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El Jardín De Las Máquinas Rojas

El Jardín De Las Máquinas Rojas

Status: Terminada
Genre:Terror / Completas / Época
Popularitas:943
Nilai: 5
nombre de autor: xNas

Víctor, un escritor fracasado, sigue un mapa hacia una ciudad imposible. En su camino, enfrenta espejos rotos, bibliotecas de hueso y circos delirantes, descubriendo que su peor enemigo es él mismo. Un viaje oscuro entre la locura, la creación y el vacío.

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Capítulo X: El Jardín de las Máquinas Rojas

El camino de huesos, un sendero blanco y quebradizo que crujía bajo sus botas, terminó abruptamente ante una verja de hierro retorcido. En lo alto, flores grotescas coronaban las rejas, sus pétalos hechos de engranajes oxidados que giraban lentamente, como relojes que se burlaban del tiempo. Víctor extendió una mano hacia el metal frío, sintiendo un pulso bajo la superficie, como si la verja estuviera viva. Al empujarla, las rejas cedieron con un gemido profundo, el lamento de una bestia herida que resonó en el aire denso. Más allá, el jardín se desplegaba bajo un cielo de mercurio líquido, donde nubes de tinta se desgarraban en silencio, dejando jirones que caían como cenizas negras.

Era un paisaje de contradicciones, un sueño febril tallado en carne y metal. Rosas de cobre, con espinas que goteaban aceite, cantaban versos desafinados, sus notas rasgando el aire como uñas en una pizarra. Enredaderas de alambre, afiladas como cuchillas, trepaban por árboles cuyas hojas eran páginas arrugadas, algunas en blanco, otras garabateadas con palabras que se retorcían antes de desvanecerse. Mariposas mecánicas zumbaban entre las ramas, sus alas de hojalata grabadas con fragmentos de poemas que Víctor sentía haber escrito pero no podía recordar. Cada zumbido era una acusación, cada aleteo un recordatorio de algo perdido.

En el centro del jardín, alzada sobre un pedestal de raíces negras, una estatua lo esperaba. Era él. El bronce, verde por el tiempo, capturaba su rostro con una precisión cruel: los ángulos de su mandíbula, la curva de sus labios, la sombra de cansancio en sus mejillas. Pero los ojos eran vacíos, dos pozos que parecían succionar la luz. La estatua sostenía un hacha en una mano, su filo manchado de algo que no era óxido, y un libro abierto en la otra, sus páginas inmóviles como si temieran ser leídas. En la base, una inscripción tallada con letras que sangraban tinta: "Aquí yace el Autor, asesinado por sus propias mentiras".

Víctor se acercó, pisando tierra negra que crujía como huesos molidos bajo sus pies. Las palabras grabadas en su piel —Creador, Fragmento, La luz duele…— palpitaban al ritmo del jardín, sincronizadas con un latido que no era el suyo. El fragmento de espejo alojado en su estómago vibró, enviando un pinchazo de dolor que lo hizo tambalearse. Cada paso hacia la estatua era un esfuerzo, como si el aire se espesara para detenerlo.

Una voz lo detuvo, cortante como un vidrio roto:

—Destrúyela.

Era la mujer del vestido negro, aunque ahora el tejido era un fuego quieto, llamas que lamían su cuerpo sin consumirla. Sus ojos seguían vacíos, pero brillaban con algo que no era luz, sino hambre. En sus manos sostenía una corona hecha de espinas y letras retorcidas, cada una un fragmento de frases que Víctor había abandonado.

—¿Por qué? —preguntó, aunque un eco en su pecho ya conocía la respuesta.

—Porque eres el verdugo y la víctima —respondió ella, su voz un murmullo que parecía venir del suelo mismo—. El jardín es tu cráneo. Las máquinas, tus pensamientos. Y ella… —señaló la estatua— es la prisión que construiste con cada palabra que no dijiste.

La mujer flotó hacia él, sus pies rozando apenas la tierra. Colocó la corona sobre su cabeza, y las espinas se clavaron en su cuero cabelludo, liberando gotas de sangre que olían a tinta. El dolor era agudo, pero también familiar, como si siempre hubiera llevado esa carga.

Víctor tocó el hacha en la mano de la estatua. El metal estaba caliente, como si acabara de forjarse en las brasas de sus propias entrañas. Al arrancarla, el libro cayó al suelo con un golpe seco, abriéndose en una página manchada de vino. Las palabras, escritas en su propia letra, eran claras: "La única salida es adentro."

