Shiro es un soldado el cual no revela nunca emociones, pero al llegar una carta de una desconocida su futuro qué parecía oscuro se ve iluminado por un sentimiento que no sabe de donde proviene ¿descubrira Shiro quien es esa persona o sabrá cual es ese sentido?
NovelToon tiene autorización de huakabe para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Decisiones del alma
Las ruinas seguían susurrando en la oscuridad.
Lyra avanzaba con paso firme por el pasillo izquierdo, aunque su mente iba a mil.
Las palabras de Shiro aún resonaban en su pecho, junto con la creciente presión de saberse perdida en un mundo que ya no podía comprender solo con teorías.
《No necesito que me griten para saber que estoy equivocada… 》
El pasillo se volvió más angosto, y una sombra se deslizó por el techo sin que lo notara.
Un crujido.
Un temblor leve.
Lyra se detuvo.
—…¿Shiro?
Desde las alturas, con un ruido seco de roca quebrada, una masa gigantesca cayó frente a ella.
El gólem.
Sus ojos brillaban con una luz roja que obviamente representaba su deseo de destruir.
Lyra retrocedió, paralizada.
El coloso alzó su único brazo, con la espada de piedra.
El golpe descendió con furia…
—¡LYRA! —una voz resonó justo antes del impacto.
Shiro apareció desde el otro pasillo, su espada ya desenvainada.
Con fuerza sobrehumana, bloqueó el golpe de la criatura en el último segundo aunque parecía que no podría más.
La piedra y el acero chocaron, el eco hizo temblar las paredes.
—¡Retrocede! —ordenó.
Lyra cayó de espaldas, temblando, mientras Shiro se enfrentaba al gólem en un corredor estrecho, sin espacio para esquivar ni flanquear.
Era fuerza contra precisión.
Instinto contra brutalidad.
Shiro se movía con destreza limitada, usando el muro como impulso, deslizándose por el mínimo margen entre cada golpe.
El gólem era rápido, pero el espacio angosto le restaba movilidad y aún así cada impacto quebraba parte del pasillo.
Polvo y escombros caían como lluvia gruesa.
Con un salto, Shiro escaló brevemente por una grieta lateral y hundió su espada en el cuello de la criatura, torciendo la hoja con fuerza.
Un estallido de luz azul lo envolvió todo.
El gólem cayó hacia atrás y su cuerpo se rompió en pedazos que luego se dispersaron como arena.
Shiro se giró, respirando con fuerza. Detrás de él, Lyra, aún en el suelo, lo miraba con ojos húmedos.
—Lo siento… —dijo, apenas un susurro entre el llanto—. No debí gritar, tu solo pensabas en protegerme.
—En realidad solo me sentía atrapada y ansiosa por no poder salir. Yo… yo lo siento.
Shiro se acercó, ofreciéndole la mano. Ella la tomó, y se puso de pie.
—Lo entiendo —dijo Shiro, con voz firme pero más humana—. No tienes que disculparte por tener miedo.
Pero no vuelvas a alejarte así.
Lyra asintió, bajando la mirada.
—…¿Y ahora?
Shiro observó el pasillo donde antes habia derrotado al gólem y luego en otra dirección.
—Ahora… —dijo, guardando su espada— buscamos una salida.
Juntos.
Y por primera vez, ambos caminaron no como guardaespaldas y carga…
Sino como compañeros.
[---]
Después de unas horas caminando juntos.
De pronto, Lyra se detuvo.
Una luz suave y pulsante se filtraba por una grieta a la derecha.
No era luz natural. No era fuego. Era más…
Orgánica.
—Mira —susurró, señalando—.
¿Lo ves? Antes de que Shiro respondiera, corrió hacia ella, sin pensarlo dos veces.
Llegó a una habitación pequeña, circular, con paredes limpias de escombros.
En el centro flotaba un objeto, suspendido en el aire por hilos invisibles de energía.
Tenía forma de rompecabezas, tallada en un material cristalino y desconocido.
Lyra se detuvo en seco, conteniendo la respiración.
Recordó la sala anterior. La trampa. La caída.
Miró a Shiro.
—¿Tú qué sientes? ¿Hay peligro?
Shiro entrecerró los ojos, entro en la sala y agachándose toco el piso y le dio unos golpes mientras escuchaba.
Luego miro a Lyra quien parecía un conejo indefenso.
Respiró hondo.
—Nada. Todo parece estar bien.
Lyra asintió lentamente, aún dudando… pero dio un paso adelante.
Y otro.
Extendió la mano, aún sin confiar del todo.
Tocó el objeto.
Nada ocurrió.
Sin explosiones, sin temblores, sin luz cegadora.
Solo silencio.
Lo bajó con cuidado y lo observó bajo la tenue luz: era hermoso, casi imposible de describir.
《¿Y que hace esto?, parece un rompecabezas normal, pero sus materiales y forma son muy raros》
—No sé qué es esto… —dijo en voz baja —Pero si me lo llevó seguro podré investigarlo mejor.
Lo envolvió en tela y lo guardó en su mochila.
En ese instante, desde una pared del fondo, una pequeña corriente de aire surgió.
Unos segundos después, una brecha se iluminó, revelando una salida natural a la superficie, iluminada por la luz tenue del atardecer.
El sol.
Después de días sin verlo.
Shiro dio un paso al frente. Lyra lo siguió.
Ambos cruzaron la brecha.
Y por fin, volvieron a ver el cielo.
