Liora reencarna en un mundo mágico con una nueva oportunidad para vivir y solo busca ser feliz.
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El mundo mágico tiene muchas historias, todas conectadas pero independientes.
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Dormido
El Rey seguía sentado en la cama, todavía tratando de procesar que Liora había dormido encima de él, acariciado su pecho, su cabello… y le había dado un beso suave en la comisura de los labios.
Su cerebro estaba frito.
Liora, en cambio, estaba fresca como una brisa.
Liora: No se altere tanto, Su Majestad.. Relájese. ¿Por qué no nos vamos a bañar?
El Rey inhaló bruscamente.
Rey: ¿Ba… bañar? ¿“Nos”? ¿Nosotros… dos…?
Liora lo miró y, al ver la expresión de absoluto pánico real en su rostro, no pudo contenerse.
Liora: ¡No juntos! jajaja Tranquilo, tranquilo. Cada uno por su lado.
Rey: Ah. Ah… bien… eso… sí, claro. Eso tiene sentido.
Liora: A menos que usted quiera…
El Rey se quedó paralizado.. Totalmente. Sin respiración.
Rey: Liora..
Liora acercó su rostro un poco más, con una sonrisa peligrosa.
Liora: Solo digo… si quería…
El Rey se puso tan rojo que parecía fiebre.
Rey: ¡NO! ¡QUIERO DECIR..! ¡NO ES QUE NO..! ¡SIMPLEMENTE—!
Ella explotó en una carcajada.
Liora: Jajaja, ¡su cara! ¡Por todos los dioses, su cara!
El Rey trató de recuperar dignidad, pero no había dignidad que rescatar.
Rey: ¡Liora, deje de hacer eso!
Liora: ¿Hacer qué? ¿Preguntar inocentemente? ¿O disfrutar que se ponga nervioso por culpa mía?
Rey: Ambas.
Liora sonrió, encantada con su reacción.
Liora: Bueno, está bien. Voy a bañarme primero. A menos que quiera ir usted… ¿o quiere que lo acompañe para que no se asuste?
Rey: ¡NO ESTOY ASUSTADO!
Liora: Ah, entonces quiere compañía.
Rey: ¡¡NO!!
Liora: Entonces vaya.
El Rey, desesperado por terminar con la conversación antes de que su alma explotara, se levantó tan rápido que casi tropezó con la cama.
Corrió hacia el baño.
Literalmente corrió.
Liora casi se cae de la risa.
Liora: ¡No olvide el seguro!
El Rey cerró la puerta de golpe.
Liora escuchó el primer seguro.
Luego el segundo.
Liora: ¿Doble seguro? jajaja Qué adorable.
Desde dentro del baño, se escuchó un murmullo ahogado.
[dios, dame fuerza…]
Liora se dejó caer sobre la cama mientras oía el sonido del agua correr detrás de la puerta asegurada. Sonrió un poco, recordando la cara roja del Rey… sus nervios… su torpeza adorable.
[En mi antigua vida nunca pude conquistar a nadie. Tenía fama, luces, público… pero nadie veía a la verdadera yo. Siempre era un producto.. Una imagen. Una ilusión perfecta. Pero ahora… ahora alguien tan serio, tan reservado… tan especial… se pone nervioso por mi.. Esa idea era divertida.. Nueva.. Extrañamente dulce..]
Liora abrazó una almohada y rió bajito.
[Es entretenido… muy entretenido.]
Pero entonces… su sonrisa se desvaneció.. Porque un pensamiento serio, pesado, real… la atravesó como un rayo.
[¿Y si a él le molesta? ¿Y si no le gusta que lo provoque? ¿Y si cree que lo estoy molestando… o faltándole el respeto?]
Ella sabía lo que era. Sabía lo que era sentir que alguien quería algo de ti que tú no podías dar.
Había vivido el peor extremo de eso. Había sido acosada, perseguida, presionada… Y jamás, jamás quería ser eso para nadie. Mucho menos para él.
Liora frunció el ceño, seria por primera vez en días.
[Si para el Rey esto es incómodo… si no le gusta… si no me corresponde… Tengo que parar..]
Se levantó lentamente y caminó hacia la ventana, mirando el bosque oscuro más allá.
[Podré ser divertida, atrevida… pero no quiero ser una carga. No quiero que él sienta lo que yo sentí en el pasado.]
Respiró profundo.
Hondo.
Tomó una decisión firme.
[Le hablaré esta misma noche. Si él no siente nada… si me dice que solo soy una espía, una aliada… entonces lo dejaré. Lo dejaré tranquilo. Lo dejaré libre. Y yo… seguiré adelante. Como siempre..]
Sus ojos brillaron con determinación.
Liora: No quiero que sufra por mi culpa. Y tampoco quiero hacerle lo que me hicieron a mí.
Una sombra cayó sobre el suelo cuando la puerta del baño se abrió.
El Rey salió, con el cabello aún húmedo, la camisa ligeramente abierta en el cuello y una expresión seria… pero confundida… pero suave… tan él.
Liora lo miró con emoción contenida.
Mañana seguirían investigando.
Pero esta noche… ella hablaría con él. De frente. Con valentía. Porque aunque disfrutaba el juego… el respeto por el otro valía más que cualquier diversión.. y eso ella lo sabia..
Durante todo el día, los tres se mantuvieron ocultos en los alrededores del templo, observando desde distintos puntos estratégicos.
Eamon anotaba quién entraba y salía.
El Rey analizaba patrones, horarios, rostros.
Liora hacía lo mismo… pero su mente estaba en dos lugares a la vez.
Cada vez que el Rey se acercaba para comentar algo, ella sentía un nudo en el pecho.
Cada vez que él hablaba con ese tono calmado, casi suave… ella tragaba saliva.
Y cada vez que recordaba su trato juguetón de la mañana, el beso en la comisura, la forma en que él había fingido dormir…
[Esta noche… tengo que hablar con él. Tengo que saber.]
Porque no quería hacerle daño.. No quería confundirlo.. No quería pasar los límites que a él lo incomodaban. Y no quería volver a repetir el ciclo de su vida anterior: dar afecto donde no era bienvenido.
Cuando el sol comenzó a ocultarse, los últimos fieles abandonaron el templo.
El Rey observó un rato más, con el ceño fruncido.
Rey: Parece que hoy no realizarán ninguna ceremonia nocturna. Quizás ayer fue un evento aislado.
Eamon: Entonces mañana seguiremos con vigilancia ligera. Ya tenemos los horarios claros.
Liora asentía, pero no participaba.
No hacía chistes.
No provocaba.
No sonreía demasiado.
El Rey lo notó.
La miró de reojo, un poco inquieto.
[Está… extraña. Silenciosa. ¿Le ocurre algo?]
Pero Liora evitó su mirada.
No quería que él pensara que estaba coqueteando.
No quería confundirlo antes de hablar.
