Endeudada y sin dinero, engañada y traicionada, manipulada y desechada...yo solo quería que todo acabara, y si de verdad existía un infierno, pedirle a Dios el poder ver de nuevo, al único hombre que he amado realmente. Sin embargo, jamás pensé que mi alma sería arrebatada por una maquiavélica IA, quien con ayuda de un sistema, me obligará a entrar a la historia de terror, que yo misma escribí, con un único objetivo: convertirme en la esposa principal del villano y ayudarlo a traer el fin del mundo. ¿Será posible sobrevivir a mi propia creación?
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CAPÍTULO 6
Solomon se dirigió al doceavo piso del hospital, en dónde se ubicaba las habitaciones VIP, con el fin de poder hablar un rato con Rebeca.
Si bien le hubiera gustado traer a Serah a una de esas habitaciones, donde el trato era mejor y estaba más cómoda, tenerla cerca de su media hermana o la madre de esta, quién era la esposa legal de su padre y una mujer que desde su nacimiento siempre la aborreció, era mucho riesgo.
Por eso mismo, había organizado para que le dieran la mejor habitación de la clase normal del hospital, pero que tuviera la atención médica y la alimentación como si se tratara de una habitación VIP.
—¡Señor Solomon!—saludaron dos guardaespaldas.
El futuro patriarca de la familia, se detuvo al escuchar la voz de su futura suegra, dentro de la habitación de Rebeca, hablando con su única hija.
—¡Maldita sea Serah!—exclamó su madre—¡pero esto no se quedará así! ¡hablaré con tu abuelo!
El sonido de la puerta abriéndose de golpe alertó de inmediato los guardaespaldas de su hija, pero lo que llamó su atención fue el perfume de Solomon que aún estaba impregnando el lugar.
—¿Dónde está?—cuestionó molesta.
—El joven amo Solomon, comunicó que le ordenaba ir a la cafetería VIP ubicada en este mismo piso—respondió uno de los guardaespaldas, un poco temeroso.
—¡Desgraciado!—murmuró sintiendo como él quería humillarla.
El sonido de sus tacones se acrecentaba a medida que su furia se desbordaba, era vergonzoso tener que obedecer al hombre que apoya a la bastarda y legítima de su esposo y responsable de las heridas de su hija.
—¡Solomon!—gritó.
Toda la cafetería VIP estaba sola, e inclusive la mujer rubia de ojos azules observó como los guardaespaldas del futuro heredero de la familia se encargaban de dejarla sin ninguna compañía eso incluía a sus propios escoltas.
—¡qué escandalosa!—respondió Solomon—tome asiento, si no quiere humillarse más.
—¡Tú!—dijo señalándolo—¡has desgraciado a mi hija!
Estaba enojada, no quería aguantar más El desprecio hacia su hija, escogida como una mera concubina y por encima de Serah, quién será su esposa legal.
Agarrando con furia una cafetera aun caliente, sin mediar el hecho de la verdadera identidad de Solomon, le tiró el café en toda su cara.
—¡Soy Esther Valentine! ¡esposa legal de Dominic Valentine! Cuarta cabeza a cargo de la familia—habló enojada—¡No voy a permitir más humillaciones!
Solomon solo se limitó a suspirar, mientras se limpiaba con su pañuelo, aunque la molestia fue el café caliente en su piel era notoria, me jodía más el hecho de que aquella mujer intentara pasar por encima suyo.
—Tienes agallas lo admito—respondió Solomon levantándose de su asiento—pero no tienes la fuerza para enfrentarte contra mí.
Como si de un perro asustado se tratara, la madre de Rebeca retrocedió a medida que Solomon se acercaba.
—¡No te acerques!—exclamó desesperada cayendo de espaldas en un sillón—soy una de las nueras favoritas del gran señor, si me haces algo él te dejará fuera de la línea de sucesión.
—¡excúseme mi señora!¡he sido muy descortés!—expresó arrodillándose enfrente de ella, afilando aún más su vista felina—¿me permite 10 minutos de su valioso tiempo?
Arrodillado, tomando una de las manos de Esther, su mirada se tornó oscura, incluyendo un nivel de miedo tal en la mujer, esta no se podía mover.
—¡déjame!—grito de dolor—¡agh!
Por más que ella gritara, nadie La ayudaría, ni sus propios guardaespaldas. Solomon tomaba con fuerza su meñique, estrujándolo hacia atrás, a tal punto que empezó a sentir como su hueso se escuchaba romperse hasta finalmente doblarlo por completo.
—¡Duele!— gritó Esther, sudando frío—¡Para, animal!
Jamás creyó tener que estar pasando este tipo de dolor, pese a ser la esposa principal, a causa de la hija ilegítima de una de las concubinas de su esposo.
Su objetivo era claro, usar lo que Serah había hecho sufrir a su pobre Rebeca, y anular así el compromiso de esta con Solomon.
Ya que el futuro patriarca había ignorado la solicitud de hacer a Rebeca esposa legal y no concubina, no permitiría más humillaciones.
—En primer lugar, lady Esther—dijo Solomon, fracturándole otro dedo—la única razón por la que aún no me poseciono, es porque así yo lo he querido. Un solo chasquido mío y el abuelo se va.
El corazón de Esther quería salirse de su pecho, mientras se retorcía del dolor y Solomon seguía fracturando el resto de sus dedos. No podía moverse, no solo por el miedo o el dolor sino por los ojos diabólicos de este.
—En segundo lugar—siguió hablando, facturando el dedo gordo de su mano—si con esta escena, usted pretendía que su hija ya no fuera mi concubina déjeme le explico algo: yo seré quien de cualquier orden y mi siguiente orden es adelantar mi boda con Rebeca, bajo el título de concubina.
—¡No!—quiso negarse, pero ahora Solomon estaba fracturando su muñeca—Mi hija...no... será tú...
—¡Tranquila!—expresó Solomon, ahora agarrando con fuerza el hombro de esta—¡Cuidaré muy bien de Rebeca!
Los escoltas de la madre de Rebeca solo pudieron ingresar a la cafetería VIP, tras un fuerte y último grito por parte de Esther, luego qué Solomon saliera con la frente en alto, ignorando a todos.
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Carraspeando un poco, se dirigió con paso firme a la habitación de Rebeca, preparándose para su propio show. Debía seguir manteniendo su herramienta más efectiva para someter la voluntad de Serah.
—¡¿Mamá?!—la voz de Rebeca se escuchó al momento de ver a alguien entrar en la habitación.
No obstante, su rostro enojado, después de discutir con su madre debido al deseo de esta de separarla de Solomon, cambió por una sonrisa al ver llegar al hombre que amaba.
—¡Solomon!—gritó emocionada.
Gracias a la enorme resistencia y curación que había heredado, siendo una Valentine pura, su proceso de recuperación era mucho más rápido que el de un humano normal. Por consiguiente, tenía más libertad de movimiento, pese haber sido el mismo día en que había caído de una altura de tres pisos.
Que todo ese dolor, traumas, sufrimiento, arrepentimiento y remordimiento que tiene lo vuelva en coraje, valentía y poder de hacer lo que tenga que hacer para estar bien