Capítulo II

*Capítulo 2*

En ropa interior me dirigí al baño donde me duche rápidamente con agua fría para aliviar un poco mi tensión, cepillo mis dientes y en menos de diez minutos estaba ya vestida y terminando mi moño alto, me faltaba un poco de maquillaje y recoger los retazos de mi pijama. Me daba suficiente tiempo mientras él se duchaba sus treinta minutos diarios, maquillé mi rostro rápidamente con base, polvo, blush, rimel y un poco de pintura labial. Odiaba usar el rimel porque siempre manchaba mi cara si lloraba pero lo hacia para resaltar mis ojos verdes como a él le gustaba.

Rápidamente salí de mi habitación al cuarto de servicio y saque la escoba, mi cuerpo comenzaba a erizarse y sentí de nuevo miedo al escuchar que Enzo salía del baño, pensé: "mientras no me mire que no he terminado no estaré en problemas" - con suerte me di prisa y recogí el desastre, levanté la mesa y cuando mojé mis manos para lavar la loza escuche un grito furioso.

– ¿Donde carajos está mi camisa planchada? – Joder lo olvidé. Seque mis manos y temblando fui atender su grito ensordecedor.

– Cariño, solo dame tres minutos y estará lis...– y un *plaf* volteando mi cara interrumpió mi frase, sin tener equilibrio caí al suelo y perdí la consciencia.

.

.

.

.

Desperté en un lugar extraño para mí, todo era blanco, mis manos conectadas y el sonido de un *bit, bit* constante que me mareaba la cabeza, no recuerdo que pasó...

¡Mierda! ¿Cuántos días habré estado aquí? ¿Mi casa? ¿Enzo? Maldición va a matarme.

– Despertó! – escuché una voz femenina,  giré mi rostro siguiendo el sonido y vi a una enfermera. – señorita trate de no moverse mucho – pidió dirigiéndose a mi – esa caída por las escaleras fue muy fuerte – dijo casual.

¿Caída? ¿Escaleras?

Yo no recordaba nada de eso, en mi casa no habían escalones, pero tampoco hacia falta indagar en mi mente para entender lo que habia pasado.

– Debo...irme – susurré mientras me sentaba sintiendo un dolor expandirse por todas mis costilla y columna, solté un quejido y ella me ayudó acomodar la postura.

– Tranquila, su esposo vendrá en un momento – dijo saliendo de la habitación.

Oh no.

¿Cuántas horas habían pasado? Si no llegó tiempo para hacer el almuerzo me irá mal, muy mal.

Retiré la conexión de mi mano y traté de disimular el dolor, yo debía parecer fuerte, no quería que él se aburriera de mi, él me amaba, me compraba flores para cada reconciliación y me decía que se enojaba conmigo porque quería que yo fuese mejor cada día, pero mi torpeza no me lo permitía, no quería estar sola, si él se aburría de mi y decidía dejarme yo no sabria que hacer, no tengo empleo, no terminé mi carrera universitaria, mi madre me repetía constantemente cuando era niña que la vida adulta no era fácil, pero que debía ser valiente y ahora la atendía.

– Hola – dijo apenas entró a la habitación del hospital.

Le dedique una sonrisa tensa y estiré mi brazo para que lo tomara. Él se acercó hasta mi lugar y se sentó a mi lado tomando mi mano – Lo siento tanto mi amor – pidió disculpas besando mis nudillos – no sé qué me paso, la rabia me cegó, no volverá a ocurrir lo prometo – era la doceava vez que me prometia esto – si tu prometes no hacerme enojar todo irá bien con nosotros, seremos felices como antes – siguió hablando – recuerda que te amo, que lo hago por tu bien y que debes agradecerme todo lo que hago por ti.

Asentí como una autómata, preguntándome si verdaderamente ésta sería la última vez ó si alguna vez yo podré escapar de esto.

Más populares

Comments

Sanjuana Guadalupe Escott Zamarron

Sanjuana Guadalupe Escott Zamarron

Cuantas lápidas habrá en el cementerio,
De muchas que pensaban así.....

2021-12-19

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play