-¡AAAAAAHH!!!! - gritó corriendo despavorido de la escena.
-Ethan pero que carajos te pasa- gritaron.
-¡Ayudaaa!!! - gritaba Ethan corriendo hasta donde estaban los demás.
-Desde cuando eres tan cobarde ¿eh? - dijo un niño bastante peculiar. Su semblante no era como el de los demás, sus ojos denotaban gran inteligencia y una pizca de picardia.
-¡Eh Jared! ¿ya dejaste a la maldita ardilla en el MALDITO ÁRBOL? - respondió un Ethan bastante alterado.
Jared sonrió. Su mirada traviesa sólo se intensificaba con el color chocolate de sus pupilas. Su piel tostada por el sol y sus cabellos desordenados con brillos dorados le daban un aire algo adulto. Él era el líder de aquellos bribones.
-¡Hay una maldita niña en el auto!!! - grito Ethan
Todos abrieron sus ojos con incredulidad.
"Como era posible que una niña haya sobrevivido a eso, y desde cuando estará ahí metida entre los cadáveres de sus padres." pensó el joven líder.
-¿Y qué demonios haces llorando como idiota? - respondió Jared bastante irritado- ¡debemos ir a sacarla!!!
Todos lo miraron como si estuviera loco.
*
Y es que así era Jared.
Un niño con un sentido de la justicia bastante desarrollado. Él fue abandonado por su madre en un orfanato cuando tenía 2 años. Ella era una prostituta bastante cotizada en aquel poblado. Cuando supo que tendría un hijo intentó cambiar su vida, realmente lo llegó a querer.
Pero el cambiar no es tan fácil, ya se había acostumbrado a su vida y salir de ella se le hacía muy difícil por no decir imposible. No quería arrastrar a su pequeño hijo ante ese mundo tan asqueroso, así que con el dolor de su corazón lo tuvo que abandonar en una casa hogar de aquella zona, con un pequeño sobre donde estaba su nombre, esperando que algún día él llegue a perdonarla por no ser lo suficientemente fuerte.
En esa casa hogar la vida era demasiado dura, desde pequeño Jared siempre intentó defender a los menos favorecidos metiéndose en muchos problemas en el proceso. Los maltratos a los que se veían sometidos los niños en aquel lugar eran infrahumanos. Por ello Jared decidió que lo mejor era huir y ser libre, pero ninguno de los niños tenía la valentía para hacerlo, intentó convercerlos de que lo sigan pero no lo logró.
Al escapar de aquel infierno su único arrepentimiento fue dejarlos solos.
Se prometió nunca más volver a dejar a nadie de lado.
*
Jared se dirigió hasta el auto ante la mirada atónita de la pandilla.
Y fue ahí donde cruzó miradas con aquellos ojos celestes que lo marcarían de por vida...
Aunque eso él aún no lo sabía.
Te sacaré de ahí pequeña - le dijo a la pequeña Emily, quien ya ni siquiera podía llorar del cansancio.
No pudiendo abrir la puerta, decidió que quizás por la ventana sería más fácil. Y lo fue.
Los cuerpos de sus padres habían formado una especie de túnel, la niña no estaba atorada ni nada, solo necesitaba que alguien la sujetará desde fuera para que pudiera salir.
"Hasta el último momento ellos solo quisieron protegerla" - pensó Jared mientras cargaba a la pequeña.
-Me pregunto si habrían hecho lo mismo por mi- se dijo a sí mismo mientras se encontraba conmovido por la escena.
La niña estaba en shock, aunque sus ojos estaban abiertos, sabían que la niña aún no estaba consciente de lo que estaba pasando.
-¿Y ahora que haremos con ella? - reclamó Ethan- ¿Con quien vas a jugar a la casita Jared?
-Traigan el remolque, nos llevaremos todo - sentenció Jared ignorando a Ethan.
-Sí!!!!- Respondieron al unisono
-Bah siempre hace lo mismo- refunfuño Ethan.
.
Habían traído una especie de triciclo modificado para que servía a la vez de transporte de carga. Se llevaron todo lo que había en el auto. Incluido la billetera de la pareja.
Ethan pudo sacarlo todo, aun cuando le molestaba la actitud de Jared, no podía negar que era un buen líder y eso lo ponía de mal humor.
