La Santa Guerrera

Sus ojos que desbordaban un poder siniestro que a la vez resplandecía como un rayo de luz, era notable.

"¿Eso es todo lo que tienen? espantaron a mi tropa ¿con esto tan insignificante?"

La mirada de Laila los fulminó haciendo que retrocedieran y dejarán de atacarla.

Se paró sobre el cuerpo del toro al que le cortó la cabeza, la liga que sostenía su cabello blanco se rompió y su cabello la rodeó con el movimiento del fuerte aire.

"¡Mataste a nuestro compañero y sacaste a nuestro jefe!" comenzaron a gritar y ella levantó su mirada amenazandolos.

"Ustedes estaban a punto de matar a los míos ¿creen que los iba a dejar irse como así?" habló firmé mirándolos a todos.

La mirada de aquella chica se mostraba sería sobre aquellos monstruos que parecían temerle, el aura de Laila era fuerte. Estaba tan enfocada en mirarlos que no notó que otras presencias desde un rincón, la estaban mirando.

La luz de la luna se postraba por encima de ella haciéndola brillar.

"Puedo curar a su jefe." se sentó y guardó su espada.

"¡Mentirosa!" comenzaron a gritarles.

"Les propongo un trato, yo seré su nuevo jefe si logro curarlo" muchos bufaron.

"¡Estás loca!"

"¡No puedes curarlo! ¡mentirosa"

"¡Todos guarden silencio!" gritó el jefe.

Laila levanto una de sus cejas.

"Si siguen insultandome, los mataré." sonrió amigablemente.

"¿Por qué quieres hacer un trato con nosotros?" preguntó el jefe de la manada.

"Ustedes me pueden servir, muchos de mis amigos estaban asustados por ustedes." soltó una pequeña risa. "Así que..." los miró sería "¿aceptan o no?"

Todos se miraron entre sí y luego miraron a Laila, quien esperaba su respuesta calmada.

"Trato hecho, le seremos leales." se hincaron

"Acércate" Laila se levantó y el toro se acercó a ella agachándose para que lo alcanzará.

Le sacó las cuchillas y luego puso las dos manos en sus ojos.

Estoy segura de que sentí un poder, puedo hacerlo.

Respiro hondo y sintió un gran poder salir de su cuerpo.

Era mucha luz.

Los ojos heridos por las cuchillas que Laila había lanzado, comenzaron a cerrarse y dejaron de chorrear sangre

"Puedes abrir los ojos."

Todos quedaron asombrados por el poder de la chica, los ojos de aquel toro estaban totalmente curados. Las dos presencias que miraban asombrados también la escena, se negaron a salir de su escondite.

Laila no se dió cuenta de ellos.

"Ahora, cargame, estoy muy cansada como para seguir caminando. Oh, cerraré la herida de tu mano."

Señaló al toro que había tratado de matarla con una espada.

Hizo lo mismo con la mano del toro y luego subió al hombro del jefe toro.

"Seguiremos a nuestro nuevo jefe" hablaron todos.

"Sigan derecho, los guiaré."

Apuntó hacía enfrente y todos caminaron.

"Procuren no hacer mucho escándalo, igual, si me protegen, los protegeré." siguieron caminando mientras hablaban.

~Mientras tanto, las otras personas que la veían irse~

"¿Conoce a la chica?"

"No, pero me pareció fascinante, quiero conocerla. Parecía traer el uniforme de los caballeros del Duque Besthat."

"Todos, hay que retirarse" Habló.

"¿Pero que pasará con los toros?" comenzaron a preguntar.

"¿Qué acaso no lo vieron? la chica se los llevó, no creo que causen más problemas.

"