Habían pasado algunas semanas, los pronósticos de fuertes vientos para la ciudad de Iguazú, una tormenta se avecinaba. Los chicos estaban jugando con la cámara, como si Emilia fuera una periodista del tiempo que traía los avances del paso de la tormenta.
—estamos aquí en Iguazú, en el día 7mo del tornado, ya ha cobrado las vidas de 9,478 ciudadanos. Incluyendo artistas... cantantes entre ellos, el joven Jordán Oden Ain. Los meteorólogos, hicieron dos declaraciones: una, que las cosas empeoraran, dos, ya que solo el 42% de la población puede decir meteorólogo desean que se los llame "Sabiondos del tiempo". Los "sabiondos del tiempo" también advierten a los sobrevivientes que esperen lluvias. Esta fue Emilia Quinn reportando... ¡corten! ¡Corten!... Dijeron que no me mojarían, ¡lo prometieron! —Emilia.
—eso no fue nada, fue una prueba de credibilidad. —Stefan.
— Lamento decírtelo, pero fallaste, Srta. Quinn. —Yukii.
—No es divertido pude haberme ahogado. Se me corrió el rímel, estoy empapada, ¿Cómo estoy? —Emilia.
—como siempre. —Sofía.
—Como una estrella de cine. —Nilo.
— ¿en serio? —Emilia.
— sí. —Rocío.
— ¿Cuál? —Emilia.
— La Sienita. —Roció, todos se ríen—
— Vamos, Em te ves bien. —Nilo.
— ¿de veras? —Emilia.
— Si, mira. —Nilo, enseñándole la pantalla—
— Si, tienes razón. La cámara me ama. —Emilia.
—Sí, casi tanto como vos. —Nilo.
—Ey, estamos en Iguazú, ¿hay posibilidad de un tornado? —Sofía.
—Sof, aquí solo habrá vientos fuertes si Jo come comida brasileña. —Emilia. En eso llega Devon.
—Hola... Harold quiere verte. —Devon.
—estamos almorzando. No debemos trabajar aun. —Yukii.
— No Harold quiere verte a ti —Devon señalando a Gerardo—
— ¿a mí? —Gerardo.
— ah, Gere. —Jordán.
— ¿Qué hiciste? —Sofía.
—nada. ¿Porque? —Gerardo.
—no puedo decírtelo ahora. —Devon.
— ¿tomaste postres de la cocina? —Nilo.
— no. —Gerardo.
— deberías, son deliciosos. —Jordán.
— ¿espiaste a las chicas por el agujero que hay en el vestuario de damas? —Rocío.
— no hay ningún agujero ahí. —Gerardo.
— ¿en serio? debe ser en el de los chicos. —Rocío y todos se ríen—
— ¿te pusiste a jugar con los autos de los clientes, en vez de estacionarlos? —Sofía.
—no. —Gerardo.
—Ya sé, orinaste en la piscina. —Emilia.
— ¡Sí! Pero eso todo el mundo lo hace. ¿No? —Gerardo.
— Huh... ¡Gere, qué asco! —Todos.
—oh, no. —Gerardo.
Entonces Gerardo nervioso porque creía que estaba en problemas, se dirigió a la oficina de Harold. Y de entrada...
—Muy bien... muy bien. ¡Sí! ¡hice pipi en la piscina! —Al ver a tanta gente se asustó— ¡Ahh!
— ¿y quién no? Siéntate hijo, estamos planeando la fiesta brasilera del hotel. Es una tradición anual muy parecida a mi favorita, \ —Harold— Muy bien, pueden irse. Ah, no se olviden que quiero pasto artificial, nada de natural. Podemos venderlo en la temporada de futbol. Bien escúchame niño, ey, ¿un habano?...
—Soy joven para eso... —Gerardo negándose.
—... bien, entiendo. ¿Whisky? —Harold.
—... no estoy bien, gracias. —Gerardo.
—Bien, bien voy a poner las cartas sobre la mesa, chico sensato. ¿Puedo decirte chico sensato? —Harold.
— Claro. —Gerardo.
— Chico sensato he estado viéndote... —Harold.
— ¿Lo hiciste? No escribí eso sobre ti en la pared del baño. Solo le corregí la ortografía. —Gerardo.
—... No temo decir esto. Me recuerdas mucho a mi cuando tenía esa edad. —Harold.
—O sea que en 22 años voy a verme así. —Gerardo.