-Demorarán días o incluso semanas en hallarlos - dijo Ashley- si no hubiéramos pasado por aquí por mera casualidad ella no habría resistido más...
-¿Cómo haremos con la niña? - preguntó Astrid.
-a Jared se le ocurrirá alguna idea- respondió Ashley.
*
Ashley y Astrid eran las únicas niñas en el grupo.
Las llamaban las doble AA por sus nombres y porque tenían personalidades similares aunque no se parecían en nada.
Ashley tenía una largo cabello rubio que por la misma suciedad se notaban un poco opacas sus ondas, sus dulces ojos verdes resaltaban ante su piel clara. Se le podía notar perpetuamente sonrosada, por sus mejillas encendidas, era una niña muy hermosa. Mientras que Astrid tenía una piel de un tono canela muy bello, un cabello muy liso y oscuro que le llegaba a los hombros, sus ojos cafés le daban un aire de misterio. Era muy atlética, la tercera más fuerte del grupo, Jared confiaba mucho en Astrid y contaba con ella cuando había que hacer tareas un tanto complicadas.
Astrid había sido la primera en ser recatada por Jared. Su padre era un hombre muy abusivo, siempre llegaba ebrio a la casa y le daba palizas muy duras a la pequeña niña, su madre trabajaba a destiempo, ya que el marido no trabajaba por irse a beber. Viendo como su madre era una mujer tan sumisa ante un bueno para nada como su padre, la repudiaba con todo su ser.
Conoció a Jared cuando éste intentó robarle a su padre. No pudo porque Astrid se le quedó mirando sorprendida advirtiendo a su padre, sin querer, que habia alguien detrás suyo, para ella no habría nada mejor en este mundo que alguien que le diera una paliza a ese sujeto, así que haberlo ayudado la hizo sentir miserable.
Se quedó pensando en la vida tan libre que debía tener ese niño y sentía mucha envidia.
Mientras estaba perdida soñando en su imaginación, no notó que su padre la llamaba, éste realmente enojado fue hasta donde estaba su hija y empezó a golpearla por no ir a atenderlo cuando él la llamaba.
Las palizas se estaban poniendo más intensas y Astrid pensó que quizás era algo bueno, así por fin podía estar en paz.
Entonces escuchó un estruendo de la ventana y los golpes pararon. La paliza había dejado paralizada a la pequeña. Apenas podía moverse sin que su cuerpo sintiera un dolor tan agudo que llegaba hasta el último nervio de su ser. Aún así volteó en dirección por donde ventana parecía haber sido rota y vio al niño de los cabellos dorados en el techo de la casa de al lado con varios ladrillos, entonces volvió la mirada hacia su padre, quien yacía en el suelo inmóvil con un ladrillo ensangrentado.
El ruido alertó a los vecinos que llamaron a la policía y cuando llegaron pudieron presenciar la deprimente escena.
La niña fue llevada al hospital para tratar sus heridas y luego sería llevada junto a su madre, quien afrontaría un juicio por negligencia por todo el daño que presentaba la niña en su cuerpo.
Pero ella no quería volver.
No quería volver a estar cerca a aquella mujer tan inútil. Cuando recobró sus fuerzas decidió huir del hospital para no volver a verla jamás. Siempre pensó que al ser una niña estaba resignada a acatar lo que los adultos dijeran, pero ese niño le dio esperanzas.
La vida es dura y las calles lo son más.
Era de noche y el aire que corría era muy frío. A la pequeña ya no le importaba nada, sonreía se solo de pensar en que por primera vez nadie le pondría un dedo encima. Entonces cayó desmayada por el frío.
Cuando despertó el niño de los cabellos dorados estaba con ella mirándola con curiosidad. Ella no podía creerlo
-¿Por que me ayudaste? - preguntó sorprendida.
-Noté los golpes en tu cuello- dijo bastante triste- yo pasé por lo mismo, pensé que necesitarías ayuda.
- Eres un idiota- le respondió Astrid bastante animada- ¿que crees que pueden hacer un par de niños en las calles?
-No lo sé quizás ser libres- respondió con una mirada bastante tranquilizadora.
Desde ese día ellos estuvieron juntos, ambos sólo tenían 9 años.
