PEQUEÑA BROMA

EDWARD

Me levanto con ganas de correr a buscar a Ángel, no puedo evitar extrañarla como un loco. Salgo de mi habitación y me dirijo a la sala para leer las noticias del día. No es necesario comprar un periódico todos los días, con uno basta. Las noticias se actualizan por sí solas todos los días. No hay novedades, cinco accidentes aéreos en el centro son la noticia del día. Hay algunos seres que vuelan a toda velocidad sin ninguna precaución, por eso se estrellan contra otros que si guardan su distancia.

—¿Cómo amaneció el enamorado? —pregunta Harry en manera de burla.

—No le hagas caso, Edward. Él no sabe lo que significa querer a alguien —comenta Ariana.

—Antes de hablar limpia los restos de mermelada que hay en tu boca, pequeña asquerosa.

Ariana se sonroja y limpia su boca con las mangas de su blusa.

—Los de tu raza son bastante débiles, tienen que consumir alimentos para poder seguir viviendo.

—Es mejor que tener que consumir la sangre de otros mezclada con hierbas e ingredientes asquerosos.

—¡No me contestes, mocosa inmunda!

—Déjala en paz, Harry. Cuando Damen vuelva te va a tumbar los dientes si te escucha hablarle así a su alma gemela.

—Ese imbécil no me da miedo, es un idiota débil que no sabe como teletransporse.

—No insultes a Damen, no te lo permito.

—¿Qué me va a hacer un remedo de bruja como tú? —la levanta de los tirantes de la blusa.

—¡Basta ya, imbécil! —le grito.

Harry la suelta y sale molesto al jardín.

—He aprendido mucho acerca de hechizos en la escuela, ¿quieres venganza?

—¿Podrías hacer eso?

—¡Claro! Pero tiene que ser un secreto, no puedo utilizar la magia para dañar a otro ser.

—¿Qué clase de hechizo podrías hacer? ¿Qué tienes en mente?

—Podríamos volverlo un sapo.

—¡No! Eso es muy infantil. ¿Sabes hacer hechizos de magia negra?

—Aprendí a hacer unos cuántos mientras estuve despierta en casa de mi tía. Puedo hacer que se sienta prendado de otro ser.

—Eso suena genial. Supongamos que lo consigues, ¿sabes también el hechizo para revertir los efectos del primero? Solo deseo darle una pequeña lección, no quiero provocar un caos.

—Eso creo, pero no estoy segura. Damen está por salir, él tiene que saber como se revierte. Él superó con éxito el hechizo que mi tía le dio a beber.

—No quiero involucrar a Damen en esto, me va a matar si se entera que te persuadí de hacer magia negra.

—No te preocupes, yo le sacaré el hechizo que haga contraste.

—¿Segura?

—Eso creo —titubea al respecto—. Mejor no hagamos nada, me da miedo. Prefiero seguir soportando sus groserías.

—Vamos a intentarlo, estoy seguro de que no me va a dejar en paz con lo de Ángel.

—Voy a mi habitación para preparar el elixir. Tú te vas a encargar de que se lo beba todo. No basta con uno, necesita al menos tres frascos para que funcione de manera satisfactoria.

—Yo me encargo de todo.

Ariana sube a su habitación, planeo hacer que beba el elixir una noche de locura. Me voy a encargar de que sea un macho a quien bese después de beber el elixir. Va a ser más divertido si queda prendado de algún licántropo masculino.

—Hey, hermano, no te enojes —le digo al salir al jardín—. ¿Qué te parece si salimos esta noche?

—¿No te bastó quedar prendado de una niña?

—No seas amargado. No puedo portarme mal, sólo quiero divertirme un rato con mi hermano.

Arquea la ceja, no lo noto muy convencido.

—Está bien, vamos.

Preparo mi plan, ya hasta tengo planeado quién será la víctima de esta pequeña broma. Texteo a Esben, un licántropo rudo con el que me junto desde hace años. Él es el lobo indicado para llevar a cabo mi plan.

