Capítulo 2. Una raya más al tigre

 

 

 

Capítulo 2. Una raya más al tigre

 

 

 

Dos días después.

 

Me despierto al primer timbre del despertador, son las seis de la mañana y debo prepararme. Es la presentación de la obra, los chicos de la escuela y yo nos reuniremos en el Royal Opera House; al final, la maestra Claire se dejó ganar por el nerviosismo y decidió hacer un pequeño ensayo en el teatro. Dos horas después de que terminara el ensayo, nos reunimos en uno de los cafés locales de Westminster, platicábamos amenamente, principalmente sobre la obra.

 

- Bueno chicos\, nos vemos en la noche. - Se despidieron las chicas.

 

La presentación era a las ocho de la noche, aún faltaban algunas horas y yo también quería regresar temprano a casa para descansar.

 

- Tomaré el autobús en la avenida\, nos vemos en la noche. - Le dije a Alan poniéndome de pie.

 

- Basta Alessandra\, no necesitas evitarme\, si aún no has decidido qué hacer\, está bien\, no hay problema. Ya tendremos otra oportunidad\, anda\, te llevo a casa. - Alan se puso de pie\, me quitó de las manos la maleta rosa y caminamos hasta donde había estacionado su auto. Puse mi brazo sobre su hombro\, intentando disculparme.

 

- Ale\, aún falta una semana\, si te decides\, avísame para hacer los preparativos. - Me dijo Alan cuando detuvo el auto frente al portón de mi casa.

 

- Bien\, prometo pensarlo. - Me acerqué a él para darle un beso en la mejilla antes de bajar del auto.

 

Cuando pasé el portón, saludé a mi abuelo que estaba sentado en el jardín leyendo el periódico.

 

- Subiré a mi habitación a descansar. - Le dije antes de perderme tras la puerta principal.

 

- Bien cariño\, pon la alarma para que no te duermas. - Gritó mi abuelo a mi espalda.

 

Las palabras de Alan me habían dejado pensativa, no podía negar la ilusión que me provocaba viajar con mis amigos a Nueva York, los únicos viajes que he podido hacer desde que estoy en Londres, es acompañada por mis abuelos. Me detuve a mitad de camino, antes de entrar a la casa, cerré los ojos intentando ganar valor y regresé hacia donde estaba mi abuelo sentado.

 

- Ale\, ¿qué pasa cariño? – Preguntó mi abuelo con expresión confundida en su rostro.

 

- Abuelo\, yo… los chicos están planeando un viaje a Nueva York y quiero ir. – Dije con nerviosismo.

 

- Sabes lo que opino al respecto Alessandra\, si lo planean con tiempo puedo acompañarte. – Respondió mi abuelo.

 

- Claro\, entiendo abuelo\, pero… no necesito niñero. Quiero hacer este viaje con mis amigos. Yo… - Mi abuelo me interrumpió.

 

- He dicho que no cariño y espero que esto no sea nuevamente un tema de conversación. – Respondió molesto.

 

Me alejé del lugar, subí corriendo la escalera y me encerré en la habitación molesta, lloraba con impotencia. Mi abuelo podía ser un amor cuando quería, pero era demasiado firme cuando decidía algo. Por un momento quise preguntarle sobre aquel hombre que se hace llamar mi padre, pero no me atreví, no gastaría mis ganas en alguien que hace mucho tiempo no veo y que no parece muy interesado en mí. Después de tomar una ducha y de ponerme ropa cómoda, me metí bajo las mantas de mi cama, programé la alarma de mi celular para no quedarme dormida y logré cerrar los ojos rápidamente.

 

‘Caminaba por los pasillos oscuros del teatro, el lugar estaba completamente vacío. Me guiaba hacia el escenario por medio de las sillas que estaban a mis costados, era la única forma para poder bajar los pequeños escalones sin tropezar. Una tenue luz iluminaba el escenario, permitiéndome ver la figura de una persona. - ¡Hola! – dije intentando llamar su atención, pero parecía no escucharme. Intenté subir los primeros escalones hacia el escenario, pero algo me lo impedía, sentía una fuerte presión en mi pie izquierdo, al bajar la mirada, me encontré con una fuerte cadena atada a mí. Caí de rodillas al piso, intentando zafar mi pie, pero mientras más lo intentaba, la cadena presionaba con más fuerza. - ¡Ayuda! ¿Pueden oírme? – gritaba con desesperación, la figura frente a mí se hacía cada vez más nítida, tenía la impresión de que había visto ese rostro en alguna parte, pero no lo recordaba. - ¿Quién es usted? – pregunté, pero no obtuve respuesta. La expresión en su rostro, esa mirada con la que me estaba observando me hacía sentir miedo, débil e insignificante. - ¡Eres tú! – grité, mientras mi rostro se humedecía a causa de las lágrimas’.

