Capítulo 3. Nueva York Parte 1
Alan y Richard, se habían reunido para organizar el viaje a Nueva York, no sólo habían conseguido un departamento a buen precio en el que podíamos quedarnos todos, también lograron obtener los boletos para el concierto de Pink.
Yo me mantuve en casa para no llamar la atención de mi abuelo, era un viejo astuto y no quería ser pillada antes de que pudiera estar lejos de Londres. Había logrado preparar una maleta a escondidas de mi abuelo y de la Sra. Carmen, mi pasaporte e identificación personal las traía siempre conmigo, solo por si a mi abuelo se le ocurría ocultarlas antes.
Una tarde, cuando mi abuelo salió a tomarse un café con sus amigos, aproveché a sacar la maleta de la casa, en realidad la aventé por la ventana y Alan se encargó de recogerla y guardarla en su auto. Solo faltaban tres días para el viaje y aun no sabía qué pretexto inventaría o cómo le haría para salir de casa sin que mi abuelo estropeara mis planes.
- ¿Qué quieres que hagamos mañana cariño? – Preguntó mi abuelo mientras almorzábamos.
Me sentía mal por tener que mentirle, por tener que hacer las cosas de esa manera, pero no me dejó otra opción. Antes de la presentación, quizás me hubiera negado a escaparme, aun sabiendo que Alan se molestaría conmigo, pero después de cómo me sentí cuando mi padre nuevamente me dejó en claro su desinterés, me sirvió para decidirme.
El abuelo me perdonaría, sabía que lo haría porque nunca podíamos permanecer molestos entre nosotros a pesar de las muchas diferencias que teníamos.
- ¡Oh\, olvidé por completo que mañana es sábado abuelo! Estos días libres me han desorientado un poco. – Me excusé – En realidad no tengo nada en mente\, Alan y los chicos quieren que vayamos a la plaza. Si no te importa claro.
- No te preocupes hija\, puedes salir con los chicos mañana. Tendremos tiempo de sobra la siguiente semana que viajemos a la hacienda de mi amigo.
Por la noche, daba vueltas en la cama tratando de conciliar el sueño, me sentía nerviosa, mi lado blando me estaba poniendo a prueba con pequeños momentos de remordimiento. Estuve a punto de mandarle un mensaje a Alan para decirle que no lo haría, pero me arrepentí antes de presionar el ícono de enviar.
A la mañana siguiente, mi abuelo se levantó tan temprano como de costumbre. Sabía que querría que tomáramos el desayuno juntos, por eso habíamos programado el vuelo para las once de la mañana.
- ¿A qué hora te vas a reunir con los chicos? – Preguntó mi abuelo\, mientras yo mantenía la cabeza metida en el plato.
- Ah\, nos veremos en una hora abuelo\, Alán pasará por mí. – Respondí perdida en mis pensamientos.
- Bueno cariño\, supongo que estarás con ellos el resto del día\, solo… trata de llegar en la noche para que cenemos juntos. – Respondió mi abuelo.
- Sí\, lo haré abuelo. – Me levanté y le di un beso en la cabeza. – Bien\, subiré a lavarme los dientes antes de que Alan llegue.
Mi abuelo continuaba sentado en el comedor del jardín cuando Alan llegó, ambos nos despedimos con un movimiento de nuestras manos y nos pusimos en marcha; regresaríamos al departamento de Alan para recoger las cosas y dejar su auto en la cochera. Tomaríamos un taxi para que nos llevara al aeropuerto.
- Estás nerviosa\, ¿cierto? – Preguntó al notarme distraída.
- Bastante\, solo quiero estar arriba de ese avión. Temo que mi abuelo sospeche y evite que me vaya. Ayer por la noche estuve a punto de mandarte mensaje diciéndote que no iría\, es horrible sentir esta presión. – Hablaba tan rápido a causa de mi nerviosismo. Alan me abrazó para tratar de calmarme.
- Tranquila Ale\, todo estará bien\, nos divertiremos mucho con los chicos. Tu abuelo estará furioso al inicio\, pero se le pasará tan pronto te vea de vuelta. – Dijo Alan dándome un beso en la frente.