—Eres trabajador nato, dedicado, inteligente... —Harold.
— pero si la semana pasada dijiste que era el mayor desastre que había azotado la industria hotelera desde el desayuno gratuito. —Gerardo.
— ¡La semana pasada! Una semana es mucho en el negocio hotelero. ¿En un día pasan muchas cosas, sabes? Pero me he dado cuenta que eres todo un talento para la gerencia. Un talento que debe ser estimulado. —Harold.
— gracias. —Gerardo.
— y por eso decidí dejarte a cargo del hotel. —Harold.
—Oh, claro, si... ¡¿Qué?! Oh, lo siento creí que dijiste que me dejabas a cargo del hotel. —Gerardo.
—Cada año en estas semanas me tomo unos días de descanso. Una especie de retiro a mi club campestre.... y dejo a alguien oficiando de gerente interino. —Harold.
— ¿Gerente interino? ¿Y Devon? —Gerardo.
—larga historia. Mucha responsabilidad, pero sé que puedes lograrlo. ¿Sabes qué? —Harold colocándole una insignia— En muchos aspectos eres el hijo que nunca quise... hazme sentir orgulloso.
— lo haré... Harold. —Gerardo.
— tienes lágrimas en los ojos. ¿Te emocione? ¿Eh? —Harold.
— ¡no! Me pinchaste con el alfiler. —Gerardo.
— oh, intenta no manchar la alfombra ¿vale? —Harold.
Mientras tanto los chicos estaban pintando las paredes.
— No puedo hacer esto, en mi vida he pintado una casa. —Emilia.
— Olvida que es una gran casa. Piensa que es una gran cara y esta es la sombra de ojos. —Stefan.
— claro... si, puedo hacerlo. —Emilia.
En eso pasa Gere y lo detienen.
— ¿Y eso? —Jordán.
— Eres gerente. —Rocío.
— Así que por eso quería verte. —Yukii.
—Ahora tendremos que decirte \ —Emilia.
— o prefieres el termino informal "Segundón" —Sofía.
— bien hecho, Gere, ahora tendremos un jefe humano que se encargue. Tiene que ser fantástico. —Yukii.
— en realidad, estoy algo asustado la mayor decisión gerencia que he tomado es de qué lado de la calle empezar a repartir los periódicos. —Gerardo.
— ¿y cuánto te pagan? —Nilo.
— $2 por hora y uno si entregas antes de las 7:30. —Gerardo.
— la entrega no, tonto. Ahora ¿Cuánto te pagan? —Nilo.
— nada, pero Harold dice que si lo hago bien. Sabrá recompensarme. —Gerardo.
— Permitirnos —Rocío pasando el balde de pintura—
—no tengo tiempo. —Gerardo.
— ¿cómo? —Rocío.
— no puedo pintar. El evento brasileño de fin de semana no se organizara solo, ¿sabes? —Gerardo.
— ¿la samba? —Sofía.
— el nombre es Zamba. —Gerardo.
— Sí, pero se escribe \ —Sofía.
— si pero se pronuncia Zamba, es la pronunciación brasileña. Bien, mejor voy a comenzar, hay mucho que hacer. Organizar el buffet, enviar cartas a todos los huéspedes, contratar un número musical para la noche... ¿Dónde voy a encontrar un número musical con tan poco tiempo? —Gerardo.
—Hola... —Emilia.
— ¿Qué? —Gerardo.
— ¿olvidaste lo que hacías antes de entrar al maravilloso mundo de la gerencia? —Stefan.
— por supuesto, creen que nosotros deberíamos actuar. —Gerardo.
— ¡que fantástica idea! —Emilia.
—ya vez porque lo ascendieron. —Jordán.
— bien, quiero decir no estoy seguro. Necesito una banda que se presente a tiempo, y cante lo que se le ordena. —Gerardo.
—y nosotros que, entramos y destrozamos el lugar. —Yukii.
—le diré que haremos: ensayaremos un acto extra para la noche de la samba, si me gusta, estarán en el show. —Gerardo.
—que generoso. —Jordán y Gere sé fue.
—sí, hasta luego adulón infeliz. —Sofía.
— ¿Cómo me llamaste? —Gerardo.
—"gran líder" pero lo dije con mi pronunciación brasileña. —Sofía.
Mientras los demás hacían sus respectivas tareas Gere andaba por ahí observándolos y correspondiéndoles todo lo que hacían como si él supiera todo.