 

Desperté con la respiración agitada, limpié con el dorso de mi mano derecha las pequeñas gotas de sudor que se habían acumulado en mi frente. ‘Fue solo un maldito sueño’, murmuré. El tono de la alarma me tomó por sorpresa, sentía mi corazón latir con fuerza, como si pudiera evitar que se escapara de su lugar, puse mis manos sobre mi pecho, intentando controlar mi respiración.

 

Me senté sobre la orilla de la cama, alisé mi desordenado cabello mientras intentaba aclarar lo que acababa de ocurrir. ‘Es hora’, me dije a mí misma para ponerme de pie y entrar al baño a asearme. Debía estar dos horas antes en el Royal Opera House y quería estar lista para cuando Alan pasara por mí.

 

Salí del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo, abrí la puerta del armario mientras mi mirada se perdía en las prendas que estaban ahí colgadas, pero no era necesario tomarse tanto tiempo para decidir, lo más conveniente y cómodo en ese momento estaba a mi vista; tomé unos jeans de color negro, un suéter blanco y unos flats en color negro. Bien, yo no tenía mucho sentido de la moda, mi rutina diaria básicamente consistía en ir a la escuela de ballet y de regreso a casa, ciertamente era una chica de veinticuatro años, sin mucha experiencia en el mundo.

 

Tomé el porta traje que había preparado antes con la ropa que usaría después de que terminara la presentación, era probable que mis amigos quisieran salir de fiesta. Le di un último vistazo a las cosas que estaban dentro de mi maleta rosa, solo para asegurarme de que no estuviera olvidando nada. ‘Bien, todo listo’, pensé.

 

Salí de mi habitación, la puerta del cuarto de mi abuelo estaba abierta, no quería irme estando molesta con él, debía disculparme con él antes de que Alan pasara por mí. Asomé la cabeza, parecía tener problemas con la corbata.

 

- Déjame ayudarte mi cabecita de algodón. – Le dije mientras asentaba mi mochila en el piso y me acercaba a él.

 

- ¿Alan ya llegó? – Preguntó mi abuelo.

 

- No\, pero no debe de tardar. – Dibujé una media sonrisa en mi rostro. – Dile a George que sea cuidadoso al manejar. Te quiero mi cabecita de algodón. – Me acerqué para darle un beso en la mejilla\, mientras el palmeaba mis hombros con sus manos\, ambos habíamos dejado atrás nuestro enojo.

 

Cuando salí de la casa, Alan me esperaba sentado sobre el capirote del auto; tomó las cosas que sostenía en mis brazos y las acomodó en la parte trasera del auto.

 

- ¿Nerviosa? – Preguntó en broma.

 

- ¡Para nada! – Respondí haciéndole un guiño con el ojo.

 

Alan y yo nos detuvimos en el estacionamiento del Royal Opera House, desde la distancia, se podía apreciar el estilo neobarroco que resaltaba en su esplendor por la elegante selección de luces. El teatro albergaba los recuerdos de innumerables presentaciones que han abierto las puertas del éxito para los que aman esta forma de expresión.

 

- ¿Entramos? – Preguntó Alan al tiempo que tomaba mi mano para instarme a caminar. Yo sonreí tímidamente\, el calor de su mano trasmitía sensaciones que provocaban que mi corazón latiera con imprudencia.

 

Alan abrió la puerta principal del teatro, algunos compañeros y maestros se agrupaban alrededor del vestíbulo. Solté la mano de Alan mientras caminaba por todo el lugar, no era la primera vez que estaba ahí, pero siempre se sentía como la primera vez, sobre el proscenio, una pantalla proyectaba la presentación que daríamos esta noche. Por mi abuelo supe que el teatro había sido reconstruido en 1990, aunque mantuvieran la arquitectura romántica basada en los diseños de otras épocas, el escenario es mucho más espacioso e imponente, al igual que el auditorio. En la sala floral Hall, el director de la Escuela Real de Ballet disfrutaba de una taza de té acompañado del director del Teatro Real de Ópera.

