Un día más de trabajo, hago mi rutina de siempre, ejercicios, ducha, leche con avena, lavo mis dientes, tomo mis cosas y me voy al trabajo. Lo peor de mi fin de semana, es que estuve torturándome todo el sábado en la tarde, luego de que la dejara sola en la banca y parte del domingo, bueno en realidad todo el domingo, las preguntas en mi cabeza no me dejan tranquilo y no encuentro respuesta a ninguna, se supone que soy un rompe corazones, ninguna chica me rechaza, yo las rechazo a ellas, pero debo admitir que esta chica es diferente. Llego a mi amado trabajo, me coloco mi bata, me dirijo a mi oficina y sin darme cuenta choco con una chica, ella cae al suelo, yo solo la miro de pies a cabeza para ver si encuentro algo interesante en ella, es de pelo castaño claro, delgada, esta vestida con una falda gris larga, blusa gris, un chaleco negro, usa lentes oscuros, esta sin maquillaje y es justo el tipo de chicas tontas e ingenuas que yo busco para conquistar. La ayudo a recoger los papeles que cayeron para que crea que soy todo un caballero, pero al verlos me doy cuenta que ella está fuera de mi lista, los papeles están escritos en sistema braille, también lleva un bastón, sé que soy un galán rompe corazones, pero no soy un maldito hijo de puta insensible, lo único que no entra en mi lista son mujeres: ciegas, sordas, en silla de ruedas, embarazadas, monjas, niñas de 18 hacia abajo, y abuelitas de 50 para arriba, lo demás todo me sirve. Tomo sus papeles, el bastón y la ayudo a levantase y espero que me dé las gracias y ella solo me responde con una bofetada y muy enojada.
─ ¿Eres torpe? o vive en las nubes, ¿no miras por dónde caminas?, para la otra fíjate bien- ¿Enserio? ¿Cuándo comenzó la temporada de todas traten mal a Nicholas? me perdí del inicio.
─ Discúlpame no te vi, eres tú la que deberías tener más cuidado- eso, que se sienta mal ella no aviso que venía.
─ A claro yo, descuida tienes razón, la ciega se cruzó en tu camino, lo lamento señor, ¡Maldito asno!- me trata mal y luego se marcha dejándome con la boca cerrada.
Le quitó importancia a lo sucedido pero sí que me hace recordar a Catalina, ¿Sera de su mismo grupo de amigos? Tal vez existe la posibilidad de que este en una dimensión alternativa, donde cada mujer que me encuentre me odiara, debo olvidarme de eso. Por fin estoy en mi oficina, he llegado al fin. Me siento a revisar las fichas medicas de los pacientes de hoy, la primera es la señora Rosalinda Corona, 56 años, divorciada y viene hoy a mi consulta porque según ella se siente pésimo, la hago pasar y comienzo a atenderla.
─ Muy buenos días Señora Rosalinda, ¿Que la trae por aquí?- lo más probable es que sea un resfriado, pero esta señora lo exagera todo.
─¡Hay Doctorcito! me duele todo el cuerpo, y tengo mucha tos, y es Señorita Rosalinda- esta señora es un cliché, siempre es lo mismo.
─ Disculpe Señora Corona, la derivare con el Doctor Serrano en la podrá ayudar- esta señora busca escusas para atenderse conmigo.
─ Pero Doctor Navarro yo me vine a atender con usted- lo lamento chiquita pero tú quieres otra cosa y yo no quiero matarte de un infarto.
─ Lo lamento señora Corona, pero tengo muchos pacientes hoy, y ellos están con más problemas que usted- me mira fijamente, frunce el ceño, toma sus cosas, me hace un desprecio y se va sin decir nada.
Ya, definitivamente, algo extraño está pasando, hasta esta señora se enojó conmigo, por suerte, tengo la ventaja de ser un hombre increíblemente atractivo, también es una maldición, pero gracias a eso, puedo decidir a quién cogerme y a quien no, si no tuviera esta apariencia y cuerpo tan deseable, sería un necesitado más. Hago pasar al siguiente paciente y para mis desgracias es Inez Valdivia, ¿Sera que esta mujer no se cansa de ser tan molesta?
─ Hola Nicholas- está muy seria, que raro, espero no esté en plan de molestar.
─ Hola señorita Valdivia, ¿Que necesita?- odio hablar con ella, pero no tengo de otra.
