Nuevo hogar

"¿Cómo puede caerte alguien tan mal con tan solo haberla visto una vez?" 

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Su cabello azabache brillaba frente al espejo, el cepillo pasaba con tanta facilidad entre las hebras de su larga cabellera, pero su rostro no lucía así. Los bellos ojos azules que tenía estaban ensombrecidos por la nostalgia. 

Habían pasado exactamente 3 meses desde que sus hermanos se fueron a ese intercambio, extrañaba los mimos de Harry, la sonrisa que le mostraba cuando la ayudaba con su tarea, incluso echaba de menos el mal carácter de Phillip, era muy gruñón, pero en el fondo ella sabía que era así porque se preocupaba por Harry y ella, como hermano mayor tuvo que madurar muy rápido asumiendo la figura de sus difuntos padres. 

Dos golpes en la puerta llamaron a su habitación. 

— Adelante. — Respondió Enma. 

— Con permiso señorita, llegó este paquete para usted. 

Como por arte de magia, su rostro se iluminó de inmediato. 

— ¡Es de Phillip y Harry! — saltó del asiento, dejando el cepillo frente a su tocador. Tomó la caja de tamaño considerable y buscó la tarjeta. — ¡Si! es de ellos. — abrazó el paquete como si se tratase de sus hermanos. —¡Gracias Maggie! — agradeció a la mujer de 25 años que sonreía con amabilidad. 

— Por cierto, la señora Olivia acaba de llegar, ella la espera con… bueno tal vez debería verlo con sus propios ojos.

— ¿La abuela está con alguien? — preguntó tratando de imaginar de quien podría tratarse, pero ningún nombre llegó a su cabecita. — Bueno, supongo que luego podré abrir el paquete que me enviaron Phillip y Harry, bajaré en unos segundos. 

— Con su permiso. —se retiró cerrando la puerta a su salida. 

… 

Los ojos color verde avellana le brillaban con maravilla. 

— ¿E-está es su casa? — estaba asombrada de ver tan inmenso lugar. 

Olivia no pudo evitar enternecerse por tanta ingenuidad. — Si, pequeña y desde ahora esta también será tu casa. 

— Es… es como un palacio. — sosteniendo su pequeña maleta caminó al centro del gran salón, extendió sus brazos y giró respirando el aroma a flores. — Esta esencia…— se detuvo llevando su mano sobre el crucifijo. — Es igual al jardín donde mamá y yo hacíamos jardinería. 

Al verla casi temblando, se acercó hasta tomar su tamaño y la miró con comprensión. — Me imagino lo duro que debe haber sido perder a tu mamá y al Sr Mills, yo también perdí a dos personas importantes, mi hijo y nuera, no hay día en que no los recuerde, de hecho hubiera muerto de tristeza de no ser por mis nietos. Les debo mi vida a ellos y ahora también te tengo a ti, te prometo que no te dejaré sola. — sacó su pañuelo limpiando la lágrima de Mary. — Vamos, todo esto pasará. 

Mary pensó que si todas las personas fueran como la señora Olivia, el mundo sería mejor, apenas la conocía, pero ya se sentía cómoda con su compañía. 

— Ven te presentaré a alguien, estoy segura que serán muy buenas amigas y tiene casi tu edad, es la menor de mis nietos. 

La llevó de la mano frente a las escaleras. 

— Eh… Maggie ¿podrías llamar a mi…? 

No hizo falta terminar el pedido, pues de las escaleras descendía una niña con el cabello suelto color azabache, delgada, luciendo un vestido blanco con lunares negros que era adornado por un cinturón rosa en forma de moño. 

— Bienvenida abuela. — se levemente por respeto. 

— Enma querida, quiero presentarte a Mary, desde ahora vivirá con nosotros, por favor se amiga de ella. 

Ambas jovencitas cruzaron miradas, siendo la mayor quien levantó su mano con una sonrisa de oreja a oreja. — Siempre quise una amiga, prometo que te ayudaré en lo que pueda. 

No supo la razón, pero de inmediato sintió simpatía por la joven de ojos azules, aceptó la mano como agradecimiento. — estaré muy feliz de conocerlos. 

— Ya se, Enma querida, ¿por qué no llevas a Mary por un recorrido a la casa? Así se va familiarizando con el lugar. 

— ¡Por supuesto! Ven Mary, empezaremos por el jardín. — la sujetó de la muñeca con ambas manos, para llevarla fuera. 

Olivia movía la cabeza riéndose con ternura, estaba segura que esa niña sería una excelente dama en el futuro, no sólo era educada, también transmitía mucha paz, a pesar de la terrible perdida ella mantuvo la fuerza durante todo el viaje. 