 

La maestra de danza clásica, Claire Smith, comenzó a reunirnos, todos debíamos empezar con la preparación de nuestros personajes, maquillaje y vestuario. Tras bastidores es un mundo completamente diferente, un lugar mágico. Cuando uno está tan apegado a la música, al arte y el baile, aprecia cada mínimo detalle.

 

Desde vestidores se podía escuchar ligeramente a la orquesta afinando sus instrumentos, nos tomó cerca de una hora terminar de prepararnos, como quedaba suficiente tiempo, los chicos y yo nos reunimos en el salón de baile para calentar. Todos estábamos nerviosos, para muchos de nosotros no era la primera vez que colaborábamos en una presentación de ballet, pero había nuevos integrantes y a esos debíamos darle especial ánimo. Algo que me encantaba del grupo, es que nos apoyábamos entre todos, nadie era más especial que otro, nos esforzábamos por igual y quien quería obtener un papel principal debía hacerlo el doble.

 

Quince minutos antes de que comenzara el espectáculo, nos reunimos tras la enorme cortina que divide al escenario de nosotros, aun sin las miradas del auditorio fijas en nosotros, formamos un círculo y abrazados, nos unimos en una pequeña oración.

 

Las luces se apagaron, los aplausos de los presentes hacían su magia dentro de nuestros estómagos y la suave melodía con que la orquesta endulzaba nuestros oídos, nos indicó el inicio del espectáculo, era nuestro momento de mostrarnos como esas encantadoras criaturas con habilidades excepcionales, capaces de transmitir un sinfín de emociones al público que nos observa, ese era nuestro principal trabajo. Un joven italiano, Alfredo Escaponte amigo nuestro, hacía el papel de Von Rothbart, el malvado brujo que lanza el hechizo a la bella Odette, cuyo papel representaba yo y el príncipe Sigfrido, el hombre que jura amor eterno por ella, era representado por mi guapo español, Alan Montero.

 

El espectáculo duró poco más de dos horas, estábamos exhaustos, con los músculos de las piernas adoloridos, pero todo valía la pena cuando escuchábamos la respuesta del público a través de sus fuertes aplausos. Después de regresar a los vestidores, saltamos de alegría, sentíamos que el corazón palpitaba con más entusiasmo. Nos abrazamos y felicitamos entre nosotros y tras quitarnos todo el maquillaje de nuestro rostro, nos cambiamos de ropa para encontrarnos con nuestras familias.

 

- Vamos a buscar al abuelo.  – Le dije a Alan tomando su mano para hacernos paso entre la multitud.

 

Alan vive solo en Londres, debido a los negocios que sus padres manejan en España les resulta imposible mudarse con mi guapo español. Conozco a los señores Montero por foto, parecen personas muy amables, su madre es una mujer hermosa y él tiene mucho parecido con ella.

 

Mi abuelo ha hecho una reservación en el restaurante D’Monti, por supuesto, había invitado a Alan. Esta era también la primera presentación en la que Alan había conseguido el papel principal como el príncipe Sigfrido.

 

Mi abuelo estaba sentado en uno de los palcos, durante la presentación no tuve oportunidad de echarle un vistazo pero me dijo que lo encontrara en el vestíbulo.  Antes de acercarme a él, giré mi rostro en busca de mi padre, pero era más que obvio que no había llegado.

 

- ¡Mi cabecita de algodón! – Le dije a su espalda\, tratando de ocultar mi decepción.

 

Mi abuelo tiene una extraña mirada, luce pensativo; había algo extraño en su mirada cuando se giró para verme, un ligero tono rojizo pintaban sus hermosos y cansados ojos color aceituna.

 

- Cariño\, estuviste perfecta en el escenario\, lucías hermosa mi querida niña. – Dijo mi abuelo con la voz entrecortada. – Yo… - entendía la razón por la cual estaba así\, antes de que pudiera continuar lo interrumpí.

 

- No pudo venir\, ¿cierto? – Mi abuelo tenía una mirada complicada en su rostro\, no quería que notara mi decepción\, él no tenía la culpa de que mi padre no mostrara ni el más mínimo interés por mí.

