Capítulo 5

Ariadna:

Era un viernes por la tarde y Caro, Doña Anita y yo, nos dirigiamos camino a nuestro apartamento. A Doña Anita le habían dado de alta ya y estábamos muy contentas por aquello. Caro y yo habíamos decidido que mientras Doña Anita se recuperaba del todo, se quedaría en nuestro apartamento, no aceptamos un "no" como respuesta de parte de Doña Anita.

Llegamos a nuestro apartamento y entramos. Caro llevo a Doña Anita a la habitación que le habíamos organizado para ella y estaba más que encantada.

Pero no todo era tan bueno, en unas horas tendría que viajar con mi jefe Harry Gabbana a Gabbana House, donde estaría su familia esperándonos y dónde yo sería presentada como su prometida. Saldríamos a las 6:00 a.m, porque según lo que me contó, Gabbana House quedaba a diez horas de la ciudad.

—Doña Anita ya está en su habitación descansando. —Escuché que me dijo la voz de Caro, acercándose a mi.

—Mejor —respondí un poco perdida en mis pensamientos.

—¿En qué piensas, Ari?

La mire y dije:

—Oh, en nada, nada.

—¿Segura? —me preguntó dudosa—. Es por lo de tu jefe y la propuesta, ¿verdad?

Asentí con la cabeza.

—Lo único malo que puede pasar es que te enamores de tu jefe —bromeó con una sonrisa.

—¿Enamorarme? ¿De él? Qué me parezca guapo pasa, pero enamorarme de él, nunca, jamás —dije. Jamás de los jamases me enamoraría de un hombre como mi jefe.

—¿Por qué no?

—Porque no quiero amar todavía a nadie y mucho menos a alguien como él.

—Recuerda, en el corazón no se manda.

—Mi corazón siempre me obedece, ¿sabías? —dije, retadora.

—Esta bien, te creo. Solo recuerda que si todo se descontrola, por favor no dudes en acudir a mí, prometo ayudarte.

Me acerqué a ella y le di un abrazo.

—Gracias.

Caro se fue a su habitación a descansar y yo a la mía. Empecé a empacar mi maleta para el otro día no estar con prisas. Luego de terminar de empacar me acosté, está vez fue fácil conciliar el sueño, el dolor de cabeza que tenía y lo exhausta que estaba hicieron que me quedara dormida rápidamente.

La alarma de mi celular me despertó, era las 5:00 a.m. Me dirigí hasta la cocina y preparé un poco de café para poder empezar el día con energías. Me bañé y luego me vestí; me puse unos vaqueros hollister, una blusa blanca ajustada a mi cuerpo que combinaba muy bien con el color de los vaqueros, unos tenis blancos y mi cabellera decidí recogerla en una coleta.

Después de haber estado lista fui a ver el café que había dejando haciendo, luego de echarle un vistazo y ver que le faltaba poco para hervir decidí esperar. De repente escuché a alguien.

—Señorita, ¿qué hace? —aquella era la voz de Doña Anita.

Me sobresalté.

—Doña Anita, ¿qué hace levantada a estás horas? —le pregunté.

—Había escuchado unos ruiditos, así que decidí levantarme para ver qué era. Además tenía ganas de ir al baño. —Me dijo mientras me observaba de arriba a bajo—. ¿Se va a algún lado?

—Solo es cuestión de trabajo. Estaré fuera por un mes. —No podía decirle la verdad o de lo contrario ella se sentiría fatal, porque sentiría que era su culpa y no quería que se sintiera así.

—Señorita, admiro mucho las ganas que le echa al trabajo. Espero que le valla muy bien —me dedicó una cálida sonrisa—. Y gracias por todo. Solo espero no ser una carga.

—Doña Anita, por favor no diga eso, Caro y yo estamos más que felices de tenerla acá con nosotras.

Doña Anita y yo tomamos una taza de café mientras charlábamos. Caro se levantó después que Doña Anita y yo termináramos de tomarnos nuestra taza de café.

Mi celular sonó. Era mi jefe, de seguro ya estaba a bajo del edificio esperándome.