Ashley también tuvo una infancia bastante dura.
Fue vendida por sus padres a una familia supuestamente acaudalada.
Es una linda niña rubia, es obvio que le va a ir bien- se dijo la madre a sí misma.
Nada más lejos de la verdad.
La niña fue sometida a todo tipo de abusos, incluido abuso sexual. Había sido comprada por unos degenerados.
La pequeña Ashley se había disociado de ella misma, cuando la abusaban entraba en modo automático, no sabía que estaba bien y que estaba mal. Se supone que ellos eran quienes la protegerían ¿verdad? Entonces lo que me hacían no debe ser malo ¿verdad?
Un pequeño cachorro la despertó en la madrugada, podía escuchar sus ladridos. Ashley se levantó, solo podía pensar en recogerlo y cuidarlo.
Salió con cuidado de no despertar a nadie y vio al cachorrito en la puerta del jardín que va para la calle. Éste empezó a huir pero Ashley no dejaría que eso pasé, salto la reja y corrió hasta intentar alcanzarlo. Cuando lo alcanzó se dio cuenta que estaba en un verdadero lío. No sabía en dónde estaba, estaba en pijama y tenía mucho frío, pero al menos el perrito estaba a su lado. Al no poder aguantar más se echó en una banquilla sucia e intentó entrar en calor.
Pero era demasiado. Hasta que unas manos la sujetaron.
-Hey¿ estas bien? -Dijo una linda niña de ojos oscuros- ven, cogerás un buen resfrío.
-No se donde estoy, debo volver a casa- dijo la pequeña Ashley
-Te ayudaremos en la mañana, respondió la dulce niña.
-Gracias.
Cuando despertó, pudieron notar en ella también las marcas de abuso. Jared no iba a dejar que se valla.
-¿Cómo te hiciste eso? - preguntó
Ella explicó por qué, mientras los ojos de horror de ambos niños dejaron perpleja a Ashley, quien no entendía porque reaccionaban asi.
Hasta que al fin entendió todo.
En ese momento Jared estaba con Astrid, Ethan, Mika, Bryan y Peter. Ashley fue la última en incorporarse a la pandilla.
*
-Hogar dulce hogar... - dijo Bryan
-Deja de hablar y ayúdame a bajar esto - replicó Ethan
-Hey!! Ya llegaron, ya me estaba preocupando- se alegró Mika, un niño bastante alto de cabello negro ensortijado y piel oscura que se encontraba meciendose en una hamaca mirándolos llegar bastante cansados y con muchas cosas.
-Hey Mika, te pesa el trasero ¿o qué ? Ayuda- refunfuño Bryan.
Bryan tenía una estatura bastante preocupante, era el más pequeño del grupo pero tambien el más ágil. Le gustaba cortarse el cabello dejandolo muy corto, sus ojos eran saltones y muy oscuros, tenía una nariz ligeramente aguileña y una piel de un tono cobriza, por lo cual lo molestaban mucho.
-¿Qué pasa pichon? - se burló Mika- me vas a picotear o que?
-¿Qué dijiste!? - respondió Bryan bastante enojado.
-Ya ya niñitos, párate Mika, mueve tu culo de una vez- respondió Peter.
*
Ethan y Peter se parecían mucho, después de todo son primos. Conocieron a Jared por accidente, una mera casualidad que les cambiaría la vida.
Peter a diferencia de Ethan era bastante delgado, ambos tenían unos ojos café oscuros muy profundos siendo las pecas lo que les concedía una apariencia más infantil.
La piel de Ethan era un tono más clara de la de Peter, aun cuando ambos estaban bronceados por la luz del sol.
El mayor era Peter por dos años, mientras que Ethan tenía la misma edad que el resto. Ambos vivían en las calles desde muy corta edad. Sus padres los habían puesto a trabajar desde muy pequeños, artos de las palizas diarias, decidieron huir mandando al diablo todo y como plus, huyeron quemando sus herramientas de trabajo, para que sus progenitores estuvieran ocupados en recuperar eso antes que ir a buscarlos.
Si bien la vida se volvió muy dura, mientras pudieran vivir sin ser lastimados, estaba bien para ellos. Hasta que conocieron Jared.