 

- No cariño\, surgió algo con los negocios. Pero\, mira\, mandó este precioso arreglo de flores para felicitarte. – Dijo con torpeza y nerviosismo\, mientras hacía un movimiento con su mano hacia su chofer para que acercara el enorme arreglo floral.

 

- Basta abuelo\, no necesitas excusarlo. Ya estoy acostumbrada a esto. – Respondí molesta.

 

No tenía caso que arruinara este momento por Carlo Rossi, una decepción más a la lista era como pintarle una raya más al tigre, estaba acostumbrada y completamente segura que no sería la última vez. Hace mucho tiempo que dejé de esperar algo por parte de ese hombre. Lo único valioso que pudo haberme dado fue a mis abuelos. Después de la muerte de mi abuela, mi abuelo continuaba mostrándome su amor incondicional. Era solo a él a quien le debía todo.

 

- Las aceptaré solo porque sé que son de tu parte. – Intenté reprimir mi enojo\, no quería desquitarme con mi abuelo. – Vamos cabecita de algodón\, Alan y yo morimos de hambre.

 

- Alan\, muchas felicidades hijo\, ¡te luciste! – Mi abuelo apreciaba a Alan\, además de que conocía mis sentimientos por el guapo chico español.

 

-  Sr. Rossi, buenas noches. ¡Qué gusto verlo! – Alan le dio un breve abrazo a mi abuelo y luego puso su brazo sobre mis hombros.

 

Mi abuelo se fue en su auto con George, mientras yo estaba sentada al lado de Alan quien conducía hacia el restaurante; él intentaba hablarme, sabía que tenía cosas que decir, pero probablemente pensaba que no era el mejor momento.

 

- Puedes hablar Alan\, lo que sea que tengas que decir puedes hacerlo. – Le dije al notar su vacilación.

 

- No es nada Ale - Alan detuvo el auto y se giró para quedar frente a mí y tomar mis manos entre las suyas. – No quiero que estés triste a causa de tu padre\, sé que escondes tus verdaderas emociones frente a tu abuelo; pero sabes que conmigo no tienes por qué hacerlo. – Él me acercó a sus brazos\, Alan siempre se preocupaba por mí\, se comportaba como el mejor amigo.

 

- Ya no sé qué más hacer para llamar su atención\, no entiendo por qué no me quiere. – Decía entre llanto\, mientras permanecía en los brazos de Alan.

 

- No tienes que hacer nada Ale\, eres una gran chica\, él se lo pierde. – Él continuaba acariciando mi cabello.

 

- Limpié mi rostro con las palmas de mis manos. – Ya no importa Alan\, ya debería estar acostumbrada\, no sé por qué sigo esperando algo más de él\, solo termina decepcionándome más. Ya no quiero llorar\, el abuelo se dará cuenta. ¿Se nota que lloré?

 

Aparté mi rostro de los brazos de Alan para que pudiera observarme, pero nuestras caras estaban demasiado cerca, podía sentir su cálido aliento sobre mi rostro. Alan acarició mi mejilla terminando con un ligero apretón en mi barbilla.

 

- Luces tan hermosa como siempre. – Sonreí por su respuesta\, esperando no estar sonrojada por lo que sus palabras lograban en mi interior.

 

Alan de nuevo puso en marcha su automóvil para continuar nuestro camino a D’Monti, cuando llegamos mi abuelo nos esperaba en la mesa que había reservado, entrecerró los ojos cuando nos vio acercarnos, esos escasos minutos que nos tomamos para charlar en el auto, hacían que mi abuelo se preguntara por qué habíamos tardado, cuando íbamos justo detrás de él.

 

- Estamos bien\, no te preocupes abuelo. Solo nos tocó un poco más de tráfico. – Dije mientras continuaba de pie\, observando desde el gran ventanal que nos permitía una hermosa vista de Covent Garden.

 

Alan puso su mano tras mi espalda para que me sentara, sabía que mi abuelo nos observaba, si bien Alan y yo éramos buenos amigos, mi abuelo pudo notar la química que había entre nosotros, él mismo descubrió mis sentimientos por el guapo español que estaba sentado justo a mi lado.

