Mi noche laboral transcurría con normalidad. Uno que otro tipo coqueteando, pero nadie que valiera la pena. Además, no tengo ánimos de “tontear” con nadie, así que fingí no entender sus insinuaciones y, al final, aburridos, dejaron de insistir.
—¿Pasa algo? Estás algo distraído. Normalmente, aunque no les prestas atención, intentas que los clientes no se sientan específicamente rechazados.
Bruno, como siempre, muy observador. Igual él dice que debe asegurarse de que sus trabajadores sean respetados. Solo es cinco años mayor que nosotros (o sea, Charles y yo; Charles es un año mayor que yo, eso creo).
Bruno es muy responsable y confiable. Incluso tiene su propio negocio y es muy popular, muy opuesto a mi mejor amigo. Otra cosa muy importante sobre él: está felizmente casado. De hecho, Charles y yo solemos decir que él y su esposa son la personificación del verdadero amor.
—Supongo que estoy un poco distraído —le sonreí un poco.
—Oh, no te preocupes, si es solo eso, no pasa nada. Creí que algo malo había pasado.
Charles tiene razón en decir que él parece adivino, pero no puedo contarle lo que pasó esta tarde en mi casa. Aunque sí quiero hablarlo con alguien, desearía que Charles viniera esta noche. Pero es su descanso, y sé que si le escribo un mensaje, vendrá de inmediato. No voy a arruinarle eso. Solo volví a mi trabajo.
—No voy a abrir mañana, así que aprovecha y descansa, ¿de acuerdo?
Lo cierto es que sí necesito descansar y pensar en otra cosa, como por ejemplo a dónde mudarme. Así que no protesté. Igual, creo que por ahora tengo cubiertos los gastos de la renta o de la nueva casa. Lo demás es ganancia.
----*-
Hoy es mi día de descanso. Tenía pensado levantarme más tarde, pero vaya sorpresa: apenas son las 11 y ya estoy despierto. No es mucho lo que dormí si considero que salí a las 7 y me acosté pasadas las 9.
Bueno, no importa. Cocinaré algo y saldré a buscar un nuevo departamento. Ojalá más cerca del hospital y la universidad.
—¡Hola, cariño!
Ese saludo me hizo tan feliz que dejé lo que hacía y lo abracé. Charles correspondió mi abrazo e inició el interrogatorio. Él sabe todo acerca de lo que ocurrió con mi mamá y esa familia, también con mi familia adoptiva. De hecho, él y Bruno me han ayudado muchísimo. Son como mi otra familia… más bien, la única.
Al parecer, Bruno le dijo que algo me pasaba y lo envió a verme. Dijo que tenía el día libre para quedarse conmigo.
Le conté lo que ocurrió ayer. Estoy seguro de que se hubiera burlado de no ser porque yo, en verdad, estaba aterrado.
—¿Y si te vas a vivir con nosotros? Estarás seguro ahí, mi hermano no se opondrá. O nos vamos a vivir los dos juntos a otro lado.
Hace tiempo, Charles y yo dijimos que cuando ganáramos nuestro primer sueldo, nos iríamos a vivir juntos. Incluso Bruno nos ofreció la casa que quería comprar, y que ahora es un hecho. Dijo que nos rentaría una habitación a cada uno.
—No quiero molestar...
—No lo haces. Es más, voy a llamar a Bruno. Estoy seguro de que él y Caro estarán felices de recibirte. Es más, te apuesto que Jace dice que se muda también.
Reí por esa afirmación. Estaba seguro de que sí lo diría; después de todo, él solo vino por negocios.
Agradecí y llamamos a Bruno. Charles le dijo básicamente todo, aunque mencionó que ese tipo me acosaba y que era un muy mal sujeto. En fin, Bruno y Carolina, su esposa, se quedaron muy preocupados. Media hora después de colgar la llamada, mi casa estaba llena.
No solo vinieron Carolina y Bruno, sino también Jace y Daniela, su mejor amiga.
