Capitulo 4.

"Bueno, no fue tan malo como pensaba ¿o si?"

Pensó Samantha mientras veia, desde la dura silla en la que el profesor la habia sentado y que estaba al lado de la puerta de la oficina del director, la pared contraria de color amarillento.

Dentro se escuchaban gritos del director completamente molesto, bueno, al menos se estaba desahogando con el otro alumno que estaba dentro con él, asi no estaría tan furioso con ella. O tal vez la ira que estaba descargando con ese alumno tendría consecuencias tambien con ella haciendo que no quisiera ni escucharla y la castigaría directamente. Mierda.

La castaña miro hacia abajo, nerviosa, de verdad esperaba que el director escuchara su versión de la historia antes de condenarla, pero su aspecto no ayudaba mucho que digamos, la blusa blanca de algodón estaba salpicada de rojo, sangre que cubría sus nudillos, completamente seca.

Samantha, con nerviosismo, comenzó a tallar sus manos con el afán de quitar la sangre seca, incluso con las uñas, haciéndose mas daño que ayuda mientras se arañaba la piel sin darse cuenta.

Estaba tan concentrada en eso que no se dio cuenta en el momento en que un chico, alto y fornido, de piel morena, cabello oscuro y ojos rasgados salia de la oficina del director y la veia ahora fijamente mientras el profesor que habia traído a la chica hasta ahí entraba a la oficina.

- Toma, solo te haces daño, asi se limpiara mas facil - dijo el chico mientras le tendía un pañuelo desechable que mojo previamente con su botella de agua.

- Yo... gracias - susurro Samantha mientras tomaba el pañuelo y se limpiaba rápidamente haciendo que el papel pasara de blanco a rojo en un segundo.

- ¿Ganaste? - dijo el chico mientras se sentaba al lado de la joven y le tendía otro pañuelo.

- ¿Disculpa? - la castaña se quedo pasmada mirando al joven con la mano extendida a punto de tomar el pañuelo seco.

- Si, ¿ganaste la pelea? - sonrió el joven mientras Sam tomaba el pañuelo - por el aspecto de tus manos reconozco que peleaste con alguien, en vista de que no tienes mas heridas ni arañazos mas que en tus nudillos se que solo tu golpeaste, entonces ¿ganaste?

- Yo... - susurro Samantha, fue entonces cuando decidió ver mejor al chico a su lado, su aspecto invitaba a un chico amable y dulce, su sonrisa travieza daba un aspecto demasiado alegre para su gusto, como si el labio roto e hinchado que cargaba no le doliera para nada. Sus manos grandes y propias de sus fornidos brazos, estaban vendadas desde las muñecas, pasando la venda por entre los dedos, en el área de los nudillos podía verse desgastado y lleno de sangre - ¿peleaste?

- Bueno, si - una risa calmada salio de los labios del chico - pero fue por una buena razón, la renta de mi apartamento no se paga sola ¿sabes? - y una carcajada alegre salio desde el pecho del chico dejando pasmada a la joven.

- ¿Pelear por dinero? - pregunto ella mientras veia al chico.

- Si, una pequeña liga de pelea juvenil de las calles - respondió el chico mientras remojaba un pañuelo de tela, se le habían terminado los desechables - te pagan cierta cantidad si duras unos rounds, te pagan un poco mas si ganas, no tiene posibilidad de perdida, si no ganas te pagan solo los rounds que dures, es lucrativo - y antes de que Sam pudiese evitarlo, el chico tomo una de sus manos y comenzó a limpiar la sangre seca con el pañuelo, con suma delicadeza para evitar lastimarla ahí donde la piel estaba laserada.

- Señorita, entre ya - dijo el profesor asomándose por la puerta.

La chica se levanto despues de que sintió que el joven soltaba su mano. Siguió al profesor que ya habia entrado de regreso a la oficina.

- Oye - Samantha volvió la vista hacia el joven que, sin que ella se diera cuenta, ya tenia a unos centímetros. Con dulzura limpio las pequeñas manchas de sangre del rostro de la joven, mientras sus ojos color verde claro se unían a los color miel de ella - para que no te echen mas bronca - dijo él una vez termino de limpiarle el rostro, tomo una de sus manos y le coloco el pañuelo con dibujos extraños pintados de color blanco - limpia lo mejor que puedas tus manos.

- ¡Señorita! - Sam volvió la vista enseguida hacia adentro asustada por el grito, miro de nuevo al joven que le sonrió y le hizo una seña para que entrara.