 

- La presentación fue realmente hermosa chicos\, los felicito de nuevo. – Dijo mi abuelo. – Saben\, en unas semanas\, un amigo en Italia hará una cata de su nuevo vino\, nos ha invitado a quedarnos en su hacienda\, ¿les gustaría venir?

 

Alan y yo nos observamos brevemente, mientras mi guapo español esperaba que pudiéramos viajar a Nueva York, yo sabía perfectamente por qué mi abuelo nos estaba haciendo esta invitación. Aunque parecía que nos estaba premiando por nuestro esfuerzo, en realidad solo quería evitar que viajáramos a Nueva York.

 

- Eso… nos encantaría abuelo. – Le dije mientras apretaba por debajo de la mesa la mano de Alan.

 

La cena duró poco menos de una hora, todos estábamos exhaustos y solo queríamos llegar a nuestras casa para descansar. Mi abuelo salió primero, quería fumar un cigarrillo antes de ponernos en camino. Yo caminaba del brazo de Alan justo detrás de mi abuelo.

 

- Esperé a que mi abuelo se acercara al auto a fumar para poder hablar brevemente con Alan. – Esta mañana hablé con él sobre el viaje a Nueva York y se negó\, por eso nos está invitando a la Hacienda de los Monte Blanco.

 

- Yo… no quiero ser grosero con tu abuelo\, pero prefiero ir a Nueva York con los chicos. Si tú quieres ir con tu abuelo\, no hay problema Ale\, lo entiendo. – Dijo Alan adelantándose unos pasos.

 

- No\, Alan – Sujeté su brazo para evitar que se fuera. – Quiero ir contigo a Nueva York… digo\, con los chicos y contigo. – Me sonrojé al darme cuenta de mis torpes palabras. – Déjame pensar en algo\, pero definitivamente iremos.

 

- ¿En serio Ale? – Dijo Alan mientras me abrazaba – Entonces comenzaré a organizar el viaje con la ayuda de Richard.

 

Cuando intentamos separamos, nuestros rostros rozaron ligeramente, si movía un poquito mi cabeza hacia adelante, rozaría sus labios. Sentía que mi corazón latía con fuerza bajo mi pecho, pero no reunía el valor para hacerlo, odiaba ser tan cobarde, aunque todo se debía a mi miedo por perder a mi mejor amigo. No quería malinterpretar las cosas o que no funcionara una relación entre nosotros y termináramos arruinando nuestra amistad; además de que mi abuelo nos estaba observando mientras fumaba su cigarrillo, apoyado sobre el capirote de su auto.

 

- Lo siento\, me puse torpe por la emoción – Dijo Alan intentando calmar la tensión entre nosotros.

 

- Sí\, yo también. Creo… creo que es mejor calmar nuestra efusividad o él podría sospechar. - Sonreí con nerviosismo.

 

Alan se despidió de mi abuelo con un movimiento de su mano antes de subir a su auto, yo me acerqué al anciano que mostraba una sonrisa pícara en su rostro.

 

- ¿Cuándo te animarás a hablarle sobre tus sentimientos? – Preguntó mi abuelo mientras abría la puerta de su mini cooper original de 1985.

 

- Yo… no lo sé abuelo\, supongo que no soy tan valiente como creo – me excusé.

 

Subimos a la parte trasera del auto, mientras George conducía hacia Avenue Road, en todo el camino de regreso solo pensaba en cómo se tomaría mi abuelo el que yo me escapara a Nueva York con mis amigos. Pero mi mente también se inundó con imágenes de Alan, aun pensaba en ese momento que tuvimos a la salida del restaurante.

 

 

 

 

Nueva York, Edificio 58 Hight Street, Piso 50, Oficina del Director Ejecutivo

 

 

Eran las tres de la tarde en Nueva York, el ambiente en las oficinas de Palmieri Entertainment Enterprise se respiraba la tensión, el Director General, Lorenzo Palmieri se encontraba en una junta con gerentes departamentales en el último piso del edificio 58 Hight Street. Su presencia provocaba escalofrías hasta al más valiente, su carácter explosivo y personalidad intimidante, mantenía a los empleados con la cabeza baja.

 

Mientras el director del departamento de nuevo talentos daba su informe, el Sr. Lorenzo se puso de pie, frente al gran ventanal de la oficina.

 

- Sr. Palmieri – se acercó su asistente – Su sobrino Matteo está al teléfono. – Dijo entregándole su teléfono móvil.