El taxi nos dejó en la entrada del aeropuerto, Alan me ayudaba a arrastrar mi maleta mientras caminábamos de prisa para encontrar a los chicos, quienes ya estaban en la sala de espera. Me sentí a salvo tan pronto escuchamos que podíamos empezar a abordar, fui la primera en ponerme de pie con boleto en mano y acercarme a la chica que estaba revisando los tickets de abordaje. Alan había reservado nuestros boletos, por supuesto, se aseguró de que ambos nos sentáramos juntos.
- Te toca junto a la ventana pequeña. – Me dijo mientras se hacía a un lado y me ayudaba a guardar mi maleta.
- ¡Gracias! – Le dije cuando se sentó junto a mí.
- Duerme un poco si quieres – Dijo Alan extendiendo su brazo para que yo apoyara mi cabeza en él.
No iba a rechazar tal oferta, sin dudarlo un poco, hice lo que me pidió, aunque realmente no tenía ni una pizca de sueño. Esperé las indicaciones de las azafatas para poder sacar mi reproductor de música, desenredé los auriculares y le ofrecí uno a Alan. Ambos escuchábamos ‘Make you feel my love de Adele’.
‘Cuando la lluvia caiga sobre tu rostro
Y el mundo entero esté en tu contra
Yo podría ofrecerte un cálido abrazo
Para hacerte sentir mi amor
Cuando las sombras de la noche y las estrellas aparezcan
Y no haya nadie ahí para secar tus lágrimas
Yo podría abrazarte durante in millón de años
Para hacerte sentir mi amor
Sé que aún no te has decidido
Pero yo nunca te haré daño
Lo he sabido desde el momento en que nos conocimos
Sin dudas, es mi mente a donde perteneces’
Algunas lágrimas rodaron sobre mis mejillas, Alan se dio cuenta de ello, levantó mi barbilla, me miró fijamente a los ojos, limpió algunas lágrimas con su pulgar.
- No llores más Ale\, no soporto verte así. Si quieres que regresemos\, soy capaz de pedirle al capitán que nos deje bajar.
- No\, no lloro por eso Alan. Yo… solo me siento muy feliz de hacer este viaje con los chicos y… sobre todo contigo. – Respondí tímidamente.
Alan apoyó de nuevo mi cabeza en su pecho mientras acariciaba mi cabello y apretaba con delicadeza mi mano. Quitó el reproductor de mis manos y cambió de música, iba bajando por la lista y sonrió al darse cuenta que la mayoría de las canciones que estaban guardadas en la carpeta eran tan melancólicas, que prefirió apagarlo y sacar su reproductor.
- Esto es mucho más apropiado\, queremos levantar el ánimo y disfrutar del viaje mi hermosa Ale\, no deprimirnos.
Levanté un poco mi cabeza y le di un beso en la barbilla, él se sorprendió un poco por mi repentina reacción, sonrió torpemente, con las mejillas ligeramente sonrojadas. Nos quedamos abrazados hasta que la necesidad me obligó a levantarme de mi asiento. El viaje solo nos tomaría seis horas aproximadamente, aún faltaba la mitad del camino y podía sentirme ansiosa por llegar. Cuando regresé me acomodé de nuevo en sus brazos hasta quedarme dormida. Alan continuaba acariciando mi cabello y sosteniendo mi mano, cualquiera que nos observara podría suponer que éramos pareja.
Llegamos a las cuatro de la tarde a Nueva York, los amigos de Alan nos habían conseguido un departamento con precio accesible que rentaríamos por una semana, solo habían tres habitaciones por lo que Sherlyn, Keyra y yo estaríamos en un cuarto y los chicos, que eran más, tuvieron que dividirse en dos grupos, en una habitación estarían Richard, Jayden y Alfredo y en la segunda estaría Alan con Mason.
