NovelToon NovelToon
EL ITALINO Y SU ESPOSA RUSA

EL ITALINO Y SU ESPOSA RUSA

Status: En proceso
Genre:Arrogante / Mafia / Embarazada fugitiva / Malentendidos / Amor-odio / Matrimonio entre clanes
Popularitas:5.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Genesis YEPES

Una esposa atrapada en un matrimonio con uno de los mafiosos
más temidos de Italia.
Un secreto prohibido que podría desencadenar una guerra.
Fernanda Ferrer ha sobrevivido a traiciones, intentos de fuga y castigos.
Pero su espíritu no ha sido roto… aún. En un mundo donde el amor se mezcla con la crueldad, y la lealtad con el miedo, escapar no es solo una opción:
es una sentencia de muerte.

¿Hasta dónde está dispuesta a llegar por su libertad?

La historia de Fernanda es fuego, deseo y venganza.

Bienvenidos al infierno… donde la reina aún no ha caído.

NovelToon tiene autorización de Genesis YEPES para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

PRIMER INTENTO DE ESCAPE

¿COMO FUE?

Fue en el 6to año de matrimonio. Lo planeé durante meses.

Cada detalle lo repasé en mi cabeza cientos de veces:

el pasaporte falso que un contacto ruso me consiguió por lealtad a mi madre

el dinero escondido en un frasco de perfume en mi tocador

la ropa que guardé en una mochila dentro de una jardinera

trasera, y una ruta que me llevaría por calles secundarias

hasta un pequeño puerto en Génova, donde me esperaba un bote con destino a Córcega.

Esperé a que Nicolaok partiera a una reunión con sus socios.

Tenía una ventana de tres horas

Cuando cerró la puerta de la mansión, supe que era ahora o nunca.

Me vestí con rapidez: abrigo negro, jeans desgastados, y unos tenis, nada de

tacones ni maquillaje. La belleza era un lujo que delataba.

El frío de marzo me golpeó como un recordatorio de que estaba viva.

Crucé el jardín como una sombra, salté una reja lateral

que conocía desde que llegue y eché a correr.

Mi corazón latía como un tambor de guerra. Cada sombra era una amenaza.

Cada sonido, un posible disparo.

Sabía que los hombres de Nicolaok patrullaban la ciudad.

Su poder no tenía límites, ni tampoco su sed de control.

Después de una caminata de más de una hora por las calles

menos vigiladas, llegué al puerto. Tenía los pies adolorido, la respiración cortada,

los ojos llorosos por el viento. La libertad estaba a metros.

Estaba a punto de subir al bote cuando lo vi.

Franchesco.

—Franchesco: ¿Pensabas irte sin despedirte?

dijo, su voz baja, con una mezcla extraña de rabia y tristeza.

Me detuve. Él. El único que me había regalado sonrisas sinceras en esta jaula dorada.

Mi amigo. El hermano de mi esposo.

—Fernanda: Por favor…

le supliqué

déjame ir.

—Franchesco: ¿A dónde, Fernanda?

¿A dónde vas a correr que Nicolaok no te encuentre?

—Fernanda: Prefiero morir antes que seguir viviendo con él.

Él dio un paso más cerca. Su mirada era un pozo sin fondo.

—Franchesco: No, no digas eso, no te atrevas,

Tú sabes que esto no se trata solo de ti.

Escapar de Nicolaok no es solo desobedecerlo, es traicionarlo.

Y yo… soy su sangre.

—Fernanda: ¡Franchesco, no!

grité al ver cómo sacaba una jeringa de su bolsillo.

Pero no fue suficiente.

Él me abrazó fuerte, como si quisiera pedirme

perdón sin palabras, y luego me inyectó.

El mundo se volvió negro.

Desperté horas después en mi cama. cambiará de ropa En la mansión.

El aroma de la madera pulida, el mármol frío bajo mis dedos, el silencio absoluto.