 

Lorenzo Palmieri respondió el teléfono móvil, escuchar a su sobrino le daba cierta tranquilidad, esperaba tener buenas noticias para su esposa.

 

- ¿Qué pasa Matteo? – Respondió al teléfono.

 

- Todo está listo tío\, viajaremos a Nueva York la próxima semana.

 

- ¡Fantástico\, fantástico! – Gritó el hombre emocionado al teléfono. – Sabes lo que tienes que hacer Matteo. Por cierto\, tú tía estará muy feliz con ésta noticia.

 

- Lo sé tío\, estamos en contacto.

 

Lorenzo Palmieri sujetó con fuerza el teléfono en su mano, aunque sabía que su esposa se pondría feliz con la noticia, también corrían el riesgo de que todos estos planes no sirvieran de nada si Carlo Rossi se enteraba.

 

Tras terminar la llamada con su sobrino, marcó al número de su esposa Mariella Palmieri para informarle las buenas noticias. Aunque no veía a su mujer, podía jurar que daba pequeños saltos a causa de la alegría que le estaba dando. Era todo lo que le necesitaba, no le importaba nada más que ver a su esposa feliz.

 

 

 

 

Más populares

Comments

Adoración del Carmen Martinez sonni

Adoración del Carmen Martinez sonni

seguramente la tía de Alan es la mamá de Ale

2025-03-29

0

Cristina Sandoval

Cristina Sandoval

pues no que 22 años tiene

2024-07-17

0

Ester Ayala

Ester Ayala

Mariela ser la mamá de Ale????

2024-05-02

0

Total
Capítulos
1 Capítulo 1. Solitaria
2 Capítulo 2. Una raya más al tigre
3 Capítulo 3. Nueva York Parte 1
4 Capítulo 4. Nueva York Parte 2
5 Capítulo 5. La verdad puede ser aún más amarga que una inocente mentira.
6 Capítulo 6. Te estoy dejando ir, te sonrío, pero aun así duele.
7 Capítulo 7. Un nuevo comienzo.
8 Capítulo 8. Demasiadas coincidencias
9 Capítulo 9. Todavía sigo aquí
10 Capítulo 10. Una noche en el hospital
11 Capítulo 11. Despedida
12 Capítulo 12. No me conoce en absoluto
13 Capítulo 13. Paso a paso
14 Capítulo 14. Partido de futbol
15 Capítulo 15. Cena para dos y medio
16 Capítulo 16. Halloween
17 Capítulo 17. El mejor método para relajarse
18 Capítulo 18. En el Parque de diversiones
19 Capítulo 19. Saliendo con la competencia
20 Capítulo 20. Mis sueños más salvajes
21 Capítulo 21. Definitivamente él es mi favorito.
22 Capítulo 22. Una sorpresa inesperada.
23 Capítulo 23. No puedo lidiar con esto.
24 Capítulo 24. Cásate conmigo.
25 Capítulo 25. Frente al espejo
26 Capítulo 26. Curso en Nueva York
27 Capítulo 27. El hermano menor
28 Capítulo 28. En Turín, Italia
29 Capítulo 29. Jugando a cupido
30 Capítulo 30. Sesión de fotos
31 Capítulo 31. De regreso
32 Capítulo 32. Uno de los hombres más guapos
33 Capítulo 33. Donde viviremos
34 Capítulo 34. Fiesta de cumpleaños
35 Capítulo 35. Al descubierto
36 Capítulo 36. El último baile
37 Capítulo 37. Solo espero estar con el hombre que amo.
38 Capítulo 38. Concurso de baile
39 Capítulo 39. Mi amor verdadero
40 Capítulo 40. La primera noche – Parte 1
41 Capítulo 41. La primera noche – Parte 2
42 Capítulo 42. ¿Cuándo pensabas decirnos?
43 Capítulo 43. Día de playa.
44 Capítulo 44. ¿Te casarías conmigo?
45 Capítulo 45. Amenazas
46 Capítulo 46. Pretendiendo ser agradable.
47 Capítulo 47. Cerrando ciclos (Parte 1)
48 Capítulo 48. Cerrando ciclos. (Parte 2)
49 Capítulo 49. Despedida de soltera interrumpida (Parte 1)
50 Capítulo 50. Despedida de soltera interrumpida (Parte 2)
51 Capítulo 51. El gran día (Parte 1)
52 Capítulo 52. El gran día (Parte 2)
53 Capítulo 53. No todo acaba bien (Parte 1).
54 Capítulo 54. No todo acaba bien (Parte 2).
55 Capítulo 55. No todo acaba bien (Parte 3).
56 Capítulo 56. De regreso.
57 Capítulo 57. Ahora es tú turno para ser paciente
58 Capítulo 58. Ella está cenando con un abogado.
59 Capítulo 59. Como ave en libertad
60 Capítulo 60. Nuestra segunda fiesta de boda.
61 Capítulo 61. Concurso de baile.
62 Capítulo 62. El final (Parte 1)
63 Capítulo 63. El final (Parte 2)
Capítulos

