Sebastián
En el parque, cuando olí una fragancia a rosas y fresas, Bastian y yo decidimos buscar de dónde provenía, y ahí la vi... estaba sentada en una banca. En verdad, es hermosa. Mi luna. Al fin la encontré.
Vi que se alejaba, así que corrí tras ella. No podía perderla tan rápido después de tanto buscarla. Bastian se adelantó y, sin pensar, la cargamos como un saco de papas. Ella gritaba, pero no le hicimos caso. La llevé a una casa abandonada y la arrinconé contra la pared. Me acerqué a ella… la verdad es que sí, es hermosa, y su aroma es adictivo.
Ella seguía gritando, pidiéndome que la soltara. En un momento, la apreté con demasiada fuerza; no medí mi fuerza y la lastimé. Quise besarla, pero volteó el rostro. Cuando pensé que se había calmado y volví a acercar mis labios, se quedó quieta por unos segundos. Sentir sus labios fue como tocar el cielo. Pero entonces levantó su rodilla y me golpeó en los testículos. Me debilitó y así pudo escapar.
La vi huir, corrí tras ella, pero mi auto estaba muy lejos. No pude alcanzarla.
Sofía
Ya era la hora de la salida. No me puedo quejar, me fue bien en mi primer día de clases… claro, si no contamos al maniático que casi me viola. No puedo creer que ese tipo estudie aquí… y encima es primo de Sabrina, mi nueva amiga.
Estaba muy cansada, lo único que quería era llegar a casa y descansar. Justo entonces recibí un mensaje de Alex diciendo que no podría pasar por mí, que tomara un taxi. Al llegar a casa, decidí cocinar algo, así que preparé lasaña. Mientras comía, me vinieron a la mente los ojos del psicópata… y no podía entender por qué, pero había algo en él que me atraía.
Rechacé esos pensamientos de inmediato. ¿Cómo me va a atraer un psicópata? Además, no puedo pensar así, ¡tengo novio!
Sacudí la cabeza para quitarme esas ideas. Subí a mi habitación y me puse el pijama temprano; no tenía planes de salir.
Estaba aburrida, así que decidí llamar a Diana.
—¡Amiguis! ¡Amigocha! ¡Amigaxxx! —contestó al segundo tono.
Le empecé a contar todo lo que había pasado.
—No lo puedo creer, amix, ¡estás supersalada!
Antes de que se pusiera más intensa, le pregunté por Lucas.
—Chica, desde que te fuiste no lo he vuelto a ver bien. Sabes que solo convivíamos por ti, ¿verdad? No me ha llamado en todo el día. Y ya sabes que él y yo no nos llevamos.
—Eso es raro, él nunca suelta el teléfono… ¿tú crees que esté bien?
—Si quieres, puedo averiguar qué tanto hace. Pero chica… en vez de estar preocupada, ¡mira a tu alrededor! Seguro hay chicos mucho más guapos y menos idiotas que Lucas.
—Diana, ya hablamos de eso. Seguro sigue molesto porque me mudé. Bien sabes que él no quería. Él había planeado que nos mudáramos juntos.
Un mes atrás — Lucas
—¿Ya pensaste en la idea de vivir juntos?
—Tesoro, sobre eso quería hablar contigo. Estuve hablando con Alex...
—¿¡Tu hermana aceptó!?
—No, no es eso. Es que ya le dijeron a Alex dónde hará la pasantía, y es en un pueblo al norte de Aragón. Ella y yo nos vamos a ir a vivir allá.
—¡Voy a hablar con Alexa! Ella no puede obligarte a ir, ya tú eres casi mayor de edad.
—Lucas, tranquilízate. Tú no vas a hablar con nadie. Ella no me obligó a nada, yo decidí, y la decisión ya está tomada.
—¿¡Cómo diablos se te ocurre irte con ella!? ¡Y ahora me dices que la decisión ya está tomada! ¿Por qué no hablaste conmigo antes?
—¿En serio preguntas eso? Sabes muy bien todo lo que Alex ha hecho por mí, los sacrificios que ha hecho. No puedo pensar solo en ti.
Presente — Sofía y Diana
—Amiguis, ¿te digo algo y no te molestas?
—Claro, dime. Más molesta no puedo estar, así que suéltalo.
—Es sobre Lucas.
—Dime ya.
—Lucas se molestó, no tanto porque te mudaras, sino porque… no te acostaste con él antes de irte.
La fulminé con la mirada.
—Dijiste que no me enojaría.
Pasamos hablando tres horas. Luego me puse a hacer tarea, pero no dejaba de pensar en lo que dijo Diana. No es que esté de acuerdo, pero debo reconocer que Lucas no es una perita en dulce. Por algo a Diana y a Alex él les cae tan mal.
Estaba perdida en mis pensamientos cuando los gritos de Alex me devolvieron a la realidad. Bajé a ver qué pasaba.
—¡Sofí! ¡Traje pizza con pepperoni!
—¡Alex! ¿Cuándo vas a aprender a no gritar así? Pensé que se había metido un ladrón.
Nos sentamos a cenar.
—Sofí, ¿cómo te fue en el cole?
—Me fue bien. Pude pasar de incógnita… espero que siga así. No quiero paparazzi detrás de mí.
Estábamos tan cansadas que nos fuimos a dormir temprano. Entré al baño, me lavé los dientes y escuché sonar mi celular. Fui hasta la mesita de noche y contesté. Era un número desconocido.
—¿Bueno? ¿Quién habla?
—Soy yo, Sabrina Ripoll.
—¿De dónde sacaste mi número?
—Soy fan tuya, y… bueno, sé cómo conseguir información.
—¿Qué? No es cierto...
—Está bien, encontré tu tablet y tenía tu número. Perdón si fue invasivo.
—¡Qué torpe soy! Gracias por guardarla.
—No hay de qué. Mañana te la entrego.
—Está bien, gracias.
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Comments
Refugio Vizcarra Nuñez
Estoy de acuerdo con la opinión de yureidis, está buena la novela, pero hechele ganitas con la puntuación, no se sabe cuándo habla un personaje y luego el otro. porfis.
2023-10-25
8
Yureidis Amador
autora me gusta este tipo de novelas pero está un poco enredada por qué no tiene signo de puntuación ni separación ni nada espero que me entienda pero dejaré de leer esta historia por qué me aburri de que no redactaras bien
2023-09-17
2
Alizah Kalessy
mi intuición me dice que ese estúpido, tiene a otra , 😤claro como sofi no se lo quiso dar anda suelto ahorita 😡😡😡
2023-09-11
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