Katsuki es un chico que se enamoró de su mejor amigo de la infancia Izuku, para no expresar sus sentimientos hacia las personas decidió escribir en un diario íntimo. Este libro es aquel diario el cual Katsuki escribía todos sus pensamientos y sentimientos a lo largo de los días.
NovelToon tiene autorización de 🪷daisies🪷 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La cita perfecta
Aún estoy procesando todo. Ayer… ayer fue algo más que una cita. Fue un hito. Un punto de inflexión en mi vida, tan significativo como el día que me convertí en héroe. Solo que, en lugar de salvar al mundo, salvé a mi propio corazón de la autodestrucción.
La agonía de la indecisión de los días previos ahora parece absurda, una montaña que escalé solo para descubrir que el camino era mucho más sencillo de lo que imaginaba. La honestidad brutal, la falta de cualquier tipo de romanticismo cursi, fue la clave. No lo planeé, simplemente… sucedió. La simpleza de mi propuesta, la ausencia de cualquier artificio, fue, irónicamente, lo más romántico que pude haber hecho.
Lo encontré en la agencia, como un héroe cualquiera, listo para su turno. No hubo preámbulos, ni miradas largas, ni juegos de seducción. Fue directo, crudo, sin adornos: "Deku, quiero salir contigo. El 14 de Febrero. ¿Sí o no?". La pregunta resonó en el aire, tan directa como un ataque sorpresa.
Esperaba una explosión, una negativa rotunda, un rechazo que me dejaría hecho añicos. En cambio, recibí una sonrisa. Una sonrisa tímida, algo nerviosa, pero genuinamente feliz. Un simple "Sí, Kacchan," que resonó en mis oídos con más fuerza que cualquier grito de victoria.
La cita en sí misma fue un contrapunto perfecto a mi personalidad explosiva. No fue una cena lujosa en un restaurante elegante, ni una aventura llena de adrenalina. Fue… simple. Fuimos a su lugar favorito, un pequeño parque junto a un estanque, un lugar tranquilo y sereno, todo lo contrario a mi mundo habitual.
Alimentamos a los patos, un gesto tan trivial que me avergonzó al principio, pero que, al verlo disfrutar, me llenó de una extraña satisfacción. Hablamos de cosas triviales, de sus investigaciones, de sus sueños, de los últimos casos en la agencia. Fue una conversación fluida, natural, sin la tensión y la incomodidad que me había estado carcomiendo durante días.
Él me contó sobre su nuevo proyecto de investigación, sobre la fascinación que sentía por las células vegetales y su capacidad de regeneración. Me explicó conceptos complejos con una paciencia infinita, una paciencia que me sorprendió y conmovió. Escuché atentamente, fascinado no solo por la ciencia, sino por la pasión que ardía en sus ojos mientras hablaba.
No hubo besos apasionados, ni declaraciones grandilocuentes de amor eterno. Fue una cita sencilla, tranquila, donde la conexión se sentía en la atmósfera, en el silencio compartido, en las miradas que cruzábamos. Fue una cita donde la ausencia de dramatismo fue, en sí misma, profundamente significativa.
Cuando me acompañó a casa, bajo la luz suave de la luna, me tomó de la mano. Su mano, pequeña y delicada en comparación con la mía, pero con una calidez que me caló hasta los huesos. Fue un gesto simple, un detalle insignificante, pero que resonó en mi interior con una fuerza inmensa.
En ese momento, bajo la luz de la luna, con su mano en la mía, comprendí algo fundamental. La paz que sentía no era la ausencia de conflicto, sino la presencia de algo mucho más profundo: el amor. Un amor tranquilo, sereno, pero tan potente como cualquier explosión.
Es irónico. El héroe más explosivo, el que siempre ha vivido al borde del peligro, ha encontrado su mayor tranquilidad en la compañía de alguien tan… tranquilo, tan sereno como Deku. Es un contraste perfecto, una armonía inesperada.
Es oficial. Estoy enamorado. Y él… él también lo está. No lo dijo con palabras, pero lo vi en sus ojos, en su sonrisa, en la forma en que me tomó de la mano, en la forma en que me miró. Lo vi en la simpleza de la cita, en la tranquilidad compartida, en la conexión profunda que se estableció entre nosotros.
Ahora, tengo que pensar en la próxima cita. Y esta vez, sí que tendré un plan. Un plan que sea… explosivamente romántico, pero sin explotar en mi cara. Quizás… un café para dos, en un lugar tranquilo, donde podamos disfrutar de la compañía del otro sin la necesidad de palabras grandilocuentes. O quizás… algo mucho más simple, algo que solo nosotros podamos entender.
Aunque aun no le dije lo que sentía, se que pronto podré decirle pero por ahora solo...quiero ir de a poco.