Sabina, una conocida mafiosa, se ve obligada a criar a los hijo de su hermana luego de que está muere en un trágico accidente. Busca hallar respuestas para sabre toda esa situación y saber quien se atrevió a matar a su gemela.
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Capítulo 6
Luego de poner a todos al corriente y decirles que a partir de ese momento tomaría posesión de la empresa, muchos se quedaron en silencio. La mayoría había visto solo una vez a la mujer y nadie sabía bien quién era ella. De pronto, uno de los ejecutivos con gran participación de acciones dijo:
– Señora Capolá, no quiero ofenderla, pero ¿en verdad sabe cómo se maneja esta empresa? Digo, sabemos que hace unos años compró las acciones del señor Morales, pero jamás la volvimos a ver y ahora...
– Entiendo sus inquietudes y lamento no haber venido antes. Mis hijos me retuvieron mucho tiempo en los Estados Unidos y también muchos de mis negocios están allí. Tal vez no conozcan mi nombre en el mundo empresarial, pues porque así lo he querido, pero puedo asegurarles que sé lo que hago perfectamente. – Sabina le hizo señas a Patrick y este entregó algunas carpetas a los socios, y la mujer continuó – Esas son algunas de mis empresas y planeo abrir algunas sucursales de estas mismas aquí en Canadá.
Los socios miraron las carpetas y, al ver las empresas que ella nombraba, todos guardaron silencio. De pronto, otro hombre volvió a decir:
– Yo no tengo objeciones, pero sí me da curiosidad saber por qué ahora. Por lo que nos mostró, el señor Morales y sus cómplices llevan años robándola y...
– Como dije antes, tengo dos hijos, quienes necesitaron de todo mi tiempo. Ahora que ya son más grandes decidí ver si la gente en la que decidí confiar todo este tiempo era de fiar, y solo aquí encontré todo este desastre. Es por eso que, aprovechando mi interés por expandirme, viajé y pienso tomar las riendas de esta empresa.
Los seis caballeros que estaban presentes veían la postura de la mujer y su manera de hablar, y se daban cuenta de que era una verdadera mujer de negocios. A ninguno le quedaban dudas de que en verdad ella haría cambios desde la presidencia. Al ver que todos guardaron silencio, Sabina aprovechó para anunciar:
– Mi mano derecha me informó que el proyecto hotelero estaba parado por el momento. Sé que en gran parte es por la falta de liquidez, pero esa oportunidad no se puede desperdiciar. Esa zona pronto será un lugar turístico, y ya estuve viendo algunos lotes para no solo apostar con los hoteles, sino también con un gran centro comercial.
– Eso requiere de un gran capital y, aunque algunos lo tengamos, será como dar un salto al vacío. Todavía no hay nada confirmado y...
– Señor Richard, ¿cierto? – El hombre asintió y Sabina continuó – Como dije antes, vine a ocuparme de esta empresa y la llevaré a su punto máximo. No les pediré más dinero por el momento, pero espero que en un futuro confíen ciegamente en mí y apuesten sus capitales si es que el negocio lo requiere. – Nadie dijo nada más y Sabina dio por terminada la reunión – Muy bien, pueden retirarse y volver cuando gusten, se les pasará mensualmente un reporte y podrán venir a supervisar mi trabajo cuando gusten.
– Gracias por ser considerada con nosotros. A pesar de que usted tiene el sesenta por ciento de la empresa, aún así considera nuestras opiniones.
– No tiene que agradecer, solo espero su lealtad en un futuro.
Los caballeros se marcharon y Patrick, mirando a Sabina, dijo:
– Creí que los sacarías a todos.
– Esos hombres viven de esto y la mayoría solo cuenta con su participación en esta empresa. No me pareció justo que por los errores de algunos todos tuvieran que pagar por ello. Ganarán mucho más cuando la empresa se estabilice.
– Tú no me engañas. ¿Los investigaste?
– Sí, tenía que estar segura de con quién iba a tratar.
Patrick solo sonrió y la siguió para luego empezar a organizar todo para una reunión de empleados general y contarles a todos de los cambios.
