En lo profundo de un bosque antiguo, donde los árboles susurran secretos de siglos pasados, un grupo de leñadores, hombres robustos y curtidos por años de arduo trabajo, se adentra en la espesura en busca de madera. La brisa fresca lleva consigo el aroma a tierra húmeda y resina, mientras las sombras juegan entre los troncos como si el bosque mismo estuviera vivo. Tras una jornada agotadora, los hombres deciden acampar bajo el cielo nocturno que era ocultado por las copas de los árboles.
Sin embargo, esa noche, mientras el fuego crepita y las risas resuenan entre las ramas, una presencia oscura acecha en la penumbra. Lo que sucederá después no solo pondrá a prueba su valentía, sino que cambiará su destino para siempre. El bosque guarda secretos que están a punto de ser revelados, y los hombres pronto descubrirán que algunas leyendas son más reales de lo que jamás imaginaron.
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CAPÍTULO 9
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Mientras ellos seguían discutiendo por lo sucedido, a lo lejos escucharon nuevamente esa voz que los había inquietado anteriormente, la melodía de esa voz tenía unos matices escalofriantes pero al mismo tiempo tenía algo de dulzura y seducción, era una voz amenazadora, una voz que con solo escucharla helaba la sangre e invocaba los temores más profundos y oscuros de cada ser.
LINO: Regresemos con Alfonso, esa voz no es de una persona._(observando con temor a su alrededor)
FERCHO: Este maldito lugar de mierda._(abriendo pasó con su machete)
PEDRO: Estoy seguro que algo nos está siguiendo.
LINO: Tal vez sea el animal que atacó a Luis _(tratando de calmar el miedo en su compañero)
A medida que avanzaban, escuchaban esa voz en el aire, esa voz que los llamaba y murmuraba sin detenerse, asustados sentían que esa voz hacía que el aire se volviera denso y un escalofrío recorriera su piel. Era como si cada murmullo les dijera que estaban pronto a sucumbir en ese bosque, el tono en que sus nombres eran llamados, hacían sentir que en cada sílaba había un secreto inconfesable y un manto terror.
PEDRO: Avancemos más rápido, quien sea que esté hablando, nos está siguiendo.
FERCHO: Deja el miedo a un lado y fíjate en el camino._(matando una serpiente que se acercaba a Pedro)
LINO: Ojalá que Roco haya llegado al campamento._(siguiendo a sus otros dos compañeros)
Los hombres aceleraron su paso, mientras que la voz parecía seguirlos más de cerca y en cada murmullo se escuchaban ecos lamentables como si esa misma voz estuviera conformada por voces de almas atormentadas, ya no era una voz, era un cántico de lamentos que los llamaban a unirse a ellos. Finalmente los hombres llegaron al campamento, Pero Alfonso ya no estaba, no había señal de él a los alrededores.
LINO: ¿A dónde fue?_(dejando su mochila a un lado)
Fercho se acercó a la hamaca y la pudo ver toda llena de sangre y un poco alejada de esta vió el zapato de Alfonso destilando sangre.
FERCHO: A-Algo le pasó a Alfonso, miren._(alumbrando la hamaca con su linterna)
Lino y Pedro se acercaron asombrándose por lo que veían.
PEDRO: ¿Quieren decir que está muerto?_(preguntó a sus compañeros mientras veía la sangre escurrir de la hamaca)
LINO: ¿E-Entonces Roco también está muerto? Ayer por la mañana su hamaca también estaba llena de sangre._(temblando un poco de miedo)
FERCHO: Maldición, que está sucediendo en este lugar hijueputa._(pasando sus manos por su cabello, desesperado)
PEDRO: Tu, tú fuiste quien nos trajo aquí._(empujando a Fercho)
LINO: Pedro, no podemos culpar a Fercho, él estaba con nosotros buscando a Luis._(jalandolo del brazo)
FERCHO: No es culpa mía, yo solo busqué un lugar donde dormir._(sin saber qué hacer con la situación)
LINO: Busquemoslo, t-tal vez esté herido por aquí cerca._(alumbrando a los alrededores)
FERCHO: Allá está su zapato._(señaló)
Lino se acercó al objeto y vió que dentro de este estaba el pie.
LINO: No creo que esté vivo, dentro del zapato está su pie._(angustiado)
PEDRO: Maldita sea, si esto sigue así moriremos todos._( mirando a todos lados, asustado)
FERCHO: Si están muertos, ¿Dónde están sus cuerpos?
LINO: Tal vez un animal carnívoro es lo que anda cerca._(alumbrando entre los troncos de los árboles)
PEDRO: Si es así, no podemos dormirnos al mismo tiempo y tampoco separarnos._(preso del miedo)
FERCHO: Hoy dormiremos aquí y mañana en la mañana nos vamos._(tratando de ocultar su miedo)
LINO: Es lo mejor._(dejando el zapato a un lado)
PEDRO: Colguemos las hamacas una cerca de la otra.
LINO: Yo me quedaré despierto hasta media noche para hacer guardia.
FERCHO: si estoy dormido me despiertas para yo hacer guardia hasta la mañana.
los hombres colgaron las tres hamacas en tres árboles que estaban cerca, de ese modo si el animal llega a atacar a alguno, los demás se despertarían y ayudarían.
PEDRO: ¿Por qué no nos dimos cuenta que Roco desapareció en nuestras narices?_(sentado en su hamaca observando la hamaca de Roco y Alfonso)
LINO: Esa noche había mucho ruido y él solo estaba hablando y haciéndole bromas a Luis._(encendiendo un mechón)
PEDRO: Eso no responde mi pregunta, él fue devorado a nuestro lado y nadie se dió cuenta._(temblando de miedo)
FERCHO: Tal vez el animal lo atacó con sigilo por la cabeza, no hay otra explicación para que él no pidiera ayuda._(haciendo un hueco para enterrar el pie de Alfonso)
LINO: Creo que las hamacas de Roco y Alfonso debemos descolgarlas y tirarlas lejos de aquí, el olor a sangre puede atraer a los animales.
FERCHO: Es verdad.
Fercho quitó las hamacas y las tiró lejos de dónde estaban sus hamacas colgadas, luego de eso él y Pedro se acostaron en sus hamacas pero no podían conciliar el sueño, la muerte de sus tres compañeros los tenían pensativos, no se explican cómo ese animal atacó a Roco y ellos no se dieron cuenta, ¿cómo es que han estado recorriendo el bosque y no han visto al animal? ¿Qué tan grande es el animal que mató a sus compañeros? Sus pensamientos fueron interrumpidos por esa voz que los ha estado atormentando todo el día, al escucharla nuevamente, no podían evitar sentirse nerviosos y asustados, era como si el dueño de esa voz los observara, como si esa voz conociera cada rincón del corazón y la mente de cada uno de ellos y utilizaba ese conocimiento para atormentarlos. Junto a esa voz, se escuchaba el crujir de los árboles, los animales correr con angustia, se podía escuchar el viento arrastrar la agonía de esa bestia nocturna, se podía ver las enormes y escalofriantes sombras danzar bajo la luz de los mechones. Esa voz estaba atravesando cada nervio y cada célula del cuerpo de los hombres, esa voz parecía atravesar las sombras y hacer que la oscuridad pareciera aún más amenazante para la vida de los leñadores.
