Emma tuvo que dejar las guardias porque ya estaba mayor, según ella, pero en realidad era porque su corazón estaba fallando.
Me recibí a los 24 años, y comenzé a ejercer mí título de pediatra en el hospital cerca de casa.
Emma fue una madre para mí todo este tiempo, se preocupaba por todo, estaba para mí siempre y hoy me toca a mí estar para ella.
Se que quizás no quiera preocupar a su hijo, pero está muy enferma. Hace dos años ya no trabaja, su cardiólogo le mando a hacer una vida tranquila, porque su corazón está muy débil, y cualquier sobresalto podría ser derivante de un paro cardíaco. No quise indagar, pero supuse que Jamie sabía de esto, ellos hablaban siempre por teléfono.
Hoy llegué a casa del hospital al mediodía, y me puse a preparar el almuerzo para Emma y para mí. Sigo rigurosamente la dieta que le mandó su doctor, quiero que coma sano y trato de hacer las compras yo porque sé que ella seguro iba a comprar algo de lo que no puede comer. Cuando subo a su habitación la encuentro sentada en su cama, pero su rostro me decía que no se sentía bien. Entro y ella se toca el pecho, me mirá y sé que está por tener un ataque, así que llamo de inmediato a una ambulancia y le hago primeros auxilios hasta que llegue la ambulancia. Gracias a Dios, esta llega rápido y en unos minutos estamos en el hospital, dónde la ingresan de urgencia y yo lleno los papeles para la internación.
-¿Usted es familiar directo, doctora?- me pregunta la chica del mesón y me quedo pensando unos segundos.
-No... pero puedo llamar a su hijo
-Si por favor. Necesitamos que el firme
No tengo tiempo de volver a casa y ver la agenda telefónica, así que tomo mí celular y le envío un correo electrónico, y él me responde casi al instante.
Ya salgo para allí. Llegaré a las 7p.m . Gracias por avisarme
Tan frío lo sentí que no quise contestar. El cardiólogo que la vió me dijo que no hay muchas probabilidades de que pueda seguir así en ese estado, su corazón estaba muy débil. Las siguientes 24 horas son importantes y podía suceder cualquier cosa, así que pedí que me dejaran quedarme allí con ella. Me dieron un sillón para que me quede en la habitación, y estuve junto a ella observando sus signos vitales y demás hasta un ratito antes de las 7p.m.
Yo sabía que Jamie vendría, así que le encargué a la enfermera que le avisara, porque tenía guardia esa noche y no había avisado está situación.
Le di un último vistazo a mí mamá del corazón, con un nudo en la garganta me despedí, y me fui al área de la guardia pediátrica.
Esta noche no sería buena para mí... luego de atender a un niño con problemas respiratorios y a un bebé con cólicos le pedí a mí compañero de turno que me cubriera, tenía hambre y no había comido nada desde la mañana.
La curiosidad me quería llevar a ver si Jamie había llegado, pero no podía... sentía vergüenza, igual que aquel día que lo conocí.
Voy a la cafetería y compro una porción de tarta y una gaseosa, me siento y veo a la enfermera que estaba hoy en la guardia.
Ella me ve, me sonríe y se acerca
-¿Cómo está la doctora Emma?- pregunto preocupada
-Sigue dormida, pero su condición no mejora.
-¿Sabes si llegó su hijo?
- Si, llegó justo detrás de ti. Está con su madre ahora.
-Gracias.
Bueno... al menos ya llegó. Termino mí tarta y me voy de nuevo a mí puesto. La noche es larga y más cuando mí corazón pide a gritos ver a Jamie. Estos diez años han sido duros para nosotros dos.
Mí turno llegó a su fin, son las 6:45 a.m y estoy saliendo de la guardia, para pasar a ver a Emma. Busco dentro de mí bolso mí celular, aún llevo mí estetoscopio en mí cuello, y mí delantal en mí brazo. No puedo encontrar mí teléfono hasta que llego a la puerta de la sala donde está Emma; lo reviso y tengo varios mensajes de Dave, no los leo, vuelvo a dejar el teléfono en mí bolso y cuando estoy por entrar, siento ese aroma que me transporta 10 años atrás... me encuentro con esos ojos azul oscuro que me hipnotizan.
Una fracción de segundos es la que tardamos para correr y abrazarnos, paso mis brazos por su cuello, inhalando su aroma que tanta falta me hizo, siento sus manos en mí cintura, pegándome a su cuerpo... volví a mí hogar, sus brazos son mí hogar.
Lo suelto despacio, hago puntitas como cuando éramos más jóvenes y beso su mejilla, mientras puedo sentir como me recorre con sus ojos entera.
-Has crecido
Sí
Tengo ganas de decirle y es mí mente la que habla por mí, pero la verdad es que no quiero remover el pasado...le hago señas con la cabeza para salir fuera y el me sigue, asintiendo con la cabeza.
-Te ves cansado- le digo evitando sus ojos, pero admirando al hombre bien formado que tengo frente a mí.
-Tú también, ¿tuviste guardia?
- Si, pero puedo aguantar un poco más- le digo mirando hacia la habitación de Emma. - ve a casa a descansar, ¿tienes llave? - le pregunto mirando esos ojos que me vuelven loca.
Admítelo, quieres comértelo a besos.
Mí cabecita sigue hablando, necesito poder controlarla.
-Si, aún la conservo- Me muestra la llave y veo que de ella cuelga el llavero con un perro naranja de plástico que le regalé hace años. De solo recordarlo, siento que me pongo roja, y miro mis manos tratando de que él no se de cuenta.
-Por la tarde vuelvo, así también tu descansas.
Se acerca a mí y acaricia mí mejilla...el solo tacto de su piel con la mía hace que me pierda, y solo puedo cerrar los ojos para disfrutar estos segundos
-Te esperaré- solo alcanzo a decir con mí vos demasiado relajada
Luego de tomar sus cosas, lo veo besar la frente de su madre. Se acerca a mí, y besa mí frente también, dejo de respirar unos segundos al tenerlo tan cerca y cuando se va, vuelvo a retomar el hábito de respirar.
Me siento en el sillón dentro de la habitación, y descanso mí espalda sobre el respaldo, tratando de asimilar todo lo que acaba de pasar hasta que entra el doctor de Emma. Salgo para que el la revise, y cuando sale me da el parte médico...Emma no está bien.
Debemos estar preparados para lo peor, y cuando vuelvo a estar sola con ella, me siento nuevamente y tomo su mano.
-Eres muy especial para mí, Emma...has sido la madre que la vida me dió cuando la mía tuvo que partir, has hecho tanto por mí...
No puedo contener mis lágrimas, Emma fue una madre para mí cuando más la necesité, me educó, veló por mí y por mí futuro...y hoy le toca a ella despedirse. Me vuelvo a recostar sobre el respaldo del sillón y pienso en Jamie, en que el tendrá que ser fuerte también, y todo esto me recuerda cuando mamá falleció.
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Comments
Luz Maria Palacios
que fiasco mejor la dejo de leer no me interesa
2023-10-01
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Luz Maria Palacios
ahora sí pues pobre porfavor escritora no los emparejes porque el le hablo con el corazón y ella de facilota se entrega y abre las piernas se te olvidó poner cuánto le pagaron, yo tengo 70 años y crítico se que es ficción pero hay que ser más realista
2023-10-01
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Criss Mendez Flores
no me gustó que sea tan tonta ...la verdad me dejó de interesar leerla si querías ponerle drama no fue la mejor
2023-03-15
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