Tenía un sentimiento extraño en el pecho, cada vez que JungSun se me acercaba y me hablaba como si nada, no podía evitar sentirme extraña. Desde el día en el que me vio con la cara golpeada y la nariz sangrante, había mejorado la comunicación conmigo, era extraño pero al mismo tiempo era lindo ya que aunque parecemos desconocidos, éramos como desconocidos que comenzaban a conocerse.
Al parecer, evitaba descargar su ira conmigo, pero seguía llegando tarde, o sin llegar, eso me decía que sólo intentaba llevar la fiesta en paz pero seguía acostándose con quien quisiera. No debía de importarme si seguía teniendo amantes o no, podíamos estar casados pero el amor no existía, a pesar de eso y de repetirlo una y otra vez, la parte de mí que seguía enamorada de él se ponía celosa y le dolía toda la situación.
-Entonces ¿Cómo te has sentido con todo eso?
Min-ha solía acompañarme algunos días entre semana cuando JungSun trabajaba, hoy era uno de esos días y no podía evitar contarle mi sentir con todo esto.
-Es extraño, no puedo evitar sentirme rara, pero a pesar de todo, las cosas siguen estando frías…
-¿Qué quieres decir con eso?
-Tu sabes que a pesar de todo eso, yo sigo esperando que de alguna manera las cosas mejoren y él me corresponda, se que es difícil pero mi parte soñadora aún lo quiere -suspiré mientras tenía la mirada fija en mi taza de té- y aunque no deba, me duele el saber que sale a acostarse con cualquier mujer que se le aparezca, sus engaños de verdad me duelen.
-¿Nunca le has recriminado por eso?
-¿Qué? No, para nada, nunca sería capaz, es un matrimonio por conveniencia y no tengo ningún derecho a reclamarle por las mujeres con las que tiene relaciones sexuales.
-No has pensado en conseguirte a alguien ¿verdad?
-¡No! no importa cuantos amantes tenga él, yo nunca seré igual, no podría.
Hablar con Min-ha era una especie de terapia para mí, era la única amiga verdadera que tenía y que de alguna u otra manera, su presencia me hacía sentir que no estaba sola, que tenía a alguien con quien podía contar.
El dia de hoy, mi suegra había pasado por Minki, por lo que no sentía ninguna clase de presión en hacer de comer para él, nada más para mí y JungSun; era esa clase de días en los que me daba el tiempo de recorrer el centro comercial en soledad o con Min-ha, a veces no importaba, me gustaba sentir que era libre de poder comprar lo que deseara y hacer lo que quisiera, todo al mismo tiempo en el que me torturaba viendo a las mujeres bellas pasar o a las lindas familias jugar en la zona de juegos.
Por andar pensando en otras cosas y viendo a otras familias, choqué con alguien, así que me separé de inmediato y pedí disculpas mientras hacía reverencia, esa clase de cosas eran muy vergonzosas, porque podría ser desde un anciano que me diría de que morirme hasta con un señor muy ocupado que me ignorara.
-¿Te encuentras bien?
Aquella era la voz de un hombre, pero por el grosor no podría decir si se trataba de un señor o de un jóven con voz muy gruesa. Levanté mi vista, encontrándome con un jóven de aproximadamente unos 26 años, tal vez sólo dos años mayor a JungSun.
-Sí, ¿usted se encuentra bien?
-Sí, lamento no haber prestado atención en mi camino, me presento, mi nombre es Hyun-woo, Soon Hyun-woo.
-Soy Kang Hana, es un gusto conocerlo.
-Lamento lo que te hice pasar, te invito un café a modo de disculpa.
Decir que no podría ser descortés por mi parte, siendo que también fue mi culpa, pero si decía que sí, podría ser mal visto al yo estar casada.
-Tranquila, no te estoy coqueteando, sólo es una manera de disculparme -dijo, con una radiante sonrisa plasmada en su rostro.
Terminé aceptando, ya que había sido también mi culpa, y como él había dicho, sólo era una manera de pedir disculpas. Si bien me sentía culpable, tenía que recordarme que no era así ya que no estaba haciendo nada malo, además de que a JungSun no le importaría si tenía amigos o conocía personas nuevas.
Hyun-woo había resultado ser una persona muy amable y abierta, nunca se le acababa el tema de conversación y en ningún momento me hizo sentir incómoda; era la primera vez que un chico se acercaba a mí con el fin de conocerme y que pasaramos un rato ameno.
Cuando menos nos habíamos dado cuenta, ya llevábamos dos horas hablando, estaba conociendo a una nueva persona que me hacía sentir bien conmigo misma y no me sentía fuera de lugar, así como me sentía con Min-ha.
