El Verdadero Amor Del Dios Del Inframundo

Las reuniones familiares se hicieron una costumbre imposible de evitar después de que mis tías y tío se enlazaron y trajeron el mundo más cachorros a los que malcriar.

Mis deberes como Alfa comenzaron a abarcar mucho de mi tiempo. Y aunque todavia no era el Rey alfa, porque asi lo habia decidido. Todos asumían cual era mi lugar en el territorio. Como el Alfa de los cambiaformas y el Rey de los vampiros.

Parecia mucho trabajo por abarcar, pero con Leiah a mi lado todo parecia una tonteria, porque siempre lograba conseguir la manera de resolverlo todo. Leiah era la cabeza del equipo. Yo la voz de mando y Mark la fuerza bruta. Si, eramos un gran equipo.

Todo parecia estar en calma hasta que mi padre hablo. Algo dentro de mi anticipaba problemas y sin dudarlo ofrecí ir yo a arreglarlo.

Cuando apareci en el medio del bosque, un grito de mujer helo mi sangre. Mis ojos enfocaron a los hombres que intentaban tomar a lo parecia ser una mujer en el suelo. Ni siquiera tuve que moverme, las almas los tomaron de sus cuellos y consumieron sus vidas en segundos. Camine despacio hacia la mujer en el suelo. Y cuando me detuve delante de ella y la observe... mi mundo se congelo. Esos ojos marrones, el cabello castaño. La mirada de reconocimiento que me dio me estremeció por completo.

—Hades...

Su rostro se inclino hacia adelante y de repente estaba encima de mi, con sus piernas apretadas en mi cintura y sus brazos enrollados en mi cuello. Sus labios besaron los mios y no pude hacer nada mas que quedarme ahi congelado.

—Pense que nunca vendrías por mi, te estuve esperando por tanto tiempo, no puedes dejarme, tengo tanto miedo...

Persefone sollozaba temblando entre mis brazos y yo todavia seguia en completo shock. La solte en el suelo y la mire, escaneando su rostro, de verdad era ella.

—Persefone... ¿como?... ¿como llegaste aqui?

Ella solo temblaba sollozando, se abrazó a mi cuerpo nerviosa y de un momento a otro se desmayó. La tomé entre mis brazos.

Todavia no podia creerlo. ella estaba aqui.

Persefone habia vuelto.

Cuando apareci en el salon de la mansion de mi tia ya me esperaba la sorpresa en todos. Lo que no esperaba la reaccion de Leiah. Lo mire caer en los brazos de mark, me movi rapido intentando ir hacia el, pero entonces Persefone me tomo del brazo, su rostro demacrado.

—Por favor llevame a casa esposo.

¿A casa?... ¿cuál se supone que era la casa para ella? Ese lugar en donde habíamos vivido junto por tantos años... ya no existía, ya no era mi casa... eso no era un hogar.

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Una semana... una semana completa habia pasado encerrado en mi habitacion con Persefone guindada del brazo como una garrapata. Ni siquiera en el pasado habia sido tan... cariñosa.

Cada vez que intentaba irme ella solo comenzaba a llorar. Comprendía que tenía miedo de estar sola por lo que le sucedió, pero yo tenía que volver a mis deberes. Yo tenía una vida que atender. Tenía un guia de planes antes de que ella llegara.

¿Ahora como le explicaba eso a la mujer que no dejaba de sollozar en mis brazos a cada segundo?

Me levante de la cama en silencio intentando no despertarla, pero apenas estuve de pie la escuche.

—Hades... ¿a donde vas?

Tuve que contenerme de gruñir, estaba siendo insoportable.

—Dark... mi nombre es Dark, ya no soy el dios del inframundo, solo Dark... Y me voy, tengo que cumplir con mis deberes.

Su brazo se enrollo de mi pierna derecha impidiendo mi caminar

—Por favor no te vayas... no me dejes sola esposo.

solte un suspiro cansado y tome sus manos alejándola de mi, me sente a su lado y la mire serio.

—Tenemos que hablar seriamente persefone. Entiendo que tienes miedo y todo eso, es comprensible, pero aqui no te va a suceder nada. La mansion esta completamente cuidada. Y yo tengo que volver a mis deberes. Soy el proximo rey y tengo que cumplir con ello, no puedo quedarme en esta habitacion para siempre ¿comprendes? Y tu tampoco deberias... aqui estas a salvo persefone.

—Llevame contigo.

un suspiro exasperado escapo de mis labios—No puedo llevarte conmigo, si te sientes mas comoda puedes quedarte aqui hasta que regrese. ¿ok?

Ella asintio derrotada con la cabeza gacha, Odiaba verla asi. Queria calmarla, darle palabras de aliento o tan siquiera abrazarla, pero existían demasiadas razones por la que incluso pensar en eso no se sentia correcto.

Me levante de la cama y me aleje de su lado incapaz de hacer algo por aliviar su pesar.