Cristofer

Después del raro suceso entre Bell la antigua secretaria y el hombre misterioso, pase toda la jornada aprendiendo sobre mis funciones, que al parecer eran más que las expuestas en la descripción del puesto.

Eran casi las 7 de la noche, Bell se había ido unas horas atrás, al parecer no volvería y solo había estado allí a la espera de una persona que la reemplace... Cómo ya había terminado mi horario laboral me dispuse a recojer mis cosas para ir a casa luego de un raro y agitado día de trabajo.

Espere un poco para ver si el misterioso hombre salía de la oficina que estaba a solo unos pasos de mi mostrador, pero, no fue así, solo ví que la luz que iluminaba el lugar se apagó y la puerta no se abrió.

Camine hacia el ascensor, mis tacones retumbaban en todo el lugar formando un gran eco, a parte de mis pasos, escuché otros que iban con paso firme y acelerado cosa que hizo que acelerará mi caminar.

Una vez llegue al ascensor, respire profundo y un poco aliviada pulse el botón para el piso 1, antes de que las puertas se cerrarán una mano las detuvo.

Cómo por arte de magia las luces comienzan a fallar pero eso no detuvo al hombre que terminó entrando al ascensor pulsando el mismo botón.

Las puertas finalmente se cerraron pero el ascensor no bajo, se quedó estático en el mismo punto.

Solo se escucha nuestra respiración, el olor de este hombre sin duda es de otro mundo, era embriagante y varonil, solo hacia que mis piernas temblaran y mi corazón se acelerará aún más.

Él, sin decir una palabra se acercó aún más, no lo veía pero sin duda sentía su presencia, aroma, calor e incluso sabor muy cerca de mi.

No dijo ni una palabra pero se que sonrió un poco, escuché como lamía sus labios y como sin pensarlo dos veces me tomo por la cintura, yo sin saber que hacer solo solté un pequeño gemido que en lugar de miedo insinuaba placer, excitación y deseo.

Juntó sus labios a los míos comenzando un beso apasionado y feroz, sin duda alguna uno que nunca olvidaré.

Me tomó por mis piernas y me acorraló entre el y las paredes del ascensor, sentí cada músculo de su cuerpo junto al mío, sus manos repasaron cada cueva de mi cuerpo cada espacio que no sido explorado aún, mi mente me repetía que debía parar pero mi cuerpo ardía en llamas de pasión y solo quería tener a este hombre dentro de mí.

Entre gemidos pude notar que reía un poco, cosa que me hizo dudar de lo que hacía, el extraño bajo mi cuerpo lentamente y con una carita en mi cabello se despidió de mí, no sin antes decir estás palabras.

- Hoy me contuve pero la próxima vez no será así, eres solo mía.

Estaba en el suelo del ascensor llena de emociones que no podía comprender, no entedía como es que mi cuerpo no pudo controlar tal deseo y tampoco entendía cuando se abrieron las puertas del ascensor, como y porque este hombre era mi dueño y porque le pertenecía.

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