—Hola —dije.

—Hola. ¿Ya puede salir? Llevo esperándola hace quince minutos —escuché su masculina voz.

—Oh, sí, sí, ya bajo.

Colgué y me dirigí por mi maleta, me despedí rápidamente de Doña Anita y de Caro, salí del apartamento dejándolas solas mientras charlaban. Al llegar a bajo vi el Lexus LFA negro de mi jefe. Me acerqué hasta él con un paso lento e inseguro.

—Bu... buen día. —Me apresuré a decir por cortesía.

—Buen día, Ariadna.

¿Me había llamado Ariadna?

Desde que lo conocía el jamás me había llamado por mi nombre sino por mi apellido.

—Suba, por favor —me pidió mientras me abría la puerta del copiloto. Entre al auto y me acomodé en el asiento.

—Gracias, señor Gabbana.

—Llamame Harry, no creo que sea adecuado que seas mi prometida y me llames por mi apellido. Eso daría sospechas. Y háblame de tú. —Era cierto, pero creo que me costaría acostumbrarme.

—Esta bien.

El señor Gabba... mejor dicho, Harry, empezó a manejar camino a Gabbana House. La trayectoria fue silenciosa, aquel silencio hizo que me pusiera nerviosa e inquieta.

Harry:

Todo estaba en un total silencio, lo único que se escuchaba era el ruido del auto y el viento que entraba por la ventana. Estaba abrumado, no sabía cómo reaccionaría mi familia ante Ariadna. Las fiestas a las que tendría que asistir, etc, todo me estaba abrumando. Aunque solo habían dos cosas que no lo hacían; el bello paisaje que había y segundo... aquella mujer tan sexy y tan casual que iba a mi lado admirando el hermoso paisaje.

Se veía relajada y si solo lo hacía para aparentar lo hacía muy bien, si yo fuera ella estaría nervioso, pero siempre supe que era valiente y fuerte.

Era las 5:30 p.m y después de un largo trayecto ya habíamos llegado a Gabbana House. Las grandes rejas se abrieron, pude ver que Juan, el mayordomo nos estaba esperando, de seguro mi madre le había dicho que lo hiciera.

Al verme, Juan hizo una pequeña reverencia, cosa que yo más odiaba, pero trate de no demostrarlo.

Ariadna:

Al ver Gabbana House, me di cuenta que no era una casa común y corriente, era una mansión grandísima con un diseño moderno y encantador, estaba hecha de un tipo de piedra caliza que le daba el toque de casa moderna. El hermoso jardín que rodeaba la mansión era fascinante: Los árboles, los altos y verdes pinos, las plantas. Todo a la vista era agradable. Las luces que iluminaban la entrada y toda la mansión la hacían ver acogedora.

Parecía un cuadro pintado con mucho esfuerzo y mucho cariño.

Un hombre alto, moreno y con un poco de edad nos abrió la puerta.

—Bienvenido, señorito Harry. Bienvenida, señorita. —Su voz era calmada y agradable.

—Gracias —le dije con amabilidad.

—Gracias, Juan. ¿Mi madre y mi hermana? —preguntó Harry mientras miraba hacia la puerta de la mansión. No sabía que tenía una hermana.

—Lo está esperando a dentro. Y la señorita Susana está en una pijamada —le contesto Juan—. Señorita, permítame ayudarle con su equipaje. —Y sin dejarme a responder me quitó la maleta de mis manos y la empezó a llevar adentro de la mansión, seguido de él íbamos nosotros.

Cuando llegamos a la puerta Harry me tomó de la mano, sentí un pequeño escalofrío recorrer mi cuerpo, me había tomado por sorpresa. Pero tendría que aconstumbrarme a aquello, desde ahora en adelante y tan solo por un mes, sería su prometida.

—Sigan —nos dijo Juan y nosotros acatamos.

Si la mansión por fuera era magnífica, por dentro era una verdadera joyita. Todo estaba tan bien acomodado y decorado, todo lo que rodeaba la mansión a leguas se podía ver qué era carisimo y fino.

