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∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

∆ Un Alpha En Un Juego De Poder ∆

Status: En proceso
Genre:Traiciones y engaños / Pareja destinada / Amor eterno / Amor en la guerra / Familias enemistadas / Batalla por el trono
Popularitas:854
Nilai: 5
nombre de autor: pastelito

En un reino de poder y pasión, donde la lealtad se compra y se vende, y el amor es un lujo peligroso...
Zared, un joven alfa valiente y astuto, emerge como el salvador de Astrum después de una batalla épica contra el enemigo.
Su victoria lo convierte en el general de la Brigada de Caballeros Negros y lo pone en el centro de una compleja red de intrigas y alianzas en la corte real.
Con un corazón lleno de dolor por la pérdida de su amigo y hermano de armas, Lyrien, Zared se ve obligado a navegar las aguas turbulentas de la política y sus propios deseos.
En la fiesta de mayoría de edad de los príncipes del reino, Zared se encuentra face a face con sus futuros rivales y posibles amantes: los príncipes Cassian y Ryker, lobos con piel de oveja que esconden secretos y pasiones detrás de sus sonrisas encantadoras.

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Capitulo 5

Camelia tomó el brazo de Zared y los guió hacia el comedor, donde se encontraba la familia real.

Antes de que pudiera dar un paso más por el gran pasillo, Zared la detuvo, sorprendiendo a su abuela.

—Mi nieto, ¿estás bien?—preguntó ella con una mirada preocupada.

Zared la miró a los ojos y luego besó su mano.

—Sí, estoy bien, abuela. Pero prométame una cosa: cuando veas a Ophelia y ella te diga cosas, no dejes que te menosprecie, y tampoco te tomes a pecho lo que diga sobre nuestra familia, ¿sí?—

— Entiendo, mi nieto. Pero debes saber que estoy aquí solo para apoyarte a ti y a mis futuros yernos.—

Zared al escuchar aquello se sintió un poco más aliviado y confianzudo en sí mismo.

Camelia, al ver la expresión de su nieto, se acercó y lo tomó entre sus brazos, dándole un fuerte abrazo.

— Agradezco tanto que estés aquí— dijo Zared.

—Y siempre estaré. Me muero por conocerlos en persona—dijo la mujer para aliviar el ambiente.

— Y cuando los veas, quedarás encantada. Sus ojos se parecen a los de Mason y su aroma es casi similar.

—¿En serio?—dijo la mujer.

—Sí.

Después de aquella charla en el pasillo, ambos retomaron su camino hacia el comedor.

Al llegar, los sirvientes les abrieron las puertas del gran comedor y trajeron su almuerzo.

Zared sintió que habría una batalla campal, con todas las miradas sobre él, pero se esforzó por mantener la calma y ser educado.

La cena fue un éxito, tanto Zared como su abuela aguantaban las ganas de salir de allí.

Después de la cena, la familia real se reunió junto con ellos en la sala para hablar sobre los preparativos de la boda.

— Entonces, la boda será dentro de un mes— dijo el rey.

—Sí, padre—dijo Cassian.

—Me parece bien—dijo el rey alegre.

— ¿Tú estás de acuerdo con esta fecha, Zared?

— Claro, majestad. La opinión de los príncipes también cuenta y ellos decidieron esa fecha. No me molesta casarme ese día—dijo Zared.

—Me gusta que tengas en mente lo que mis hijos siempre piensen. Eso hace un buen marido.

—Gracias, su majestad, por el cumplido—dijo el alfa.

—La felicito por haber criado y haberle dado una buena educación a este muchacho, señora Camelia—dijo el rey

—Gracias, majestad —Ophelia, que estaba sentada al lado del rey, se rió.

—Creo que la reina quiere decirnos algo —dijo Zared.

— Sí, me sorprende que te haya dado una buena educación a ti cuando no se la dio a su hijo.—

El ambiente se volvió incómodo, y el intento de aliviarlo empeoró las cosas. A Camelia no le gustó nada que insultaran a su hijo

— Veo que todavía sigue resentida con su padre. ¿Sabe cuál es la diferencia entre nosotros, majestad?—

— La edad —dijo la mujer en forma de burla.

—Sí, pero la diferencia entre nosotras es que yo estaba orgullosa de mi hijo y no me importaba que fuera un omega. Él era un ser bondadoso y hermoso, y nadie se comparaba con él. Además, no he visto a alguien que le llegara a los talones —dijo la anciana.

— Veo que lo consentías demasiado, por eso se casó con un hombre viudo —dijo la reina.

—Si él tomó esa decisión fue porque estaba enamorado, y porque fue mi yerno, que en paz descanse, quien le propuso matrimonio.

—Esa también es una diferencia entre nosotras: yo no dejaría que mis hijos se casaran con alguien que viene de un matrimonio así. Por eso estoy en contra de este matrimonio; no creo que su nieto esté a la altura de la familia real.

—Creo que quien no comprende es usted. Mi nieto no es apto para casarse con sus hijos, pero un hombre como el duque Bledir, ¿sí?—

—Claro—dijo Ophelia.

—Usted solo quiere casar a sus hijos con ese hombre, porque no los quiere a su lado, y mi nieto está a la altura de la familia real y más. Es su familia la que no está a la altura de él. Le recuerdo que sacó adelante una guerra y trajo la victoria. ¿Qué hizo usted, solo se dedicó a jugar con muñecas mientras que había personas que morían para traer la paz aquí? Así que si no sabe de mi familia y la educación que le doy, no diga cosas que no son verdad. Ellos son líderes natos y guerreros, mientras que en su familia son solo unos interesados.— dijo la anciana con enojo.

Todos los presentes habían quedado atónitos, y la risa de Zared que no pudo retener sorprendió a todos.

— Lo siento, abuela, calma — dijo Zared tratando de calmar las cosas.

— ¿Cómo puedes dirigirte a mí así!! —gritó la reina.

— Mereces ser castigada con veinte azotes —

—Cálmate, Ophelia, tú fuiste quien empezó el pleito. Además, no importa si no estás de acuerdo con el matrimonio, son mis hijos los que se casarán con el duque, no tú —dijo el rey

— Está bien, majestad, usted no tiene la culpa de nada.— dijo Zared.

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