante.
Era un restaurante de comida Italiana, parecía un buen lugar; yo no podía entrar y arriesgarme que me viera, así que mandé a uno de mis hombres, que ella no conocía, se había unido a nosotros un año después de que desapareció.
Mi hombre entró al restaurante y le hice una videollamada, para qué los enfocará, quería ver lo que hacían; me quedé sorprendido con la astucia de mi hombre, se sentó a un lado de la mesa de ellos y no solo pude ver lo que hacían, también pude escuchar lo que hablaba.
Escuché cuando ordenaron, como él pedía un vino; eso me hizo reír, pidió un vino barato y malo, cosa más ridícula. Después de que ordenaron mire como él tomó su mano y empecé a escuchar lo que hablaban.
Sami, mi amor, quería decirte algo que tal vez no te va a gustar; no me van a dar vacaciones hasta diciembre, ¿podemos posponer la luna de miel para entonces?, Discúlpame mi princesa, pero la empresa tiene sus políticas y no podrán dármelas hasta entonces.
Amor, eso no es importante, para mí lo único que importa es nuestra boda, por fin podremos estar juntos y compartir esta vida juntos; apoyarnos es lo único que importa, despertar cada día a tu lado es lo único que me importa.
Yo pienso lo mismo, tenerte a mi lado es lo único que deseo, me va a gustar poder abrir mis ojos todas las mañanas y lo primero que mire seas tú; pero más me va a gustar hacerte el amor, mostrarte todo lo que te amo y poder sentir tu amor completamente.
Eso suena muy bien, hacer el amor, entregarnos completamente sin limitaciones, sin tener que salir corriendo, por qué me esperan en casa; estoy feliz, por fin tendré una familia completa.
Sami, yo te voy a dar esa familia y sabes que confío totalmente en ti; pero espero que en el futuro, tú me cuentes ese pasado tuyo, me gustaría poder saber todo para poder ayudarte más y sobre todo saber sobre el donador de esperma, que hizo que mi hijo naciera.
Yo, sí quiero contarte todo y creo que tiene que no debo tardar más tiempo; mi amor, te voy a contar lo que pasó…
Maldición era lo único que retumbaba en mi cabeza, estaba por saber quién era el padre de su hijo y tenía que llegar la comida, interrumpiendo su maldita plática.
Me toco verlos comer, ver como ella le daba en la boca a que probara su comida; verla tan amorosa, tan atenta y feliz, hizo que me llenara de rencor, de repulsión. Solo quería ir ahí, matar a ese hombre y a ella, hacerla sufrir, hacerla suplicar por perdón, suplicar por mi perdón, por mi atención.
Seguí mirándolos y cuando llego el postre, la escuche decir.
- quiero contarte toda mi vida, escúchame y no digas nada hasta que termine.
Yo quedé huérfana a los 5 años, mis padres murieron en un accidente de auto; los mejores amigos de mi papá, me recogieron y me llevaron a vivir con ellos, son una de las familias más ricas de Italia.
La pareja era algo cruel conmigo, tuve que ganarme el plato de comida, a pesar de ser una niña tenía que trabajar en la cocina, lavaba los trastes de todos, tenía que ayudar a picar las verduras, a limpiar los pisos de toda la casa, a barrer, trapear, sacudir, todo lo que hace una empleada doméstica.
A los 6 años me enviaron a la primaria pública, donde por ser huérfana tenía la ropa más desgastada, las libretas ya usadas, las de reciclaje, los libros más viejos y los zapatos casi rotos; todo esto hizo que los niños de la primaria me trataban mal, sufrí mucho mientras estudiaba. Cuando llegaba de la escuela era lavar los platos de la comida, barrer y trapear, dejar la cocina totalmente recogida.
Los empleados de la casa eran malos conmigo, siempre me humillaban y me hacían hacer sus trabajos; mi habitación, estaba donde estaban los empleados, me dieron el cuarto más pequeño, el más lejos de la casa, que tenía humedad, no tenía ventanas y cuando llovía, el agua se filtraba por la pared.