─ Pedí una consulta contigo porque debo decirte algunas cosita- algo me dice que esto no es nada bueno.
─ ¿Que sería?, a y por favor apúrate, porque estoy muy ocupado- espero que mi tono de voz cortante sea suficiente para que me deje en paz.
─ Descuide Doctor Nicholas, seré muy breve, comenzare por decirle que usted es un maldito mujeriego, bastardo insensible sin corazón- Hay mi dios, tenía que acostarme con esta tipa.
─ Primero que nada no puedes venir a mi consulta y tratarme como se te de la real gana, segundo yo te advertí que solo sería sexo pero con el fin de que no molestaras más, tercero y último no me interesas, ni siquiera me motiva escuchar tu horrible voz así que te pido cortésmente que te retires de mi consulta- Dios quiera que entienda de una vez que no me interesa.
─ ¿Quién te crees que eres? Me dejaste sola en la habitación del motel y para colmo de dices que no estuve tan mal y que has tenido mejores, yo no soy un objeto- hay Nicholas porque te metes con mujeres tontas.
─ Soy el blanco de tu deseo, lástima que tú seas lo que apaga al mío, mejor vete, ten un poco de dignidad, ¡ah! Y por cierto, tienes razón no eres un objeto, porque vales menos que eso.
Me mira con ira y tristeza a la vez, pobre Inés tal vez pensó que yo cambiaria de opinión, ¨Hay! Pequeña mujeres como tu son un fastidio”. No es la primera vez que me encuentro a este tipo de chica, es de las que sueñan con que el chico cambie solo por estar con ellas, es tan patético creer que ellas serán aquella mujer especial, que con su cuerpo, su tímida inocencia y dulce corazón el tipo dejara todo por ellas.
Ah terminado mi día laboral por fin, hoy ha sido un día de locos, mi bro me espera en el estacionamiento, de seguro quiere salir, creo que hoy ha sido un mal día para ambos. Siempre ha sido así, desde niños, aunque tuviéramos el peor día de nuestras vidas, juntarnos y hacer algo nos ayudaba bastante y ahora de grandes no es diferente.
─ Hola Bro, ¿Cómo vas?- su mirada lo dice todo, algo anda mal.
─ Hola Nicho, emm…-está dudando de su respuesta, enserio le sucede algo- estoy bien ¿y tú?- mentiroso como si no lo conociera.
─ Yo bien gracias ¿y tú?-pregunto nuevamente para que se dé cuenta de que sé que me ha mentido.
─ Ok, ok, estoy pésimo, Marcelo me termino- y no me eh equivocado.
─ Lástima Bro, no sé qué decirte- que se le puede decir a un hombre que ha terminado con un hombre, no se me ocurre nada.
─ No me digas nada, solo te pido que me acompañes a tomar unas cervezas- es obvio que iré con él al fin y al cabo es mi bro.
─ Claro, vamos- los amigos están en las buenas y en las malas.
Cuanto corto en este asunto, fuimos a un bar tomamos hasta no poder más, mi Bro se desahogó, y creo se sintió un poco mejor, me cuesta entender en occaciones a mi amigo, jamás he sentido algo como lo que él esta noche me describió, un amor tan fuerte que sientes como si el alma se desgarrara, aunque no es su primer novio y siempre se enamora a tal grado que cuando su relación acaba, queda destrozado. Podría decir que para mala suerte mía esta noche no fue de conquista, per ha sido una noche de amistad, apoyarlo es más importante que cualquier conquista, no dejaría nunca de lado a mi amigo, a mi hermano, por una mujer.
Y luego de tanto llanto y calentón de cabeza, como de costumbre mi Bro vuelve a mitad de semana con Marcelo, quien lo había dejado porque según, una relación lo estancaría y no le permitiría avanzar en sus metas, después de tanto rodeo han vuelto y se comportan como si nada hubiese pasado. La semana se va volando y no eh tenido tiempo de nada, Dios quiera que el fin de semana encuentre más acción, no quisiera que me pase nuevamente lo mismo que con aquella fría mujer, las mujeres del mundo deberían sentir gratitud, soy un buen hombre, les doy un gran placer, me preocupo por ellas, no las embarazo y tampoco las vuelvo a molestar, ¿Puede a ver algo mejor?
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