Después de escapar de las brutalidades de mi manada, he estado viviendo en las sombras como humana durante años, tratando de olvidar el pasado y construir una vida nueva. Pero cuando una incursión real amenaza con desestabilizar todo, me veo obligada a enfrentar mis demonios y proteger a los inocentes que me han aceptado. No puedo permitir que me arrastren de regreso a esa vida de opresión y miedo. Kaiden el rey alfa descubre que soy su compañera predestinada. Desde entonces me persigue e insiste en que mi lugar está junto a él.
Pero me niego a pertenece a alguien y lucharé por mi libertad y por aquellos que me importan, sin importar el costo.
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la cena
POV KAIDEN
Me encuentro en la azotea de la mansión, con el viento fresco de la noche acariciando mi rostro. He supervisado cada detalle. La mesa está dispuesta con la máxima elegancia, iluminada por la suave luz de innumerables velas que parpadean al compás de la brisa. Las vistas de la noche son espectaculares, en un tapiz de luces parpadeantes que se extienden hasta el horizonte.
Todo está preparado para nuestra cena, un momento que espero sea el inicio de algo significativo.
Escucho pasos suaves acercándose por la escalera. Mi corazón late con una anticipación contenida. Me giro y la veo. Adeline, radiante en el vestido que elegí para ella. La he vestido para que se sienta cómoda y segura, pero también para que vea la magnificencia de lo que podría ser. Su expresión es una mezcla de sorpresa y una cautela que conozco bien.
Camino hacia ella, deteniéndome a unos pasos. Mi mirada recorre su figura, admirando la forma en que el vestido se adapta a ella, resaltando su belleza natural.
—Gracias por venir— Le ofrezco una sonrisa cálida, intentando disipar cualquier rastro de inseguridad. —He preparado esto para nosotros. Espero que te guste. Quiero que te sientas cómoda, segura, y que sepas que todo esto… es para ti—
Le extiendo la mano, en una invitación silenciosa para que se una a mí en la mesa. El aire se carga con la expectativa de lo que vendrá, un momento para hablar, para comprender, para que quizás, solo quizás, empiece a ver el futuro que yo veo para nosotros.
Las velas parpadean, creando un ambiente íntimo mientras el aroma de la exquisita comida flota en el aire.
—Esto es...— dice ella con su voz un poco más relajada que antes, aunque todavía hay una chispa de reserva en sus ojos. —Es… inesperado.
—Todo lo que hago es para ti— respondo, con mi mirada fija en la suya. —Quiero que te sientas segura, que sepas que aquí, conmigo, no tienes nada que temer—
Le sirvo una copa de vino, el líquido rubí brillando a la luz de las velas. —Este lugar, esta noche… todo está pensado para que te sientas cómoda. Para que podamos hablar, sin interrupciones, sin presiones—
—Siempre me he defendido sola — comenta, —No estoy acostumbrada a… esto—
—Lo sé y admiro tu fuerza, Adeline. Eres increíblemente valiente. Pero incluso los guerreros más fuertes necesitan un refugio, un lugar donde descansar y sentirse protegidos. Y ese lugar, si me lo permites, puede ser conmigo—
Durante la cena compartimos historias, risas y momentos de silencio reflexivo. Le pregunto sobre su entrenamiento, sobre sus sueños, sobre lo que la motiva. Ella, a su vez, pregunta sobre mis responsabilidades, sobre la manada, y sobre las razones detrás de mis acciones.
Mientras conversamos, noto cómo su rigidez se disipa gradualmente. Sus ojos ya no reflejan solo cautela, sino también una creciente curiosidad y, quizás, una pizca de interés. Le ofrezco mi abrigo cuando el viento se vuelve un poco más frío, un gesto simple pero cargado de significado.
