ME PROCLAMO PRÍNCIPE VALEROSO

DAMEN

Por fin pude obtener un departamento ubicado en un buen lugar de la ciudad. Ariana, Edward y yo nos mudamos hace unos días. Mi hermano decidió venir a vivir con nosotros para que Ángel y mi princesa jueguen juntas. Las vacaciones de verano han comenzado, y junto con ellas, nuestra nueva vida. Acondicionamos una habitación para cada niña, ambas requieren de su espacio personal.

—¿Otra vez tú? ¿Por qué vienes? —le pregunto a Harry cuando veo que entra al departamento como si fuera su hogar.

—¿No puedo venir a verlos? Estoy aburrido en casa, aquí me divierto bastante.

Pongo los ojos en blanco y trato de ignorar su abrumadora presencia.

Es molesto que Harry venga a pasar el rato al departamento casi todos los días, prácticamente también vive aquí. Se queda en la habitación de Edward, ya que ambos son más cercanos, y yo no soporto su malhumorada existencia.

Me gusta mucho jugar con las niñas, son muy dulces y me hacen sentir más jóven.

—¿Podemos jugar a las princesas y los villanos? —pregunta Ángel con ternura.

—¡Por supuesto! Pero yo quiero ser uno de los príncipes —respondo.

—¡No! Eso no, no pienso volver a ser el mago malvado. Me proclamo príncipe valeroso de la princesa Ángel —dice Harry, dispuesto a quedarse con el papel de príncipe.

—Te sienta más el papel de villano, te queda a la perfección —comenta Edward con enojo.

—No me puedes negar que soy más atractivo que tú, hermano.

—¿Por qué no te buscas una novia y nos dejas en paz?

—Ya tengo una, solo que todavía no logro convencerla.

—¿Por qué será? A Vania le agrada más tu presencia que a nosotros.

—¿Desde cuándo somos enemigos?

—Desde que te volviste un imbécil.

—No se peleen, vamos a jugar todos juntos —trato de sosegar su pleito.

—Muy bien, pero yo soy el príncipe de Ángel —solicita Harry.

Edward y yo lo miramos con desaprobación. Ángel es la princesa de Edward y él lo sabe.

—¡Me opongo rotundamente! —grita Edward.

—Está bien, tío. No te enojes, es justo que en esta ocasión le toque al tío Harry ser príncipe —dice Ángel con ternura.

—No estoy de acuerdo, ¿por qué Ángel?

—No puedo responder a esa pregunta, no deseo que Damen me eche de aquí.

—¿Estás insultando a mi princesa?

—¡Basta los tres! Vamos a jugar en paz, por favor —suplica Ariana.

Todos nos quedamos callados, Harry se queda con el papel de príncipe a petición de Ángel. A Edward no le parece, pero no se atreve a contradecir a su princesa.

Comenzamos con el juego, imagino que realmente soy un príncipe que intenta salvar al mundo de los elfos de la amenaza del vampiro malvado.

Los tres peleamos con espadas de plástico y nos entregamos por completo al juego. Todos reímos y nos divertimos a lo grande, olvidando nuestras diferencias.

Por la tarde, salimos un rato a caminar por un mercado para pasar el rato y comprar algunos materiales que Ariana necesita para su tarea.

Ángel se detiene frente a una tienda de mascotas. Mira con ilusión a un gato bastante peculiar. Es mitad blanco y mitad negro.

—¿Te gusta? —le pregunta Harry.

—Sí, mucho.

—Vamos, te lo compro yo.

—¿Tú? ¿Por qué tú? —replica Edward.

—Es un gato, no tiene nada de malo. Ángel es como mi sobrina, ¿no es así, pequeña?

—Primero necesitas consultarlo con Damen y conmigo, no estoy seguro de que queramos tener un gato en el departamento.

—¿A ti te gusta el gato, mi vida? —le pregunto a Ariana.

—Sí, es muy bonito.

—¿Te molestan los gatos, hermano? —le pregunto a Edward.

—No, pero no quiero que sea él quien le compre el gato a Ángel.

—No tenemos que pelear, yo compro el gato para ambas —digo tratando de sosegar los terribles celos de Edward.

—Esto es ridículo, no te va eso de ser un maldito celoso. Yo voy a comprar ese gato y punto. Si les desagrada la idea, no se preocupen. Al finalizar las vacaciones me lo llevo a casa. Mamá no va a decir nada al respecto cuando sepa que el gato es de Ángel.

Edward hace berrinche, pero no se atreve a decir nada con tal de ver feliz a Ángel.

Prefiero no interferir, tomo a mi pequeña de la mano y recorremos la tienda de mascotas.

—¿Te gustaría tener una mascota, mi vida?

—Cuando vivía con mamá, siempre quise tener un hámster, pero aquí no venden ese tipo de animales. Los gatos son las mascotas más normales que hay en esta tienda, así que me conformo con el gato que Harry va a comprar para Ángel.

—¿Segura?

—Sí, gracias.

Harry compra al gato y se lo da a Ángel con una enorme satisfacción. No sé bien qué diablos pasa entre ellos, pero estoy seguro de que Harry solo busca pelear con Edward. Es posible que sienta algún tipo de recelo por el hecho de que Edward ha encontrado a su alma gemela y, por lo que entiendo, antes de eso ambos eran como un equipo. Las cosas han cambiado, Edward trata de ser un buen ejemplo para Ángel. No sale de noche, y no sale a ningún otro lado que no sea el trabajo. Incluso, vamos juntos por las compras de la semana.