Updated 63 Episodes

1
Capítulo 1. Solitaria
2
Capítulo 2. Una raya más al tigre
3
Capítulo 3. Nueva York Parte 1
4
Capítulo 4. Nueva York Parte 2
5
Capítulo 5. La verdad puede ser aún más amarga que una inocente mentira.
6
Capítulo 6. Te estoy dejando ir, te sonrío, pero aun así duele.
7
Capítulo 7. Un nuevo comienzo.
8
Capítulo 8. Demasiadas coincidencias
9
Capítulo 9. Todavía sigo aquí
10
Capítulo 10. Una noche en el hospital
11
Capítulo 11. Despedida
12
Capítulo 12. No me conoce en absoluto
13
Capítulo 13. Paso a paso
14
Capítulo 14. Partido de futbol
15
Capítulo 15. Cena para dos y medio
16
Capítulo 16. Halloween
17
Capítulo 17. El mejor método para relajarse
18
Capítulo 18. En el Parque de diversiones
19
Capítulo 19. Saliendo con la competencia
20
Capítulo 20. Mis sueños más salvajes
21
Capítulo 21. Definitivamente él es mi favorito.
22
Capítulo 22. Una sorpresa inesperada.
23
Capítulo 23. No puedo lidiar con esto.
24
Capítulo 24. Cásate conmigo.
25
Capítulo 25. Frente al espejo
26
Capítulo 26. Curso en Nueva York
27
Capítulo 27. El hermano menor
28
Capítulo 28. En Turín, Italia
29
Capítulo 29. Jugando a cupido
30
Capítulo 30. Sesión de fotos
31
Capítulo 31. De regreso
32
Capítulo 32. Uno de los hombres más guapos
33
Capítulo 33. Donde viviremos
34
Capítulo 34. Fiesta de cumpleaños
35
Capítulo 35. Al descubierto
36
Capítulo 36. El último baile
37
Capítulo 37. Solo espero estar con el hombre que amo.
38
Capítulo 38. Concurso de baile
39
Capítulo 39. Mi amor verdadero
40
Capítulo 40. La primera noche – Parte 1
41
Capítulo 41. La primera noche – Parte 2
42
Capítulo 42. ¿Cuándo pensabas decirnos?
43
Capítulo 43. Día de playa.
44
Capítulo 44. ¿Te casarías conmigo?
45
Capítulo 45. Amenazas
46
Capítulo 46. Pretendiendo ser agradable.
47
Capítulo 47. Cerrando ciclos (Parte 1)
48
Capítulo 48. Cerrando ciclos. (Parte 2)
49
Capítulo 49. Despedida de soltera interrumpida (Parte 1)
50
Capítulo 50. Despedida de soltera interrumpida (Parte 2)
51
Capítulo 51. El gran día (Parte 1)
52
Capítulo 52. El gran día (Parte 2)
53
Capítulo 53. No todo acaba bien (Parte 1).
54
Capítulo 54. No todo acaba bien (Parte 2).
55
Capítulo 55. No todo acaba bien (Parte 3).
56
Capítulo 56. De regreso.
57
Capítulo 57. Ahora es tú turno para ser paciente
58
Capítulo 58. Ella está cenando con un abogado.
59
Capítulo 59. Como ave en libertad
60
Capítulo 60. Nuestra segunda fiesta de boda.
61
Capítulo 61. Concurso de baile.
62
Capítulo 62. El final (Parte 1)
63
Capítulo 63. El final (Parte 2)

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play