Después de acomodarnos en las habitaciones, me cambié de ropa y alcancé a los chicos en la sala, los chicos habían revisado algunas páginas de internet en dónde las personas recomendaban diferentes lugares de acuerdo a su experiencia en Nueva York. Además, Richard era quien más conocía pues tenía familia en la ciudad y pasaban las fechas de fin de año con ellos. Por ahora, lo que más nos urgía era encontrar un buen lugar donde comer. Saldríamos a caminar por los alrededores de la zona, cuando salimos del departamento, los chicos se mantuvieron tras de nosotras para cuidarnos las espaldas.
- Ale\, no nos atrevíamos a decirte esto antes\, pero ahora… bueno\, no soporto más. – Dijo Sherlyn tomándome por sorpresa.- Es que\, Alan y tú hacen tan linda pareja\, Keyra y yo nos preguntábamos por qué no han intentado ser algo más que amigos.
- No\, nosotros no… – apenas y pude responder cuando Keyra intervino.
- ¡Oh vamos Alessandra! Hasta un ciego puede darse cuenta de la química que hay entre ustedes. Alan te trata mejor que a cualquiera de nosotras dos y también somos sus amigas. Es atento\, detallista\, educado\, caballeroso y muy tierno contigo. Además\, no puedes engañarnos a nosotras. Nos hemos dado cuenta de cómo se ven\, es obvio que los dos sienten algo. – Dijo Keyra.
- Bueno chicas\, en realidad nosotros dos nunca hemos hablado sobre ello. – Respondí apenada.
- Amiga\, tienes veintidós años y no te conocemos ningún galán. Hay muchos que babean por ti en la escuela y no se acercan porque piensan que Alan es tu novio. Ya estás en edad de experimentar nuevas cosas. – Dijo Sherlyn.
- ¡Por supuesto! – Intervino Keyra – Te lo dice la que se ha montado a media escuela de baile. – Se burló.
- Idiota – respondió Sherlyn fingiendo estar molesta – No me he montado a media escuela\, pero sin duda voy a vivir y a disfrutar de mi vida antes de que sea momento de tomar nuevas responsabilidades. – Se excusó.
Keyra y yo reíamos por la relajada forma en que Sherlyn decía las cosas, aunque sus palabras tenían algo de cierto, habría que disfrutar cada momento de nuestra vida. Inconscientemente giré mi rostro para ver a Alan, que bromeaba con los chicos, él me sonrió cuando se dio cuenta.
Moríamos de hambre, pero al final decidimos para en un puesto callejero de perritos calientes y aprovechar el tiempo paseando por Times Square, Richard conocía mejor el lugar pues tenía familia en Nueva York y las fiestas decembrinas las pasaban en la ciudad. Caminábamos tomados de la mano cómo cual niños de preescolar cuando los llevan en grupo al baño, las calles estaban infestadas con personas que iban y venían de todos lados. Para quienes viajábamos por primera vez, estábamos fascinados con sus carteles publicitarios, sí, solo eran carteles publicitarios, pero la luz neón de estos es lo que los hacía llamativos.
Por supuesto, las fotos de recuerdo no podían faltar, molestábamos a algunas personas que pasaban por el lugar o que encontrábamos sentados tomando una taza de café mientras contemplaban el andar de los demás.
Fue una noche larga, recorrimos cada lugar del Times Square, al final de tanto caminar, terminamos cenando en un McDonald’s para luego tomar un taxi en la avenida y regresar al departamento. Tomamos turnos para ducharnos, el departamento contaba con dos baños pero aun así eran insuficientes para las ocho personas que compartíamos el departamento. Cuando por fin pude acostarme en la cama, saqué mi teléfono móvil de bolso y lo encendí.
Había cientos de mensajes de voz y de texto, sabía que pronto comenzarían a entrar las llamadas de mi abuelo, preocupado porque aún no había regresado a casa. Sí, parecía ave de mal agüero, a penas había terminado de pensar eso, cuando ya estaba entrando una llamada de mi abuelo. Corrí de prisa a la habitación de los chicos sin tocar antes de entrar, todos estaban acostados revisando sus teléfonos, mientras Alan acababa de salir del baño con una toalla envuelta en su cintura, Alan sostuvo la toalla, mientras los chicos me observaban como si fuera un bicho raro.