Salimos de la tienda de animales. Puedo sentir que los cinco estámos demasiado incómodos, Edward y Harry se miran como si se estuvieran retando a un duelo.

—¿Por qué no volvemos al departamento? —propongo para evitar que las cosas lleguen más lejos.

Nadie dice nada, y yo todavía no puedo hacer una teletransportación.

Harry golpea con el hombro a Edward. Edward comienza a gritarle, y se arma un pleito. Ariana toma a Ángel de la mano y los tres caminamos hacia la salida de la plaza.

—¿Puedes llevarnos al departamento? —le pregunta Ariana a Ángel.

—Creo que sí.

Nos toma de la mano y nos teletransporta hasta el departamento. La pobrecita utilizó demasiada energía al traernos a los cuatro al departamento. Todavía es una niña, así que se desmaya al momento de aparecer en la sala, dejándo caer al gato. La cargo entre mis brazos y la llevo hasta su habitación. La cobijo y le apago la luz para que duerma más tranquila.

Una hora más tarde llega Edward, tiene sangre en la nariz. Es más que obvio que peleó a golpes con Harry.

—No tenías que pelear con él. ¿Dónde está Harry?

—No sé, desparecí antes de que los soldados llegaran para arrestarnos.

—¿Qué pasa entre ustedes?

—No lo sé, no es culpa mía. Tal parece que busca motivos para provocarme, y no sé por qué. Cuando quedé prendado de Ángel, descubrí un lado de mí que no conocía. Me vuelvo loco cada vez que un macho se le acerca a mi nena, me entran ataques de celos incontables.

—Te entiendo, pero trata de entenderlo. Antes de Ángel, tú eras su compañero, su fiel amigo. Tal vez resiente mucho tu ausencia.

—Puede que tengas razón, pero ahora lo más importante para mí es Ángel.

—Lo sé, solo trata de entenderlo un poco. Cuando las vacaciones terminen, ¿por qué no salimos todos a beber algo?

—Suena bien, necesito un desestrés. ¿Dónde está mi nena?

—Está durmiendo, hiso un gran esfuerzo al traernos hasta acá.

El gato ronronea y se me restriega entre las piernas.

—¿Cómo se llama esta cosa?

—No sé, hay que esperar a mañana para que su dueña le ponga nombre.

EDWARD

El pleito con Harry terminó de arruinar nuestra relación como amigos. Compartimos los mismos padres y el mismo vientre de mamá, así que por más que nos odiemos, jamás dejáremos de der hermanos.

Damen trata de buscar una solución, él también detesta a Harry, pero se traga su orgullo para evitar ser echado de la ciudad.

Las vacaciones todavía no terminan, pero Daimon decidió de último momento que también quería pasar tiempo con su hija. De tal manera que nos dividimos mitad y mitad, una semana yo, y otra semana ellos. Mi semana ya finalizó y mi pequeña se fue a su casa.

—Estoy muy aburrido, sin las niñas no hay nada por hacer —se queja Damen, tirado de panza sobre el sillón—. Shadowgaze es más aburrido que el mundo de los mortales, allá por lo menos había cine, parques de diversiones, balnearios, museos y muchas cosas más divertidas para pasar el tiempo. Me arrepiento de permitir que Ariana se fuera a pasar la última semana del verano en la mansión de los Deutscher.

—Podemos ir a tontear por ahí.

—Vamos a beber algo fuerte. En el mundo de los mortales bebía whisky, pero no me hacía ni cosquillas. Tengo ganas de probar un buen brebaje embriagador.

—¿Qué esperas? Levántate y vamos a la taberna.

Damen se levanta del sillón y estira el cuerpo antes de partir a la taberna. Tomo su mano y hago la teletransportación hasta la taberna. Todavía no es de noche, pero este lugar está abierto día y noche.

Viejos amigos de Damen están celebrando quién sabe qué cosa, se acercan y saludan con gusto a su viejo compinche.

—Mira nada más quien volvió, no era un rumor. El paso del tiempo te ha favorecido mucho, corazón —comenta Aura, una vieja amante de Damen.

—Gracias, tú también te ves muy bien.

—Vamos a celebrar también tu regreso —dice Jordan, un mago bajito y con un gran sentido del humor.

Nos sentamos en la misma mesa y ordenamos varias rondas del brebaje más potente que hay.

Bebemos cuatro tarros cada quien, el ambiente se torna más divertido. Charlamos y recordamos viejos tiempos.

Damen ya está bastante ebrio, su cuerpo ya no está acostumbrado a este tipo de bebidas.

—¿Te sientes bien, corazón? —Aura pasa su mano por el cabello de Damen.

—No, la verdad ya me siento muy mareado —retira la mano de su ex amante con discreción.

—¿Por qué no vamos a un lugar más privado para recordar viejos tiempos?

—Estoy ebrio, mas no loco. En otras circunstancias, jamás me habría negado a ir contigo, pero no puedo. Ya encontré a mi alma gemela, y la quiero con todas mis fuerzas.

Aura tuerce la boca y su sonrisa se apaga por completo.

—Ya bebimos mucho, será mejor que nos vayamos ya —les digo a ambos.

Damen asienta. Nos despedimos de todos, lo tomo de la mano y volvemos al departamento para descansar un poco.

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