Por la tarde noche subo a la habitación de Ariana a verificar que el elixir está listo.

—Todo está listo ya, pero no puede beber todo el elixir de golpe. No sé qué pueda pasar si lo hace. Tendrá que ser poco a poco.

—No te preocupes, yo me encargo de eso —digo jugando con los frasquitos del elixir—. Me voy, Harry me está esperando.

—Uno por día, por favor.

—Sí, lo que tú digas.

Salgo de su habitación sin hacer caso a sus indicaciones, no presto nada de atención. Mi mente está concentrada en imaginar el rostro de Harry cuando sienta que ae ha enamorado de Esben. No puedo esperar a ver su reacción.

Camino a la cocina y saco de la nevera un frasco con elixir normal para engañar a mi hermano.

—¿Ya nos vamos?

—Sí, solo espera a que me termine mi elixir. ¿No quieres un poco?

—Bebí uno por la mañana, estoy satisfecho.

—Vamos, así las bebidas nos van a sentar de maravilla.

—Bueno, dame uno.

Le doy el elixir adulterado. Harry lo destapa y lo bebe de golpe. Hace un par de gestos al terminar de pasar el líquido.

—¿Qué pasa?

—Sabe raro, distinto. ¿De cuándo es esto?

—Lo acaban de traer hace un rato, quizás te sabe distinto porque está al tiempo.

—Sí, puede ser eso.

Desechamos los frascos y salimos para la taberna.

—¿Llamaste a Vania?

—¡No! Ni la llames, sabes que Esben está enamorado de ella, y si va no nos podremos divertir. Quiero que esta noche hayan puros machos en la mesa.

—Suena bien, una noche de machos —se pega en el pecho como si fuera un neandertal.

Salimos para la taberna. Nuestros amigos nos esperan con una ronda de ese brebaje que te vuelve loco.

—¿Por qué si pueden consumir brebajes embriagantes y no alimentos? —pregunta Gerald, otro licántropo, amigo de Harry.

—No es que no podamos, los alimentos nos producen flatulencias horribles. Nuestros estómagos son sensibles —responde Harry.

—Estos brebajes son como bombas atómicas, así que no le veo sentido a tu punto.

—Simplemente no lo deseamos y punto —digo para evitar una discusión sin sentido.

Esben llega por fin, y lo primero que hace es buscar por todos lados.

—¿Dónde está Vania?

—Hoy no vino, así que ni te molestes en buscar —respondo.

—¿Por qué?

—Es noche de hombres —comenta Harry.

—Lástima, me emocioné pensando que ella vendría.

—Ella no es para ti, amigo.

—Ella me gusta mucho.

—Lo sé, pero ya la besaste y nada pasó. Ella no es para ti.

—Oh, no me desanimes.

—No lo sé, quizás estás destinado a pasar la eternidad con alguien más —digo con sarcasmo.

Se resigna a no ver a mi sobrina esta noche.

Sin que nadie se de cuenta, vierto el resto del elixir en el tarro de Harry.

Mi hermano bebe hasta la última gota, pero las cosas se salen de control. Se desmaya y cae de espaldas al piso.

—Harry, reacciona por favor —le digo mientras golpeo con fuerza sus mejillas.

Harry no reacciona. Todos se asustan y dejan a un lado sus tarros de brebaje. Me despido de los amigos, le tomo la mano a mi hermano y nos teletransporto a ambos hasta su habitación.

Estoy ebrio, así que no calculo con claridad el lugar de aterrizaje. Ambos aparecemos en medio de su habitación. No hay más remedio, lo cargo hasta su cama y lo recuesto.

Estoy un poco asustado, quiero que sufra un poco, no que se intoxique. Me quedo a su lado hasta escuchar que ronca como león. Ahora sé que duerme en paz. Salgo de su habitación y me voy a la mía.

Mañana regresa Damen y mamá celebra su regreso. Pensé en ayudarle a preparar todo, pero se negó a recibir ayuda. Piensa que si las cosas no las hace ella misma, entonces no saldrán como lo desea.

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