Finalmente terminé dándole mi número de celular, casi prometiéndonos volver a vernos y eso lo supe cuando pagó la cuenta del restaurante.
Al llegar a casa podía sentir un peso menos en mis hombros, como si alguien hubiera llegado y me terminara de quitar ese peso muerto que sólo hacía que me doliera la espalda.
Ese mismo día, JungSun había llegado temprano, lucía cansado pero en su rostro podía ver una especie de felicidad que nunca antes había visto; con un poco de nerviosismo me acerqué a él y le pregunté el porqué de su repentina felicidad. Me miró por unos momentos, como si se estuviera debatiendo entre decirme o no, finalmente suspiró y me dio un papel que sacó de su portafolio.
-Nunca te he mostrado los avances de la empresa, ese papel dice cosas que no podrás entender pero finalmente…
-¡Wow! ¿La empresa va tan bien? -exclamé con emoción- esto podría funcionar sin mucho esfuerzo por un buen tiempo, eres muy bueno en lo que haces.
-Eso fue lo que estudié, estaba destinado a ser el heredero de la empresa de mis padres así que para eso me preparé, pero la pregunta es… ¿cómo es que puedes entender todo eso?
Sonreí con nostalgia y le entregué el papel.
-Cuando papá se enfermó y lo operaron de los ojos yo me hice cargo de cuidarlo y leerle los resultados de las finanzas de su empresa, se molestaba mucho conmigo porque no le explicaba bien, así que me enseñó lo que significaba cada uno de sus rubros para que se lo pudiera decir y alegrarme con él… algo así -suspiré- cuando tu te fuiste a estados unidos, pasé a ser la número uno en la escuela, papá me golpeaba por ser la segunda, primero tu y luego yo -reí con nostalgia- nunca pude pasar de ti, así que cuando te fuiste le dio igual si era la número uno, siempre me decía que no contaba ya que soy tan mediocre que necesité que te fueras para ser mejor. Así que le dio vergüenza que fuera la más inteligente de la escuela y no entendiera esos papeles; quería que entrara a la mejor universidad así que, por eso la perfección.
-No sirvió de nada -dijo con un poco de burla- fuiste educada para ser la esposa perfecta, toda una ama de casa, muñeca de aparador.
Lo vi levantarse del sillón e irse directamente por las escaleras para encerrarse en el cuarto; yo sabía que aquel comentario había sido completamente a propósito para hacerme sentirme mal.
Con un poco de tristeza recogí todo en la sala, él no había comido, así que tenía que recoger todo, dormí a mi bebé, me cambie la ropa por una pijama que siempre tenía en la recamara de Minki y me fui a la habitación que compartimos.
Estaba viendo su celular, enviando mensajes, todo con una gran sonrisa en su rostro.
-No fui educada para eso -solté sin avisar, él me miró de reojo y apagó su celular para prestarme atención, su rostro concentrado en mis movimientos me puso algo nerviosa- yo quería estudiar medicina, por eso me esforzaba igual, para ser una gran doctora, pero… cuando la empresa de papá cayó, la idea del matrimonio salió de ellos sin siquiera consultarme, así que pasé un año aprendiendo de mi madre.
-¿Cómo que un año? ¿No fue algo repentino? -dijo con molestia.
-Lo fue, aunque nuestros padres siempre habían querido juntar las empresas no podían si la de tus padres estaba marchando perfectamente, así que me preparaban para casarme con alguien más; cuando la de tus padres se vio igual que la de mis padres, tomaron la decisión, pero pasaron 4 meses antes de que te dijeran algo. A mí… me condenaron un año y cuatro meses antes que a ti, no lo planee, JungSun, fueron nuestros padres.
-¿Por Qué no te negaste?
-Mi madre me rompió la nariz por decir una verdad, mi padre me mandó al hospital por no ser la mejor en la escuela… no es necesario preguntar. Lo de Minki… fue un accidente de los dos, culpa tuya y mía, es repartida, pero se que tu no querías ninguna de las dos, yo tampoco, sólo busco llevar la fiesta en paz contigo, creeme que no eres el que más sufre aquí.
Aquello lo había dicho con cierto enojo, así que apagué la luz y me metí debajo de las cobijas, ignorando si él me miraba de mala manera, por primera vez quería decir lo que pensaba.
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Comments
Roxana C Añez
por eso siempre digo... NO EXISTEN LAS AMIGAS!!!
🤬🤬🤬🤬
2022-10-08
1
Rose
jaja verdadera como no 🤣🤣 si supieras q se está comiendo a tu esposo 🤬🤬🤬🤬🤬🤬
2022-04-30
0
karencitha
es la amiga y se acuesta con el marido
2022-04-08
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