Era ya el mediodía cuando los niños llegaron al edificio junto con sus nanas y sus hombres de seguridad. Patrick, al ser informado de su llegada, bajó a recibirlos y una vez los vio, frunció el rostro y dijo:
– ¿Qué sucedió?
Antonio bajó la cabeza y Sebastián, con el rostro completamente enojado, dijo:
– ¿Dónde está mi madre?
Patrick miró a las nanas y ellas tampoco sabían lo que había pasado. Los niños no querían hablar y Patrick, sin mediar palabra, dijo:
– Síganme.
Ambos niños caminaron detrás de su tío y una vez llegaron al último piso, los cinco se dirigieron a la oficina de Sabina. Patrick, antes de entrar, volteó a ver a las nanas y dijo:
– Esperen aquí, esto no será nada bonito.
Cuando entraron, Sabina levantó la mirada y al ver el labio de Antonio partido, sus ojos se inyectaron de sangre. Patrick cerró la puerta y suspiró antes de ver cómo la mujer se transformaba.
– Mami.
Dijo Antonio antes de correr a ella y abrazarla. Sebastián miró enojado a su madre y dijo furioso:
– No volveremos a ese colegio nunca más.
Sabina levantó el rostro de su hijo y, al ver su nariz roja y su labio hinchado, dijo:
– ¿Qué sucedió?
Antonio dejó de llorar y contestó:
– Cuando llegamos nos separaron en diferentes salones... Luego en el recreo unos niños, quienes me estaban molestando desde que había llegado, me tiraron mi jugo en la ropa.
Sebastián miró a su hermano y dijo:
– Justo vi eso y empujé a ese tonto que estaba molestando a Antonio, pero uno de sus amigos lo golpeó en la cara y tuve que darles una lección. No volveremos a ir a esa escuela. La maestra nos culpó a nosotros por todo y nos llevaron a la dirección hasta que salimos.
Sabina estaba intentando controlar su enojo, pero esto era algo que la superaba.
– ¿Por qué no me llamaron?
– Las maestras nos quitaron nuestros teléfonos y solo nos lo dieron a la salida.
Patrick, al ver el estado de su amiga, dijo:
– Sabina, tranquila...
– ¿Tranquila? Mira cómo tiene la cara Antonio. Quiero sus nombres.
– No los sé, madre. Eran tres niños...
Antonio miró con lágrimas en sus ojos a su madre y dijo:
– ¿Mami, estás enojada conmigo?
Sabina bajó la mirada y al ver el rostro de su hijo se tranquilizó, y respirando profundo, dijo:
– No, estoy enojada conmigo. No debí dejarlos ahí sin protección. No irán más a ese instituto. Patrick, busca otra escuela y quiero que averigües los nombres de esos mocosos. Le deben unas disculpas a mis hijos.
Patrick no dijo nada y solo salió. Luego ingresaron ambas nanas, y al ver el rostro de su jefa, Linda dijo:
– ¿Señora, quiere que le cure el labio al niño?
Sabina asintió y, al ver cómo Sebastián miraba a su hermano, dijo:
– Lo siento, hijo. No volverá a pasar...
– No es tu culpa, mamá. Solo sigo enojado porque la maestra me separó de esos niños.
Sabina miró a las niñeras y Norma dijo:
– Señora, prepárese porque en cuanto los padres de esos niños los vean, vendrán buscando problemas.
Sabina miró las manos de su hijo y, al ver sus nudillos lastimados, dijo:
– ¿Qué tan duro los golpeaste?
Sebastián sonrió y dijo:
– Le salía sangre de la nariz, mami.
Sabina sonrió orgullosa, pero al ver las miradas de las nanas se puso seria y dijo:
– La próxima vez que sean solo unos golpes en las costillas.
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Sabina miró a ambas mujeres con inocencia y Sebastián solamente asintió. Él no dejaría que golpearan a su hermano nunca más. Por otro lado, Sabina estaba intentando controlar su ira, pero si había algo que ella no soportaba era que se metieran con sus hijos… y esto lo pagarían caro.
Daniel le hace falta agallas
por fin van a poder ser felices
No sé siñe a la típica historia romántica, es un drama que marcó vidas e hizo justicia .
💯 recomendada 👌🏼😉