- Perdón – me disculpé mientras me daba la vuelta para permitir que se cambiara de ropa. – Mi… Alan\, mi abuelo está llamando\, ¿qué se supone que debo hacer? Si contesto ahora y le digo dónde estoy\, estoy segura de que vendrá él mismo a buscarme. Pero si no contesto\, lo preocuparé.
Alan se acercó por la espalda y me hizo girar para quedar de frente, solo tenía un pantalón puesto y el torso completamente desnudo. Lucía tan atractivo que a penas y lograba enfocarme en su rostro.
- Sabías que eso iba a pasar\, será mejor que contestes la llamada. Tranquila\, yo estaré contigo. – Me tomó de la mano y salimos hacia la pequeña sala del departamento para responder a mi abuelo.
Me senté en el sofá, sentía que las manos me sudaban a causa de los nervios, ni siquiera sabía qué le iba a decir a mi abuelo. Pero también me parecía ridículo tener que inventar excusas para poder viajar sola con mis amigos.
- ¡Hola abuelo!
- Me puedes decir dónde estás Alessandra\, desde la tarde te he estado marcando\, he mandado tantos mensajes que a penas y puedo recordar la cantidad. – Gritó mi abuelo furioso al teléfono.
- Abuelo\, yo… - Me interrumpió de nuevo.
- No te atrevas a inventarme otra excusa\, sé perfectamente dónde estás\, estaba tan preocupado que recorrí todo el centro comercial buscándolos\, hasta que llamé al padre de Richard y me contó sobre su viaje. ¿No habíamos quedado en que no irías?
- No abuelo\, yo no acordé nada contigo\, fuiste tú quien lo decidió y no me diste oportunidad de decir más nada. Escucha abuelo\, estoy bien\, ya no soy una niña de quince años a la que tengas que estar cuidando para que no se pierda. Por favor\, déjame disfrutar de este viaje con mis amigos\, prometo regresar el siguiente fin de semana. – Le imploré a mi abuelo.
- No señorita\, tu padre está enterado de esto. No te sorprendas si nos ves en Nueva York mañana mismo. – Advirtió mi abuelo.
- Ahora que escapé está dispuesto a venir por mí. ¡Vaya abuelo! Si hubiese sabido antes que esta era la forma de llamar su atención\, me habría escapado mucho antes. – Me bufé – No estoy haciendo nada malo\, aunque decidan venir\, yo no regresaré a Londres con ustedes y lo que es más\, no quiero ver a ese tipo.
Colgué el teléfono, estaba completamente furiosa por las amenazas de mi abuelo, Alan me abrazó para tratar de calmarme.
- Tranquila Ale\, no tiene caso que pensemos en eso ahora. Vamos a dormir\, ya mañana buscaremos la forma de evitar que nos encuentren.
El domingo por la mañana, nos despertamos muy temprano, queríamos visitar la mayor cantidad de lugares posibles, si todo salía bien, estaríamos una semana en Nueva York. Cepillaba mis dientes en el baño mientras Alan esperaba apoyado en el marco de la puerta.
- ¿Estás bien? – preguntó.
- Enjuagué mi boca y sequé con un pañuelo desechable antes de responder.- Si bueno\, no pude dormir bien después de lo de anoche\, estoy un poco nerviosa\, pero… intentaré calmarme y divertirme.
- Alan sacudió la cabeza – Esa es mi Ale. – Se acercó a mí y me abrazó – Solo quiero verte feliz Ale\, no quiero verte llorar de nuevo\, ni por tu padre ni por nada ni nadie más. Prométeme que lo intentarás – Dijo mientras acariciaba mi espalda.
- Lo prometo. – Respondí mientras continuábamos abrazados.
Sherlyn nos encontró abrazados y sonreía pícara y cínicamente frente a nosotros, Alan alborotó mi cabello y se metió al baño, cerrando la puerta tras él. Mientras yo tenía que soportar sola, a la imprudente Sherlyn. Caminé a un lado de ella, evitando su mirada pues sabía que me sonrojaría fácilmente.