La castaña entro con prisa a la oficina, topandose con un pasillo estrecho que daba directo con un escritorio donde ocupaba su lugar la subdirectora y con una fina pared de triplai separándolo de una puerta de la oficina del director, mientras limpiaba un poco sus nudillos de la sangre seca y la aun fresca que estos podían tener, si, se veían mejor sin tanto rojo.

Con miedo arrugo un en su puño el pañuelo, deseando que este le diera un poco de fuerza para no entrar en pánico frente al director. La puerta se abrió y el profesor le hizo una seña para que pasar a la diminuta oficina.

- Me sorprende tenerte aqui - dijo el director mirando el expediente de la chica - no tienes ningún antecedente de problemas, tienes notas decentes, no tienes faltas injustificadas ni retardos.. entonces ¿que paso hoy?

- Lo siento, no era mi intención reaccionar de esa manera - susurro la castaña mientras apretaba entre sus puños el pañuelo del chico - perdí el control, no deseaba lastimarla.

- La dejaste severamente herida ¿sabes? - dijo el hombre mientras unía sus manos sobre el escritorio - tienes suerte de que este enmancipada, de haber llamado a sus padres seguro demandan a la escuela.

- Lo lamento - susurro ella aun con la vista agachada - no deseaba esto.

- Tendré que llamar a tus padres ¿lo entiendes?

- ¿Que? ¡No! - el miedo recorrió la espalda de la chica completamente aterrada, como su padre se enterara, seguro la mata - e-ellos no estan en casa... yo... vivo con mi hermano por ahora.

- Bien, llamare a tu hermano entonces - dijo el director tomando un bolígrafo de su lapicero - escribe aquí el número y despues sal en lo que le llamo.

Con la mano temblorosa la chica anoto el número de celular de su hermano, orando internamente porque este le siguiera la mentira o porque no respondiera las llamadas. Cuando el director le hizo una seña para que saliera, esta se levanto aun temblando y se quedo frente al escritorio de la subdirectora mientras escuchaba la voz amortiguada del hombre que hablaba con su hermano, al parecer si respondió la llamada.

- Puede entrar señorita Willkerson - escucho la joven luego de unos minutos - bien, su hermano menciono que es para él imposible venir en este momento debido a sus deberes con la universidad - comenzó a decir el hombre una vez Samantha se sentó de nuevo en la silla frente al escritorio - confirma el dato de que sus padres no se encuentran en casa por lo que esta viviendo solo con él en estos momentos.

Samantha suspiro aliviada "Te debo una, hermano".

- Sin embargo, su falta fue grave, por lo que me veo en la penosa necesidad de suspenderla hasta que su hermano pueda venir a reunirse con nosotros para ver como arreglar el asunto - dijo el hombre haciendo que el gusto le durara poco a la chica.

- ¿S-suspenderme? - susurro ella atónita.

- Asi es, por ahora tendrá que retirarse de las instalaciones de la escuela hasta que pueda volver en compañia de su hermano ¿entiende eso señorita? - respondió el director mientras escribía en un papel, se lo extendió a la castaña quien lo tomo con las manos temblorosas y lo miro, era un aviso de suspencion - puede retirarse.

Samantha se levanto y salio de la oficina, avanzó por el diminuto pasillo y salio por la puerta frente al escritorio de la subdirectora quien ya estaba en su puesto.

Al salir aspiro aire con fuerza, bueno, estaba en muchos problemas.

El celular en su bolsillo vibro y lo saco sintiendo el escalofrío recorrer su espina dorsal, era un mensaje de su hermano.

"Llámame cuando salgas de la escuela."

Si, estaba en problemas.

En su mano, aun arrugado, estaba el pañuelo del joven que le ayudo a limpiarse.

Samantha guardo el teléfono en su bolsillo, y comenzó a extender la tela del pañuelo, haciendo que un papel doblado cayera al suelo. Se agacho y lo tomo, estaba un poco humedecido gracias a la humedad de la tela en el que estaba envuelto, con la punta de los dedos comenzó a desdoblarlo con cuidado.

"Seguro te suspendieron, llámame si mañana no tienes lugar a donde ir en horario de escuela. O.R."

Decía la nota con el número telefónico anotado debajo.

Samantha solto una pequeña sonrisa, al menos no tendría necesidad de pasar el horario escolar vagando por el pueblo, arriesgándose a ser vista por alguien que la reconociera y le informara a su padre.

- ¿O.R.? - se pregunto la joven - ¿Que clase de nombre hay detrás de O.R.?

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Comments

Magda Alv

Magda Alv

Pobre esta toda trauma da con esos padres q tiene 😠

2023-06-21

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