El jardín reaccionó. Las flores-engranaje aceleraron su canto, un coro de voces rotas que resonaban como un himno fúnebre:

"Corta, corta, corta…

rompe el espejo,

quema el nombre,

destruye la jaula."

Las mariposas mecánicas giraron en espirales, sus alas cortando el aire con un silbido afilado. Los árboles-página temblaron, soltando hojas que flotaban hacia él, cada una grabada con fragmentos de su vida: promesas rotas, noches escribiendo en bares llenos de humo, días quemando manuscritos en un intento de borrar su culpa. En el reflejo del hacha, vio su pasado: un hombre joven garabateando versos en servilletas, un hombre mayor rompiendo plumas con manos temblorosas. Y entre las imágenes, estaba Lilith —o lo que fuera ella—, un poema con piernas, una sombra con ansias de cuerpo, sus ojos brillando como brasas en la penumbra.

Víctor alzó el hacha, su peso un eco de todas sus decisiones. El primer golpe resonó como un trueno en un mundo sin aire. La estatua se partió en dos, el bronce gritando como si tuviera vida. De las grietas brotó un enjambre de mariposas de alambre, sus alas afiladas cortándole la piel al rodearlo. La sangre goteó, mezclándose con la tierra, y de las entrañas rotas de la estatua salió una sustancia negra y espesa: tinta viva que se arrastró hacia sus pies, siseando como una serpiente.

—Bebe —ordenó la mujer, apareciendo junto a él con un cuenco hecho de hueso pulido. No, no hueso: era su propio cráneo, tallado con runas que brillaban como ascuas—. O muere.

La tinta subió por sus piernas, quemando como una mezcla de ácido y whisky. Cada centímetro que avanzaba dejaba un rastro de palabras en su piel, frases que había enterrado en lo más profundo de su mente: disculpas nunca dichas, nombres olvidados, versos que había tachado por miedo. Víctor tomó el cuenco y bebió. El líquido sabía a todo lo que había perdido: los besos que no dio, las noches que dejó pasar, las historias que nunca terminó. Su garganta se contrajo, y vomitó un chorro de tinta que formó charcos a sus pies, pero siguió bebiendo, incapaz de detenerse.

El jardín comenzó a colapsar. Los árboles-página se deshojaron, sus hojas convirtiéndose en cenizas que danzaban en el aire. Las flores-engranaje gritaron en lenguas muertas, sus pétalos explotando en nubes de óxido. El cielo de mercurio se quebró, cayendo en gotas metálicas que quemaban al tocar el suelo. Las mariposas de alambre, ahora un torbellino, lo alzaron, clavando sus filos en su carne. El dolor era insoportable, pero también liberador, como si cada corte lo despojara de un peso.

—¿Despertaré? —gritó Víctor, buscando a la mujer entre el caos. Ella se desvanecía, su cuerpo deshaciéndose en humo y versos que flotaban como fantasmas.

—Nunca has dormido —respondió, su voz un eco que venía de todas partes—. Solo has escrito.

El jardín estalló en una supernova de letras y óxido, una explosión que lo cegó y lo ensordeció. Víctor cayó, o ascendió, o dejó de ser. El espacio a su alrededor era un vacío sin forma, un lienzo en blanco donde nada existía salvo él mismo. Y entonces, en la oscuridad, apareció una máquina de escribir, flotando como un dios mecánico. Sus teclas comenzaron a moverse solas, lentamente, grabando una línea final en un papel invisible:

"La única salida es adentro."

El resto fue silencio. Pero en ese silencio, algo nuevo comenzó a formarse: un susurro, una chispa, el germen de una historia que aún no había sido escrita. La cadena en su tobillo —Culpable, Autor, Silencio, Fábrica, Banquete, Relojero, Teatro, Mercado, Archivo — vibró una última vez, añadiendo un eslabón: Jardín. Y en el fragmento de espejo que aún llevaba consigo, una imagen fugaz apareció: Lilith, parada en un campo de cenizas, con un libro en las manos y una sonrisa que prometía más finales.

1
Ohara Shinosuke
🤩🤩 No puedo creer lo buena que es tu idea, sigue escribiendo así de bien.
Ms S.
nuevo capi cuando?¿
Naruto Uzumaki
Tu historia es como una droga para mí, no puedo esperar para leer más. (💉)
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