- Aunque lo sigan negando\, no pueden evitar estar lejos el uno del otro. – Dijo Sherlyn tomándome del brazo.
- Basta Sherlyn\, si las cosas entre nosotros están destinadas a suceder\, entonces\, supongo que tarde o temprano buscaremos la forma de estar juntos. – Puse mi brazo sobre sus hombros – Será mejor que nos arreglemos rápido\, los chicos siempre terminan antes que nosotras. – Cambié de tema\, de lo contrario Sherlyn le contaría a Keyra sobre lo que vio en el baño.
Salimos del departamento, todos habíamos optado por movernos en el transporte público o taxi, para evitar molestar a los amigos de Alan, nos era suficiente con que hubieran encontrado un lugar accesible dónde hospedarnos durante la semana que estaríamos en Nueva York.
- ¿Qué dicen si desayunos otros perritos calientes? – Se burló Mason.
- ¡Obvio no! – Nos quejamos las chicas – Richard, nos gustaría comer algo rico y saludable, ¿qué nos recomiendas? – Pregunté.
- Si quieres algo rico y saludable\, mis primos y yo visitamos la última vez que vine The Butcher’s Daughter\, es una cafetería vegetariana. Pero\, estaba pensando en algo que estoy seguro les va a encantar\, Ellen’s Stardust Diner es una cafetería ambientada en los años 50\, donde los camareros bailan y cantan.
- ¿Está muy lejos de aquí? – Preguntó Jayden.
- Muy cerca del Times Square. –Respondió Richard – Ya nenas\, vamos. – Les dijo a los chicos en tono de burla\, eran quienes no parecían muy convencidos.
El Ellen’s Stardust Diner fue todo un espectáculo, sin duda Richard había acertado con el lugar. Los camareros no solo bailaron y cantaron sino que también hicieron una especie de pasarela sobre una banda que cruzaba las mesas del restaurante. Lo siguiente en nuestra lista de lugares por visitar, fue el puente de Brooklyn donde las chicas insistieron para que Alan y yo posáramos para la cámara, Alan se puso delante de mí y me hizo señas para que me subiera en su espalda, la foto salió increíble y me encantó la idea de tener una foto solo con él.
Un día más que terminamos agotados, estábamos seguros de que una semana no sería suficiente para recorrer todos los lugares que queríamos. Por lo que optamos por eliminar algunos nombres de nuestra lista, para ser más realistas. En este punto, llegué a pensar que lo que había dicho mi abuelo al teléfono, no fue más que una sucia treta para hacer que regresara a Londres. Hoy no había tenido noticias de él, ni él ni yo nos habíamos comunicado, ni mandado mensaje y tampoco tenía noticias de Carlo Rossi.
El lunes a las diez de la mañana debíamos estar en el Alvin Ailey American Dance Theater, la escuela de baile moderno que daría una presentación de baile como muestra. Cuando llegamos, fuimos recibidos por el codirectora de la escuela y otro grupo de jóvenes interesados, entre los cuales destacaban tres pequeños de aproximadamente diez años. La escuela aceptaba estudiantes de tres a veinticinco años, había programas increíbles para todos y me parecía fantástico, a excepción de que yo ya contaba con veintidós años; pero no sería un impedimento para mí.
El escenario, con tenues luces daba la bienvenida a seis jóvenes de diferentes razas que coordinados con distintos pasos y acompañados de música, transmitieron un mensaje basado en la poesía abrigo, que habla acerca de la privación física y emocional de las personas sin hogar.
La presentación duró aproximadamente veintidós minutos y para entonces, muchos teníamos los ojos llorosos, fue increíble lo que nos transmitió, las emociones que una serie de movimientos y una buena selección de baile pueden lograr en los espectadores. Los bailarines se acercaron a nosotros con una cálida sonrisa y aun agotados por lo que acababan de hacer, se presentaron y nos hablaron acerca de su experiencia en la escuela.