Así pase gran parte de mi niñez hasta los 12 años, que conocí mi peor desgracia; el hijo de los dueños llego a la casa, él estudiaba en un colegio privado y acaba de terminar sus estudios de preparatoria. Había vuelto a Italia porque quería estudiar la universidad ahí; yo lo conocí cuando tenía 12 años y él 19 años, era el único hijo, el consentido, no había algo que él quisiera y no se lo dieran.
Sus padres nos presentaron y yo por un momento pensé que era un buen joven; pero no fue así, primero era un mujeriego, las mujeres de la ciudad se le ponían de tapete y él se aprovechaba de eso, las llevaba a su cama, las trataba como objetos, muchas las mire llorar.
Él siempre disfrutaba de fiestas, siempre con sus amigos y cuando tenía las fiestas en casa, solo me humillaba, me ponía a servirles, atenderlos como si fuera la sirvienta de la casa.
Yo soportaba porque sabía que al cumplir 18 años, podía irme de la casa sin problemas, estudiaba, para tener como defenderme, mínimo tener hasta la preparatoria; nunca me rendí, ignoraba las malas palabras, los malos deseos, las criticas, solo me dedicaba a lo mío.
Algo que creo le molesto al hijo de los dueños, porque siempre me ocupaba para todo, hasta para limpiar su cuarto, lavar su ropa, limpiar sus zapatos, era prácticamente su esclava doméstica, siempre me humillaba de las peores formas.
Yo estudiaba, salía de la secundaria, al llegar a casa era solo atenderlo a él, escuchar sus gritos, sus malos tratos; pero fui fuerte y trataba de soportarlo.
Yo estaba sola, no tenía amigos, no tenía familia y aun así quería vivir, ser feliz; siempre puse en mi mente que un día saldría de esa casa y todo terminaría.
Pero lo peor de mi desgracia empezó a unos días de mis quince años; una de las sirvientas me acoso de ratera, hasta un collar de la señora apareció en mi habitación. Yo traté de explicar que eso no era cierto, que yo no lo había tomado, pero la señora no me creyó y casi voy a dar a la cárcel; pero en ese momento, él llegó y me defendió, diciendo que yo había estado con él todo el día, en ese momento fue como mi héroe, dio la cara por mí y eso me hizo sentir feliz, agradecida con el joven.
Cosa que fue mi error, después de eso se empezó a cercar a mí de manera más amable, hasta me invitó a celebrar mis 15 años, me dio el día más especial de toda mi vida, me llevo a pasear en las canoas, una fiesta de máscaras, me compro un vestido hermoso, de estilo virreinal y al final terminamos en uno de los puentes de la ciudad, viendo lo hermosa que se miraba la ciudad.
Los dos platicábamos y reíamos como dos buenos amigos hasta que pasó algo que marcaría los peores días de mi vida; sin que yo lo esperara, él me tomó de la cintura, se pegó a mí y empezó a besarme con una brusquedad. Yo trataba de separarlo, pero él me sujetaba con fuerza y me tocaba por todas partes, hasta meter sus manos bajo mi vestido y tocarme sin ningún pudor.
¿Qué demonios estaba escuchando?, cómo se atrevía a decir todas esas mentiras; yo no podía creer lo que decía Sami, la historia de su vida era muy diferente a lo que estaba diciendo.
Me sentía más molesto, furioso con ella y yo solo pensaba en que eso no se iba a quedar así; Sami era una maldita mentirosa y si merecía sufrir de a deveras, para que no le quedaran ganas de contar tantas mentiras.
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Updated 48 Episodes
Comments
Lenita
El debe ser un jefe abusivo
2024-06-18
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Janet Herrera
🙄 mmmm me imagino que ese hombre es el 🤔? y está está echando mentiras como dice el porque este si la conoce bien , pero porque miente ella 🤔 ya estoy en un enriedo mal
2023-02-27
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