Matrimonio Ficticio.

(Nicolás)

(Nicolás)

Abro mis ojos más de la cuenta, al oír las palabras de mi amigo.

Y la determinación con la que me dice que proteja a su hija hasta de mí mismo.

No le digo nada, pues no es el momento para que Él escuche lo que estoy pensando acerca de eso.

Y es que pienso que soy Yo, el que necesito protección, Ella es un Monstruo de mujer, y le digo así por ser tan extremamente bella, físicamente.

Aunque no estoy tan seguro, de que sea tan grandiosa como Alessandro la describe.

Pero yo estoy protegido, tengo mi barrera contra mujeres y no la voy a desactivar.

Veo a Alessandro, con su mirada fija en Mí, me sigue diciendo.

—Te diré algunas cosas que tu sabes, y cosas que no sabes, pero no porque no te tenga confianza, sino porque hasta cierto punto son temas que nunca tocábamos, como por ejemplo de algunos negocios que he manejado a lo largo de los años.

Te explicaré todo, y es en esto que necesito tu ayuda.

Lo primero que te voy a comentar es que, quiero modificar mi testamento.

Pues tengo uno hecho desde hace muchos años, donde no incluyo a Alessandra.

Y no estaba incluida, porque Marlen y ella tienen su propia fortuna.

Desde que Alessandra nació, le abrí una cuenta bancaria a ambas, lo hice con respaldo legal como traspaso de fondos por herencia, las heredé en vida.

Después me convertí en el apoderado legal de ambas, para poder invertir todo ese dinero que les había heredado, les compré propiedades que les dejan mucho dinero mensual, una de esas propiedades es el Hotel Manhattan Alessa, y tu sabes que es el más visitado de New York; con tantos eventos en El que su exito va en crecimiento, tu ya sabías que yo tenía acciones de ese hotel, pero lo que no sabes, es que Alessandra es la dueña del 95 % de las acciones, yo del 5%, restante, y esas te las voy a traspasar a Ti, en un momento te explicaré por qué.

Antes te diré, que Alessandra también es dueña de un porcentaje importante de acciones en uno de los bancos más estables de New York y allí es donde más necesito que la respaldes, todo los líderes del sistema financiero son arrogantes inescrupulosos y la mayoría son degenerados.

Y mi hija es una niña, pero alli vas a estár tú, para cuidarla.

Yo, siempre quise que todo estuviera a nombre de mi hija, pues Ella es una Sandoval.

Como veras, mi Mujer y mi hija no necesitan nada de nadie.

Ellas lo saben, saben todo lo que tienen, pero no sé meten en nada, pues también saben que yo lo manejo todo.

Como tu bien sabes, Yo soy un hombre de negocios, hice mi primera inversión personal a los 18 años, con mi propio dinero, sin tocarle nada a mi Padre, claro que lo que empecé a invertir fue un regalo que mi abuelo me hizo, pero cualquier otro joven se lo hubiera acabado en 6 meses.

Yo siempre supe hacer negocios, gracias a eso mi Mujer y mi hija pueden vivir como han vivido siempre sin tener que trabajar y no he tocado jamás un solo peso de la empresa de mis Padres, aunque legalmente Alessandra tambien tiene derecho a eso.

Sin embargo, nunca la quice involucrar, y lo hice por protegerlas, de mi Madre y sobretodo de Antonio Negrete.

Pero, después que me dieron el diagnóstico, he pensado mucho.

Y es que, Yo me esforcé, para que la empresa de mi Padre y abuelo paterno mantuviera su éxito, y la he llevado a niveles jamás vistos.

Pero estoy seguro de qué al morir yo, se acabará todo.

Son años de trabajo y esfuerzo de 4 generaciones de los Sandoval.

Y solamente existe una persona que puede continuar con ese legado.

Pues mi Madre 68 años y aparte de su edad, su forma insensata de conducirse en la vida, deja mucho que desear.

Y creo que fue por esa razón que mi Padre solo le dejó un 5 % de las acciones de la empresa, más algunas propiedades que le generan dinero y le agrandan cada vez más su cuenta bancaria.

Creo que hasta cierto punto mi Padre se daba cuenta del tipo de persona que es mi Madre, y por eso en su testamento dejo muy claro que yo debía ser el único que tomara las decisiones en todo.