Jace sugirió ir con la policía. Dijo algo de que tenían un pariente con un puesto influyente. Incluso le llamó ahí mismo, pero no tenía buena cara al colgar.
Según lo que le dijeron, había muchas cosas turbias relacionadas con esa familia. Aunque, obviamente, todo el mundo se hacía el ciego —eso incluía a la policía—. No podían ayudarme, incluso si querían obligarme a casarme… o algo peor.
Ahora que sabía esto, lo mejor sería alejarme lo más posible de ellos. Quizás cambiar de ciudad o de país. Tampoco es que pueda darme esos lujos. ¿Mi programa de beca cubrirá eso?
—La policía no puede hacer nada, pero nosotros sí —dijo Bruno—. Te vienes a vivir con nosotros.
—No… si esas personas vuelven...
—No van a encontrarte —intervino Carolina—. Ya pensaremos en algo más adelante. Por ahora vienes con nosotros y punto.
Tampoco es que pudiera contra ella, y tenía la aprobación de todos.
Me ayudaron a empacar… o más bien, ellos empacaron todo. Y nos fuimos. Aún me quedaba una semana y media en ese apartamento, pero no importa. A donde voy estaré más a gusto y feliz, y de verdad espero que no sigan buscándome.
—Creo que me mudaré mañana mismo —dijo Jace.
—Qué envidia, yo no puedo mudarme con ustedes —dijo Daniela.
—No te preocupes, pronto podrás —respondió Carolina—. Pero Jace, la renta para ti será más cara.
Todos reímos al ver la expresión de desacuerdo de Jace ante esa afirmación.
—Está bien, pero quiero la habitación más grande —protestó.
—No, esa es la de Chris —respondió Carolina.
—¿Qué? ¿Por qué la de él? Yo soy mayor.
—Pero Chris se decidió primero —dijo Charles.
—Oye, no tengo problema en cederte la habitación más grande —le ofrecí.
Lo vi sonreírme feliz.
—Solo tendrás que compartir la mitad de tu sueldo conmigo, y llevarme y traerme del trabajo y a donde yo quiera.
—¡Ni loco!
—Bien —interrumpió Bruno—. Esta es la última caja. ¿Qué tal si vemos unas películas?
Todos estuvimos de acuerdo en que era una excelente idea. Preparamos palomitas, algunas botanas y sacamos refrescos.
El plan era perfecto. Nos divertíamos y, de vez en cuando, bromeábamos.
Aunque, cuando quieres portarte bien, no faltan las malas invitaciones. Y la nuestra llegó más temprano de lo que creía.
Era un mensaje para Daniela. Solo le dio una ojeada: una invitación a la inauguración de un nuevo club.
Yo no tenía ánimos de ir a un club, pero todos decían que era la opción perfecta. Debíamos celebrar que me había mudado con ellos, y además, que Carolina y Bruno tendrían a su primer bebé. Era ilógico: ¿querían celebrar en un club el embarazo?
Bueno… nadie le vio problemas. Ella no iba a beber nada con alcohol. Me rendí.
—Está bien, vamos a festejar. Iré a cambiarme también.
Los vi chocar los cinco, felices. Fui a mi habitación. Me puse algo sencillo: unos jeans negros ajustados y un poco rasgados, una camisa blanca —también algo ajustada— y dejé los dos primeros botones sueltos.
Me veía muy bien. No es que sea vanidoso ni nada, pero estoy orgulloso de mi cuerpo, y esta ropa lo demuestra bien.
Tomé mi billetera, mi reloj, mi celular… y salí.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 104 Episodes
Comments
luzteresa Caraballo
eso es correcto jajaja 😃
2025-04-30
0
Elizabeth Moreno
huye de esa casa pero va a un bar donde hay muchos ojos que lo pueden ver
2024-03-24
4
Maigualida Ramirez
el que anda huyendo y es capaz y se los consigue en ese lugar
2024-03-21
1