Cap. 3 La orden del Rey

La oscura y triste noche empezó a brillar con un resplandeciente cielo azul, El Rey Henry salió del hotel con un grupo de escoltas y 3 carros que lo acompañaban, en los cuales iba Felipe y la princesa Kiara.

—A dónde va mi padre? —preguntó Felipe a Kiara quien se encontraba con sus ojos dilatados de la emoción, pues no había salido del castillo en mucho tiempo, además de que el lugar era muy bonito.

—Su alteza, el Rey no ha mencionado nada. —dijo cortante la princesa.

—Porqué lo llamas así, acaso no es tu padre?

—Simplemente le guardo respeto, usted como mi hermano mayor y príncipe heredero debería hacer lo mismo. —Kiara sin duda era una verdadera princesa, seguía adecuadamente las reglas del palacio, obedecía cada pequeña orden del Rey y se dirigía a su familia con todo el respeto que le habían enseñado, sin duda podría gobernar sin ningún problema, era todo lo contrario a el príncipe.

—Hayy pero quién te educó niña. —respondió de manera burlona

Entre la conversación de hermanos amados  los carros se detuvieron ante un pequeño y pobre hogar, los dos observaron desde la ventana a una joven humilde que el rey saludó amorosamente al bajarse del auto. De pronto se observaron las maletas de la joven, el rey ordenó que las subieran a su auto y aquella humilde muchacha también subió en el auto del rey.

—Quién es ella? ahora que estará planeando mi padre —se preguntaba un poco admirado y fastidiado.

Bajaron de los autos y se dirigieron hacia Cayleen, inmediatamente Felipe quedó hipnotizado por los hermosos ojos color miel de Cayleen, y su dulce rostro.

Al presentarse el Rey ordenó que continuarán con lo planeado.

Llegaron al palacio, el rey ordenó el descanso de todos por el viaje y citó una hora para decirles algo muy importante.  Felipe se dirigió a su habitación pensando en aquella hermosa joven y en ese momento llegó la princesa Astrid, una amiga muy cercana a Felipe, era con quien desde niños habían compartido de todo, Felipe la adoraba hasta mas que su propia hermana.

—Felipe!! —dijo entusiasmada mientras corría abrazarlo.

—Astrid la pequeña y mas hermosa alteza de todas, que hace aquí mi dulce alteza? —correspondió al abrazo para luego besar la mano de aquella dama.

—Su alteza vine a visitar al príncipe, como se encuentra su majestad?.

—Astrid, no se siento que mi padre está tramando algo no ha dicho nada, pero lo presiento.

—A que se refiere príncipe? —preguntaba dudosa mientras caminaban hacia el jardín.

—Mira primero me habló de tomar el reino, algo que por supuesto no lo voy hacer, y luego me dijo algo de una promesa y por último viajamos al hogar de esa joven, —al decirlo recordó sus hermosos ojos.

—Que jóven? —preguntó Astrid curiosa.

Entonces Felipe prosiguió —mi padre la trajo y ordenó que se le diera una habitación.

—Una joven? —volvió a preguntar dándose cuenta de que su pregunta anterior había sido ignorada.

—Si Astrid, nose que está pensando el rey.

—No se preocupe alteza, todo saldrá bien. —intentó darle ánimos.

—Oh talves... es una amenaza de mi padre, no quiere que vaya a esos lugares en los que me divierto.

—Sigue yendo ahí? Sabe que ahí solo hay mujeres indecentes, hay peligros y mas aún para usted que es un príncipe.

—Indecentes dices? Jaja, ahí hay mejores mujeres que en este castillo, yo no quiero a una de estas princesitas mimadas, lo sabes muy bien.

Astrid se sintió mal por la respuesta de él así que solo se quedó callada, mientras tanto el príncipe seguía parloteando.

Todos ya estaban reunidos esperando al Rey en la sala del palacio, Felipe, Astrid, Kiara los sirvientes alrededor, de pronto el mayordomo Carlos menciona — El Rey está aquí!. Se abren las puertas del gran castillo y entra el Rey, y detrás la joven que él había llevado.

Todos se inclinaron saludando al rey y enseguida la curiosidad dijo a gritos.

—Papá! no vas a presentarnos a la joven? —lo dice en son de burla pero al verla queda nuevamente hipnotizado por la belleza, por sus claros ojos, su piel cálida, su aura tierna e inocente.

—Están todos aquí presentes por que quiero presentarles a Cayleen, de ahora en adelante ella vivirá con nosotros y se la respetará como si fuera el mismo Rey.

—Claro quien no quiere vivir en el castillo del Rey —vuelve a mencionar Felipe burlándose, pensaba que era una interesada.

—Felipe! Está mujer vivirá en esta casa por que será tu esposa.

Todos quedaron perplejos ante tales palabras del Rey, los sirvientes, Kiara aunque también estaba feliz, pues sabía que de esa manera su hermano cambiaría, Astrid estaba mucho más sorprendida, y no hablemos de Felipe que se negaría rotundamente.

—Que! Creo que estás terminando de enloquecer padre mío.—dijo entre carcajadas.

—Tomalo como quieras pero está es mi orden Felipe.

—Claro que no, yo no pienso casarme, no quiero tomar el maldito trono!, por qué haces esto sin mi consentimiento?, —gritó furioso.

—Mas respeto Felipe! recuerda que soy el Rey y está decidido, te casarás en una semana!.

—Papá! Siempre hago lo que se te da la gana, no voy a casarme y menos con esta mujer de poca clase.

Cayleen solo apretaba sus dientes y sus manos muy molesta.

—No hables de esa manera si no conoces a esta joven!

—No hace falta conocerla, con esto es suficiente para saber quién es. —dijo esto mirando con odio y desprecio a Cayleen.

—Si no sabes nada es mejor que no hables Felipe! Solo quería informarles esto pueden retirarse!.

—No no, no creas que es tan fácil papá por qué quieres hacerme esto, acaso no soy tu hijo?

—Vete que no quiero hablar más de esto!—dijo el Rey mientras gritaba.

Felipe dirigió una mirada amenazadora hacia Cayleen y salió muy molesto, Astrid hizo lo mismo y corrió tras él.

Todos los sirvientes siguieron en sus labores por órdenes del Rey, dejando a solas a Kiara y a Cayleen.

—Bienvenida! —mencionó Kiara con una gran sonrisa. Cayleen solo correspondió la sonrisa y no dijo nada.

—Vivir aquí, acostumbrarte a otra vida va a ser muy difícil, sobre todo por mi hermano, pero tienes que ser fuerte, y cualquier cosa estoy para ti al igual que su majestad.

—Gracias su alteza, mencionó Cayleen.

—No hay de que.

—Creo... Que a su hermano nunca le voy a agradar con todo esto.

—El es bueno ya lo verás, deja que el acepte está orden del rey.Tengo una idea! —mencionó con picardía, sígueme te arreglaré como una princesa.

—Su alteza no soy una princesa, apenas acabo de llegar.

— Ahora que estás comprometida con mi hermano ya eres una. —sonrió.

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Comments

Yenmar Briceño

Yenmar Briceño

si me está gustando la trama de esta novela

2023-08-28

1

Yenmar Briceño

Yenmar Briceño

me encanta mucho

2023-08-28

0

María Ayala

María Ayala

Pobresita ella estando enamorada del principe y él rey lo casara con otra mujer

2022-09-06

0

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