HIPOCRESÍA

EDWARD

Mamá nos levanta muy temprano para que nos inspeccione el atuendo. Yo uso un traje color gris oxford. El color le hace juego a mis hermosos ojos.

Me siento aliviado al ver a Harry deambular por la sala como si nada hubiera ocurrido anoche. Ariana y yo nos libramos de un fuerte castigo, así que desisto de continúar con la broma.

Todos ayudamos a mamá a recibir a los poco invitados que accedieron a venir a recibir a un rebelde como Damen. Entre esos invitados está mi hermosa Ángel. Yo no la vi llegar porque me tocó recibir a los Vhandorth, una familia de vampiros. También grandes amigos de papá.

Evan Vhandorth comenzó a caerme mal desde el día que quedé prendado de Ángel, ya que es muy amigo de ella y siempre están pegados como lapas. Ya no es un mocoso colmilludo para mi, sino un contrincante en el ring del corazón de Ángel.

Los acomodo en una mesa y me dispongo a buscar a mi preciosa Ángel.

Recorro toda la mansión hasta que la veo sentada en una de las sillas del jardín trasero. Harry está con ella.

—¿Qué pasó? —pregunto asustado.

—Tu pequeña novia se estaba atragantando con un chuche de bola.

—¿Estás bien, nena? —le sobo la espalda.

—Estoy bien, gracias. Harry me salvó.

—¿Qué hacías comiendo chuches? ¿De dónde lo sacaste?

—Ariana me lo dio la otra tarde que vine a jugar con ella. Me dijo que era su propia creación. ¿Sabes? Me da mucha curiosidad saber a qué saben los alimentos que ingiere a diario. Yo solo bebo un elixir que sabe a rayos.

—Sí, pero no consumas cualquier cosa. Podrías enfermar si lo haces.

—No lo haré más, lo prometo —levanta su brazo para hacer más creíble su promesa.

La tomo de la mano y la llevo de nuevo a la fiesta. Damen ya no debe tardar en llegar.

Ariana da saltos emocionada al ver entrar a Damen por la puerta principal. Todos aplauden y celebran su regreso.

Damen corre a estrechar a su amada entre sus brazos. Le da un beso tronado en la mejilla y le repite una y otra vez que la extrañó mucho. Me acerco a darle un abrazo a mi hermano y después me pierdo entre los invitados para jugar con Ángel a las escondidas.

DAMEN

No puedo describir la inmensa felicidad que siento al volver a ver a mi pequeña Ariana. A pesar de que también me alegra ver a mi familia, es inexplicable la alegría que siento por ver a mi niña.

La maldita bruja me pagó todas y cada una de las porquerías que me hiso. Viví todo el año haciéndole ver su suerte. Con el paso de los meses, poco a poco fue retomado su verdadera identidad. La falta de sus mejunjes hechos a base de sangre de adolescente humana le devolvió su verdadera forma: horrible y asquerosa.

Ya no hayaba dónde esconderse para evitar que la viera arrugada y sin forma. Fue delicioso burlarme de ella a cada segundo del día.

Sé de sobra que hay muchos aquí que no desean verme, y que vienen solo por la amistad que tienen con mis padres, pero no me importa. Lo único que me interesa es ver que mi pequeña ha estado muy bien durante este año. Va a la escuela y ha tenido una buena vida a pesar de mi ausencia. Mamá ha hecho un trabajo increíble con ella.

—Me alegra verte de nuevo, Damen —me abraza con fuerza por la cintura.

—A mí también me alegra mucho verte, mi vida. No tienes idea de cuánto te extrañé. Todos los días pensé en ti.

—Tu mamá ha sido muy buena conmigo, me cuida mucho y me consciente como si fuera su hija.

—Me alegra escuchar eso, mamá es muy dulce. En unos cuántos días voy a buscar un lugar para nosotros dos, ¿qué te parece?

—Me gusta esta casa, ¿no podemos quedarnos aquí?

—Pienso que va a ser muy incómodo para mi padre que viva aquí en su casa, mejor busquemos algo para nosotros.

—Si eso te alegra, entonces acepto.

Saludo a seres que ni siquiera recuerdo quiénes son. Algunos me saludan con una hipocresía tan obvia que, se nota a leguas en la manera que me miran.

Trato de ignorar a todos y me concentro en escuchar a mi princesa. Su vida ha sido buena, tiene muchos amigos en la escuela y es muy feliz.

—Me alegra verte —dice Harry después de sentarse en la misma mesa que nosotros.

—Ahorrate tus palabras, no quiero que tú también me trates con hipocresía.

—No soy hipócrita, de verdad me alegra verte.

—Ajá, sí. Haré como que te creo.

Ariana lo mira con cierto resentimiento.

—¿Pasa algo malo entre ustedes?

—¿Qué esperas que pase?

—Solo pregunto, basta con mirar como te ve mi pequeña.

—Harry y yo no somos compatibles, eso es todo —asegura Ariana.

—¿Segura?

—Sí, no te preocupes.

—Ya estoy aquí, y pienso protegerte de cualquier cosa y de cualquier bribón que intente hacerte daño, mi vida.

—Gracias, Damen.

Harry pone los ojos en blanco y hace gestos de disgusto. Algo pasa, ambos tienen una mala relación, estoy seguro de eso. Por esa razón estoy más decidido a irme de esta casa.

—Hermano mío —dice Edward, quien se sienta junto a Harry, y a su lado una pequeña niña muy hermosa.

—¿Quién es ella?

—Ella es Ángel, y es hija de Daimon. También es mi alma gemela.

