—Su alteza! —gritó la princesa Astrid para que se detuviera.
—No princesa! Ahorita no!, quiero estar solo!
—Su alteza por favor! No puede permitirlo. —mencionó Astrid angustiada.
—Claro que no lo haré! pero déjeme princesa, quiero estar solo, necesito pensar para salir de esto.
Astrid se retiró sin poder hablar con el príncipe. —vendré más tarde que se tranquilice su alteza, y haciendo su reverencia se fue.
Luego de sacar su ira Felipe se dirigió muy enojado al balcón de su habitación pensaba y pensaba en el por qué su padre tomó esa decisión y por qué esa joven, Cayleen lo miró pasar a su habitación desde afuera y pensó en hablar con él para tener una relación de amistad y explicarle la situación para intentar llevarse mejor, entonces decidió entrar ya que la puerta estaba abierta, al verlo en el balcón de espaldas estira su mano amablemente y la deja caer en el hombro de Felipe, el inmediatamente se da la vuelta y grita furioso.
—Que crees que haces! —grita furioso mientras su mirada furiosa carcomía la dulce y tierna mirada de Cayleen.
—Yo solo... —intentó contestar temerosa.
—Por qué vienes a casarte conmigo?, si quieres dinero te daré el doble de lo que mi padre te esté pagando para fastidiarme. —sus hirientes palabras salieron sin dejarla hablar.
Cayleen solo se queda en silencio y aparta su mirada a otro lado.
—Aaa sabía que era eso, bien entonces dime cuánto es. —vuelve a mencionar pensando que había acertado.
—No vine aquí por dinero. —menciona ella defendiendo su dignidad.
—Ah no? y esto? —agarrando el lujoso vestido que llevaba Cayleen —ni siquiera eres una princesa y ya estás vestida como una, no nisiquiera te instalas bien en el castillo y ya crees que puedes vestirte como una princesa.
Cayleen ignoró eso, pues en parte Felipe tenía razón, pero ella no había decidido vestirse así. —solo vine a cumplir la promesa de mi padre —susurró con una mirada triste y fulminante a la vez.
Entonces Felipe recordó que su padre le había dicho de aquella promesa.
—Promesa? —sonrió a carcajadas. —No vengas con el cuento de la promesa, se muy bien que quieres dinero, claro, pero quién no quiere ser reina? o casarse con el príncipe?
—Ni siquiera sabía que usted era el príncipe acepté porque fue la última voluntad de mi padre, qué tipo de príncipe es el que juzga sin saber?
—Juzgar sin saber? —nadie se casa por una estúpida promesa con un hombre al que no conoce.
—Tiene razón y pensaba igual que usted antes de aceptar este compromiso, aún así fue más una orden que mi voluntad.
—Ya no te hagas la víctima, eres igual a todas.
—Igual a todas? Quien se cree que es, aunque sea el príncipe, no le da el derecho de decirme estas cosas —clamó mientras lo señalaba con su dedo.
—Y tu quien te crees que eres para venir a señalarme y hablarme de esa manera, yo soy el príncipe y a mi me tienes que respetar —le dijo mientras le agarraba la muñeca.
—Suélteme! —dijo Cayleen intentando soltarse, pero el príncipe la agarró mas fuerte de ambas muñecas y la apegó contra la pared.
—Escúchame!, no vas a conseguir el dinero que quieres, aunque mi padre me case contigo, no obtendrás ni un solo centavo de este reino y tampoco te reconoceré como una reina por qué nunca lo serás.
—Bien, de todas maneras no me interesa nada de su dinero ya le dije que solo vine a cumplir la promesa que el rey y mi padre hicieron —dijo mientras seguía forcejeando.
Felipe la soltó al mismo tiempo que la empujó y se fue, ella simplemente soltó unas lágrimas de sus ojos y tragaba saliva por su cerrada garganta, pues su vida ahora cambiaba por culpa de aquella promesa que hizo su padre con el Rey, en ese momento surgieron muchas preguntas que Cayleen no entendía y aunque deseaba rechazar a esa promesa, no podía fallarle a su padre ni al mismo rey, simplemente tenía que resignarse a qué ya no iba a ser esa adolescente feliz que siempre fue, no iba a tener amigas ni a nadie en ese castillo y tenía que resignarse a vivir por siempre con ese hombre que al parecer era muy malo, como la iba a tratar después del matrimonio?, siempre soñó casarse con alguien que la amase como ella era, mientras pensaba y lloraba entró una sirvienta.
—Princesa, el Rey la llama a cenar. —mencionó haciendo una pequeña inclinación.
Cayleen respondió con una sonrisa que solo estiraba sus mejillas, en su mirada se notaba la gran tristeza que la acorralaba.
—No tienes que llamarme así, no soy una princesa. —exclamó amablemente.
—Son órdenes del Rey ya que usted es la futura esposa del príncipe, —respondió la sirvienta y salió haciendo una reverencia.
Cayleen se dirigió a la mesa, y todos la miraban en especial Astrid con una mirada fulminante, amenazadora, Cayleen solo ella respiraba muy profundo y pedía fuerzas a Dios para sobrevivir en ese palacio.
— Ven querida, siéntate junto a mi —ordenó el Rey.
Todos quedaron atónitos, pues nadie se sentaba junto al Rey al menos que sean sus hijos, pero en ciertas ocasiones, como en sus cumpleaños.
—Cayleen, mi niña, de ahora en adelante serás una princesa, Miranda te enseñará todo lo necesario para que seas una, ella es un poco estricta pero créeme te ayudará mucho.
—Su majestad? —preguntó Astrid con la envidia que cantaba a su alrededor.
—Sí princesa?.
—Su majestad, puedo ayudar a Cayleen para que sea una princesa, he vivido toda mi vida como princesa.
—Gracias querida pero creo que tienes otros asuntos mas importantes de princesa. —respondió el Rey sabiendo las escondidas razones de Astrid.
—Su majestad —interrumpió Kiara —yo no tengo asuntos tan pendientes también puedo ayudar.
—Me parece bien que las dos deseen ayudar, Cayleen al parecer ya conoces a Kiara y en Astrid puedes confiar, ella es una muy buena princesa y ha sido nuestra amiga por varios años, somos muy buenos amigos con sus. Padres y por eso ella es como de la familia, especialmente para Felipe, espero que se lleven bien y también pido que comprendan a Cayleen no está acostumbrada a esta vida, será muy difícil para ella.
Cayleen solo asintió con su cabeza, mientras el Rey después de terminar su cena se retiraba, y luego le seguía el príncipe.
—Te gusta la idea de ser princesa? —preguntó Astrid.
—Me hubiese gustado serlo en otras circunstancias...
—Aun así te vas a casar con el príncipe, quien no estaría contenta no?
—No tienes que contestar Cayleen, ven conmigo —mencionó Kiara dejando sola a Astrid en la mesa y dirigiendole una falsa sonrisa, pues a Kiara no le caía muy bien que digamos.
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Comments
Yenmar Briceño
esa le va hacer la vida de cuadritos a la chica
2023-08-28
2
Lilia Lucia Bernacchi
esa Astrid una yegua
2022-07-11
0
Zory Mejia
Ojalá y no la trate mal astrid
2022-04-19
2