Aquel hombre la miraba ferozmente dándole a indagar su descontento al ella estar ahí, sin decir ni una sola palabra se alargo hacia ella algo que la hizo sobresaltar por tenerlo tan cerca, pero al ver lo que estaba tratando de hacer reaccionó impulsivamente.
-Ni te atrevas- dijo ella dándole un palmada en la mano de él para luego darle un tirón hacia atrás, para que él no se ocurriera volver abrir la puerta del choque. Pego su cuerpo más hacia la puerta y tapo la cerradura con su cuerpo mientras lo miraba ferozmente.
Aquel hombre se miró el dorso de su mano donde ella lo hubiese golpeado y luego la miró fijamente mostrando su descontento por aquella acción, su expresión mostró la repulsión que sentía al ser tocado por ella. Cloe suavizo su mirada al darse cuenta de su acción, pero luego se sintió de lo más pequeña al ver las fracciones de aborrecimiento y lo colérico que se observaba.
La agarró por la muñeca y hablo con severidad:
-¿Quién te crees que eres para agredirme, osar de invadir mi espacio personal y atreverte a desafiarme? –
Pero Cloe no se atrevió a mover ni un músculo mientras sus miradas se sostenían, el ambiente del auto se volvió íntimo, el calor era abrazador e inconscientemente su boca se entreabrió, la mirada de él viajo hasta sus labios y su nuez se movió ligeramente. Su cuerpo tembló ligeramente en anticipación.
-¡Oh maldición!- se reprendió mentalmente al sentir el nuevo peligro en el que se había metido.
La postura del hombre se mantuvo rígida e imponente, su cuello ligeramente curvado, ya que, el espacio es demasiado reducido para su estatura, sus amplios hombros y ahí Cloe se dio cuenta que aquella figura masculina yacía con su torso desnudo. Se lamio los labios ante aquel descubrimiento y le dio un escudriñamiento descarado, sus ojos se posaron en su pectoral derecho donde por muy tenue que se percibía la luz en el auto, se pudo dar cuenta de su tattoo.
Alzo la mirada nuevamente hasta la cara del susodicho y lo encontró con su mandíbula apretada, su mirada se volvió más cruel que antes y ella sintió el verdadero terror. No sabía con exactitud cual de los dos escenarios era peor, ser perseguida por 5 hombres o estar encerrada con un hombre misterioso quien la mira con odio, pero algo si estaba clara, dependiendo de cual sería su final elegiría estar con el hombre misterioso.
Volvió a mirar hacía su pectoral y achico los ojos para descifrar el tatuaje pero al momento de intentarlo escucho las voces de aquellos hombres nuevamente.
-Muñequita sé que estás ahí adentro, sal y vamos a divertirnos – se escucho un fuerte golpe contra la ventanilla del auto haciéndola dar un brinco.
-Necesito probar esa hermosa boca, ricura- otro golpe se escucho en la capota del auto
-Necesito restregar mi cara contra tus pliegues, probar tus flujos, preciosa. ¡Ya me lo imagino, que rico!- se escucho un gemido grotesco de uno de los hombres.
Cloe estaba hiperventilando por la situación en la que se encontraba y los engranajes de su cabeza comenzaron a funcionar buscando una solución a su problema, aunque después de salir de los hombres quedó en problemas con el hombre desconocido.
-Quiero unirme en tu culo, pegarle hasta que se ponga rojo. Mujer sal de ahí- la voz se escuchaba enojada y ella apretó los dientes.
-Por favor- susurro por lo bajo para que los hombres de afuera no escucharan su plática. - Necesito su ayuda, solo requiere que me siga la corriente, por favor – un silencio se extendió por todo el carro
-Haremos lo siguiente – susurro mientras se acercaba más al hombre.
– Necesito que finjas ser mi novio o pareja. Yo abriré la ventanilla y le mostraremos que yo estoy con alguien y así ellos me dejarán ir, por favor, ayúdeme y le daré dinero si así lo desea. Hoy me han pagado una gran cantidad y puedo dársela sin ningún problema, pero solo ayúdeme a deshacerme de esos hombres – su voz tembló al ser observada tan intensamente, pero no recibió respuesta alguna.
-Es todo o nada- se dijo y comenzó a bajar la ventanilla despacio.
Mientras la ventanilla descendía los hombres se arremolinaron sobre la abertura, el olor puro de alcohol invadió el auto al igual que el olor a tabaco inundó sus fosas nasales.
-Pero mira a quién tenemos aquí- dijo uno adentrando su mano y pasándola por el hombro de Cloe. Ella apretó los dientes y cerró los ojos tratando de tomar toda la fuerza de voluntad para comenzar actuar y ejercer su papel como su mujer.
Se movió lejos de las garras de uno de los hombros y se pego más del hombro, enredo sus manos por su cintura y como una niña caprichosa dijo con voz melosa -Amor, estos hombres no han dejado de acosarme, tengo mucho miedo-
Acaricio su mejilla contra el dorso desnudo de él sin saber el detonante que eso produciría en aquel hombre quién llevaba horas aguantando los efectos de una droga, quien accidentalmente hubiese ingerido hace horas atrás y aquel rose lo excito sobre manera. Su piel suave comenzó hacer estragos en su cuerpo, pero ella estaba ajena a todo aquello.
Levantó la cabeza y sus labios rosaron su mandíbula haciendo que el cuerpo de él temblara debajo de ella. Por un instante ella se preocupo, pero al no escuchar las voces y reclamos de los hombres se dijo así misma que su plan estaba funcionando a la perfección.
-Amor- dijo fuerte para que los espectadores la escucharan y prosiguió a darle un beso al comienzo de los labios, pero su acción fue detenida cuando el tomó su hombro y con gentileza la apartó de él.
El agarre de él se mantuvo firme y fuerte, aunque él no pensó que no ejercía mucha fuerza el resultado fue todo lo contrarío. Cloe sentía el dolor en el hombro, pero no reclamo y mucho menos se lo hizo saber.
Ella intentó nuevamente su osadía posicionando la palma de su mano sobre el amplio pecho de él, pero el ejerció más presión en el agarre y ella se contuvo de quejarse. Lo miro a los ojos y lo que vio le hizo que sus ojos se humedecieran. Sus mirada eran como dagas, las alas de su nariz se agrandaron y su nariz se volvió más ruidosa, dando la sensación de que en cualquier momento explotaría.
-¡Fuera de aquí!-
La tensión del momento era palpable, su voz resonó como un trueno llamando la atención de todos, incluso la del chofer quien hasta ahora se hubiera mantenido al margen de la osadía de Cloe, pero se mantuvo en su asiento creyendo que así su jefe podía liberarse de los síntomas de la droga. Para él chofer aquella situación era la perfecta, aquella mujer ingreso al auto de la nada y para su sorpresa comenzó a seducir a su jefe. No se atrevió a serse notar hasta ese momento cuando su jefe habló, pero no sabía a quién realmente iba aquel mandato. Estaba consternado, entre la espada y la pared e indeciso al no saber que hacer.
Miro el rostro magullado de su jefe, la molestia, el enojó y la impaciencia siendo notorio en su rostro. El pobre chofer se encontraba en un dilema en aquella situación tan compleja.
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Updated 120 Episodes
Comments
Gladys Zapata
uyyy, y ahora que va a ser Cloe
2023-03-22
0
teresa acosta
hacerse notar
2022-12-05
0
Norelcy Mena
que suerte...
2022-11-30
1