—¿De verdad? ¡Vaya noticia! Me alegra saber que no soy el único que tiene a una niña como alma gemela. ¿Cuándo pasó?

—Hace unos días.

—¡Felicidades!

Harry aplaude con sarcasmo. Nos mira a todos y comienza a destilar cizaña:

—Es divertido, ¿no? Aquí tenemos la guardería Wrathborn.

—¿Cuál es tu problema, Harry? —pregunto algo molesto.

—¿Mi problema? Yo no tengo ningún problema, solamente me parece muy gracioso.

—Habla así porque es el único Wrathborn de la familia que está solo —dice Edward.

—Créanme, estoy muy feliz estando solo. Soy dueño de mi propio destino.

—Sí, lo que tú digas —dice Edward, tratando de ignorar las tonterías de Harry.

—Es una fiesta muy aburrida —comenta Ariana.

—¿Qué esperabas? Aquí no hay payasos ni ridiculeces humanas, esto es una reunión para seres con clase. Pero entiendo, una mocosa simple como tú no va a entender nada acerca de alcurnia —Harry vuelve a molestar.

—¿Qué quieres decir, tarado? —me volteo hacia él, dispuesto a exigir que respete a mi princesa.

—No somos tan diferentes a los estúpidos mortales, aquí en Shadowgaze también existe cierta jerarquía social, y tu brujita proviene de una casa mediocre.

—¡No te atrevas a insultar a mi princesa! —levanto la voz y golpeo la mesa.

Los que están alrededor voltean para mirar mi escena.

—No hagas esto, Damen. Acabas de salir de prisión, y lo que todos esperan es que te comportes como un imbécil. Harry es insoportable, y todos estos seres no merecen que les des la satisfacción de provocar un problema el día de tu regreso —dice Edward.

—Tienes razón, Harry no vale una sentencia más. Mi pequeña es lo más importante ahora.

—Imbéciles, no saben lo qué dicen. No son más que un par de adultos ridículos jugando al castillito encantado. Me dan lástima —Harry se levanta y se aleja lo más posible de nosotros.

—¿Desde cuándo se volvió tan grosero?

—Desde que quedé prendado de Ángel, siempre ha sido un patán, pero nunca se había metido con la familia. Te fuiste por un largo tiempo, y no es que lo defienda, pero no esperes a que todos te reciban con los brazos abiertos. Sé muy bien cual es el motivo de tu regreso.

—No espero a que todos me reciban con los brazos abiertos, estoy consciente de que nada va a ser tan fácil. No vine solo por mi pequeña, descubrí que el mundo de los mortales es muy peligroso para un ser como nosotros. Nunca dejé de extrañarlos, simplemente no tenía el valor para volver. Las cosas pasan por algo, nuestro destino está escrito y no podemos luchar contra eso. Había algo que no me dejaba regresar, y ahora sé la razón. Mi alma gemela estaba allá, en el mundo de los mortales.

—Te entiendo solamente porque ahora sé que se siente estar prendado de alguien. Sin rencores, querido hermano —Edward extiende su mano para sellar nuestro pacto de paz.

Le estrecho la mano y continuamos con nuestra charla:

—¿Cómo es vivir allá afuera?

—Es divertido, solo al principio. La soledad termina por consumir tu espíritu rebelde y aventurero.

—Papá nos contó a tientas lo que te sucedió, y esperé a que fueras tú quien me contara todo.

Ariana y Ángel se levantan de la mesa para ir a jugar.

—No te alejes mucho, mi vida —le pido antes de que se vaya.

Asiente y sonríe antes de marchrse con la pequeña novia de Edward.

—Pues qué te puedo decir, soy un imbécil. Fui engañando por una bruja nauseabunda y nunca me di cuenta de ello. Si papá no hubiera intervenido, entonces ahora estaría casado con una mortal embustera. Viviría atado a una mujer que amaba de manera confusa, mientras me encontraba de manera furtiva con su hermana gemela.

—¡Qué locura! ¿Cuál es la diferencia entre una mujer mortal a una hembra de nuestro mundo?

—¡Pervertido! Las mujeres mortales son más débiles y delicadas. No aguantan un encuentro con inmortal, a menos de que tengas control total de tu fuerza.

—Pero en ese estado uno se vuelve loco y pierde todo el control.

—Se puede, alguien me enseñó a hacerlo.

—¿Cuántas mujeres perdieron la batalla contigo?

—Muchas, pero no me siento orgulloso de eso. Gracias a ese instinto salvaje me convertí en un criminal en el mundo de los mortales.

—¡Bribón!

—¡Cállate, tonto!

—¿Cómo sobrellevas esta situación? Se siente muy extraño quedar prendado de una niña, no sé cómo debo comportarme.

—No es fácil, pero tampoco imposible. En mi caso, Ariana está completamente sola. Es mi deber convertirme en un buen padre. En tu caso, puedes volverte un gran amigo o un hermano. Puedes ser lo que ella necesite.

—Escuché a un par de amigos que quedaron prendados hace tiempo decir que, al principio, todo es una locura, una eterna y satisfactoria luna de miel. Ellos no salieron de una habitación en meses, pero yo no siento los mismos deseos por Ángel.

—Todo está bien diseñado, nuestra mente y cuerpo están configurandos para acoplarse a las necesidades del ser amado. Solo déjate llevar y disfruta del momento. A pesar de que parezca una desventaja enorme, no lo es, ya que nosotros tenemos la oportunidad de verlas crecer, de conocerlas bien y de ser los primeros machos en sus vidas. Yo lo encuentro fascinante.

—Tienes razón, me voy a dejar llevar para disfrutar de la niñez de mi amada.

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