—Este vestido… — comienza ella, mirándose. —Es… diferente a todo lo que he usado—
—Te queda increíble— digo, sinceramente. —Resalta la belleza que intentas ocultar, Adeline. No tienes que ser solo una guerrera. Puedes ser todo lo que quieras ser—
Ella sonríe, y es una sonrisa genuina esta vez, que ilumina su rostro y hace que mi corazón dé un vuelco.
—Quizás tengas razón—
La noche avanza, y con cada palabra, con cada mirada compartida, siento que los muros que ella ha construido a su alrededor comienzan a desmoronarse. La cena no es solo una comida; es un puente, construido con sinceridad y un deseo profundo de conexión.
POV ADELINE
La cena ha sido… sorprendente. Kaiden ha logrado crear un ambiente de calidez y respeto que me desarma, a pesar de mi resistencia inicial. Ahora, mientras recogemos los últimos platos, él se acerca con una sonrisa que me desarma por completo.
—Adeline me gustaría invitarte a bailar—
Me quedo inmóvil, con el corazón latiendo con fuerza en el pecho.
Bailar.
Yo, que nunca he dado un paso de baile en mi vida, por que he pasado mis días entrenando, luchando, sobreviviendo.
—Oh, bueno, yo… no sé bailar— murmuro, sintiendo cómo mis mejillas se sonrojan. —Soy un desastre—
Él ríe suavemente.
—Eso no es un problema. Yo te enseñaré—
Antes de que pueda protestar más, me toma de la mano y me guía hacia el centro de la azotea.
La música, que antes era un fondo agradable, ahora parece envolvernos por completo. Me siento torpe, insegura, con cada movimiento de él pareciendo demasiado fluido, demasiado coordinado.
—Solo sígueme— me anima, y siento su mano firme en mi cintura, la otra entrelazada con la mía.
Intentamos seguir el ritmo, pero inevitablemente, mis pies se enredan con los suyos.
Tropiezo, casi me caigo, y un jadeo escapa de mis labios. Kaiden me sujeta con fuerza, y su mirada está llena de diversión junto a una ternura que me sorprende.
—¡Lo ves! ¡Soy un desastre!—
—No, no lo eres— responde, —Solo necesitas un poco de práctica. Y un buen maestro—
Volvemos a intentarlo, y aunque todavía hay tropiezos, hay más fluidez. Sus instrucciones son claras, sus manos guían cada movimiento con paciencia. La intensidad del momento crece con cada compás.
Sus ojos no se apartan de los míos, y siento una conexión eléctrica que me recorre el cuerpo.
La distancia entre nosotros se acorta, y el aire parece cargarse de una energía palpable.
En un momento, nuestros pasos se sincronizan perfectamente. Nos movemos como uno solo, la música está fluyendo a través de nosotros. La intensidad se vuelve casi insoportable.
Su mirada se vuelve más profunda, más penetrante. Acercamos nuestros rostros, con el aliento mezclándose.
Y entonces, sucede. Sus labios encuentran los míos en un beso suave al principio, exploratorio. Me quedo quieta, sorprendida por la dulzura, por la suavidad. No es la agresividad que podría haber esperado, sino una caricia tierna que me deja sin aliento.
Mi mente lucha por procesar la sensación. ¿Qué es esto? ¿Por qué se siente tan bien? Siento una oleada de emociones confusas: sorpresa, confusión, pero también una profunda atracción.
El beso se profundiza, volviéndose más apasionado. Kaiden responde a mi pasividad con una ternura que me desarma por completo. Mis manos, casi por instinto, encuentran su camino hacia su pecho, aferrándose a él. La intensidad aumenta, y en medio de ese torbellino de sensaciones, algo dentro de mí se enciende.
Ya no soy la guerrera impasible. Soy una mujer, sintiendo el deseo, la conexión. Y en ese momento, con una audacia que me sorprende a mí misma, rompo la pasividad.
Tomo la iniciativa, profundizando el beso, respondiendo a la pasión que él ha despertado en mí.
Es un beso que habla de anhelo, de descubrimiento, de un futuro que apenas comenzamos a vislumbrar...
