Anastasia

Pasaron dos meses desde que Ernesto terminó su relación con Laura al descubrirla con otra persona. Ahora, había solicitado a Anastasia que salieran juntos; realmente le llamaba la atención, pero no estaba interesado en algo serio.

Anastasia se sentía muy emocionada porque Ernesto le había propuesto salir más seguido para conocerse mejor. Era viernes y él la invitó a salir a tomar algo. Llegaron a un bar muy agradable y se sentaron a conversar. Posteriormente, bebieron y bailaron; en un momento dado, Ernesto le robó un beso, al cual ella reaccionó con sorpresa.

Ernesto: Lo siento, Anastasia, no pude contenerme.

Anastasia lo observa, sin comprender el motivo de sus disculpas, ya que el beso le había encantado. Ante la situación, y tras haber tomado unos tragos, decide besarlo nuevamente. Ernesto, sorprendido, responde a su beso. Luego, ella le confiesa: Ernesto, me gustas mucho; siempre me has gustado desde la preparatoria.

Ernesto se queda atónito, sin saber que ella sentía algo por él. En ese momento, se pregunta si ella estará buscando algo serio.

Anastasia lo observaba con expectativa, esperando que él iniciara la conversación. Al ver que no decía nada, decidió preguntarle si ocurría algo.

Ernesto: No, no ocurre nada. Solo me sorprendió enterarme de que te gustaba desde hace tiempo y no me había dado cuenta. Debo ser un tonto.

Anastasia: Era muy discreta al respecto, tal vez por eso no te diste cuenta.

Ernesto: Bueno, cariño, creo que deberíamos ir paso a paso, ¿no crees?

Anastasia: Tranquilo, Ernesto. Solo quería que lo supieras. Pero antes de continuar con eso de ir poco a poco, me gustaría preguntarte algo.

Ernesto: Claro, dime.

Anastasia: Sé que sales con mi hermana con frecuencia. ¿Me podrías decir si te gusta ella? Al parecer, no te presta mucha atención y por eso decidiste hablar conmigo.

Ernesto: ¿Qué dices? No estoy saliendo con tu hermana con tanta frecuencia. ¿De dónde sacas esa idea?

Anastasia: Simplemente me gustaría saber si te gusta.

Ernesto: No entiendo a qué viene esto, pero solamente he salido con ella en dos ocasiones y no ha pasado nada entre nosotros. Eso no implica que me guste. La invité a salir porque ella me lo propuso y me pareció descortés rechazar su invitación.

Anastasia: ¿De verdad solo has salido dos veces?

Ernesto: Así es, de verdad.

Anastasia: ¿Te agrada?

Ernesto: ¿Por qué piensas eso?

Anastasia: Te escuché varias veces conversando por teléfono y ella te llamaba cariño.

Ernesto: A mí, eso jamás me lo ha dicho.

Anastasia: No me estás mintiendo.

Ernesto: Creo que el alcohol ha afectado tu percepción; no entiendo por qué hablas de estas cosas. Debes saber que no he tenido más encuentros con ella, y no es a mí a quien llama cariño.

Anastasia se sintió satisfecha al escuchar eso, y su reacción fue besarlo nuevamente. Ernesto le correspondió el beso.

Luego, Ernesto propuso un brindis por este nuevo camino que están a punto de comenzar.

Anastasia tomó su bebida de un solo trago; ya había bebido bastante, pero se sentía feliz de estar con Ernesto. Él le comentó que era hora de regresar a casa, ya que eran las 12 de la noche y ella seguía siendo menor de edad, por lo que no podía quedarse allí ni consumir más alcohol. Anastasia salió con él y se subió al automóvil, pero luego le dijo: No puedo llegar a casa en este estado.

Ernesto, al escucharla, respondió: ¿Y ahora qué haremos? Has bebido demasiado. Te mencioné que debías parar, y ni siquiera quisiste hacerlo.

Anastasia: Estoy muy contenta por eso lo hice, porque estoy realmente FELIZ.

Ernesto: ¿Qué haremos ahora?

Anastasia: Llévame al Hotel J, que es de mi familia y me sentiré bien allí.

Ernesto: ¿Estás segura?

Anastasia: Solo házlo, ya he ido dos veces y no ha pasado nada.

Ernesto la llevó al hotel. Al verla, el vigilante la reconoció y los acompañó a la recepción, donde él mismo le entregó las llaves de la suite en la que Anastasia solía hospedarse. Ernesto se sorprendió de que no le preguntaran quién era, y la llevó a la habitación.

Posteriormente, le preguntaría por qué no le habían consultado su identidad; ¿acaso había llegado acompañado de otros hombres? Él la acomodó en la cama, luego dejó las llaves y sus pertenencias sobre la mesa y salió.

Al día siguiente, Anastasia se despertó con un fuerte dolor de cabeza. Al observar su entorno, recordó los acontecimientos de la noche anterior. Solicitó el desayuno y se dirigió a la ducha. Esa habitación le pertenecía, y por ello ya había dejado algunas de sus cosas en ella; su hermana también contaba con su propia habitación.

Anastasia, mientras se duchaba, recordaba los besos de Ernesto. Salió cuando escuchó sonar su teléfono.

Se envolvió en una toalla y contestó: Hola.

Ernesto 📲: Buenos días, ¿estás bien?.

Anastasia 📲: ¿Quién habla?.

Ernesto 📲: ¿Acaso no reconoces mi voz? Soy Ernesto.

Anastasia 📲: Disculpa, hola. Estoy bien.

Ernesto 📲: ¿Sigues en el hotel?.

Anastasia 📲: Sí, todavía estoy aquí, me estaba duchando.

Ernesto 📲: Podemos hablar ahora mismo en el restaurante de tu hotel.

Anastasia 📲: No es mío, es de la familia.

Ernesto 📲 Podemos conversar.

Anastasia 📲 Claro, pero si hay algo importante, puedes subir a la habitación.

Ernesto 📲 Prefiero que sea en el restaurante.

Anastasia 📲 Está bien, cuando llegues, avísame.

Ernesto 📲 Ya estoy aquí.

Anastasia 📲 Perfecto, déjame cambiarme y bajo.

Ernesto 📲 Te espero.

Anastasia pensó mientras se cambiaba: ¿Por qué me habla de forma tan seria? ¿Qué habrá sucedido? Una vez lista, bajó y entró al restaurante. Cuando lo vio, se acercó y le dijo: Buenos días.