—Hola, Posada Paraíso ¿en qué puedo ayudarle? Claro, ya lo comunico. —Yukii.
— Yukii, tienes un segundo. —Gerardo
—claro, ¿qué pasa? —Yukii.
— es: "Posada paraíso, ¿Qué desea por favor?" ¿Notas la diferencia? —Gerardo.
— entre tú y un idiota... no. —Yukii.
— por favor, dos simples palabras que provocan tanta felicidad. —Gerardo.
— muy bien, ¿Quién eres? ¿Y qué hiciste con Gerardo? —Yukii.
— por favor, de acuerdo, no cuesta nada, no duele y demuestra tu interés. —Gerardo en eso llega un cliente—
— ¿tiene reservación? —Rocío y Stu llega cargando el gran equipaje—
— más vale. —Stefan.
— ¿habitación simple? —Rocío.
— no. Quiero... una doble. —Una mujer salió de la valija que traía Stefan, y quedo mirándola — Habitación 25 por favor. —Cliente—
— lo siento esa habitación está reservada para el mago que actuara en la Zamba... oooohhhh... habitación 25... Disfruten su estadía. —Rocío.
— ¿le sonreíste? —Gerardo.
— claro. —Rocío.
— no, no es cierto. Eso fue una mueca. —Gerardo.
— fue una sonrisa, mostré los dientes. —Rocío.
— sí, muestras menos de cinco, es una mueca. —Gerardo.
— ¿te gustaría tener cinco dientes menos? —Rocío empujándole.
— Gere, ¿tienes un segundo por favor? —Stefan.
— sí, claro. ¿Qué pasa? —Gerardo.
— Bueno, sé que nunca has tenido un trabajo como este... y nosotros no somos expertos pero realmente quiero decirte... —Stefan le dijo al oído.
— oh, no. ¿Yo? Oh, no. Lamento tanto. Es la presión, me está afectando, gracias por decírmelo. Necesito que me avises si estoy exagerando ¿de acuerdo? —Gerardo.
— para eso somos amigos, Gere. —Stefan.
— y Stu... no olvides pulir los botones. —Gerardo tomándole de la cara le palmea.
Más tarde los demás chicos aprovechaban los tiempos de ensayo para practicar para el evento brasileño, liderados por Yukii. Todos menos Jo que tenía puesto los auriculares bailaba con su música.
— dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho. Paso, paso, paso, mirada; y paso, paso, paso, mirada. ¡No! Es paso, paso, paso, mirada. —Jordán estaba escuchando sus auriculares y hacía cualquier cosa— No mirada paso, deja lo que estás haciendo, Jo. ¡¡Jo!! —Yukii.
—Lo siento ¿ya empezamos? —Jordán.
— Jordán, concéntrate. El dictador estará en minutos y no quiero que se le ocurra sacarnos de ese dichoso \ —Sofía.
— Zamba —Rocío.
— propongo no actuar en nada que no podamos pronunciar. —Stefan.
— Eso significa que nunca actuaremos en el "Club Decko"–Stefan.
— ey, el cartel dice eso. —Rocío, todos se ríen.
En eso llega Gere con unas cosas en mano.
—ok, chicos tengo trabajo que hacer. Así que muévanse. —Gerardo.
— Hola, Gere... Hmm trabaje en esta nueva rutina especial para la Za..., la cosa brasileña. —Yukii.
— genial, estos son los trajes. Pruébenlos para ensayar. —Gerardo.
— ¿Y esto? —Sofía.
— una falda. ¿Nunca viste una?
— sí, la última vez que fui de compras a una granja. —Sofía.
— no usare una falda hecha de paja. —Emilia.
— y también un sostén de cocos. —Gerardo.
— fantástico. Cuando vean a Rocío bailando con esto, sonara como una estampida. —Sofía.
—Ey. —Rocío.
— vamos, no tengo todo el día. —Gerardo.
— lo siento, pero no usare una falda de paja. —Emilia.
— sí, ¿Qué soy? ¿Una coreógrafa o una maquinan trilladora? —Yukii.
— si quieren el trabajo, tienes que usar los trajes. Mientras lo discuten contaré las chispas en las galletas con chispas de chocolates. —Gerardo.
— es la persona más implacable que he conocido. —Stefan.
— vamos, sigamos trabajando. —Yukii
En eso al encender la radio, se sintonizo en las noticias que pronosticaban el clima en Iguazú.