Así que del 95% de las acciones que poseo, le dejaré a Alessandra el 60% les quedara el 40% repartidas entre las mellizas y mi desamorada Madre.

Te diré algo... La verdad no sé que hacía mi Padre casado con una mujer como Ella, y aunque la quiero por ser la mujer que me trajo al mundo, reconozco que le falta mucho para ser una buena mujer.

Aparte de eso mi Madre se juntó con Antonia Negrete y han hecho de Las mellizas sus réplicas exactas en su forma de comportarse.—He escuchado todo lo que Alessandro me ha dicho sin interrumpir, pero debo preguntarle algo.

—Alessandro, quizá te desvie de lo que quieres decirme, pero quiero observar algo.

Eres un hombre extraordinario, y según me describes a tu hija Alessandra, es como tú.

Pero las mellizas también son tus hijas, y no parece que las ames de la misma manera.—Le digo a mi amigo, y Él voltea su mirada al piso.

—Si, si Nicolás tienes toda la razón.

Soy un mal Padre, pero debo explicarte que es algo fuera de mi.

Yo no lo entiendo, pero lo que siento por ellas es tan diferente.

No hay comparación, entre Ale y las mellizas...

Yo estuve presente cuando las mellizas nacieron, aunque no las recibí yo, pues Antonia no era mi mujer, ni siquiera recuerdo la noche que las engendré.

Así que no tenía esa confianza que se tienen una pareja que se aman y viven juntos.

Pero estuve allí, tomando su mano.

Cuando la doctora acercó a las mellizas y las tomé en mis brazos, me sentí con responsabilidad, pues por ellas debía hacer cualquier sacrificio, eran pequeñas y ellas no tenían ninguna culpa de mi sufrimiento, sabía que debía cuidarlas y amarlas.

Y créeme que he tratado de hacerlo.

Pero dos años después, nació Alejandra, y no puedo entenderlo, pues lo que sentí es algo tan diferente, sentí que era mía, sentí que era mi carne mi sangre, su color de piel era como el mío, si cabello era oscuro, justo como el mío y cuando abrió sus ojos eran del color de los míos, pero no era solo eso, tampoco era por ser la hija del amor de mi vida, era algo más, algo que no entendí ni entiendo todavía.

Desde ese día, me sentí culpable por no sentir lo mismo y procuraba ser cercano a las mellizas, me levantaba temprano para pasar a verlas a la casa antes de irme a la empresa y los fines de semana les daba más tiempo.

Pero nunca, las senti mías.

Con respecto a su educación, quise hacer lo mismo que hice con Alessandra, enseñarles tantas cosas, pero a ellas sencillamente no les interesaba.

Y corregirlas ese es un tema aparte, aun desde niñas, no digamos de adolescentes.

Sabes que hacían cuando yo les llamaba la atención.

Me gritaban, y decían lo que su Mamá y Abuela les decían.

Que yo no tenía derecho a decirle nada en lo absoluto.

Me insultaban e insultaban a mi mujer y a mi hija Alessandra, me decían que a quién debía ir a corregir era a la bastarda.

Así que con el tiempo, no les dije nada.

Ellas son personas tan lejanas a mi, sabes tengo mas de 4 semanas sin llegar a esa casa.

Sabes cuantas veces me han llamado, para saber de mi.

Ni una sola vez.

Mientras que Ale, me llama todos los días, para pedirme, mi opinión en algo, para contarme sus cosas, o simplemente para darme los buenos días y las buenas noches.

A Antonia y Andrea no les importo pero eso es mejor para mi, pero la lejanía con las mellizas si me importa, pero intenté acercarme y nunca pude, como Padre de ellas, me he sentido toda la vida, el peor y nunca pude hacer nada.

Muchas veces he buscado alguna razon para sentirme orgulloso de Ellas, como lo estoy de mi Ale, pero no encuentro alguna, no sé si me entiendes.—Me dice mi amigo, Y Yo lo comprendo porque la verdad es que, las mellizas andan en boca de medio mundo y no precisamente tienen buena fama, por el contrario, su otra hija, jamás he oído hablar de Ella, ni en bien ni en mal.

Ni siquiera sabía como era hasta ahora que vi su foto.

—Si la verdad te entiendo, las mellizas no son hijas de las que te puedas sentir orgulloso.

Pero ahora dime como pretendes que proteja a tu hija, si ni siquiera la conozco...

¿Dime como?...