«De seguro todo esto cuesta más que mi apartamento.»

—Su madre lo está esperando en el despacho.

Harry asintió con la cabeza y nos empezamos a dirigir hacía el despacho donde nos esperaba su madre. Por un instante se me había olvidado que Harry me cogía de la mano, no sé qué me pasaba pero me sentía nerviosa, su mano era tan suave y cálida y la forma tan delicada que cogía mi mano.

Al llegar Harry tocó y una voz femenina pero severa dijo:

—Sigan.

Entramos y Harry me soltó, se empezó a dirigir hasta su mamá y le dió un cortante beso en la frente. Pude notar que entre ambos no había muy buena comunicación.

La señora pasó su severa mirada hacia mí y empezó a analizarme determinante. Su mirada era intimidante, pero no pensaba dejar que eso me achantara, mientras ella me analizaba yo le brindé una pequeña sonrisa, la cual de seguro no le agradó ni un pito.

—¿Ella es tu prometida? —le preguntó a Harry.

—Sí, mamá. Ella es Ariadna, mi prometida. —Harry me brindó una sonrisa y se acercó de nuevo a mí y me cogió de la mano. De nuevo aquel sentimiento recorrió mi cuerpo.

—Encantada de conocerla... Señora Gabbana.

—Llamame, Elena. —Empezó a golpetear el piso con el tacón—. Bueno... así que tú eres la prometida de la que tanto he oído hablar.

—Sí, esa soy yo —le respondí con total tranquilidad.

Cruzó sus brazos y su severa mirada pasó de mí a Harry.

—¿A qué se dedica? ¿Quiénes son sus padres? ¿Dónde la conociste? —soltó de una vez con un tono severo, tantas preguntas me hicieron sentir incómoda.

—Madre, no hables de ella como si no estuviera aquí —le pidió Harry.

—Vale. Ariadna, ¿a qué te dedicas? —me preguntó, suavizando su tono.

Ja, cuando le dijera que soy la secretaria de su hijo seguro que le daría algo.

—Bueno... —Quería ver su cara de horror—. Soy secretaria.

—¡¿Secretaria?! —preguntó alarmada.— Harry, tienes que estar de broma. No tienes nada en común con esta chica. —Se alteró—. ¿Dónde demonios la has conocido?

—Madre, no puedes juzgarla sin siquiera conocerla —el tono de voz de Harry fue severo—. La conocí en mi empresa.

—¿Entonces... ella es tu secretaria? —Él asintió con la cabeza. Ella dio un hondo suspiro—. Creo que ha sido mucho por hoy. Deberían ir a descansar. Juan les mostrará sus habitaciones.

Harry no dijo nada y salimos del despacho, en su rostro pude ver que tenía ira, no lo había demostrado delante de su mamá.

Juan nos guío hasta nuestras habitaciones. Lo que me tranquilizaba era que no dormiríamos juntos. Llegamos a dos habitaciones; una sería la mía y la otra de Harry.

Al entrar a mi habitación pude ver la perilla de una puerta pegada a la tapizada pared de flores, no se veía rastro de una puerta, solo estaba esa perilla. Se me hizo muy extraño que estuviera una perilla en la pared y que no hubiera una puerta. Para salir de mis dudas decidí acercarme a la perilla y girarla, al girar la perilla sentí el sonido de algo abrirse, jalé la perilla y una puerta en la pared se abrió. Al abrir la puerta entre a la habitación a la que conducía.

Mansión Gabbana House

Más populares

Comments

Momys.rub

Momys.rub

Caaaammmaaaaaateee Suegrisss!!
Todabia No puedes emitir un juicio si no nos conoces!!!
Te aseguro q nos vas a Amar!!!!

2025-05-15

0

Violette Hernandez

Violette Hernandez

me encantó la mansión 😍y que señora tan fea jajaja

2024-12-18

0

Maria Angelica Venegas Vasquez

Maria Angelica Venegas Vasquez

me está gustando mucho siii

2024-11-26

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play