—... Ahora el pronóstico para la zona de Iguazú estará cálido, húmedo y suave, propicio para un frente de tormenta todo la semana y para este fin de semana se espera un fuerte tornado... —Radio.
— tenemos que decirle a Gere. —Nilo.
— ¿e interrumpirles las galletas? —Yukii.
— Gerardo no sabe nada de tornados, nunca ha tenido este tipo de responsabilidades. —Sofía.
— hay que buscar a Harold y decirle. La gerencia es demasiado para Gere y nos afecta a todos. —Stefan.
— buena idea ¿dónde está Harold? —Rocío.
— Devon. Devon habla con él. El otro día lo vi salir de la oficina de Harold, y dijo que iba a llevarle su correo. —Jordán.
— Ok, sigamos a Devon. Pero tenemos que pasar totalmente invertidos.
— de acuerdo, nos ponemos estas faldas y caminemos boca abajo, la gente creara que somos palmeras. —Jordán
Así Jordán y Yukii siguieron a Devon que llevaba una pizza al sótano, sospechosamente, tras unos caros de maestranza del hotel. Cuando Devon entro en el sótano, ambos bajaron las escaleras, espiaron por la ventana.
— ¿Qué? ¿Que ves? —Jordán.
— Jo, no lo vas a creer. —Yukii.
Mientras tanto Gerardo que recorría el hotel supervisando todo.
—Hola, ¿Cómo estás? —Gerardo a una chica al costado de la piscina, cuando suena su celular y atiende— ¿Hola? Hola, Harold...
— ¿Cómo está todo por ahí? —Harold.
—Perfectamente, el Sam-ba está en marcha -Gerardo.
—Perfecto, chico sensato. —Se escucha que Harold pelea con alguien— Ey, devuélvemelo.
—Gerardo ven al sótano ahora. —Jordán.
— ¿Harold? ¿Jordán, que haces ahí? —Gerardo.
Cuando Gere llega al sótano se encuentra con Yukii y Jo, que estaban interrogando a Harold y Devon.
— ¿pasas tus vacaciones en el sótano?
— es el lugar perfecto. Pacífico. Sin gente. Son las vacaciones que el tiempo nunca arruina. —Harold.
— él sabía lo del tornado. —Jordán.
— ¿eso es cierto? ¿Lo sabías? —Yukii.
— tal vez... pero... oh, está bien. Sí, me entere de eso en el canal del tiempo. —Harold.
—eres... una mala persona. —Yukii.
—Yukii, con esa boca besas a tu madre. —Jordán.
— no se preocupen. Esta parte de la costa nunca ha recibido daños del tornado. Te lo aseguro. —Harold.
— ¿entonces, porque estás aquí con estas bolsas de arena y comidas enlatadas? —Jordán.
—yo... las colecciono. No mucha gente lo sabe, pero son mis pasiones gemelas. Si por eso estoy abajo, hago un inventario de mis colecciones. —Harold.
— ¿Por qué no lo dijiste?, Harold hubiéramos traído... —Devon.
— silencio, Devon. —Harold.
— de acuerdo. —Devon.
— ¿no deberían estar ensayando para la Zamba? —Harold.
— ni sueñes que subiré a cantar en el escenario en mitad de un tornado. —Yukii.
— La Posada Paraíso es una zona libre de tornados. El mayor peligro de vientos fuertes es si Devon come comida brasileña. —Harold.
— ¿también? —Jordán.
— estoy de vacaciones, y nada de esto tiene algo que ver conmigo. Tienen un gerente interino, hagan lo que él dice. —Harold.
— bien, de acuerdo, chicos vuelvan a trabajar. El show debe continuar, díganselo a todos. —Gerardo.
Todos dejaron a Harold en paz en sus supuestas vacaciones en el sótano. Mientras que a fuera el viento era cada vez más fuerte.
— ¡¿Qué hacen?! ¡La Zamba es en dos horas! —Gerardo.
— ¡no podemos hacerlo más rápido! —Rocío.
— ¡menos mal que tenemos el tiempo perfecto, y no nos estorba nada! —Yukii.
— ¡el tiempo está bien, miren, aquí dice que aunque pasara cerca el tornado Rocío no afectará a Iguazú o a las zonas cercanas! —Gerardo.
— ¡¿el tornado qué?! —Rocío.
— ¡el tornado Rocío, así se llama! —Gerardo.
— ¡no me pidieron permiso! ¡¿Por qué lo llaman tornado Rocío?! —Rocío.