A los alrededores de la mansión , había un gran jardín, con un portal de rosas que daba a la entrada principal, teniendo en medio un camino que los llevaba a casa. 

— Este es el jardín principal, también tenemos uno trasero, pero por general es ahí donde Harry hace sus shows de música, por eso prefiero no estar ahí. 

— ¿Y él es?

— Es mi hermano, él ahora no está, de hecho se fue de intercambio, es muy amable y bueno, verás que te caerá muy bien. 

Mary pensaba que mientras no fuera como el jovencito que tiró al suelo por error, todo estaría bien. 

— Pero, si te pide que vayas a uno de sus shows en el jardín trasero, Mm… no aceptes, él insiste en seguir aprendiendo a tocar la guitarra, pero no mejora, aún nadie se lo dice por temor a romper sus ilusiones. 

— ¿Tan mal suena?

—Peor.— Respondió Enma con exageración. 

Ambas se miraron y se soltaron a carcajadas.

—  Me caes muy bien Mary, yo creo que seremos muy buenas amigas. 

— Será todo un honor para mi, el único amigo que tuve en mi vida fue William, pero hace mucho que no lo veo. 

Enma escuchaba todo muy atenta, cuando sus ojos se posaron en el brillante collar de la castaña. 

— ¡Wow, que lindo collar! ¿Puedo verlo? 

Al entender a qué se refería, Mary asintió quitándose el crucifijo por unos instantes. 

Enma lo recibió entre sus dedos, el bonito color plata la dejó encantada. 

— Tiene tu nombre. —pronunció al leer el nombre grabado en el objeto. 

— Fue un regalo de mi padre. 

— ¿Tú padre? Es verdad, tengo curiosidad ¿Dónde están tus padres? — preguntó al mismo tiempo que devolvía el collar en manos de Mary. 

La pregunta cambió su rostro, volviéndolo sombrío. 

— Ellos… 

— Perdón, creo que no debí preguntar. 

— No pasa nada, después de todo deberías saber quien está viviendo en tu casa. — se tomó unos segundos, exhalando despacio, se dispuso a hablar. — Mis padres murieron y todo lo que me queda es este recuerdo de ellos. 

— Oh, lo siento tanto, me imagino lo difícil que es, yo tampoco los tengo, solo tenemos a nuestra abuela, que es la que se hizo cargo de nosotros, pero lo más lamentable es que ni siquiera los recuerdo bien, tan solo tenía 3 años cuando todo ocurrió, solo me imagino los bellos paseos que hubiéramos dado al ver sus fotos. 

Ambas se mantuvieron en silencio observando sus manos. 

— Mejor no hablemos de cosas tristes, te llevaré a la cocina, ahí en la nevera hay unos helados deliciosos. 

Helados, solo escuchar el nombre del delicioso dulce, le trajo a la mente la cara furiosa del muchacho que conoció hace meses. 

— ¿No te gustan? — al ver que no reaccionaba, pensó que no le agradaban. 

— ¡Oh no! Me encantan, el de vainilla es mi favorito. 

— El mio de fresa, ven. — la volvió a tomar de la mano llevándola casi a jalones. 

Enma tenía una energía increíble, y Mary recordó lo que ella hacía cuando William estaba, ahora sabía lo que él sentía. 

Ya en la cocina, ambas comían sus helados favoritos, dejándose envolver por el dulce y refrescante sabor. 

— ¡Esto es delicioso y cremoso! — exclamó Mary con la carita iluminada. 

— Maggie siempre nos complace con los helados, todos aquí tenemos un sabor que nos fascina, bueno… casi todos,  mi hermano mayor por alguna razón los detesta, dice que es un dulce infantil. 

— ¿De verdad? 

Mary pensaba que alguien tan amable y bueno no podría odiar los helados. 

— Si, es más el vainilla es el que menos le agrada luego de un… — apretó los labios conteniendo una risa. — Un pequeño incidente.— la cara de Phillip toda manchada de helado de vainilla aún le causaba mucha gracia. 

— En fin, tendrá que aguantarse ya que son tus favoritos. 

— Oh yo no quiero causar molestias. 

— No te preocupes, no se atreverá a decirte nada mientras tengas a la abuela de tu lado. 

El resto de la tarde la pasaron recorriendo el resto de los lugares de la mansión entre risas y conociéndose mejor. 

— Mary, que bueno que te veo, ve a ducharte que pronto será servida la cena, mañana iremos temprano a comprarte el uniforme para la escuela. 

