Después de una ruptura, Camila encuentra consuelo en un hombre prohibido con el que descubre sensaciones que nunca había sentido, Pero las cosas cambiarán cuando descubra que es casado
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cita.
Ese día tomé la decisión de no salir con mis amigas. La tarde estaba cayendo y yo me había sumergido en la lectura de un libro, disfrutando de la tranquilidad. De repente, una de ellas vino hacia mí y me informó que un chico me estaba buscando. Ante esa noticia, me levanté de inmediato, sintiendo una mezcla de sorpresa y emoción. Corrí rápidamente a cambiarme de ropa y, tras unos minutos, salí lista para ver qué estaba sucediendo.
Fue entonces cuando escuché la voz de Stiven, un chico de la universidad. Camila, espero que no te moleste, pero quería saber si te gustaría ir a tomar un helado y luego a la playa, dijo con una sonrisa encantadora. Stiven era realmente guapo y muy popular entre las chicas; muchas de ellas soñaban con salir con él. La idea de que me estuviera invitando a salir me llenó de alegría y nerviosismo. Era, sin duda, una oportunidad que no podía dejar pasar.
—Claro, —dije algo nerviosa mientras caminaba a su lado.
No puedo negar que la conversación de Stiven era muy diferente a lo que había imaginado. Él hablaba sobre el fútbol americano y la victoria que había conseguido recientemente, pero sinceramente me estaba aburriendo. Sin embargo, el sonido del mar y la hermosa vista que nos rodeaba lograban compensar ese aburrimiento.
Ambos llegamos hasta un muelle donde continuamos hablando. De repente, un yate zarpó justo frente a nosotros. Estaba mirando hacia el horizonte, perdida en mis pensamientos, cuando de pronto me encontré con Sebastián. Allí estaba él, con ese cuerpo de ensueño, y sus penetrantes ojos azules que parecían hipnotizarme y mírame con tanto odio como su madre.
Stiven me tomó de la mano y no pude evitar sentirme sorprendida. La verdad es que nunca había podido acercarme a ti, Camila, porque me daba mucha pena, además de que estabas en una relación con Miguel. Sin embargo, ahora que tengo la oportunidad de acercarme a ti, no quiero que dejemos pasar esta ocasión de conocernos mejor. Si tú lo deseas, podríamos llegar a ser novios. ¡Eso fue lo que me dijo Stiven, y yo me quedé en estado de shock! Stiven realmente era una persona muy atractiva.
Estaba extremadamente nerviosa, ya que podía sentir la intensa mirada de Sebastián recorriendo cada rincón de mi cuerpo. Esa sensación me incomodaba profundamente y me hacía perder la concentración. En ese instante, no sabía qué palabras articular para Stiven; mi mente estaba en un torbellino y no lograba definir qué decirle.
Necesito mi camisa.!_ dijo Sebastián parado detrás de mi y yo sentí un escalofrío recorrer todo mi cuerpo.
Pero tú quien eres.!?_ dijo Stiven tratando de comprender que pasaba.
No es nadie.!_ dije molesta.
De verdad no soy nadie y por qué dormiste anoche con mi camisa puesta.!_ dijo Sebastián con un todo de burla.
Pero que estás insinuando idiota.!_ le dije Sebastián enojada.
Yo los dejaré hablar, no vemos más tarde Camila.!_ dijo Stiven alejándose.
Eres de lo peor, porque hiciste eso.!_ dije enojada aventandolo.
Solo te pedí mi camisa jajaja Pero tranquila te dejaré que hagas tu berrinche sola, Ami ya me esperan.!_ dijo Sebastián mirando a dos chicas rubias que lo miraban a lo lejos y le estaban llamando.
En un instante de furia desenfrenada y sin darle muchas vueltas al asunto, decidí acercarme a Sebastián con la firme intención de arruinarle la cita con aquellas dos rubias. Me acerqué a él con determinación, y mientras lo hacía, acaricié suavemente su barbilla, fijando mi mirada en sus labios, que se veían tan perfectos y tentadores.
Si realmente necesitas tu camisa, ¿por qué no te diriges a mi habitación para buscarla y te la metes en el lugar que te quepa mejor? -dije con molestia. Sin embargo, debo admitir que durante un instante, el aroma de su perfume me envolvió por completo, y me di cuenta de que su piel era tan suave y tersa que yo me sentía diminuta a su lado.
Sebastián me rodeó la cintura con su brazo, acercándose a mí de una manera intensa. Sus ojos se fijaron en mis labios con una mirada que sugería que estaba a punto de besarme. En ese instante, mi cuerpo me traicionó, ya que, por un breve momento, sentí un profundo deseo de que realmente lo hiciera. Anhelaba que me envolviera con sus fuertes brazos, sintiendo la calidez y la seguridad de su abrazo.
Me encantaría la idea de estar en tu habitación y no se talvez te pueda enseñar algunas cosas y quitarte ese mal humor.!_ dijo Sebastián soltandome mientras mi corazón se acelero.