¿Morir o vivir? Una pregunta extraña, sin duda, y una que no tuve la oportunidad de responder. El universo, caprichoso o sabio, decidió por mí. No sé cuál fue la razón de esta segunda oportunidad, de esta inesperada vuelta al ruedo. Lo que sí sé, con cada fibra de mi ser, es que la voy a aprovechar al máximo, que no volveré a cometer los mismos errores que me llevaron al final de mi primera vida. Esta vez, las cosas serán diferentes.
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Capitulo XVIII La traición por un sueño
Renunciar a mi restaurante no era una opción. Era mi sueño de niña, la culminación de incontables sacrificios. Pero no contaba con la inteligencia de Alma y por mi propia estupidez. No fui capaz de mantenerlo a flote.
Hace poco más de dos años, traicioné a mi mejor amiga. Le di información personal a su horrible hermana, todo para que mis planes salieran bien. Por mi culpa, la pobre Alma pagó las consecuencias, y aunque la vi en una revista de farándula radiante junto a un hombre poderoso, sé que mi estupidez la separó del amor de su vida.
Ahora, con la cartera en la mano, me dirigía a la cita con el gerente del banco, el señor Verde. Un hombre mayor, egocéntrico, al que los problemas ajenos le importaban muy poco. Esperaba, con todo mi ser, que me diera más tiempo para saldar mi deuda.
—Señorita Beluchi, por favor, tome asiento —saludó con una mirada lasciva.
—Gracias, señor Verde. Como sabe, mi restaurante es muy popular y si seguimos así, pronto podré pagar la deuda —expliqué, intentando sonar optimista.
El silencio que siguió a mis palabras fue un mal presagio. El señor Verde parecía incómodo, como si no supiera cómo decirme algo.
—Me alegra mucho su avance, señorita, pero como bien sabe, yo no soy el dueño de este banco y es imposible hacer más por usted —sus palabras fueron frías y directas.
—¿Qué está tratando de decirme? —pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.
—Hice todo lo que pude para retrasar la venta, pero alguien muy influyente ofreció un buen precio y el dueño del banco aceptó.
—Esto no puede estar pasando —grité, furiosa—. ¡Usted mejor que nadie sabe lo que hice para obtener esta prórroga! No puede hacerme esto ahora.
Me había humillado de la peor forma con tal de mantener mi sueño vivo. Me había degradado. Y ahora, él se encogía de hombros.
—Yo no la obligué a nada. Usted aceptó y, como en todo negocio, se corre el riesgo de perder.
Ese hombre era un asqueroso. Se aprovechó de mi vulnerabilidad, obtuvo lo que quería y, una vez que lo logró, me traicionó. Me sentí sucia. Pequeña. La última frase quedó resonando en mi mente: "como en todo negocio, se corre el riesgo de perder". Yo no perdí solo un negocio, perdí mi dignidad y un sueño.
—Por favor, no puede hacerme esto. Por favor — la desesperación me llevo a rogar para mantener mi sueño, pero ese asqueroso viejo verde solo me miró como si quisiera saltarme encima, entonces entendí que él quería que volviera a acostarme con él.
Dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de obtener lo que quería me acerque a el de manera provocativa, lo atraje a mí tomándolo de la correa. Pero en ese justo momento la puerta de la oficina fue abierta y un hombre guapo paso el umbral acompañado por una pareja conocida para mí.
—¿Qué está pasando aquí?— dijo el hombre que entró primero furioso.
—No es lo que piensa señor. La señorita se lanzó sobre mí de manera sorpresiva y no tuve tiempo de alejarme— explico el muy cobarde.
—No me interesan sus explicaciones... Lo siento señor y señora Estrada nunca imaginé que algo así estuviera pasando en mi banco.
Mire a la mujer que había entrado a la habitación y en sus ojos pude ver satisfacción, era como si estuviera disfrutando está vergüenza que estaba pasando.
—Creo que debe escoger mejor a su personal— intervino Alma, porque la pareja que había entrado era Alma y Lorenzo Estrada.
—Señor Verde debido a su inmortal comportamiento debe presentar su carta de renuncia inmediatamente y usted señorita terminemos de cerrar este caso y espero no volver a verla por aquí.
Las tres personas se dieron la vuelta para salir de la oficina de ese asqueroso gerente, pero antes de salir Alma se volteó a verme y con una sonrisa triunfal me dirigió unas palabras: —Caíste tan bajo por un sueño, traicionaste a tu amiga, vendiste tu cuerpo y al final el karma te alcanzo y te cobro con creces lo que me hiciste, pero siéntete tranquila porque en mis manos el restaurante será próspero y te prometo que lo cuidaré muy bien.
Alma se enganchó al brazo de Lorenzo y salió a su lado como toda una dama, ahora entendía lo que había pasado, ella fue quien planeó todo esto, fue Alma quien llevó mi negocio a la quiebra y todo para vengarse de mí. Pero las cosas no se quedarían así, Alma pagaría caro lo que me hizo.
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El restaurante por el que Marisol había trabajado tanto ahora estaba en mi poder siendo este el principio de mi venganza. Sabía que ella no se quedaría con eso, cuando se enterara de que fui yo quien llevo su amado sueño a la quiebra ella se irá contra mí y esa sería la oportunidad perfecta para darle la estocada final.
Lo que nunca imaginé fue que ella fuera capaz de acostarse con un ser tan desagradable como ese gerente para poder mantener a flote ese restaurante. En fin ella misma creo su propio destino al ser cómplice de Ángela, por haberme ocultado el engaño de ese miserable. Recuerdo que una de las tantas veces que me escape en mi vida anterior de las garras de Lorenzo fui con ella para que me ayudara y la muy desgraciada llamo a mis padres para decirle que estaba en su casa. Ese día mi padre me dio una golpiza que casi me mata, si no fuera porque Lorenzo llego a tiempo hubiera muerto en ese mismo instante.
—Tienes muchas cosas que explicar— susurro Lorenzo trayéndome de vuelta al presente.
—Gracias por este regalo, estás haciendo mis sueños realidad—, comenté con inocencia.
—Sabes que por ti movería el mundo si me lo pides, pero no me gusta que me manipulen, así que cuando lleguemos a la mansión debes explicarme que está pasando.
Lorenzo no es tonto; sin embargo, ya había previsto esas preguntas por lo que había preparado mi respuesta para cuando tuviéramos esa conversación.