*
-Ay no, no puede ser- musitó Mika mirando lo que Jared llevaba en sus brazos.
-Robertoooooo!!!! - gritó Ashley mientras el perro corría hacia ella totalmente feliz de verla.
- Hey Jared no somos guardería, en que est...
-ella será uno de los nuestros- sentenció Jared interrumpiendo a Mika
Emily aún no se recuperaba del shock, no había dicho ni una sola palabra y tuvieron que fijarse por momentos en que si estuviera respirando, solo por si acaso.
Había muchas cosas en el pequeño remolque por acomodar. Los niños se habían atrincherado en un almacen abandonado, lo habían acondicionado para que fuera lo más parecido a un hogar.
En las maletas que traian había ropa, productos para cuidado personal, frazadas, juguetes y muchos inflables. Usaron uno de una piscina mediana para hacer una cama improvisada para la niña. Le pusieron muchas mantas para que se vuelva cómodo. Pusieron a la pequeña e intentaron que reaccionara.
Mika podrá ser un papanatas, pero no podía evitar sentirse acongojado por ella.
Él tuvo una hermana pequeña y no pudo hacer nada para evitar su trágico final.
Los padres de ambos eran unos adictos empedernidos, sin embargo de milagro ambos niños nacieron sin problemas y bastante saludables. No obstante eran abandonados a su suerte en múltiples ocasiones, así que era Mika quien fungía de padre para Rosi. Un día la madre había ido a comprar usando el auto junto a la pequeña Rosi, dejando a su hermano Mika en casa solo. La madre apareció después de todo un día, solo para sacar más dinero. Mika preguntó por su hermana y su madre sólo lo empujó para que se hiciera a un lado. Más tarde sin saber que hacer decidió dar una vuelta, para luego toparse con una dolorosa verdad, habían muchos patrulleros rodeando un auto blanco muy similar al de su madre, entre tanto barullo escuchó algo que le rompió el corazón. Una pequeña niña había muerto por inanición e insolación dentro del auto, la habían dejado por más de 20 horas dentro y nadie había hecho nada por intentar salvarla.
-Hey! Heeeeeeey wuuuuujuuu despiertaa- decía Mika poniendo caras graciosas.
Ashley y Astrid lo miraron espantadas.
-Quizas necesita un poco de música, la música ayuda a todos - decía el pequeño Bryan.
*
Bryan era un niño bastante peculiar, él había sido encontrado en las calles por un viejo carpintero, quien no pudiendo dejarlo morir, se lo llevó a su casa. Nunca había tenido hijos así que no sabía cómo lidiar con él, no sabía cómo calmar el llanto del bebé. Poco a poco se fue adaptando al pequeño, tenía unos pulmones muy fuertes, eso le causaba mucha gracia al viejo. Mientras más crecía, Bryan se volvía más avispado, aprendió a hacer algunas cosas del oficio del viejo y a éste le llenaba de orgullo ver como su pequeño seguía sus pasos.
Pero suele pasar que la vida nos tiene muchos golpes aún por superar.
Un día cuando Bryan estaba preparándo un desayuno para su anciano padre, reparó en que ya había dormido demasiado así que decidió revisar si se encontraba bien puesto que aún no salía de su habitación.
Lo que halló lo dejó sumido en una profunda tristeza.
El cuerpo de aquel noble anciano yacía totalmente inerte, al parecer le había dado un infarto. Bryan no podía dejar de llorar, no le importaba quedar solo en el mundo, lo que más le dolía era que no volvería a verlo jamás.
Tan pequeño y ya comprendía lo que la muerte significaba.
Pudo recomponerse después de unos minutos.
Al mirar la cara del viejo notó que su rostro reflejaba mucha tranquilidad. Eso le dio fuerzas al niño, pues imaginó que quizás era él mismo la razón de aquella ligera sonrisa.
-Si puedo hacer feliz a alguien, yo seré feliz. Estoy feliz de haberte hecho feliz viejo y espero un día poder verte otra vez- dijo con la cara totalmente empapada de lágrimas.
Ese día abandonó el que fue hasta ese momento el lugar donde había sido realmente dichoso, dejó unas flores que robó de varios jardines en el pecho de su padre, dándole el último adiós.
.
.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 33 Episodes
Comments