El infierno seguía allí. Y en él, sentado a los pies de la cama, estaba Nicolaok.

Vestido de negro, con su camisa semiabierta,

giraba su anillo de oro como quien prepara una ejecución.

—Nicolaok: ¿Pensaste que podrías huir de mí, Fernanda?

Su voz era baja, afilada como una cuchilla. No gritó. No se levantó. No hizo falta.

Intenté levantarme, pero el mareo me hizo caer nuevamente sobre las sábanas.

—Nicolaok: A la próxima

dijo, clavando sus ojos en los míos

—, no te irá a buscar mi hermano.

No era una amenaza vacía. Lo supe por el tono.

Lo supe por el silencio posterior. No habría misericordia.

Me quedé en silencio. Sabía que no valía la pena suplicar.

Él se levantó y caminó lentamente hacia mí. Su mirada no era de furia, era de posesión.

Se sentó en el borde de la cama, me observó unos segundos y deslizó

su mano sobre mi muslo con esa mezcla venenosa

de control y deseo que siempre había tenido sobre mí.

—Nicolaok: Te escapaste Eres más estúpida de lo que pensé…

murmuró, pero sus dedos se deslizaban con firmeza bajo mi ropa.

Intenté apartarme, pero me sostuvo con fuerza. Su cuerpo se colocó encima del mío,

inmovilizándome. Había un fuego brutal en su mirada. No era amor.

Era dominación. Su boca bajó a mi cuello sin preguntar. Mordió. No besó.

—Nicolaok: Tú eres mía, Fernanda. ¿Lo entiendes?

su voz sonó ronca, como si algo en él estuviera fuera de control.

No respondí. Me odiaba por lo que venía, pero mi cuerpo ya conocía el lenguaje de Nicolaok.

Su forma de tocar era como una guerra.

Brutal.

Precisa.

Desgarradora.

Me arrancaba gemidos que me avergonzaban, y sin embargo, no podía callarlos.

Me arrancó la ropa sin cuidado. Me sostuvo del cabello y me obligó a mirarlo mientras se desnudaba.

Era hermoso, maldita sea. Fuerte, frío, letal.

Un hombre que hacía temblar ciudades… y también mi cuerpo.

—Nicolaok: No te daré placer. Hoy solo te haré recordar por qué no puedes escapar

murmuró, y entonces me penetró de golpe.

Solté un grito. No de dolor, sino de sorpresa.

Lo sentí todo: el peso, la fuerza, la velocidad con que se movía dentro de mí.

Me embestía con furia contenida. Su mano en mi cuello, sus dientes en mi pecho.

Me poseía como si mi huida lo hubiese despertado en una bestia dormida.

Y contra todo lo que quería sentir… me gustó.

No había ternura, ni caricias suaves. Solo embestidas firmes, golpes

de cadera, gritos ahogados y la certeza de que estaba siendo marcada.

Me sentía humillada. Pero también viva. Encendida.

Cada vez que me llamaba por mi nombre, cada vez que

apretaba más fuerte, yo me odiaba por gozar.

Cuando terminó, no dijo una palabra. Se levantó, se vistió lentamente

y antes de salir de la habitación me lanzó una última mirada.

—Nicolaok: La próxima vez que lo intentes… no despertarás en esta cama.

Y tu querido amigo que te consigo pasaporte no le hira bien

prepárate para verlo mañana y decirle que por tu culpa va a morir.

Cerró la puerta tras de sí. Y yo, desnuda, temblando, supe

que ese infierno aún no había terminado.

1
Melody Arianny De león reyes
Hermoso
Lety
Me encanta como narras el comienzo
Claudina Reyes
HERMOSO
Luis Chairiel Reyes
hermoso
GENESIS YEPES
intrigante, emocionantes, fuerza, poder, amor retorcido, en definitiva es una historia encantadora.
Mirta Vega
hola autora empezando a leer tu historia ,primer capítulo interesante gracias por tu imaginación
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play