— ¡porque es una incontenible fuerza natural! —Emilia.
— ¡no! ¡Porque es una masa confusa que destruye todo a su paso! —Sofía.
— ¡los demandaré! ¿Puedo demandar a un tornado? —Rocío.
—no lo creo. —Yukii.
— ¡nunca lo llevaras a juicio! —Emilia.
— ¡si, pero su abogado te reventara el caso! —Sofía.
—espero que esto cambie su preocupación por el tiempo. Me... me... —Gerardo se le volaron las hojas del diario— mejor me voy hacer otra cosa.
— ¡tornado Rocío! ¡Qué insulto! ¡Odio este estúpido tornado! —Rocío.
—Rocío voló al agua de la pileta del fuerte viento—
—baja la voz Roci, te puede oír. —Emilia.
Mientras tanto Nil y Stu estaban jugando al tenis con los huéspedes, les tocaba hacer el servicio contra el viento fuerte.
— ¡¿Por qué tenemos que hacer el servicio contra viento?! —Nilo.
— ¡porque son los huéspedes y nosotros empleados! ¡Golpea fuerte! —Stefan
— de acuerdo. —Nilo.
Por más que lo intentará muchas veces el viento le devolvía todos los tiros a los dos chicos, favoreciéndose a los huéspedes. Al final del partido Nilo y Stefano terminaron todo adolorido por los pelotazos que recibieron, saludaron a los huéspedes que fueron los ganadores y se retiraron de la cancha apoyándose uno por el otro, con las raquetas. Mientras Gere visitó a Harold en el sótano.
— Harold, sé lo que vas a decirme que el tornado no pasará por esta zona, pero hay un poco de viento allá arriba. —Gerardo.
— una tonificante brisa. Es por eso que la gente viene aquí en sus vacaciones. —Harold.
— Pero creo que está empeorando. Es decir, tal vez debamos suspender la Zamba. —Gerardo.
— ¿cancelarlo? Mala idea, chico sensato, muy mala idea, horrible idea, pésima idea —Harold.
— ¿Por qué? —Gerardo.
—los huéspedes la esperan ansiosos. Casi todas las entradas están vendidas. Y yo... yo gaste todo mi dinero en estas bolsas de arenas —Harold.
— Pero podríamos... —Gerardo.
— niño, niño, niño, niño, sigue con el programa. Por el amor de dios, no me digas que nunca hay mal tiempo en tu ciudad. Afrontarlo, allí siempre está nublado. Es de conocimiento público que allá llovió durante toda la década de los 80... ahora ¿vas a permitir que te acobarde una brisa, eh? ¿Acaso me equivoque al elegir? ¿Crees que le erre al nombrarte Gerente Interino? —Harold.
Mientras afuera las cosas cada vez empeoraban más, pero todos seguían las órdenes de Harold.
— ¡¿Y Stu?! –Gerardo.
— ¡Estaba preocupado por el cocodrilo de Harold! ¡Fue a atarlo! —Nilo.
— ¡Resiste, muchacho! —Stefan.
Pero en el intento por mantener al cocodrilo atado al suelo, el viento daba estirones a la soga y Stu la suelta. Y el cocodrilo sale volando por el cielo.
— ¡¿y Harold?! —Jordán.
— ¡dijo que debemos continuar! —Gerardo.
— ¡¿y estás de acuerdo?! —Sofía.
— ¡tengo que estarlo, soy su delegado, ¿nunca oíste la frase: \?! —Gerardo
— ¡¿si nunca oíste la frase: \?! —Sofía.
— ¡Gere, es una locura! ¡Mira todo esto! —Rocío.
En eso Sofía encontró una sombrilla en el suelo, la levanto, al abrirla esta levanto vuelo llevándosela a la chica por los aires.
— ¡¿Y Sof?! —Emilia.
— ¡estaba aquí! —Nilo.
— ¡miren allá en el cielo! —Yukii.
— ¡¿es un ave?! —Jordán
— ¡¿es un avión?! —Emilia.
— ¡no es una chica de Fsa! —Rocío.
— ¡¡Sof!! Todos.
— ¡Oh, dios mío! —Gerardo
— ¡¿A dónde fue?! ¡No la veo! —Yukii
— ¡vengan! —Gerardo
— ¡tú no! —Yukii
— ¡ya hiciste demasiado! —Emilia.
— ¡quédate aquí! —Rocío.
