Capítulo IV

^^^Momentos de calma pero alivianan mi alma^^^

La rutina volvió a ser parte de mi vida como era de esperarse de manera inmediata, en cuanto me recupere por completo fisica y emocionalmente volví a retomar los tareas del hogar, me levantaba temprano para que la escena de la pijama no se volviese a repetir, fueron dos semanas tranquilas, no hubo golpes y una parte de mi tenía la esperanza que realmente esa hubiera sido la última vez y que nunca más me volviera hacer daño, por eso me esforzaba para que todas las cosas quedarán a la perfección.

Me sentía tranquila, tal vez esto fue solamente una crisis matrimonial – pensé.

Mi madre cruzó mi mente, tenía aproximadamente dos años y medio sin verla y aproximadamente un mes o dos sin saber de ella y una puntada invadió mi pecho, ella no sabía nada de lo que me sucedía, de hecho nadie lo sabía. Yo evitaba llamarla buscando evadir preguntas típicas de ella "¿Eres feliz?" "¿Qué tal va todo en casa?" "¿Cuándo me harás abuela?"

– Ufff –resople en voz alta sólo de recordar lo que aquella escena me producía. Pero me habría de sentir tan sola últimamente que ese trago amargo pasó pronto y sólo quería estar entre los brazos de mi madre y la calma que alguna vez sentí y había olvidado desde que me casé.

– Enzo – lo llamé en voz baja apenas lo vi salir del baño. – quisiera tomar unas vacaciones para ver mi madre, sabes que desde que llegué aquí no la he visto y me comunico muy poco con ella. – finalicé en un tono triste.

El soltó un sonora carcajada como si de verdad acabara de contarle el mejor de los chistes – ¿Qué sucede contigo Adele? – preguntó – si te vas de vacaciones quién crees que hará las cosas de la casa ¿Eh? – respondió mirándole incrédulo por las petición que acaba de salir de mi boca.

– Pensé que podríamos ir juntos – dije aligerando el ambiente mientras mi corazón latía a millón, solía ser tan impulsivo que su humor podria cambiar en cuestión de segundo.

– Lo pensaré, pero por el momento no quiero gastar el dinero en algo innecesario, piensa un poco que apenas saliste de la clínica y gaste un par de miles. En cuanto puedas llamala es casi igual y no gastaremos de nuestro dinero, ya sabes que tenemos bastantes gastos y estoy yo solo asumiendolos – se acercó hasta mi y me apreto los hombros como en señal de reconfort – Mejor alistate, viene mi familia a cenar y no quiero que vean a mi mujer acabada.

– Ok – contesté en un susurro apenas audible mientras un nudo se formaba en mi garganta por las ganas de llorar, realmente quería ver a mi madre, dejaré de insistir por ahora porque sé que no es el momento, pero volveré a tocarle el tema en cuanto tenga oportunidad. Por otro lado me animé ligeramente al escuchar que venía su familia.

Frente a sus familiares, amigos y socios Enzo era por completo otra persona conmigo, nadie jamás se imaginaria que él me pisoteaba de tal manera. Pero bueno, después de todo lo hace por qué me ama.

Abrí mi clóset mientras pensaba que ponerme que fuese apropiado para la ocasión, la mayoría de mi vestimenta era elegante y muy cerrada, todos los vestidos más abajo de las rodillas dignos de una señora casada.

Me dirigí a la habitación para ducharme mientras internamente pensaba en que no sabía porqué razón tenía tantas ganas de aquella reunión en mi casa, en parte extrañaba los buenos tratos de Enzo y otra que disfrutaba poder arreglarme como antes y socializar con su madre y hermana, la familia de Enzo se había vuelto como mi segunda familia, ellos me recibieron muy bien desde el primer momento y ya que no trabajaba ni tenía amigas ellos eran una gran compañía. Me duché y finalmente me decidí por colocarme un vestido color crema ceñido en la cintura resaltando mis curvas de una forma muy discreta, era elegante y lindo, recuerdo que lo compré en mi luna de miel, agarré los tacones negros de tacon bajo, recogí mi cabello color cobrizo en un moño alto, con algunos rulos sueltos para presumir mi rostro y cuello, al maquillarme pensé en no colocarme tanto, pues era una ocasión semi formal, afortunadamente no debía esconder ningún moretón esa era la parte más difícil debido a que mi tono de piel pálido no ayudaba demasiado, a pesar de estar tranquila por estos días mis ojos verdes se veían distintos, ya no poseían su peculiar brillo, me obligué a sonreirle a mi reflejo mientras terminaba de aplicar un sencillo labial, después de todo esperaba verme bonita para mi amado esposo y atender como debía a su familia.

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