La codirectora nos entregó algunos folletos con información sobre la escuela y los programas que ofrecían. Sin duda todos estábamos interesados, pero había que organizarnos. Era un cambio completo que debíamos hacer, no solo porque íbamos a pasar de ballet clásico sino porqué también debíamos mudarnos.
- Eso fue increíble\, no sé ustedes pero yo sí lo estoy considerando. – Dijo Keyra.
Después de salir del Alvin Ailey American Dance Theater, compramos algunas cosas para pasar un momento en Central Park. Algunos estaban acostados, apoyados sobre los codos en el pasto, otros estábamos sentados y Alan reposaba su cabeza sobre mis piernas, mientras yo acariciaba su lacio cabello color castaño.
- Sí\, en realidad me encantó. – Dijo Jayden pensativo.
- Bueno\, ya tendremos tiempo para pensar en ello. – Dijo Richard – Aún nos quedan cinco días en Nueva York\, debemos pensar qué otras cosas hacer; porque el miércoles sin duda perderemos tiempo haciendo fila para el concierto.
- Si continuas haciendo eso\, vas a lograr que me duerma. – Murmuro Alan para mí.
- Perdón\, – sonreí burlonamente – Entonces\, ¿dejo de hacerlo? – pregunté alejando mi mano de su cabeza.
- No te atrevas – sonrió – puedes continuar\, solo avísame cuando te sientas incómoda.
Los chicos continuaban hablando sobre cualquier cosa, por lo regular nuestros temas de conversación estaban basados en la música y el baile. Ninguno había caído en cuenta o probablemente no quería aceptar el hecho de que ya estábamos en edad de tomar nuevas responsabilidades. A todos nos apoyaban nuestros padres, solo Mason y Keyra tenían un trabajo de tiempo parcial. Yo trataba de involucrarme en sus temas, pero Alan me distraía constantemente, su rostro lucía tan hermoso cuando tenía los ojos abiertos, pero mientras dormía, lucía tan atractivo y natural.
Acariciar su cabello había causado el efecto que el temía, dormía plácidamente y no quería despertarlo, pero comenzaba a sentir un ligero hormigueo en las piernas. Bajé mi cabeza, dejando caer hacia al frente mi largo cabello. Me acerqué lo más que pude hasta que los mechones de cabello rozaban sobre su rostro causándole cosquillas. Alan intentaba alejar con su mano, lo que estaba interrumpiendo su sueño; hasta que mi risa y el de nuestros amigos, lo despertó. Alan abrió los ojos y los posó sobre mí, estábamos más cerca ahora y comencé a sentir un ligero hormigueo en el estómago.
- Lo siento\, ya se me están entumiendo las piernas. – Dije tímidamente.
- ¡Oh! Lo siento Ale\, te dije que me dormiría. – Se levantó lentamente hasta quedar sentado frente a mí y comenzó a estirar su espalda y a masajear su cuello - ¿Qué sigue chicos? Si continuamos aquí\, temo que me dormiré de nuevo.
Después de quitarnos de Central Park, nos dirigimos a la Quinta Avenida, habíamos viajado con suficiente dinero pero había ciertos lujos que no podíamos darnos, comprar en las grandes tiendas comerciales de ese lugar era quitarnos algunos dólares que podíamos emplear en cualquier otra cosa. Y yo en realidad no necesitaba nada, tenía suficiente ropa en casa.
El lunes pasó lo mismo, ni mi abuelo ni mi padre se comunicaron conmigo, comenzaba a sospechar que algo estaban planeando los dos. Quería dejar de preocuparme, había tomado la decisión de viajar con mis amigos para divertirme y disfrutar por primera vez de un viaje junto a ellos.
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Updated 63 Episodes
Comments
Maria Gonzalez Gonzalez
pobre de Ale, no la dejan disfrutar de su juventud 🤪
2024-07-27
0
Caroe
/Whimper/ yo solo espero que él sea el protagonista.
2023-10-12
1
Vika
la paz antes de la tormenta
2023-06-25
0