Más tarde, Gere estaba esperando que los demás trajeran a Sofía, preocupado en la habitación de las chicas pensaba en todo lo que había pasado. Cuando llegaron Sofí estaba un poco lastimada, también muy sucia, Jo y Nil la traían.
— la encontramos. —Jordán.
— gracias a dios, Sof ¿estás bien? —Gerardo
— ¿sabías que aquí rodean los arboles con estiércol de caballo dos veces al año? ¿Y, sabías que lo traían en camiones? ¿O que uno de esos camiones estaba pasando por el hotel justo ahora? Pues yo sí. ¿Aun quieres oír mi respuesta? —Sofía— No. No estoy bien
— creo que volvió a la normalidad. —Rocío. Gere camino hacia Sofí y la abraso fuerte.
—no podrás convencerme con eso. —Sofía.
A solo horas de la fiesta, Gere fue a darle el reporte a Harold y tenía un plan.
— hola, Harold. —Gerardo
— chico sensato, dame el reporte. —Harold.
— bien, la samba ya está en camino, y el tornado terminó. —Gerardo.
— ¿terminó? ¿Estás seguro? Quiero decir, es oficial. —Harold.
— sí, lo anunciaron. Suspendieron la alerta climática. —Gerardo.
— fantástico. Estas despedido. —Harold.
— ¿Qué?, pero... —Gerardo
— has sido una vergüenza para el gremio, y no esperes la recompensa que te prometí. Ahora quiero ver a las bailarinas. —Harold.
En eso Harold dejo su seguro sótano y fue afuera donde seguía el tornado.
— ¡Hola!!... ey, chico sensato, ¿no dijiste que los vientos habían...? —Harold.
Un coco se soltó del árbol y le dio en la cabeza dejándolo en el suelo. Mientras habían mudado la fiesta al sótano, libre de tornados.
— ey, Gere, buena idea. Es mucho mejor hacer la samba aquí abajo. —Devon.
— gracias pero esa fue mi última decisión. Abandono la gerencia. —Gerardo—No estoy hecho para ser ejecutivo. —Dándole su insignia—
— Bienvenido —Rocío colocándole un collar de flores.
— te extrañamos. —Emilia.
— ¿de verdad? ¿Todos? —Gerardo.
— Todos nosotros. ¿Cierto? —Sofía dándole un beso en la mejilla—
— oh, sí. —Jordán.
— ¡¡sí!! —Todos.
— Ya... —Gerardo.
— Gere, esto usarás tú. —Stefan.
— ¿esta cosa? Ni loco... Uhhhh... bromeas. —Gerardo.
—¡¡No!! —Todos.
— Harold se está perdiendo la fiesta. —Emilia.
— sí, y creo que es una gran fiesta porque Harold no está aquí. —Gerardo.
— tienes razón. ¿Actuamos? —Emilia.
— Hagámoslo—Gere
CANCIÓN 6 Lo que todo el mundo quiere
Coro: #Na, na, na, na, na, na#
Na, na, na, na, na, na
Roci: #yeiiiye... Oh, sí#
Siento que te vas
Millones de corazones se partirán en dos
Roci y Sofí: #Pero no saben cómo son las cosas#
# Siempre te van a seguir#
Cada vez que te vas, el mundo tiembla
No dejo de decir que está bien
# Está bien#
Si acabas de llegar
# ves a las personas hablar#
Y se pone la fiesta
Coro: #Todo el mundo lo quiere ya#
# Cuando todo el mundo ve ya#
...
Mientras en el patio Harold estaba recobrando el sentido y decía el nombre de su mascota, el cocodrilo,
— Eliot. No, no. —Harold, en eso despierta y lo ve caer desde el cielo— ¡Esos chicos! Pronto los tendré en mis manos.
...
El mundo es de los soñadores
Pero soy más un gran creyente
# No soy tonto\, por tenerte#
Roci: #Veo la forma en que actúas#
Como si no supieras
Roci y Sofí: # Hay algo en ti#
# No importa que tan lejos vayas#
soy el que va a casa contigo
Das un cambio rotundo
# Ver a la gente saltar#
# No dejo de decir que está bien#
Está bien
Cuando haces lo tuyo y
Todo el mundo baila
# Les gusta ver como se pone la fiesta#
Coro: #Todo el mundo lo quiere ya#
Todo el mundo ve ya
El mundo es de soñadores
Soy más un gran creyente
# No soy tonto\, por tenerte#
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