— Pero abuela, ella recién acaba de llegar. 

— Con más razón debemos apresurar a comprarle todo lo necesario para sus clases, ya hable con la rectora, estará en la misma aula que tu. 

— ¡Serás mi compañera! — exclamó Enma de alegría. 

— Veo que ya se hicieron amigas, muy bien vayan a cambiarse, estaré esperandolas abajo. 

Al entrar a la habitación que ocuparía, quedó tan sorprendida de que todo estuviera listo, era como si ya lo hubiera tenido preparado, al fijarse en las gavetas observó que incluso ya había ropa. 

Se metió a la ducha y cambió su atuendo por un vestido azul pastel. 

Estando ya en la mesa, Mary pensó en agradecerle por la ropa, pero prefirió esperar a terminar la comida, si algo le habían enseñado muy bien, era que hablar en la mesa se consideraba de mala educación. 

Siendo ya de noche, cada uno se fue a su habitación, la pequeña castaña aprovechó esto y agradeció de corazón el maravilloso gesto de la abuela Olivia. 

Lista para dormir, se quedó recostada sobre su cama, miraba el techo pensando en lo difícil que sería conciliar el sueño aquella noche. 

Pero tras unas horas el sueño la venció, sin embargo las pesadillas volvían a su mente, el fuego estaba debajo de sus pies sentía como le quemaba, el techo estaba por caerse, de pronto vio a su madre y el Sr Mills, estaban rodeados por el fuego. 

Ella corrió hacia ellos sin importarle quemarse. 

— ¡Mamá! ¡Mamá! — gritaba con toda la fuerza de sus pulmones. 

— ¡No mamá! —¡Ham! — despertó con la respiración agitada, se llevó los dedos a la cara notando sus lágrimas, rápidamente busco en su mesita de noche y tomó el crucifijo apretandolo a su pecho. — Mamá… —Susurró apretando los ojos. 

Miró la hora y aún faltaba mucho para amanecer, tal vez un poco de aire le ayudaría a tranquilizarse. 

Tomó su bata y salió de la habitación. 

Recordó las indicaciones de Enma, llegando a la azotea que tenía una vista del portal de rosas, había una mesita en medio con cuatro sillas a su alrededor, a los extremos se encontraban unas macetas con flores que adornaban el espacio abierto. 

Se acercó hasta posar sus manos sobre las barandas, el viento soplaba con suavidad, y su cabello suelto flotaba con el, la brisa fresca parecía acariciarle el rostro, cerró los ojos dejándose llevar por la sensación. 

Las estrellas y la luna eran compañeras perfectas para recuperar su calma. 

Estaba tan tranquila, pensando que nada podría interrumpir su momento, cuando unas pisadas la alertaron.

¿Quién podría ser? Antes de subir verificó por ella misma que nadie estuviera por los pasillos, estaba completamente segura que todos dormían. 

— ¡Un ladrón! — pensó, con la mirada buscó algo con que defenderse, pero no había nada que la ayudara. 

Solo rogaba que la puerta no se abriera, pero para su mala suerte la perilla giró abriéndose paso a ella una figura alta. 

— ¡Ahhh! ¡Un ladrón! — Gritó cerrando los ojos. 

— ¡Oye! La sombra salió con las manos estiradas tapando la boca de la niña. — No grites, no soy un ladrón. 

Mary abrió los ojos encontrándose con el último rostro que hubiera querido ver. 

— ¡¿TÚ?! ¿Qué haces aquí? —preguntó el apuesto jovencito de ojos azules. 

El miedo la dejó incapaz de articular palabra alguna, solo sus piernas reaccionaron para correr, empujándolo con los hombros para huir por el pasillo. 

Debido a la oscuridad, no se fijó en que no estaba sola, quería llegar como sea a su habitación, pero sin proponerselo… 

— ¡Pum! 

Algo la golpeó en la frente, cayendo sentada al suelo. 

Solo unos segundos después la luz iluminó el lugar, y al frotarse los ojos descubrió dos miradas muy parecidas, ambas azules, pero la persona con la que había chocado parecía amable sin embargo al otro que había llamado ladrón, la observaba con la misma furia que le mostró cuando le embarró todo el helado en la cara. 

— Sabía que algún día te encontraría, mocosa. 

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Comments

Elide Rubio

Elide Rubio

ay caray

2024-04-03

0

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

pobre Mary en la misma casa del odioso

2023-08-12

0

ana maria talbott

ana maria talbott

linda historia gracias escritora

2023-03-28

0

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